Chapter 28: Miedos
- ¿Lo lleváis todo?
– preguntó Chris. Quién sabe cuántas veces lo había preguntado ya. Estaba de
pie, junto a sus dos hijos, frente a dos maletas extragrandes llenas hasta
rebosar.
- Llevamos
demasiado, en realidad – dijo Nick. - ¿Para qué necesito un saco de dormir si
vamos a estar en un hotel?
- ¡Por si pasa
cualquier cosa!
Chris usó una voz
tan de madre preocupada que los dos gemelos soltaron una carcajada.
- Sí, vosotros
reíros, pero ya me agradeceréis el ser tan previsor.
- No es como si nos
fuéramos a la aventura. Nos vamos con el tío Wyatt, papá. – dijo Peter, con
paciencia.
- Es por eso por lo
que os dejo ir. Si pasa cualquier cosa sabéis que…
- …que estás a una
órbita de distancia – dijeron Nick y Peter a la vez, y se volvieron a reír. Era
otra de las cosas que Chris se pasaba el día repitiendo, al menos en aquella
última semana previa al gran viaje. Por fin, los chicos se iban a Disney Land.
- Descuida, papá. No
va a pasar nada ¿vale?
- Lo sé – dijo
Chris, intentando contenerse. – Pero…es la primera vez que…os vais.
- Son sólo unos
días. Ni siquiera es una semana. Ya verás cómo agradeces la paz, el silencio y
la tranquilidad – dijo Peter, y le dio un abrazo.
- ¡Pero no empieces
a despedirte ya, que aún faltan dos horas! – protestó Chris, con un nudo en el
estómago. ¿Seguro que aquello era buena idea?
Las dos horas
pasaron en seguida. Wyatt vino a por ellos, y Peter bajó a Leo, que había
estado colgado de su cuello como un mono.
- Pórtate bien, ¿eh,
peque?
- ¡Sí!
- Pero no demasiado
– apuntó Nick. – Que sino luego me dejas el listón muy alto.
Chris le dio un
abrazo: iba a echar de menos sus comentarios descarados. Se abrazó también a
Peter y les dio unas últimas recomendaciones.
- Ay que ver… que
parece que me los llevo a la guerra durante un año y no de vacaciones por unos
días – dijo Wyatt, sacudiendo la cabeza.
Los hijos y la
esposa de Wyatt se iban de vacaciones a ver a la madre de ésta. Wyatt se les
uniría después, pero aquellos días eran sólo para él y sus sobrinos. Y lo
cierto es que tenía muchas ganas. Por fin dejaron la casa de Chris, y Wyatt
llevó a sus sobrinos al aeropuerto. No podían orbitar allí, pues era un lugar
muy transitado, así que fueron por los medios "normales". Conforme se
iban acercando, sin embargo, Wyatt notó emociones adversas en sus sobrios: Nick
estaba excitado, y Peter cada vez más pálido.
- Nunca habíamos
montado en avión – dijo Nick, cuando Wyatt le preguntó.
- ¿Por qué tenemos
que ir en avión? – preguntó Peter - ¿Por qué no podemos orbitar y ya?
- Es una
experiencia. Pensé que os gustaría – dijo Wyatt, extrañado. Hasta el momento,
Peter no había expresado ninguna clase de inquietud al respecto – Además, puede
ahorrarnos algunos problemas: si aparecemos allí por arte de magia y nos piden
papeles o billetes….Que vamos a estar allí por varios días. Hay que ser legales
en esto: lo que menos necesita vuestro padre es alguna clase de complicación
que pueda traerle problemas con el proceso de adopción.
- Por eso entiendo
que compraras los billetes, pero ¿por qué tenemos que usarlos? ¿Por qué no te
guardas los billetes por si tienes que enseñarlos y orbitamos?
- Ya que los he
pagado…- comentó Wyatt - ¿Qué problema hay?
- Ninguno tío – dijo
Nick – Yo sí quiero montar en avión.
- Pero yo no – dijo
Peter, con un gemido.
- Caray Peter. ¿Y no
podías haberlo dicho antes? – inquirió Wyatt, sin saber qué convenía hacer.
- Pensé que podía.
Que no pasaba nada, pero…
- Miedo a las
alturas – explicó Nick.
