Chapter 100: Cada pieza en su sitio
Este capítulo puede
tener un lenguaje algo soez. En otros capítulos no lo he avisado pero tal vez a
alguien le incomode… Por cierto, nunca he dicho esto porque me parece evidente,
pero las burradas que mis personajes puedan llegar a decir no reflejan mi
pensamiento xDD Son sólo tonterías que pueden llegar a decirse en algunas
situaciones.
Christopher 2 había
recreado en su cabeza cientos de veces posibles escenarios en los que mataba a
su otro yo. Jamás habría pensado que lo haría por accidente. Aquél idiota se
había interpuesto entre él y Barbas, a pesar de no tener poderes, a pesar de
estar indefenso…. Pero no tuvo ocasión se pensar mucho en ello, porque de
pronto dejó de estar en aquél puente. Miró a su alrededor, y vio a sus hijos,
tan confundidos como él. ¿Qué había pasado? Hacía un segundo estaban en aquél
puente, viendo como Barbas y Chris se caían, y ahora estaban en…¿dónde estaban?
- Sí que sois un
calco de ellos – dijo una voz a sus espaldas. Chris 2 se giró, y vio a un
hombre de unos sesenta años, al que conocía bastante bien, porque le tenía en
su lista de enemigos: era el señor Wright, responsable de lavarse las manos
mientras maltrataban a sus hijos en el orfanato. Literalmente, le gruñó.
- ¿Qué hace usted
aquí?
- Ah, cierto. Este
aspecto… - dijo Paul, recordando que nadie sabía de su doble identidad. Se
concentró, murmuró unas palabras, y recuperó su juventud, pero sólo de aspecto.
Había pasado dieciséis años de su vida en el pasado, así que era un hombre e
treinta y seis años. Paul tenía una crisis de identidad. Ya no sabía bien quién
era, ni qué edad tenía.
- ¿Paul? – preguntó
Chris 2, alucinado. Alucinado es poco. ¿Qué hacía él allí?
- No el tuyo – se
apresuró a aclarar Paul – Me temo que aún no nos conocemos. No soy el Paul de
tu mundo.
- ¿Qué haces aquí?
- Salvaros la vida.
Lo último que necesitamos ahora es que Nick se lance a tu cuello, y empecéis a
pelear con vuestras versiones paralelas. Además, yo necesito algo de ayuda.
Necesito que alguien sepa lo que tengo que hacer… por si la palmo y no puedo
terminarlo.
Paul les dio una
versión resumida. Les contó lo que podía hacer, y les habló de sus viajes en el
tiempo. Era algo que necesitaba contar, y como no sabía si iba a vivir para
volver a contarlo, se explayó en los detalles. Les habló de él haciendo de
director del orfanato.
- ¿Por qué
permitiste que Peter se fuera con Derek? – preguntó el otro Peter. Había
permanecido muy callado, pero la rabia por su pasado, y el de su otro yo
resultó demasiado potente.
- No tuve opción.
Los Ancianos así lo querían…
- ¿Por qué?
- Nadie se ha dado
cuenta ¿verdad? Los demonios no son la única raza corrupta. Ancianos que pactan
con demonios, Ancianos que buscan el sufrimiento de los suyos…Todo por
conseguir su Bien Mayor.
- ¿Y cuál es el Bien
Mayor?
- Eso no existe,
Christopher. No existe ningún bien mayor. Erradicar el mal es un error, porque
no es algo que puedas erradicar. El mundo no va a ser mejor porque elimines a
todos los demonios. El mal es una idea, no algo tangible. Es algo que las
personas llevan en su interior. Y la prueba es Peter. Intentaron crear a
alguien perfecto, alguien puro en su misma esencia, pero eso es imposible. Han
encaminado toda la vida de Peter para que él elija ser un demonio. La rabia, la
ira, el miedo… son emociones que debían llevarle a esa decisión. Ser un demonio
es su verdadera esencia. Es la parte que más predomina dentro de él. Es lo que
tiene que ser. Peter está destinado a cambiar toda su raza. Peter es un demonio
bueno, y no sólo porque es mitad humano. Pero la rabia, la ira, y el miedo, son
emociones negativas. Y dejan su huella negativa en las personas que la sienten.
Peter ha pasado toda su vida luchando contra ese lado suyo…. Contra su lado
demoníaco antes de saber que lo tenía. Él quería ser perfecto. ¿Y cuál es la
perfección? El bien. La luz. Ser un luz blanca.
