Chapter 22: Todos cometemos errores
Orbitar era una
acción frecuente en aquella familia. Dicen que la confianza da asco, y lo
cierto es que Wyatt y Chris se presentaban en la casa del otro sin avisar y sin
llamar primero. Pero, de forma tácita y por cortesía, respetaban horarios
básicos. Las 0.35 de la madrugada, habiendo niños en la casa, era una hora a la
que no solían visitarse, salvo urgencias. Cuando Chris vio que Wyatt se
personaba ante él, precedido por el resplandor azulado que caracterizaba la
aparición de un luz blanca, se preocupó en seguida. Se alarmó mucho más al ver
que llevaba a Nick con él. Y entró en algo así como histeria cuando vio que
Nick sangraba por la nariz y el labio. Antes de poder hacer, decir, o pensar
nada, Nick se soltó del agarre con el que Wyatt le tenía sujeto y corrió hacia
él. Instintivamente, Chris le abrazó. Le dio un beso en la cabeza y se separó
de él un momento, para examinar los daños. Tenía el labio partido, aunque lo de
la nariz sólo parecía un golpe. Pasó la mano por su rostro, y le curó,
mágicamente. Le hubiera dicho algo, pero Nick lloraba mucho, así que se limitó
a acariciarle y consolarle físicamente. Cuando, gracias a su poder, le dejó de
doler, pareció calmarse.
- ¿Por qué no le has
curado? – fue lo primero que le preguntó a Wyatt, en un tono de reproche algo
venenoso.
- Porque no deja que
me acerque a él ni a cinco metros. – replicó Wyatt. Chris no recordaba haber
visto a su hermano tan serio en mucho tiempo…Parecía rabioso, pero también
culpable. Ponía una mirada muy parecida a cuando eran críos y metía la pata.
Comprobó que,
efectivamente, Nick se abrazaba a él como pidiéndole protección, y le empujaba
para estar lo más lejos posible de Wyatt. Ver a su hijo sentir tanto miedo le
partió el alma, y se habría lanzado al cuello de Wyatt de no ser éste su
hermano. Tenía que haber una explicación.
Lo primero que tenía
que hacer era calmar a Nick. Le llevó a su cuarto e intentó que se sentara,
pero el chico protestó y quiso seguir de pie.
- Le he pegado –
explicó Wyatt con la voz agravada por una emoción que Chris no supo identificar
– Es por eso que no quiere acercarse a mí.
Chris, sin decir
nada, sacó el pijama de Nick y comenzó a desvestirle, ya que el chico se
limitaba a abrazarle, sin moverse. Le puso el pijama, y pudo ver que
efectivamente se había llevado unos azotes. No dudaba que le doliera, pero no
parecía nada grave, sino un castigo como los que solía darle él, aunque uno de
los grandes. La cuestión era, ¿por qué le había castigado Wyatt? ¿Y por qué
Nick había llegado lleno de sangre?
- Si le has roto el
labio a mi hijo, yo te romperé a ti las manos – dijo Chris, como olvidándose de
que estaba hablando con su hermano. La sangre seca aun manchaba la cara de
Nick, aunque toda herida estaba curada.
- Voy a intentar no
ofenderme, porque entiendo que estás muy preocupado, y que te has llevado un
buen susto. Pero ni pienses por un segundo que podría hacerle daño a mi
sobrino. Me he preocupado cuando le he visto sangrando.
Chris suspiró, y se
mordió el labio. Nick lloraba en silencio, y al notarle más calmado fue a él a
quien dirigió la pregunta.
- ¿Qué ha pasado,
cielo?
Pese a todo, fue
Wyatt quien le respondió.
UN RATO ANTES, EN
CASA DE WYATT
- No sé si llevarle
al cuarto de invitados o dejarle dormir en el sofá – le dijo Wyatt a su esposa.
Los dos estaban de pie mirando como Nick dormía.
- El sofá no es
sitio para dormir – dijo Linda. Había disfrutado de aquella tarde con su
sobrino y le miraba con una expresión parecida a la que ponía al ver dormir a
sus hijos.
- Pero no quiero
despertarle.
No hizo falta tener
que decidir, porque Nick se movió en sueños y se despertó sólo.
- ¡Oh! ¿Me dormí?
- Sí, pero
tranquilo. Le he dicho a Chris que duermes aquí.
- Gracias.