- Pero si aún no
hemos subido. Queda una hora para embarcar.
- No puedo, tío, de
verdad.
- Peter. No va a
pasar nada. Yo voy a estar contigo ¿entiendes? – dijo Wyatt, mirándole a los
ojos. El chico le sostuvo la mirada un rato, y luego asintió, pero sin tenerlas
todas consigo.
Sin embargo, media
hora después, Peter estaba de los nervios. Wyatt y Nick esperaban sentados,
hablando y riendo, pero Peter sólo paseaba. En un determinado momento, se puso
ante ellos
- No puedo hacerlo –
dijo.
- Peter…
- No tío, en serio.
No puedo subirme a ese avión. Con lo gafe que soy, se estrellará o algo…
- Eso es una
tontería.
- Tontería o no, me
da miedo.
- No puedes dejar
que el miedo domine tu vida.
- ¡El miedo siempre
ha dominado mi vida! – dijo Peter, gritando un poco. Algunas personas le
miraron.
- Peter, baja la
voz. No hace falta perder los nervios.
- ¡Es que no me
escuchas!
- Te escucho Peter,
y te entiendo, pero escúchame tú a mí: si yo creyera que hay realmente algún
peligro no te estaría pidiendo que lo hicieras. Tu padre tampoco me lo habría
permitido.
- ¡Papá no me haría
subirme si le digo que me da miedo!
- Puede ser –
reconoció Wyatt, que conocía la debilidad de su hermano por ahorrarles
cualquier sufrimiento a sus hijos. Sin embargo, también sabía que Chris quería
lo mejor para ellos. – Pero él sabe tan bien como yo que los miedos hay que
superarlos. Lo que tienes es un ataque de pánico. Siéntate, respira hondo, y se
te pasará.
- ¡No quiero
sentarme, joder!
- Peter, una cosa es
que estés nervioso y otra que vaya a permitir que me hables así. Cálmate un
poco y hablemos: Chris siempre dice que eres un chico muy razonable.
- ¿Qué hay que
hablar? No voy a subirme y punto.
- Has venido aquí
con la idea de hacerlo.
- ¡He cambiado de
opinión!
- Pues hazlo de
nuevo. Y te he dicho que bajes la voz: que no tenga que repetírtelo.
- ¿Y ya está? ¿Hay
que hacer lo que tú dices y punto? ¿Esa es tu forma de hablar las cosas?
- Soy tu tío. Quizás
algún día las cosas se den la vuelta y los hijos manden sobre los padres y los
sobrinos sobre los tíos, pero ese día aún no ha llegado. Así que sí, tienes que
hacerlo porque yo lo digo – dijo Wyatt, perdiendo la paciencia.
- Papá me
escucharía.
- Te he escuchado.
Tienes miedo, lo capto. Tal vez tu padre te hubiera dejado salirte con la tuya,
aunque lo dudo, pero tengo una noticia para ti: yo no soy Chris.
Peter pensó en el
asunto del psicólogo: su padre también tenía ese punto de "se hace esto
porque yo lo digo", con la diferencia de que Chris solía explicar sus
motivos. Aunque entendía que Wyatt tenía razón en parte, Peter tenía miedo a
volar. Estaba acostumbrado a salirse con la suya: la palabra "miedo"
solía hacer que los demás hicieran lo que él quería, porque sabían por todo lo
que él había pasado. A Peter no le gustaba reconocer sus debilidades, así que
no era una baza que utilizara a menudo, pero Nick tenía razón al pensar que
Peter era el más manipulador de los dos. Normalmente sus deseos se habrían
visto satisfechos. Con lo que no había contado era que con Wyatt no valían las
"palabras mágicas"… que a él no podía manipularle. Aquello no le
gustó ni un pelo: Peter aún no se acostumbraba a que otras personas tuvieran el
control sobre su vida.
- Sí, eso ya lo veo.
Chris no es un tirano.
- Cuidado con lo que
dices. Mi paciencia tiene un límite y estás a punto de cruzarlo.
- ¡Pues no me hagas
subir a ese avión!
- Si me lo hubieras
dicho hace un mes, habríamos podido discutirlo. Pero quien habla por ti ahora
es el miedo, y a él no voy a escucharle. Vas a subir a ese avión, y luego me
vas a dar las gracias, cuando veas que no era para tanto.
