Capítulo 26 “Temporada tranquila”
KEITH
Desperté a eso de la 5 de la mañana… al parecer no
fue un mal sueño.
Phill estaba durmiendo a mi lado, quizás se haya
enfadado conmigo; me levanté de la cama y salí de mi habitación.
Reinaba el silencio en la casa. Me pasee por todas
las habitaciones evidenciando que todos estaban dormidos. Las habitaciones para
invitados estaban ocupadas con mis padres y con Ryan y James.
No tenia ya ni una pizca de sueño… es más, quería
ponerme a la labor de hacer algo, no podía quedarme en casa esperando que Sam
volviera por su cuenta, debía ir a buscarle.
Sin hacer ni un ruido saqué las llaves del coche
de Phill y partí en busca de mi hijo.
Eran 3 horas de viaje hace Portland, y durante
este tiempo pude reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo.
Fui un estúpido, debía haberle dicho a Sam toda la
historia mucho antes. Elizabeth me lo había dicho siempre, “Sam lo resentirá
tarde o temprano”…
Recuerdo…
El verano del 2007 ha estado
siendo el más caluroso del que podía recordar, y tener a 4 niños menores de 6
años con la piscina en construcción no era una buena combinación.
Eli: pareciera que ni el aire
acondicionado funcionara- estábamos en la sala de la casa con todos los niños a
nuestro alrededor en bañador tratando de escapar un poco del calor del
ambiente.
Keith: hablar me da calor…
llevamos 3 años en esta casa, ¿Por qué la piscina no se construyó antes?- Joe
estaba sobre mi jugando con mi rostro mientras los gemelos tomaban una siesta
en el corral que había en la sala.
Eli: Sam estaba muy pequeño,
podía ocurrir un accidente, incluso ahora no estoy del todo convencida, los
gemelos apenas tienen 1 año.- Elizabeth estaba frente a mi sentada en el otro
sofá con Sam en sus brazos.
Sam: yo no estoy pequeño mami,
tengo así- mostro los cinco deditos de su mano levantada y con el ceño
fruncido.
Eli: claro que mi bebe está
grande, si ya llegas al lavabo solo mi vida- Mi pequeño Sam amaba a su madre,
por lo que apenas escuchó aquello saltó a sus brazos- te amo peque…- Elizabeth era
la mujer más buena que había conocido, desde un inicio había tomado a Sam como
suyo y jamás ha hecho alguna diferencia entre los demás niños y Sam.
Keith: pronto ya estarás de mi
estatura enano- a Sam aquello le fascinaba, el crecer para el era una
maravilla.- podríamos ir a casa de mis padres, ellos tienen piscina y de seguro
no tendrán ningún problema en que vayamos, al contrario estarán contentísimos
de estar con sus nietos.
Eli: eso suena a gloria, necesito
hablar con tu madre, la última vez dejamos un tema pendiente. Le iré a colocar
los bañadores a los chicos, tú que ya estás listo podrías comenzar a preparar
las mochilas.
Keith: me parece, iré a por las
cosas…
Sam: mami…- Eli antes de irse le
puso completa atención a Sam- ¿Por qué tu tienes el cabello oscuro como Joe y
el mío es rubio?- primera pregunta de Sam que tuviera que ver con Elizabeth y
él. No pude contestar yo a pesar de que la pregunta no iba dirigida hacia mi.
Eli: por que tu saliste calcadito
a tu padre, ve, papá es rubio y él abuelo también- Vannesa también lo era- tú
tienes los ojos de mamá ¿a qué sí?
Sam: si, ¡son verdes!- Elizabeth
le sonrió y se llevó a él y a Joe a cambiarse.
Bendita Elizabeth que sabía como
responder a todo aquello.
Pasó menos de un minuto y
Elizabeth se volvió a asomar por el pasillo de las habitaciones pero sin los
niños.
Eli: tenemos que decirle algún
día…- le miré horrorizado, no quería exponer a Sam a saber quien era su
verdadera madre, sobre todo por que Vannesa desde un inicio dejó en claro que
no quería tener nada que ver con el niño y al dejarle abandonado en la clínica
sin decir a nadie fue un claro ejemplo de aquello.- se enterará algún día y si
dejas pasar el tiempo más lo resentirá, harás que nos odie.
Keith: no sé si estoy listo para
enfrentar aquello, lo siento- Elizabeth desistió y solo suspiró y se fue de
nuevo a las habitaciones.
Fin del recuerdo.
Finalmente cuando Sam tenía 8 años habíamos
decidido con Elizabeth que a los 15 años le contaríamos, estuvimos de acuerdo
que esa era una edad prudente para que pudiera entender la situación.
Elizabeth murió antes, y no tuve el valor de
enfrentar aquella situación por mi cuenta.
Me equivoqué enormemente. Ni si quiera estaba
seguro de que Sam volvería conmigo si es que lo encontraba y no lo culpo.
Llegué a Portland en tiempo record, no sabía
exactamente en donde vivía Vannesa, pero tenía una idea del lugar.
