Chapter 29: Pesadillas reales
Wyatt estaba seguro
de que ese presentimiento que tenía estaba relacionado con los gemelos. Y
pensaba que tenía que ver con Peter, que era el "más vulnerable" de
los dos. Se había quedado con algo que Peter había dicho en el aeropuerto:
"el miedo siempre ha dominado mi vida". Aunque nunca había hablado
del tema con él, Wyatt estaba al corriente del pasado de Peter, y se preguntaba
si esa mala sensación que no se separaba de él ni un segundo estaba relacionada
con aquello. Aquél día durante la cena fue la primera vez en mucho tiempo que
Wyatt no se reía por todo de la manera en la que solía hacerlo. Para Nick y
Peter era como ver un sol apagado.
- ¿Pasa algo, tío? –
preguntó Nick, cuando falló su cuarto intento de hacerle reír.
- ¿Eh?
- Estás muy callado.
– dijo Peter - ¿Sigues pensando que algo va mal?
- SÉ que algo va
mal, pero no sé qué.
- Tú mismo has dicho
que si fuera algo mágico lo sabrías a ciencia cierta. Sino tiene que ver con
tus poderes puede tratarse de simples impresiones tuyas. A mí me pasa todo el
tiempo.
- Puede ser – cedió
Wyatt, que no lo creía así, pero que entendía que no podía estar preocupado sin
tener verdaderos motivos para ello. – En fin. Hagamos el plan para mañana:
tenemos que levantarnos pronto si es que queremos ver algo. Había pensado
empezar por…
Dedicaron media hora
a planificar el día siguiente. Al ver el entusiasmo de los chicos, Wyatt acabó
por volver a la normalidad. Les dijo que se acostaran pronto, que al día
siguiente tenían que madrugar si quería aprovechar el día. Él se tumbó en su
cama, echando de menos a su mujer, aunque no era la primera vez que dormían
separados. No podía dormirse, y le pareció escuchar pasos. Salió a tiempo de
ver como Nick entraba en la habitación de Peter.
- Ejem - se aclaró
la garganta para hacerse notar. Nick le miró como si fuera un fantasma.
- Yo…
- Tú nada. ¿Y tú
para qué le abres? – le preguntó a Peter. – Nick, a la cama.
- Pero…
- Venga, vamos. Que
sino mañana verás tú quién se levanta.
Nick se rindió, y
volvió por dónde había venido. Wyatt dio por segunda vez las buenas noches a
Peter, y se volvió a su propia habitación. Puso la tele a volumen bajito
mientras intentaba dormirse, pero a los diez minutos volvió a escuchar los
mismos pasos. Esta vez orbitó directamente a la habitación de Peter.
- ¿De excursión? –
le preguntó a Nick, que, efectivamente, estaba allí. El chico se llevó un susto
por su repentina aparición, y Wyatt sintió una mezcla de placer y
arrepentimiento por haberle asustado así.
Peter estaba en pijama,
sentado en su cama. Nick llevaba el pijama también, con una chaqueta encima.
- Sé que es algo
pronto, aun no son las doce y a lo mejor no tienes sueño, pero haz un esfuerzo
como lo estoy haciendo yo. Si no mañana nos levantaremos tarde, y no hemos venido
aquí para pasarnos el día durmiendo.
Nick suspiró, y
abrió la puerta para irse. Wyatt le siguió, y volvió a su cuarto, pero aún le
escuchó levantarse una tercera vez. Casi se había dormido, así que estuvo
tentado de hacerse el sordo, pero eso no hubiera sido responsable por su parte.
Abrió la puerta de su cuarto y le dijo al chico:
- Nick, si no pues
dormir ven aquí, pero deja en paz a tu hermano. No quiero que vuelva a dormirse
en la bañera.
Nick, con cierta
inseguridad cambió de cuarto y se dirigió al de su tío.
- ¿No estás
enfadado? – le preguntó.
- ¿Por qué no puedas
dormir? ¿Acaso me ves como una especie de ogro?
- Por intentar
colarme en la habitación de Peter.
- Tienes 17 años. Lo
que me sorprende es que no hayas intentado colar alcohol también. No lo has
intentado ¿verdad?
- Yo no bebo.
- Sí, ya, claro.
¿Chris se lo creyó?
- Que no bebo de
verdad. – protestó. - En el orfanato lo más que podías beberte era un zumo.
Wyatt se encogió de
hombros, queriendo decir "hay otras formas de conseguir bebida", pero
se alegraba de que no tomara alcohol.
