Capítulo 9
- ¿Estás bien? (Sebastian le preguntó preocupado)
- Déjame en paz, todo esto es culpa tuya (dijo Max secándose las lágrimas con la mano)
- Siento lo de esa chica. ¿Hacía mucho que salíais? (le pregunto Sebastian con un tono que Max hacía siglos que no escuchaba. El de su hermano mayor cuando se preocupaba por él).
- Salir, lo que se dice salir, hacía poco…pero me gusta desde hace un montón (Sebastian sonrió dulcemente. Aún recordaba cuando estaba en el instituto y empezó a salir con Marta. No duró mucho, pero fue su primera chica y jamás la olvidaría. Sebastian cayó en que Marta también estaría muerta, como toda la gente de su infancia) ¿No hay ninguna posibilidad que ella aún esté viva? Sabes, sus padres son
- Audrey y Harold de los Warcold…lo sé, os vi (le interrumpió)
- ¿Cuánto tiempo llevabas en el pueblo?
- Poco, pero lo primero que hice era ver si estabais bien…y la reconocí en seguida, se parecía mucho a su madre. Una chica muy linda (dijo con tristeza Sebastian . A Max se le resbaló otra lágrima)
- ¿Salias con una Warcold? (dijo escandalizado Marcos) ¡Y el tío te dejaba! (Sebastian rodó los ojos era evidente que ni su tío ni su padre estaban al corriente de aquella incipiente relación).
- Ahora eso ya da igual, Marcos (le dijo Sebastian para que dejara a su hermano tranquilo con su duelo).
- No, no da igual Los Warcold son vampiros, y nosotros no somos amigos de los vampiros, no son de fiar (Marcos dijo como si fuera una verdad absoluta, al fin y al cabo, es lo que había oído toda su vida).
- ¿En serio? Muchos dirían lo mismo de los hombres lobos (le dijo Sebastian , sin quitarle la vista a Max).
- Solo algunos, como tú (dijo con odio. Marcos llevaba casi la mitad de su vida odiando a su hermano mayor porque hizo algo tan malo que lo tuvieron que echar y por eso ya no era más su hermano)
- No pienso discutir con un mocoso de 12 años de lo que soy o no soy. Soy tu hermano y estoy aquí para salvarte, eso debería ser suficiente
- Nos has secuestrado, tienes a papá, al tío y a César atados con cadenas y amordazados en el maletero! No veo yo nada de bondad en nada de esto (dijo con veneno en sus palabras)
- ¿Cuántas negativas acaba de hacer el mocoso gruñón? (dijo Antonia que por lo visto no estaba tan dormida como parecía).
- Ya os lo he dicho, no he tenido otra forma, papá se negaba a escuchar…(dijo molesto porque sus hermanos lo veían como un monstruo) ¿no puedes dormir?
- He echado una cabezadita (dijo Antonia desperezándose) ¿Queda mucho?
- Hora y media (dijo y su voz sonó preocupada)
- Les llamaré par decir que llegamos (dijo Antonia y le metió la mano en el bolsillo del pantalón a Sebastian para sacar el teléfono. Los chicos que lo vieron des del asiento trasero del coche sonrieron olvidándose por un segundo de su situación) Hola, pásame a Leopold (dijo Antonia por teléfono en cuanto descolgaron y esperó un minutito hasta que escuchó un hola al otro lado del teléfono) Estamos a hora y media. ¿Cómo va todo? (durante un buen rato Antonia solo hacia “aja” aja” o un “mmmm”) Bufff tendré que ir para asegurarme (dijo y miró a Sebastian ) unos días (otra vez silencio) sí, está aquí, conduciendo (dijo y sonrió a Sebastian ) Cansados. Ok, nos vemos (y colgó) eeeh tu (le dijo a Max) pásame algo de la bolsa, tengo hambre (y se volteó para que Max pudiera darle algo de comida. Max sacó una bolsa de patatas y una chocolatina. Antonia las agarró y se las puso en su falda) ¿no hay nada más? ¿No quedan burritos?
- sí, pero están fríos
- solo los como fríos (y Max le dio un burrito y le dio una chocolatina a su hermano que sin rechistar se la comió)
- ¿Quieres tú algo? (le preguntó Max a Sebastian que aún tenía la bolsa abierta. Max había caído que Sebastian no había comido nada solo bebido agua. Marcos le dio un codazo por confraternizar con el enemigo. Pero Max no cerró la bolsa y esperó a que su hermano dijera algo)
- Nada, ya casi llegamos, picaré algo en el refugio de los Hof. Come tú algo (dijo y Max sintió como si Sebastian jamás se hubiera ido) Antes de llegar deberíamos parar y sacarlos del maletero no creo que los Hof entiendan tu manera de transportar pasajeros
- No me fío de ellos. Si los Hof se ponen tontos, ya hablaré Yo con Leopold (dijo Antonia, Sebastian apartó la mirada un segundo de la carretera y la miró fijamente) No me mires así, puede que no nos gustemos mucho (Sebastian alzó una ceja, menudo cinismo) pero somos capaces de conversar civilizadamente (Sebastian suspiró) ¿crees que podrás mantenerlos civilizados? (dijo al acabo de unos minutos)
- Puedo intentarlo
- Ok, cuando llegues a New Keldur, toma la segunda salida…tengo un amigo que tiene un almacén, haremos allí la prueba (dijo no muy convencida y Sebastian sonrió y aceleró un poco)
En cuanto llegaron al almacén, Sebastian salió del coche, estaba ansioso por sacar a su padre del maletero. No lo hacía gracia, tenerlo allí, todo hubiera sido diferente si su padre no fuera tan testarudo. Cuando Sebastian imaginaba como sacar a su familia del pueblo, ni por asomo imaginó lo de atar con cadenas, amordazar y meter en un maletero a su padre con dos hombres más. Antonia abrió la puerta a los chicos, avisándoles que correr no les serviría de mucho. Estaban en una zona industrial y allí no había mucha gente a la que pedir auxilio, no a esas horas de la mañana.