- Por nada. Ven:
vamos a la cama. Estarás más cómodo que en el sofá.
Wyatt le acompañó al
cuarto de invitados, y sacó unas mantas, por si tenía frío. Nick le
contemplaba, sentado en la cama y reprimiendo un bostezo.
- Tío.
- ¿Sí?
- ¿Puedo pedirte un
favor?
- Claro.
- No le digas a papá
que he visto la televisión. Se supone que estoy castigado.
- ¿Y no me lo dices?
Nick agachó la
mirada. Había estado debatiéndose entre decirlo o callarlo, pero ahora se
sentía un poco culpable, y por eso se lo estaba diciendo. No quería que Wyatt
se enfadara y le castigara, después de la tarde tan divertida que había pasado
allí. Al final, no había hablado de la chica que le gustaba, porque le había
dado corte, pero daba igual. Había sido un gran día. Pensando que podía ser
peor si Wyatt se enteraba después, decidió confesarlo. La gente solía decir de
él que "al menos, no mentía", y a Wyatt ya le había mentido una vez.
No quería que su tío pensara mal de él.
- No me habrías
dejado verla. Pero no ha estado bien ocultártelo, ni pedirte que me encubras.
Olvídalo. Lo siento.
- Está bien.
¿Recuerdas lo que te dije el otro día? Esta es una de esas tonterías que no
tengo por qué decirle a tu padre. Sé que a Chris le molesta que le
desobedezcan, y más cuando se trata de un castigo…así que te encubriré.
- Gracias tío. Eres
el mejor.
- Porque soy el
único que tienes – replicó Wyatt, pero se rió. Se iba a ir para dejarle ponerse
un pijama que le había prestado, cuando vio algo que llamó su atención. – Nick,
¿qué tienes en el bolsillo?
Nick se puso a la
defensiva de inmediato, y trató de esconder la esquinita de algo que sobresalía
del bolsillo de su pantalón. Aquello sólo sirvió para delatarle, y hacer que
Wyatt frunciera el ceño.
- No es nada.
- Es mi cartera
¿verdad? ¿Por qué me la has cogido?
- No sé de qué me
hablas. – dijo, pero se notaba a la legua que mentía. Hasta él se dio cuenta
que no sonó creíble…debía ser cierto eso de que mentía fatal.
- Dámela. Por favor.
Pese a decir
"por favor", Wyatt no sonó amable en absoluto. Nick se limitó a
quedarse quieto y callado.
- Nick, si tengo que
repetírtelo vas a dormir boca abajo. – amenazó Wyatt. La paciencia no era su
fuerte, tal como Nick ya había comprobado en una ocasión. El chico, sin saber
qué podía decirle para que le dejara de insistir, siguió inmóvil y ese fue su
error.
Wyatt se acercó a él
y sin mucho esfuerzo le tumbó sobre sus rodillas. Orbitó la cartera que viajó
del bolsillo de Nick al suyo propio. Le bajó los pantalones a Nick, y también
los calzoncillos, aunque éste se revolvió para impedirlo.
- Podía haber
orbitado la cartera desde el principio. – le dijo – Pero quería darte una
oportunidad. No sólo me has robado, sino que me has mentido a la cara.
Sin decir nada más,
empezó a castigarle.
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
Wyatt pegaba más
fuerte que Chris, y además no se detenía en ningún momento. Nick empezó a
llorar enseguida. Intentó levantarse, pero aquello sólo hizo que Wyatt le
sujetara con más fuerza
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
Los azotes se
detuvieron, pero Wyatt no había terminado.
- Quiero que vayas a
por el cepillo. – le dijo.- Está en el baño.
- No, tío, por
favor.
Sin decir nada,
Wyatt orbitó el cepillo y prosiguió.
- La segunda vez que
me desobedeces.
CRACK (Aaah. Aquello
le dolió bastante). CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK.
Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK.
Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK.
Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK.
Auuu. CRACK. Auuu.
Nick gritaba con
cada cepillazo, y pensó que nunca se volvería a quejar cuando su padre le
castigara, aunque sabía que no podría cumplir esa promesa.
CRACK. Auuu. CRACK.
Auuu. CRACK. Auuu. Por favor, tío, lo siento. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK.
Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK.
Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK. Auuu. CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Viendo que Nick
había dejado de sollozar, para limitarse a llorar en silencio con agotamiento,
Wyatt consideró que era suficiente, y se detuvo. Pero aun no dejó que Nick se
levantara, para decirle:
- Me dijiste que
Chris no se enfadó porque robaras. Yo sí. No vuelvas a hacerlo. Nunca.