- Bueno, pues zumo
no tengo, pero el minibar tiene fantas – le dijo, señalándole un armarito. –
Pilla una.
Nick, sintiéndose
muy raro, le hizo caso. Allí estaba, en la habitación de su tío, sin tener ni
idea de lo que iban a hacer. Pero al menos no estaba sólo en su cuarto: aquello
era muy aburrido, en la tele no echaban nada interesante.
- ¿Por qué no puedes
dormir? – le preguntó Wyatt reclinado sobre la cama. Le había dejado un hueco
en frente, y le indicaba que se sentara. Nick lo hizo, con la fanta en la mano.
- Porque es muy
pronto. Y porque estoy nervioso. Son, estrictamente, "mis primeras
vacaciones".
- Por lo que veo,
nervioso sí que estás. La fanta es para que la bebas, no para que juegues con
la anilla como si fuera una granada.
Wyatt se estaba
divirtiendo. Nick parecía muy incómodo por estar allí con él, y no podía evitar
chincharle un poco. El chico dejó en paz la lata, y se quedó pensativo antes de
hacerle una pregunta:
- ¿Os gusta
aparentar que tenéis una vida normal?
- ¿Qué quieres
decir?
- Podrías irte a
casa, orbitando en un momento. Si quieres vacaciones, puedes estar en cualquier
lugar cuando tú quieras. No necesitas un hotel.
- Pero vosotros sí.
- Podrías orbitarnos
– insistió Nick – Además, no es sólo eso. No estáis todo el día usando vuestros
poderes…
- Mi madre y sus
hermanas fingieron su muerte para que los demonios las dejaran en paz, y así
poder llevar una vida normal junto a nosotros. No quiero tener que llegar a
esos extremos. Así que hay que evitar hacer nada que llame mucho la atención.
Aprendimos a ser discretos. Además, si queremos una vida normal, hay que
empezar por ser normales.
- Chris me dijo que
los demonios os temían. – recordó Nick, extrañado por esa declaración de Wyatt
- ¿Me mintió?
- No, es cierto. Los
que saben de nuestra existencia nos temen. Pero a veces el temor se
vuelve…ambición. Derrotarnos les daría mucho prestigio en el Inframundo, y
además se librarían de nosotros.
Nick recordó el
ataque que habían sufrido el día de Navidad, y se estremeció. Pensar que una
especie entera de criaturas malvadas deseaba algo que tenía su familia le hacía
plantearse el mirar debajo de la cama todos los días.
- Ahora soy yo el
que tiene una pregunta para ti. – dijo Wyatt. - ¿Por qué a veces le llamáis
"Chris" y no "papá"? A mí sí soléis llamarme tío.
- Y a él le llamamos
papá. Pero cuesta acostumbrarse. Le cuesta sobre todo a Peter. A mí cada vez me
cuesta menos. Ya casi nunca le llamo Chris cuando hablo con él, salvo cuando lo
hago aposta.
- ¿Aposta?
- Cuando me enfado.
- Eso no está bien.
Puedes hacerle daño.
- Es que en esos
momentos…es lo que pretendo.
Los dos guardaron
silencio. Wyatt se estaba acostumbrando a la franqueza de Nick; franqueza que
no sinceridad, como él se empeñaba en decir, porque a veces sí que le mentía.
Aunque en esos momentos estaba siendo sincero. Decidió no juzgarle: al fin y al
cabo, había sido él quien había preguntado.
- ¿Eso me convierte
en un mal hijo? – preguntó Nick de pronto. Y antes de que Wyatt pudiera decir
nada, prosiguió – He hecho cosas malas desde que estoy con Chris…con papá….
pero la peor de todas ha sido la de querer hacerle daño. De muchas formas. Él
nunca ha querido hacerme daño a mí, y eso que tiene muchas cosas con las que
hacerlo.
- ¿Qué quieres
decir?
- Chris sabe casi
todo lo que hay que saber sobre mi pasado. Hubiera sido muy fácil que en algún
momento me hubiera soltado eso de "no me extraña que nadie haya querido
adoptarte", aunque no lo pensara de verdad, sólo por estar enfadado…pero
nunca lo ha hecho.
Wyatt tardó en
responderle. A él no le iba ese rollo sentimental que se traía Chris, pero eso
no quería decir que no tuviera empatía. Entendió bastante bien lo que le pasaba
a Nick.