- ¿Es tan malo que
lo sea?
- Respóndeme tú a
esa pregunta - dijo Paul, y señaló al infinito. Estaban en una especie de
azotea, y Christopher se asomó un poco para ver lo que quería que viera. Donde
tendría que haber estado la calle, había grietas, y olía a azufre. Christopher
no era ingeniero ni nada parecido, peo sabía que era cuestión de minutos que
esas grietas se extendieran a las estructuras edificadas, y todo se empezara a
resquebrajar.
- Así que así es el
fin del mundo…- susurró. Se sorprendió cuando Paul soltó una risa sardónica.
- Oh, no. El fin del
mundo vendrá cuando Peter nos mate a todos. A no ser que hagamos algo para
impedirlo.
Costó un tiempo
darse cuenta de que Paul estaba hablando completamente en serio. Puede que sus
hijos pensaran algo así como "estamos bien jodidos", pero Christopher
se dio cuenta de algo más. Ese Paul era diferente al que él conocía, pero no
por ser de otro universo, sino porque era varios años mayor. Su aspecto era el
mismo, pero eso era sólo una fachada. En sus ojos había tristeza, miedo,
angustia, y soledad…mucha soledad. Chris se dio cuenta de que lo había pasado
muy mal, y de que si estaba allí, pidiéndoles ayuda a ellos, era porque tenía
que estar desesperado.
- Conozco a ese
chico. No mataría a una mosca… - dijo Christopher 2, en la necesidad de
defender a la increíble persona con la que había vivido durante dos semanas.
- Pero ya lo ha
hecho ¿verdad? – replicó Paul – Peter no está dispuesto a dejar que le hagan
daño de nuevo.
- ¿Acaso le culpas?
¡Tiene tanta mierda encima que es un milagro que no se haya vuelto loco!
- No, claro que no
le culpo. Si toda la culpa es mía…
La voz de Paul sonó
a punto de quebrarse. Christopher se compadeció de él.
- ¿Por qué ibas a
tener tú la culpa? – le preguntó, con voz suave.
- Porque yo estaba
allí, y me limité a quedarme sentado.
Paul destilaba
rencor hacia sí mismo. Christopher quiso poner una mano en su hombro, pero se
le adelantó Peter, con intenciones mucho menos compasivas. Se encaró con él,
con rabia.
- ¿Qué quieres
decir?
- Yo… estaba allí
cuando se lo llevó Derek…y no sólo se lo permití, sino que no fui a buscarle…
No estuve ahí para protegerle….
Era tal el grado de
hundimiento en la voz del chico, que Christopher dudó que fuera capaz de
llorar. Era como si quisiera hacerlo, pero no pudiera.
- …Elllos… ellos
hicieron algo. Yo…es como si fuera de piedra ¿sabes? Sé que debería dolerme lo
que le hicieron a Peter. Joder, lo sé. Pero no LO SIENTO. ¿Sabes lo difícil que
es esforzarte durante quince años por sentir lo que se supone que tienes que
sentir? ¿Convencerte de que algo es horrible cuando en realidad te es
indiferente? Y, a pesar de todo, que Peter se fuera con Derek ME IMPORTABA.
Traté de impedirlo. Quizá debería haberlo intentado más, pero se supone que ni
siquiera debía intentarlo. Y lo hice. Pero no sirvió de nada. Y…. cuando él se
fue… yo… sólo… me rendí. Decidí que daba igual lo que hiciera: las cosas tenían
que suceder como tenían que suceder. Sentí que le había fallado a vuestra
madre…a su madre… y me rendí. Le abandoné…Yo… te abandoné, Peter, te abandoné…-
dijo Paul, llorando ya, como necesitando el perdón de aquél Peter, en ausencia
del otro. - … Sabía todo lo que Derek haría, y me lavé las manos…
"Sobrevivirá" me dije. Ya lo hizo. Ya… pasó. Pero no había pasado.