Llegué a la casa en donde se suponía vivía
Vannesa, y al parecer le había apuntado ya que frente a la casa pero por la
calle contraria estaba mi coche aparcado con Sam dentro.
Di un largo suspiro, me bajé del coche y fui al
lado del copiloto de mi coche en frente y le toqué la ventanilla a Sam. Por
suerte la bajó.
Sam: no quiero hablar contigo papá- por lo menos
volvía a ser “papá” aunque aún se le escuchaba muy distante.
Keith: déjame entrar hijo, hablaremos de hombre a
hombre, no seré tu padre ahora por lo que podrás decirme lo que tu quieras, no
habrá represalias.- no quería regañarle por nada, sobre todo por que
consideraba que el culpable de todo esto era yo.
Sam subió el seguro y yo me senté a su lado.
Estuvimos en silencio por 5 largos minutos y luego fui yo el que tomó la
iniciativa.
Keith: lo siento hijo, sé que debí decírtelo, tu
madre, digo Elizabeth siempre me lo dijo, me obligaba para que te lo dijera
algún día pero fui necio.- me picaban los ojos, no quería llorar, pero quizás
no pudiera evitarlo.
Sam: ella es mi madre, no la llames por su
nombre.- menos mal, eso me tranquilizaba en demasía.- llegué aquí hace 6 horas
y ni siquiera he tenido la valentía para bajarme del coche.
Keith: ¿quieres que yo te acompañe?- Sam me miró
incrédulo.
Sam: no quiero hacerte sufrir papá, no es
necesario que hagas esto por mi, además no estoy seguro de querer conocerla o
que ella quiera conocerme a mi por lo que me dijiste antes.- ¿eso significaba
que me creía entonces?
Keith: yo haría todo por ti mi vida, haría todo
por mis hijos, por que los amo con toda mi alma- Sam me miró con los ojos bien
abiertos y con un poco de lágrimas acumuladas- sé que a veces son un poco
estricto- me miró incrédulo y me permití reír un poco- bueno, quizás a veces me
paso de estricto, pero en el fondo tú sabes que te amo ¿no?- él asintió.
Sam: yo igual te amo papá, siento haberte dicho
todo aquello, te creo- un gran suspiro salió de mi con esa declaración.- sé que
tiene que haber sido muy difícil para ti contarme todo aquello, es por eso
mismo que aún no me decido si tocar aquella puerta o no… no quiero hacerte
sentir mal.- no podía creer lo maduro y grande que se escuchaba mi hijo en ese
momento y fue gracias a eso que había tomado una decisión, tenía que hacer esto
por mi hijo, por lo que me salí del coche tomando las llaves del mismo en el
proceso y le abrí la puerta del piloto para que Sam saliera- papá ¿qué haces?
Keith: lo que debí haber hecho hace mucho, anda,
que papá te acompañará en esto para que te sientas seguro y ten muy claro que
si deseas irte en cualquier momento me dices y nos vamos ¿ok?- Sam inseguro se
bajó del automóvil y me siguió hasta la puerta de la casa. Eran las 8 de la
mañana, esperaba no estar equivocado, de lo contrario despertaría a alguien
extraño sin sentido.
Tocamos el timbre y esperamos… casi al instante la
puerta se abrió y dejó ver aquella cabellera rubia del diablo en persona. Me
dio un escalofrío el verla después de tanto tiempo.
Vannesa: ¿Keith?- se le veía distinta, aunque
claro los 17 años que habían pasado quizás tenían la responsabilidad de
aquello.
Keith: hola Vannesa.- fue un saludo frio y
distante, quizás estuviera aquí pero solo lo hacia por Sam, nada cambió dentro
de mi- siento molestarte después de tanto tiempo y a estas horas de la mañana, pero
Sam quería conocerte.
Vannesa: ¿Sam?- claro, ella simplemente se fue
desde la clínica, ni siquiera participó en colocarle el nombre a mi pequeño,
fue Elizabeth quien lo eligió, al nacer Sam nosotros ya estábamos saliendo, por
lo que se tomó la libertad de elegir el nombre del bebe que luego se convirtió
en su hijito.
Keith: nuestro hijo Vannesa- justo en ese momento
alguien más salió de la casa, era un chico un poco menor que Sam, hasta diría
que tenía la edad de los gemelos.
¿?: mamá, ¿Quién es?- vaya… quien diría que al
final la víbora de Vannesa se convertiría en madre.
Vannesa: nadie Mike, anda ve a la cocina, te
prepararé el desayuno enseguida ¿sí?- ese chico Mike no se interesó más y se
volvió a meter en la propiedad.
Sam: papá, quiero marcharme- al parecer el saber
que Vannesa tenía hijos había afectado a Sam. Sin esperarme comenzó a caminar
hacia el coche dejándonos a Vannesa y a mi parado en la puerta.
Vannesa: espera…- Sam se dio la vuelta y se quedó
quieto esperando escuchar lo que Vannesa tenía para decirle. Ella salió de la
casa y se acercó a mi chico acariciándole la mejilla.- eres muy guapo, saliste
a tu padre de eso no hay duda.