- Peter y tú
parecéis esperar que os tratemos mal, como si eso fuera lo lógico. Chris nunca
te dirá algo como eso. Él no te guarda rencor, y nunca se vengará de ti. Ahora,
si me preguntas si eres un mal hijo…No creo que lo seas…pero Chris me contó lo
que hiciste, al tirarle un vaso. Él te perdonó, porque es tu padre y siempre lo
hará. Pero si vuelves a hacerlo tendrás que preocuparte por mí, y no por él.
Wyatt sonó de pronto
muy amenazante. Nick se le quedó mirando. Por su cabeza pasaban muchas cosas, y
el chico intentó bloquearlas todas.
- Chris suele ser
más amable cuando le cuento lo que me preocupa – se quejó Nick, secretamente
algo asustado.
- Y soy amable. No
creo que te merezcas el abandono al que te han sometido, y siempre me ocuparé
de que no te pase nada. No te considero un mal chico. Pero también te digo que
si empiezas a comportarte como un capullo, te trataré como tal.
- ¿Estás seguro de
que Chris y tú sois hermanos? – le preguntó Nick. Se llevaba bien con su tío,
cuando bromeaban, pero en aquellos momentos anhelaba la comprensión y la
delicadeza de su padre. Wyatt le hablaba con mucha dureza.
- Del todo. – dijo
Wyatt, y de repente se rió – Ya sé que él nunca te habla así, pero por eso
mismo creo que necesitas oírlo. No es una amenaza Nick y no debes tenerme
miedo. Tan sólo quiero sepas a qué atenerte.
- Hay una línea, lo
capto – dijo Nick. – Si hago daño a Chris, estoy fuera.
- ¿Fuera? Más bien
dentro: dentro del mayor lío en el que podías haberte metido.
- ¿Qué me harás? –
preguntó Nick y Wyatt se dio cuenta de que estaba asustado de verdad. Él
tampoco quería eso, y se sorprendió del miedo que percibió en el muchacho.
- Que te haría, en
condicional. ¿O es que acaso estás planeando hacerlo? Tranquilízate, Nick. No
lo he dicho para que te asustes. Es sólo que no tengo muchas oportunidades de
hablar contigo a solas y quería dejar algunas cosas claras. Pero no estés tan
asustado. Era sólo una advertencia, caray. Como cuando le digo a mis hijos que
no se cuelguen de las lámparas. Y ellos no me tienen tanto miedo. De hecho, no
suelen hacerme caso.
- Porque ellos no
tienen nada que temer.
- Ni tú tampoco.
Cualquiera diría que te he amenazado de muerte.
- No, eso no, pero
sí me has dejado muy claro lo que hace falta para que deje de ser tu sobrino.
- ¿Qué?
- Mira, casi te lo
agradezco: con Chris muchas veces me pregunto dónde está el límite.
- Deja de decir
tonterías. Yo no he dicho nada de eso.
- Has dicho que si
hacía daño a Chris tendría que preocuparme por ti y no por él.
- Exactamente.
Porque te garantizo que estarás sin sentarte durante al menos tres semanas, y
nada de las caricias a las que estás acostumbrado.
- ¿Te referías a
eso? – preguntó Nick, medio sonriendo. Wyatt nunca había visto a nadie sonreír
por una advertencia semejante.
- De verdad, con
vosotros no se puede – dijo Wyatt, exasperado – El uno se piensa que hace todo
mal y se van a enfadar hasta porque respire, y el otro que van a dejarle de
querer a la mínima de cambio. Y luego claro, ponéis esa mirada, sí esa, esa
misma, y es muy fácil olvidarse de que ya no sois niños.
- Sí que somos
niños. Mi hermano y yo somos muy infantiles. – dijo Nick, ya mucho más
tranquilo.
- Al menos lo
reconoces. ¿Así que eso es lo que te daba miedo? – le preguntó Wyatt con
incredulidad. ¿Le importaba más que él estuviera enfadado y no pudiera
perdonarle que agrediera a Chris que el castigo en sí mismo?
- Sois lo único que
Peter y yo tenemos – dijo Nick – Lo único que nos importa. Lo único que no
puedo permitirme perder por una cagada.
Wyatt le abrazó,
resignado a volverse tan sentimental como su hermano. Sintió que quería mucho a
ese chico.
- Nada en el mundo
podrá hacer que me pierdas.
- ¿Ni siquiera yo
mismo?
- No eres tan malo
como te consideras. De hecho, no eres malo en absoluto.
Wyatt se dio cuenta
que, en realidad, era eso lo que el chico necesitaba oír. Suspiró.
- Espero que Alex y
Vic tarden en llegar a la adolescencia – deseó en voz alta. – Y yo que pensaba
que sólo tenía que ser dulce y cariñoso con los niños…
- Te gusta ser dulce
y cariñoso – le picó Nick – Lo que pasa es que te da vergüenza.