Era mi presente, y ni siquiera luché por cambiarlo. Cuando Peter volvió…yo…
tenías que ver el estado en el que estaba. Lo aterrorizado que estaba…. Nadie
jamás podrá entenderlo nunca, ni siquiera él, porque ha bloqueado alguna de sus
peores experiencias. Yo quería sentirme culpable… sabía que debía sentirme
culpable, pero ellos me robaron ese sentimiento también… Lo único que no han
podido quitarme es…. Con lo único con lo que no han podido hacer nada es con
mi… compasión. Algo que Peter odia que le tengan. Algo que yo nunca había
sentido hacia nadie, salvo hacia mí mismo…
Christopher intentó
atar cabos. Alguien había manipulado los sentimientos de Paul, probablemente
los Ancianos. El chico se sentía culpable por no haber hecho nada, cuando tendría
que sentirse orgulloso por no haber sucumbido del todo al poder de los
Ancianos. Estaba por explicarle que si los Ancianos manipulan tus emociones, se
supone que no debes sentir nada que ellos no quieran que sientas, pero se vio
bruscamente interrumpido cuando vio que Peter se lanzaba al cuello de Paul.
Empezó a pegarle mientras Paul se limitaba a defenderse.
- LE ABANDONASTE,
MALDITO BASTARDO. ¡LE DEJASTE SÓLO! ¡NOS DEJASTE SÓLO! ¡TE LAVABAS LAS MANOS
MIENTRAS ELLOS ME GOLPEABAN! – gritaba Peter.
- Peter, Peter, él
no fue, ¡él no es nuestro Paul!
- ¡IGUALMENTE ES UN
CERDO! ¡EN ÉSTE MUNDO O EN EL OTRO ES UN COBARDE!
- Peter, suéltale.
- Peter vas a
hacerte daño – dijo Paul, tras parar un puñetazo que iba directo a su
mandíbula.
- ¡Ja! MARICÓN DE
MIERDA.
- ¡Peter! – exclamó
Chris, intentando, sin éxito, separarles. Le hubiera venido bien la ayuda de
Nick, pero al menos no se había sumado a Peter.
- ¿Qué? Sólo he
dicho la verdad, no es un insulto. Pero aparte de marica, es un cobarde. – dijo
Peter, y acompañó sus palabras de con un empujón, pero Paul le agarró y le
sujetó las manos. Peter se soltó, y se frotó la muñeca, con dolor.
- Te lo advertí. Te
dije que te harías daño.
- ¡Es tu culpa! –
gritó Peter, con lágrimas de rabia, pero no estaba hablando de su muñeca
lastimada. – Tú has sido él, todo éste tiempo. El señor Wright. El que jodió mi
vida, en los dos mundos.
- No sé lo que pasó
en tu mundo, pero en éste quien te la jodió fue Derek.
- ¡Tú me dejaste con
él! ¡Tú….!
Antes de poder
seguir gritando, Peter se encontró en los brazos de su padre, que le abrazó
para que se desahogara. El señor Wright de su mundo era un cabronazo, y Paul en
cambio era más o menos su amigo. Dolía sentirse así de traicionado dolía pensar
que le había hecho daño una persona a la que apreciaba. Pero Peter estaba
culpando al Paul equivocado.
- Ya, tesoro, ya.
Cálmate.
- ¡No! – gritó
Peter, e intentó soltar el abrazo para ir otra vez a por Paul. Chris le sujetó
como pudo.
- Peter no puedes
liarte a golpes…
- Sí puedo, ¡mírame!
- Hijo, ya vale.
Este chico lo ha pasado muy mal. Trata de imaginar lo que serían dieciseís años
sin…
- ¡Me da igual! ¡Es
un hijo de puta! ¡Suéltame, le voy a destrozar!
- Peter, no quiero
tener que hablar a solas contigo, pero si tengo que hacerlo lo haré, y no será
precisamente para tomar el té, ¿he sido claro?
Eso estuvo a punto
de resultar efectivo, pero entonces Paul, intentando calmar las cosas, puso una
mano en el hombro de Peter. Peter le agarró el brazo y se lo arañó. Christopher
suspiró.
- Qué difícil eres
cuando quieres, hijo. – declaró, y buscó un lugar donde estar a solas. Como era
una azotea era algo difícil. Se veía una puerta, que debía dar al edificio. –
Paul, ¿qué es este sitio?
- Unas oficinas.
Ahora mismo no hay nadie, porque sigue vigente el toque de queda, y porque
nadie en su sano juicio estaría aquí fuera viendo el estado de las calles.
- Servirá. Vamos,
Peter.
- ¿Qué? ¡Yo no voy a
ningún lado!
- ¿Te vas a
comportar, entonces?
- Si él se va
entonces sí.
- Peter… - dijo
Chris, en tono de "no estoy para juegos".
- Sí, me comportaré.