Nick sólo lloraba, y
Wyatt dejó de agarrarle. El chico se levantó y salió corriendo, después de
subirse los pantalones. Wyatt suspiró. Nick le había echado una mirada de puro
odio, y eso le había dolido, pero ahora importaba más el dolor del muchacho.
Quería hablar con él sobre el tema de robar, pero antes quería darle un abrazo,
y consolarle un poco. Con sus hijos, o con Leo cuando le había castigado,
siempre les mimaba un poco justo después, hasta que se calmaban. Fue tras él.
No había ido muy lejos. Estaba agachado en una esquina, llorando. Wyatt se
acercó despacito.
- ¿Te duele mucho? –
le preguntó. Nick no le respondió, pero fue como si le leyera la mente.
"Tengo más fuerza que mi hermano" se recordó, pensando que haría bien
en no olvidarlo. No estaba acostumbrado a tratar con adolescentes pero estaba
claro que para Nick aquél había sido un castigo fuerte. – Vamos, deja que te
abrace. Tenía que castigarte, Nick. No puedo permitir que robes y…y menos a mí,
¡caray! ¡Soy tu tío! Si querías dinero sólo tenías que pedirlo.
Como respuesta a
estas palabras, Nick salió corriendo de nuevo, pero se tropezó con uno de los
juguetes de Victoria, la hija de Wyatt, y se cayó al suelo. Cuando se levantó
estaba lleno de sangre. Wyatt corrió hacia él, pero Nick se alejó. Así que
orbitó, se puso detrás de él, le abrazó por detrás, y orbitó de nuevo,
llevándole a casa de Chris.
Cuando Wyatt terminó
de contarle esto, Chris tenía el ceño fruncido. No le había dado importancia a
la anterior ocasión en la que Nick había robado porque aquello había sido un
"intento", y porque el chico no había tenido mala intención del todo:
pretendía hacerle un regalo. Sabía que Nick había robado antes de que le
adoptara y, aunque le castigó un poco, entendía que no podía pedirle que
abandonara sus costumbres de un día para otro. El chico no necesitaba que le
dijeran lo malo que era, sino que le apoyaran. Pensó que había dado resultado,
pero Nick había vuelto a hacerlo. Y a su propio tío. Además, ¿para qué quería
el dinero?
Nick no había
interrumpido a Wyatt mientras contaba lo que había pasado, pero había vuelto a
llorar al oírle. Chris fue con él al baño, y le lavó los restos de sangre de la
cara. Luego volvieron al cuarto de Nick, pero el chico se mostraba temeroso y
desconfiado. Chris entendió por qué.
- No te voy a
castigar más – le aseguró. – El tío ya te ha dado unos azotes y además te has
caído y te has hecho mucho daño. Me parece que ya has entendido el punto de que
no nos gusta que robes, y que habrá consecuencia si lo haces – se incluyó en la
frase, para que viera que apoyaba a Wyatt en eso – Pero quiero saber por qué lo
hiciste. Eres mayor y un buen chico: sé que sabes que robar no está nada bien,
y si en el pasado has tenido que hacerlo era porque estabas sólo y en la calle.
Pero ahora no necesitas el dinero, porque si quieres cualquier cosa yo te la
voy a dar. Además, robar a la familia es algo muy feo, Nick. Puede que esto
haya sido culpa mía, por no tomármelo en serio la otra vez, pero pensé que
entendías el límite. Confiaba en que fueras capaz de hacer lo correcto. ¿Por
qué lo has hecho, Nick?
Nick tardó un poco
en responder, luchando contra las lágrimas.
- ¡Yo no he robado a
nadie! – protestó, y empujó a Chris un poco, apartándose de él. - ¡Tú también
me llamas ladrón! ¡A ti también te odio!
- Yo…- Chris le
miró, sorprendido. Nick sonaba sincero. Creía saber cuando su hijo le mentía, y
no le parecía que entonces lo estuviera haciendo. – Tenías la cartera de Wyatt,
y no se la querías dar. Se la quitaste sin que se diera cuenta, como hiciste un
día con la mía, jugando. – dijo Chris, exigiendo una explicación.