- ¡Y una mierda!
Wyatt apretó los
puños.
- Peter, basta ya:
es mi última advertencia. No puedes hablarme así.
- Pues yo creo que
sí que puedo: ¿no ves que ya lo estoy haciendo?
Nick, que había
asistido a todo como mero espectador, no creía haber escuchado nunca a su hermano
dar esa clase de respuestas. Le habría gustado advertirle de que Wyatt tenía
menos paciencia que Chris. Es más, que su tío ya había tenido demasiada
paciencia… Pero Peter iba a descubrirlo por otros medios.
- Se acabó. Tú y yo
nos vamos al baño. Ahora.
Wyatt se puso de pie
y Peter se dio cuenta de que estaba enfadado. El miedo a los aviones se esfumó
rápidamente, y otra clase de miedo lo sustituyó. Peter tragó saliva, y supo que
si iba al baño con Wyatt, éste le pegaría. Supo también que si no lo hacía probablemente
le pegaría ahí mismo, y eso era más de lo que podía soportar, delante de toda
aquella gente, así que obedeció. Caminó tras él hasta el baño, y se metieron en
una de las cabinas.
- ¿Me vas a pegar? –
le preguntó, con vocecita de niño pequeño. Wyatt se preguntó si estaba tratando
de manipularle, de la misma forma que había intentado hacerle sentir mal con
todo aquello de "Chris no haría esto". Pero se dio cuenta de que
aquella vez Peter no tenía ninguna intención oculta. Simplemente el chico era
así: dulce, tierno y con aspecto de no haber roto un plato en su vida.
- Te he avisado
varias veces – le dijo. – Me has estado probando y al final has apretado
demasiado las teclas. Cuando te digo algo debes obedecerme, no sólo porque soy
tu tío, sino porque todo lo hago por tu bien. Y no puedes hablarme de la forma
en que lo has hecho.
Peter asintió,
consciente de que su tío tenía razón. Se quedó muy quieto mientras Wyatt le
bajaba los pantalones. Tampoco opuso resistencia cuando le colocó sobre sus
rodillas.
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Peter, más que
nunca, no emitió ningún sonido. Estaban en el servicio púbico de un aeropuerto,
tenía diecisiete años, y allí estaban, castigándole como a un niño pequeño.
Aunque era consciente de que sus formas no habían sido las mejores.
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- ¿Vas a volver a
faltarme al respeto? – le preguntó Wyatt.
- No, tío Wyatt. Lo
siento
- Está bien.
Wyatt le incorporó,
un poco sorprendido de que Peter no estuviera llorando. No había sido muy duro,
pero sí lo suficiente como para que hubiera sido normal que llorara un poco.
Por su corta experiencia creía que Nick sí lo hubiera hecho.
- Sé que estoy
siendo un desagradecido. Tú nos has pagado éste viaje y ahora te digo que no
quiero subir en avión, pero es que…
- No voy a dejar que
te pase nada malo – dijo Wyatt, y le abrazó mientras, discretamente, le subía
la ropa. – Te lo prometo.
Peter le devolvió el
abrazo.
- Y yo te prometo
portarme mejor. Y no darte problemas durante el viaje. – le dijo Peter, de
nuevo con esa voz que tanto le enternecía. Wyatt empezaba a entender la ñoñería
de su hermano… Puede que los chicos fueran casi adultos, pero sentía ganas de
tratarles como a sus propios hijos, más pequeños.
- No es que te
portes mal, Peter. Y estoy seguro que no me vas a dar ningún problema. Pero no
puedes ponerte tan insolente sólo porque te lleve la contraria.
Peter asintió, sin
separarse del abrazo. De pronto, a Wyatt le pareció que lloraba.
- ¿Te duele mucho? –
le preguntó con voz dulce.
- No.
- Entonces ¿por qué
lloras?
- Porque papá se va
a enfadar conmigo cuando se entere.
- Chris no se va a
enfadar por esta tontería, Peter. Yo tampoco estoy enfadado. – le aseguró, y
dudó antes de añadir, sonriendo - ¿Sabes que pareces más pequeño cuando te
pones así?
- Papá dice que soy
tierno. Un día de estos me cocina, si la comida le sale dura, lo estoy viendo.