- Bien. Realmente no
quería empezar así nuestro primer día los tres juntos. Ahora vamos a escuchar
lo que Paul quiere que hagamos.
- Yo tengo que
volver al momento en el que os hice desaparecer, y salvar a Chris. Y necesito
que me deis la dirección de vuestras familias, ya que serán las mismas en un
mundo y en otro. Los Haliwell siempre habéis sido un equipo. Puedo aparecerme
en cualquier tiempo y lugar, pero si no sé el lugar exacto puedo equivocar las
cosas muy mucho.
- No termino de ver
para qué necesitas a mi familia. Barbas ya no está ¿no? Ahora mismo el único
problema es Peter.
- Exacto. Y es un
problema que no deberíamos menospreciar. Necesito que vosotros le llevéis a mi
casa. Necesito que esté en un espacio cerrado y mi casa tiene un cuarto acorazo
que nos va a hacer falta.
- ¿Acorazado? ¿Pero
tú que quieres, tirarle una bomba encima?
- …De ser necesario
– susurró Paul, no tan bajo como para que no lo oyeran.
- ¿¡Lo ves!? – saltó
Peter. - ¡Es un sádico de mierda!
- Peter, ya he
tenido bastante de ese lenguaje irrespetuoso. Discúlpate con él, porque ya
llevas varios insultos acumulados en su contra – exigió Chris.
- No pienso
disculparme.
- Sí, sí vas a
hacerlo.
- Déjalo, Chris. No
importa…. – trató de apaciguar Paul.
- Sí importa. Tiene
que controlarse más, y de paso aprender a obedecerme. Ya veo cómo ibas a
comportarte – añadió Christopher, mirando a su hijo reprobatoriamente.
Peter se mordió el
labio. Lo último que quería era una pelea con su padre. Llevaba demasiado
tiempo sin verle. Pero él no iba a disculparse "con ese".
- Peter, estoy
esperando. Y Paul también.
- Pues que espere
sentado. Que me la chupe bien chupada y a lo mejor entonces me lo pienso.
- Al que le gusta
que se la chupen es a él, tío, no a ti – intervino Nick, que no había dicho
nada en todo el rato.
- Nick, así no
ayudas. – gruñó Chris – Peter es tu última oportunidad.
- ¡Que no voy a
disculparme por nada!
- Muy bien. Ya has
hecho tu elección. Nick, dile a Paul todo lo que necesite saber. Peter y yo
venimos ahora mismo – dijo Chris, y cogiéndole de un brazo, arrastró a Peter
hacia la puerta.
Como solía suceder
en esos casos, Peter 2 sufrió una transformación, al entender que Chris iba a
castigarle. Se debatió con fuerza, pero sin ganas, como si supiera que tenía
las de perder.
- No, papá, esto no
es necesario, me disculparé…
- Pues yo creo que
sí que es necesario, porque va a haber algunos cambios, y uno de ellos es que
esta familia va a aprender a obedecer órdenes, y tú vas a aprender a obedecer
las mías. Sólo me obedeces cuando sabes que voy a castigarte. Me gustaría que
algún día no fuera así.
- Lo haré,
papá…Entiéndeme, por favor… Él me arruinó la vida.
- Él no fue, pero te
entiendo, Peter, créeme que te entiendo. Por eso he tenido mucha paciencia. –
dijo Chris y para ese momento ya habían llegado a la puerta y la habían
traspasado. Bajaron unas escaleras hasta llegar a un piso decorado
efectivamente como una oficina. Christopher vio una habitación grande con un
sofá. – Mira, el cuarto de algún directivo. A lo mejor se te pega algo…
- Eso ha sido un
golpe bajo – dijo Peter, dolido. Chris le miró, y se arrepintió de su
comentario. Peter faltaba mucho al colegio, haciendo pellas (una cosa más que
iba a cambiar) así que los estudios no eran precisamente su fuerte. Los altos
puestos directivos parecían fuera de su alcance, sobre todo ahora que llevaba
tres meses desaparecido….Insinuar que era un vago no había sido lo más
acertado.
- Sí, tienes razón.
Disculpa. Además mejor que no se te pegue nada de estos trajeados. Puede que
haya pensado en hacer un cambio de look, tal vez perder la coleta, pero de ahí
a que nos pongamos corbata hay un gran paso. Y ahora entra.
Peter suspiró, y
entró, seguido muy de cerca de su padre. Chris le miró como diciendo "¿qué
voy a hacer contigo?"