- Mira en tu maldita
cartera. – le espetó Nick a Wyatt, y éste, como un autómata, hizo lo que le
pedía. Sacó algo de uno de los bolsillos, entreabriendo un poco la boca.
- ¿Qué es? –
preguntó Chris.
- Una foto – dijo
Wyatt. - Es una foto suya.
- Quería que tuviera
una foto mía en la cartera. Y quería que la viera allí por sorpresa. Puedes
contar tu dinero. No te falta ni un puñetero céntimo. Tienes 23 dólares y 45
centavos. Podía haberte robado de haber querido y no te habrías dado cuenta.
Pero no lo he hecho.
Ni Wyatt ni Chris
sabían qué decir. Wyatt, de pronto, y sin ser un gesto muy propio de él, le
envolvió en un abrazo tan fuerte que le levantó del suelo, como si no pesara
nada.
- Lo siento mucho –
le dijo. – Lo siento, lo siento, lo siento. – repitió. – No querías darme la
cartera y me constaste que habías robado y yo…me equivoqué.
Wyatt no le soltó,
porque no quería que viera que tenía lágrimas en los ojos. Él nunca lloraba. El
emocional era Chris. Pero se sentía una mala persona.
Nick, por su parte,
se ablandó poco a poco. Estaba lleno de rencor hacia su tío, y también hacia su
padre por no haberle creído, pero entendía que él había dado pie al
malentendido por negarse a devolverle la cartera a Wyatt, y negar el hecho de
que la tuviera. Quería que Wyatt descubriera aquella foto por sorpresa, para
demostrar que él también podía hacer "trucos de magia", pero en aquél
momento debería haber dicho que la tenía, y habérselo explicado, cuando Wyatt
aun estaba dispuesto a escucharle. Fue más fácil perdonarle cuando sintió un
cosquilleo que empezaba a conocer: Wyatt acaba de quitarle el dolor que tenía
por los azotes, aunque tampoco era mucho. En un orden de prioridades, le había
dolido más el porrazo que se había dado en la cara. Fue extraño que le
"curara" la molestia que le había ocasionado por el castigo, porque
Chris nunca lo hacía, probablemente considerándolo parte del propio castigo.
Además, en realidad no había mucho que curar, aunque sí sintió cierto alivio.
- ¿Me perdonas? – le
preguntó Wyatt, y a Nick se le antojó una pregunta infantil, en un tono además
que tampoco sonó muy adulto.
- Ayudaría si me
dejaras respirar – le dijo, y Wyatt le soltó. Nick le sonrió. – Sí, tío, claro
que te perdono. Por todas las veces que tú vas a tener que perdonarme a mí.
Chris pensó, aunque
ya lo sabía, que Nick era un buen chico.
- Siento haber
dudado de ti. – le dijo. – Siento haberte llamado ladrón.
- Y yo siento haber
dicho que te odio. Sabes que no es verdad.
Antes de que Chris
pudiera hacerlo, Nick le dio un abrazo rápido.
- ¿Eso quiere decir
que estamos en paz? – le preguntó Nick, sonando pícaro de pronto.
- ¿Qué quieres
decir?
- Por lo de la tele
en casa de Wyatt…
- Yo no he oído nada
de una tele. ¿Y tú? – dijo Chris, haciéndose el sueco, con una sonrisa. Le
revolvió el pelo con cariño.
Medio acostó a Nick
y medio dejó que se acostara sólo, pensando que al día siguiente no iba a
madrugar nadie en esa casa. Bueno, estaban de vacaciones así que tal vez no
importara. Le costaba creer que ese fuera el mismo día en el que había besado a
Amy por primera vez. Con la desaparición de Leo, y la repentina aparición de
Nick, todo habían sido altibajos. Pero así era su vida últimamente, un sube y
baja emocional continuo.
Salió del cuarto de
Nick tras darle un beso, y Wyatt le siguió.
- No sabes cuánto lo
siento – dijo su hermano.
- No te martirices,
Wy. Todos somos humanos. O algo parecido – añadió, pensando en todo aquello de
los luces blancas.
- De verdad pensé
que me había quitado la cartera. Yo…
- Tú nada. Fue
normal que pensaras así. Confío en Nick, y lo haré siempre, pero si un
alcohólico tiene una botella de alcohol en la mano, hasta el más confiado
pensaría que ha bebido.
- El pasado, pasado
está – dijo Wyatt – Nick no es un ladrón.
- No. Pero a veces
comete errores.
- Como todos.
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