Wyatt soltó una
carcajada y Peter sonrió un poquito por su propia broma. Tras un ratito más,
salieron del baño, y ésta vez Peter se sentó junto a ello intentando controlar
su nerviosismo. Cuando llegó el momento de subir al avión no se separó de Wyatt
ni un milímetro. Al principio estuvo con los ojos cerrados, pero como tardaban
en despegar, al final los abrió. Lo del avión no era tan malo. Se atrevió a
mirar por la ventanilla, y lo cierto es que no tuvo vértigo. No se parecía a
estar subido a un sitio alto. Era más bien como ver un paisaje bonito desde la
televisión.
- Otra vez, ¿me
escucharás? – le preguntó Wyatt, contento de verle disfrutar.
- Sí. Y gracias.
Wyatt sacudió la
cabeza. Jamás le hubiera hecho hacer nada peligroso ni le habría obligado a
pasar un mal rato. Él ya había viajado en avión y sabía que al final acababas
disfrutándolo. A Nick le gustó bastante, y Wyatt pensó en sugerirle a Chris que
le llevara alguna vez a su "lugar" en lo alto del puente de San
Francisco. Seguro que al chico le encantaba la experiencia.
Tras algunas horas
de tediosos trámites, taxis y demás, llegaron al hotel. Wyatt había reservado
tres habitaciones individuales, y le dio a cada uno su llave. Fue poner un pie
en ellas y que sonara el móvil de Peter. Como llevaba la maleta en una mano y
el móvil en las profundidades de su bolsillo, no llegó a cogerlo. Seguidamente
sonó el de Nick, y él fue más rápido.
- ¿Sí? Oh, hola
papá. ¿Qué? No, mira te lo paso.
Nick le dio el
teléfono a Peter.
- ¿Sí?
- ¿Por qué no me lo
has cogido? - dijo la voz de Chris al otro lado del teléfono. Peter casi podía
imaginarse su mirada de ¬¬
- ¡No me ha dado
tiempo!
- ¿Qué tal todo? ¿Ya
habéis cenado? ¿Habéis llegado al hotel?
- ¿Qué quieres que
te responda primero? – preguntó Peter, divertido.
- Tú responde a
todo.
- Pues no, no hemos
cenado y sí, acabamos de llegar al hotel. Y…todo bastante bien…
- ¿Pero?
La voz de Peter
evidenciaba que había un "pero".
- No quería montar
en el avión, me daba miedo.
- ¿Por qué no me lo
dijiste?
- Creía que podía
hacerlo…bueno, y he podido…pero he hecho que el tío Wyatt se enfade.
- Te lo mereces por
no confiar en mí y decirme que te daba miedo – dijo Chris, pero luego añadió –
Seguro que no se ha enfadado.
- Bueno, él dice que
no, pero me ha castigado.
- Lo siento.
- No, lo siento yo.
¿No estás enfadado?
- Qué va. Me alegro
de que me lo hayas contado. Me siento muy orgulloso de ti, por ser tan sincero.
- Una vez me dijiste
que si te enteras después por terceras personas te molestaría más.
- Me gusta que
recuerdes lo que te digo. Pásatelo muy bien, Peter. ¿Me pasas con tu hermano?
Peter le dio el
teléfono a Nick, y por fin pudo entrar en su habitación. Era bastante grande.
Lo cierto es que le encantó. Escuchó que llamaban a la puerta. Fue a abrir y se
topó con Wyatt.
- ¿Qué te parece? –
le preguntó su tío
- ¿Sabes que nunca
había dormido en un hotel?
- Me lo imaginaba.
- Es genial. Es muy
grande.
- Me alegra que te
guste. Escucha, deshaz las maletas. En media hora bajamos a cenar.
- ¡Vale!
Peter notó que su
tío estaba raro, y se lo pensó un poco antes de preguntar.
- ¿Te pasa algo?
- Es sólo que tengo
un mal presentimiento, eso es todo.
- ¿Cosas de luz
blanca?
- No, me parece que
no. Si alguno de mis protegidos estuviera en peligro lo sentiría claramente.
Peter se encogió de
hombros, como diciendo "sensaciones raras que a veces nos dan", pero
Wyatt se le quedó mirando con ojos preocupados.
"Pero vosotros
no sois mis protegidos: no sois brujos."
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