Sam: MAMÁ solía decirme eso.- Sam estaba dolido y
quería que ella también lo estuviera al parecer. Aunque eso solo hubiera
funcionado si es que Vannesa en realidad tuviera un corazón.
Vannesa: pues tu madre es muy sabia… no te diré
que me arrepiento chico, por que no lo hago, tenía 18 años, era una estúpida y
me aproveché de tu padre de la peor manera, por lo que tenerte a ti hubiera
sido un recordatorio del asco de persona que fui.- Sam la escuchó atento sin
decir palabra alguna- aunque no creas que por eso no fue difícil dejarte ese
día, fue la decisión más difícil que he tomado en la vida, pero uno tiene que
vivir con sus errores y decisiones.
Sam: solo quería saber como eras, aunque te
agradezco haberme dejado, he tenido una de las mejores vidas junto a papá y mi
madre.- por algún motivo esperaba que Sam se entristeciera por no haber
encontrado lo que quizás venía a buscar, pero se le veía tranquilo, casi como
aliviado de saber que no se perdió de nada bueno al no saber de Vannesa.-
espero que te vaya bien en tu vida…- y así sin más se fue, y lo malo es que
ahora me tocaba despedirme.
Keith: adiós Vannesa, siento toda esta molestia.-
me iba a retirar cuando escuché lo último que salió de su boca.
Vannesa: cuídalo Keith ¿sí?
Keith: es lo que he hecho durante estos 17 años,
no necesito que tu me lo pidas.- y así sin más me fui a subir a mi carro.
El viaje de vuelta lo hicimos en fila, Sam iba
detrás de mi en la carretera todo el tiempo, y es que a pesar de que ya tenía
carnet de conducir, aún no tenia la experiencia para pegarse viajes de tal
magnitud, ni siquiera entendía como había podido llegar hasta aquí desde un
principio.
Fue justo cuando estábamos llegando a casa que
recordé a mis padres, a Ryan y a Phill, jamás les avisé que saldría, deben de
estar histéricos, y mi padre furioso.
Llegamos a la casa y por suerte no estaba la
policía y todos los carros estaban ahí. Fue el entrar cuando la fiesta comenzó
y toda iba dirigida a mi.
Allan: a pero mira quien llegó señor “me voy de
madrugada sin avisar a nadie”- Sam, quien en ese momento se encontraba abrazado
a Phill se asustó pensando que aquel regaño iba dirigido hacia él, pero cuando
percató que se trataba de mi se relajó y soltó un suspiro.- ni creas que no
tengo nada que decirte a ti jovencito, así que no cantes victoria tan pronto.
Keith: papá, sé que me equivoqué, pero solo
pensaba en buscar a Sam y traerlo de vuelta.- de alguna manera a pesar de tener
cierto terror hacia mi padre me sentía a salvo de saber que ya tenía 34 años y
aquel viejo nada podía hacer sobre mi.- lo siento sé que debí avisarles pa-
aunque eso no significaba que podía decirle lo que quisiera, tan seguro no me
sentía.
Allan: me la debes Keith, nos la debes a todos a
los que dejaste preocupados.- eso significaba que el regaño había terminado,
aunque al parecer solo para mi- ahora… tú jovencito, estoy enfadadísimo
contigo.- sin esperárselo Sam abrazó a mi padre.
Sam: lo siento abue, no volveré a preocuparlos
jamás en la vida- y solo por ese abrazo Sam pudo endulzar a mi padre y hacerlo
caer en sus garras de persuasión, aunque de todos modos sabía que esa no era la
intención de Sam, solo que era así de tierno siempre, bueno, siempre y cuando
no lo vieran sus hermanos o amigos.
Allan: eres un suertudo mocoso, te amo demasiado
como para enfadarme contigo…- mi padre le besó la coronilla y le abrazó de
vuelta- lo siento peque, en parte me siento responsable por lo que estás
pasando, debí haber ayudado a tu padre a decirte la verdad apenas tu madre
falleció, pero lo dejé pasar y además te he culpado de todo desde ayer y no te
lo mereces- Sam le miró asombrado, escuchar decir eso a su abuelo era
extraordinario- ¿Qué si te mereces un castigo por hacernos pasar un susto?
Claro que si, pero creo que ya has sufrido lo suficiente para dos días, no
vuelvas a irte ¿sí?
Sam: nunca más abue…
Ryan: bueno, bueno, ya que todo se solucionó
¿podemos almorzar? Muero de hambre- Ryan como siempre distendiendo el ambiente.
Phill: pediré unas pizzas… ¿quizás podríamos beber
algo con ellas también?- eso suena a gloria, moría por un trago.
Ryan: por eso eres mi favorito Phill, creo que
brindaré para que por lo menos por un tiempo esta familia tenga un descanso de
los malos ratos.
Keith: secundo eso, iré a por el teléfono…
Que lindo es pensar en una temporada tranquila,
aunque conociendo a la familia eso está fuera de nuestro alcance.
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