- Hay un límite – le
dijo – Si lo cruzas, te castigo. A ti no te gusta, a mí no me gusta. Entonces,
¿por qué no dejas de cruzarlo?
- Supongo que estos
tres meses no me han cambiado tanto…
Chris trató de ver
si había pretendido manipularle al recordarle su secuestro, pero se dio cuenta
de que Peter sólo había intentado hacer una broma.
- No, supongo que no
– dijo Chris, y tiró un poquito de él. – Y me alegro de eso – susurró, mientras
tomaba asiento y le colocaba encima. Se alegraba de que su hijo hubiera
decidido ser mejor persona, como él, pero le gustaba que aún se le pudiera
reconocer. Que aún fuera su niño, caprichoso de más, deslenguado, y no
demasiado parecido al otro Peter. Aunque eso significara que iban a estar en
esa situación más a menudo de lo que a ambos les gustaría. - ¿Por qué voy a
castigarte, Peter?
- Por pelearme con
Paul, insultarle, y no pedirle disculpas.
Chris se sorprendió
de que le respondiera. Eso solía ser una pelea en cada castigo. Además, se dio
cuenta de que Peter estaba mucho más tranquilo que normalmente…. y que le había
llevado hasta allí agarrado del brazo.
- Ya no te da miedo
que te toque… - murmuró, dejando escapar el aire.
- … Ha sido mucho
tiempo sin verte. Dejaría que me tocaran todo el día con tal de no volver a
perderte.
A Chris se le hizo
un nudo en la garganta. Le puso de pie, y le atrapó en un abrazo estrangulador.
- Mi niño. Nunca
más. Nada va a separarnos. Nunca. Te quiero tanto, hijo.
- Y yo a ti, papá –
susurró Peter. Durante unos días había vivido con otro Christopher, y no había
estado mal del todo, pero no era su padre. No era igual, ni tenía su mismo
olor, aunque fueran muy parecidos. Disfrutó como nunca de aquél abrazo. -
¿Significa esto que no me vas a castigar? – preguntó al final. Chris soltó una
risa llorosa, y así fue como Peter reparó en que su padre tenía lágrimas en los
ojos. Chris se las quitó, y luego ladeó a Peter un poco.
PLAS PLAS PLAS
- No más groserías,
ni peleas – le dijo. Peter puso un puchero. – No tengas cuento, que han sido
sólo tres. Ale, volvamos arriba, que tenemos un apocalipsis que frenar.
- Respecto a eso….
¿Crees que Paul hablaba en serio al decir lo de que el otro Peter nos mataría?
Chris lo pensó unos
segundos.
- Creo que hablaba
en serio al decir que no iba a permitir que volvieran a hacerle daño.
Regresaron a aquella
azotea y Chris susurró un "discúlpate" al oído de Peter antes de
empujarle suavemente. Peter le miró mal, pero suspiró y musitó un "lo
siento" ante un Paul que parecía algo nervioso.
- No pasa nada.
Chris, Nick ya me ha dado las direcciones. Por favor, recuérdalo: tenéis que
llevar a Peter…a "mí" Peter… a mi casa. ¿Lo haréis?
- Lo haré.
Tranquilo.
- Bien. En ese
caso…Voy a salvarte la vida – dijo, con una media sonrisa, y desapareció.
Para Paul no había
descanso. Acababa de dejar a un Christopher, y fue a reunirse con el otro, pero
aquello era complicado. Él no podía orbitar. Tenía que calcular el momento
exacto, y atrapar a Chris cuando estuviera en el aire para luego volver a
desaparecer con él y aparecer al menos un segundo en el futuro. Con esas
trampas de viajar sólo unos segundos era como si se tele transportara, pero no
era exactamente eso y si calculaba mal podía ser fatal para Chris. Por eso Paul
había aprendido a parar su reloj en los momentos exactos, para saber a qué
segundos tenía que viajar.
Apareció en el agua.
Lo había previsto, pero lo que no había imaginado es que iba a estar tan fría.
Joder. No tuvo mucho más tiempo para pensar en el frío, porque encima de él
tenía el imponente puente de San Francisco, y de él cayeron dos personas. Paul
se concentró mucho para detener el tiempo. Era lo que más le costaba hacer, y
lo que más le cansaba, pero lo hizo justo antes de que Chris se estrellara
contra el agua. Se agarró a él, y volvió a viajar en el tiempo, dejando a
Barbas allí para que tuviera el destino que se merecía. Le daba igual que fuera
el último demonio. Si todo salía bien eso iba a dejar de tener importancia. Y
si salía mal iban a morir igual.