Sebastian abrió el maletero y la realidad le dio una bofetada en toda la cara. Los tres parecían bestias rabiosas. Por un segundo tuvo miedo, como cuando tenía 12 años y su padre lo pillaba saltándose las clases de piano por haber ido con sus amigos a dar unas vueltas con las bicicletas. Pero tenía ya 27 años, no era un niño pequeño y había hecho lo correcto, no debía tener miedo. Pero aún así tras sacarlos del maletero, solo les quitó las mordazas. Necesitaba calibrar la situación, ellos eran tres y él solo uno. Bueno dos si contábamos a Antonia.
- Te voy a matar (dijo César en cuanto le quitó la mordaza de la boca. Sebastian lo ignoró solo miró a su padre disimuladamente que la igual que su tío no habían dicho aún nada)
- ¿Estáis bien chicos? (preguntó Julio a Max y Marcos)
- Sí, papá (respondieron Max y Marcos).
- Quítanos estas cadenas (dijo Alejandro y Antonia sacó el revolver y asintió)
- ¿Si os las quito, os vais a quedar quietos y nos vais a escuchar y os vais a dejar ayudar? (preguntó tímidamente Sebastian a su tío. No le hacía gracia hablar con él, pero sabía que era el alpha y que si él decía que si, los otros dos obedecerían)
- Quítanoslas (dijo Alejandro muy serio y Sebastian entendía porque ese tipo era el jefe de un clan tan poderoso como los Bocha. No era por cuestiones de familia aquel tipo tenía un aura de autoridad y majestuosidad indiscutible).
- Primero dame tu palabra que no nos atacarás (dijo y Sebastian se dio cuenta que sonaba como un niño pequeño).
- Sebastian si sabes lo que te conviene nos soltarás ¡ya! (dijo esta vez dejando muy claro que estaba furioso. Max y Marcos tragaron saliva, aquel era un Alejandro muy cabreado, ninguno de los dos quería un Alejandro muy cabreado cerca).
- Dame tu palabra (dijo Sebastian simulando una confianza que realmente no tenía),
- Grrrrrrrrrrr no os atacaré (dijo al cabo de un rato y Sebastian empezó por quitarle las cadenas a Alejandro, después siguió con César y por último a su padre al cual le costaba mirar a la cara mientras le quietaba las cadenas. En cuanto Julio tuvo las manos libres lo primero que hizo fue abofetear a Sebastian )
- PLASS (Sebastian no dijo nada solo se llevó la mano a la mejilla) En mal momento tu madre te concibió (dijo Julio y a Sebastian le costó mantenerse con la sangre fría, pero hizo caso omiso a aquel comentario tan doliente).
- Los Hof os esperan, os ayudaran a estableceros, os darán nuevas identidades y un lugar donde vivir…Leopold,
- Conozco bien a Leopold (dijo Alejandro muy seco)
- Leopold (siguió como si no le hubiera interrumpido) os mantendrá escondidos hasta que nos aseguremos que no os seguirán (Sebastian decía sin mirarlo directamente a la cara). Y no sufras en cuanto estemos seguros al 100x100 de que vuestra vida no corre peligro, nos iremos
- Ejem ejem (Antonia tosió) ¿No se te olvida algo?
- Antonia necesita tu anillo, te agradeceríamos que se lo dieras (dijo casi en un susurro. Esa parte del plan era la que le cojeaba a Sebastian )
- Jajaja (empezó a reír como un loco Alejandro. Ni Sebastian ni Antonia dijeron nada) ¿Qué le de mi anillo jajajaja Ambos sabemos que este anillo es para el legitimo heredero de la casa Bocha, solo él puedo llevarlo. Y ese soy yo.
- Necesito el anillo…no al legitimo heredero de la casa Bocha (dijo Antonia imitando la pose de Alejandro)
- Me gustará ver como me lo quitas (dijo Alejandro con una sonrisa socarrona).
- Te he metido en un maletero y te he llevado a la otra punta del país ¿En serio te quieres poner chulito conmigo?
- Jugando sucio (le replicó César)
- Jugando sucio o limpio, el hecho es que lo he hecho (Antonia le dijo a César y después volvió a mirar directamente a Alejandro). Al igual que acabarás dándome ese anillo (dijo Antonia) pero ya hablaremos mañana de eso, Leopold nos espera y no está bien hacerle esperar ¿vais a montar detrás o os vuelvo a abrir el maletero? (dijo enfadada Antonia, abriéndola la puerta de atrás del coche)
- Max, tu delante con nosotros (dijo Sebastian , Max miró a Alejandro y éste asintió y Max obedeció. Cuando Sebastian arrancó aquel coche parecía una lata de sardinas, menos mal que la casa de Leopold no estaba muy lejos de allí).
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