Fue a la casa del
hermano de Chris. Paul apenas sabía nada de Wyatt Haliwelll, salvo que era un
auténtico mito en el mundo mágico. Chris estaba herido por la poción, y alguien
tenía que curarle.
- ¿Quién eres tú? –
exclamó un hombre rubio, alto y fuerte. Estaba rodeado de algo azul…Un escudo,
pensó Paul. - ¿Ese es mi hermano?
- Sí. Y pesa mucho,
así que, si me echas un cable…
Wyatt se apresuró a
sostener a su hermano. Estaba inconsciente. Le alzó y le dejó con cuidado en el
sofá.
- ¿Qué ha pasado?
- ¿Versión larga o
corta?
- Corta.
- Le han lanzado una
poción.
- No tan corta.
- Su versión malvada
le ha tirado una poción que iba dirigida a Barbas.
- Vale, chico, vas a
tener que empezar desde el principio. Y no te olvides de incluir quién eres y
de qué conoces a mi hermano.
Paul suspiró.
- Si salimos de esta
te daré todos los detalles, pero ahora basta con saber que tienes que curar a
Christopher, y que voy a reunir a toda tu familia. Vendré a buscarte en un rato
– dijo, y volvió a desaparecer. Antes de llegar a su siguiente destino, sintió
un gran dolor de cabeza, y le sangró la nariz. Demasiados esfuerzos para un
día, pero no podía detenerse. Según Nick, esa era la cara de Melinda, la otra
hermana de Chris. Según le dijo Nick, no conocía mucho a sus tíos, pero sabía
que al hombre no le gustaba mucho la magia.
- Empecemos con la
reunión familiar. – murmuró. Llamó al timbre y espero a que le abrieran. Salió
a abrirle un hombre de pelo castaño y ojos azules.
"¿Todos en esta
familia son modelos de revista, o qué?" pensó Paul, inevitablemente
atraído hacia él. Nadie podía reprochárselo. Llevaba dieciséis años de
celibato, y él nunca había sido de los castos y puros precisamente. Pero no
quería pensar en eso, ni en Tom, porque su futuro era demasiado incierto. No
podía fingir que el tiempo no había pasado para él, y que todo seguía igual…
- No estamos
interesados en cambiaros de religión, muchas gracias – dijo Thomas, e hizo
ademan de cerrar la puerta. Paul puso el pie para impedirlo.
- ¿Tengo pinta de
Testigo de Jehová? – preguntó Paul. Luego recordó que no estaba vestido como
"Paul", sino como el señor Wright. Llevaba ropa elegante, de persona
mayor. – Sé quién es usted, y quién es su esposa. Sé quién es su familia, y es
por ellos que estoy aquí. Peter… digámoslo así que necesita nuestra ayuda, o la
va a necesitar.
- ¿Peter? – preguntó
Thomas con preocupación, abriendo la puerta de par en par. Recordó a su amable
sobrino, a que había cogido cariño en tan poco tiempo. - ¿Qué le ocurre?
- Es una larga
historia…- dijo Paul. Por tercera vez en unas pocas horas, repitió toda la
historia para Thomas y su mujer. La que tenía magia era ella, pero Paul, por
alguna razón, no dejaba de mirar a Thomas.
- Así que, quieres
que vayamos contigo para reunirnos con todos.
- Eso es, señora.
Necesito la ayuda de toda persona mágica que conozca…
- Yo voy también –
dijo Thomas. – Es mi familia.
- Pero cariño, tú no
tienes magia…y nunca te han gustado estas cosas… - trató de razonar Melinda.
Paul se limitó a observar a aquél hombre.
- He estado en
varios futuros diferentes. Eso es algo raro. Se supone que sólo hay un futuro,
pero el nuestro está en constante cambio. Así que he estado en muchos. Y en uno
de ellos, en el que más nos conviene que se produzca, tú terminas muerto. – le
dijo, para que supiera a qué atenerse.
Se hizo el silencio.
Thomas miró a su mujer a los ojos, y luego miró a Paul, casi con desafío.
- Que sea lo que
tenga que ser.
- Bien entonces.
Vamos allá. – dijo, y tendió una mano a cada uno de ellos, para que le
agarraran.
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