- Pero si yo de eso no
tengo – respondió Wyatt, sonriendo. Recordó una frase que su padre repetía
mucho cuando él mismo era adolescente. Aquello de "no tienes
vergüenza". Y era verdad.
- Entonces es sólo
que eres un cascarrabias.
- ¿Cascarrabias?
¿Moi?
- Dilo en francés,
si quieres, pero no por eso es menos cierto – dijo Nick, riendo.
- Si piensas eso de
mí es porque todavía no conoces bien a mi padre. Verás como un día le enfades…
- Ya lo hice. Y me
pareció mucho más agradable que tú – le dijo, y le sacó la lengua. Luego volvió
a reírse.
- Será que se ha
debido de ablandar con la edad…O porque eres su nieto y te consiente.
- Pues ya era hora
de que alguien lo hiciera.
- Tendrás morro. ¡Si
me ha dicho un pajarito que tienes un coche mejor que el mío!
- Vale, Chris me
mima bastante. Pero tú no. Tú nada de nada: tu favorito es Peter.
Nick estaba de
broma, porque de hecho creía que, aunque su tío no tenía favoritos, se llevaba
mejor con él que con su hermano.
- Claro, éste viaje
es prueba de eso – dijo Wyatt con sarcasmo. – Si es que te trato fatal.
Nick se limitó a
sonreírle. En los últimos tiempos, se había acostumbrado mucho a sonreír. Entre
eso, y que Peter ya no tenía cicatrices, distinguirles iba a ser mucho más
difícil.
- Este viaje me lo
gané justamente por tu poca fe en mis buenas notas. No deberías haber apostado
en mi contra.
- Un error que no
volveré a cometer – le aseguró Wyatt.
- Ahora en serio,
muchas gracias, tío.
- De nada, Nick. Lo
hago con mucho gusto.
Estuvieron hablando
durante un rato. Se contaron tonterías, vieron un programa absurdo en la TV, y
finalmente Nick se quedó dormido. Wyatt le observó dormir durante un rato, y
luego le orbitó a su habitación. Cuando se durmió él también soñó con su
infancia, pero en su sueño Chris era el hermano mayor. Entonces Nick y Peter se
introdujeron en el sueño, pero ellos tenían su edad verdadera. Y sin que Wyatt
entendiera por qué, de repente había dos bandos, y Nick y Peter empezaron a
luchar contra ellos.
Wyatt despertó
agarrando la sabana con mucha fuerza. En su sueño estaba siendo estrangulado.
Recuperó la respiración y se fue alejando poco a poco de la pesadilla. Pero la
sensación agobiante perduraba. Miró por la ventana: era de día. Lo que le había
despertado era la alarma del móvil. La apagó, y se metió en la ducha. Cuando
salió, aun sentía que algo le agarraba el pecho. No era exactamente miedo sino
ese…aquél mal presentimiento otra vez.
Fue a despertar a
los chicos, por si acaso no se habían despertado solos. Peter le abrió la
puerta estando ya vestido, y Wyatt, al mirarle, sintió que esa horrible
sensación se hacía más grande. ¿Quería eso decir que iba a pasarle algo malo a
Peter?
Tuvo que hacer un
esfuerzo sobrehumano para despedirse de Peter momentáneamente e ir a ver a
Nick. El chico no le abría la puerta, así que orbitó y se le encontró
durmiendo. Intentó despertarle con suavidad, pero nada. Le sacudió un poco,
pero tampoco. Y finalmente al zarandearle consiguió que abriera los ojos.
- ¿mmm?
- Hora de
despertarse.
Nick enfocó el reloj
con cierta dificultad.
- ¡Pero si apenas ha
amanecido!
- Acordamos ésta
hora. ¿Tienes sueño? Odio decir te lo dije, pero…
- Pues entonces no
lo digas.- refunfuñó Nick, y Wyatt sonrió, pese a su apático estado de ánimo.
- Venga, vamos,
levántate, que si no te vuelves a dormir.
Pero Nick se echó la
manta sobre la cabeza y se dio la vuelta.
- Nick, venga.
- Quiero dormir –
protestó.
- Y yo quiero un
Ferrari. Anda, levántate.
Nick no hizo ni el
amago.
- Nick, ya estás
despierto de sobra. No hagas el vago.
- …
- Si no te levantas
cuando cuente tres, te echo un cubo de agua encima. 3…
- Eso quiero verlo.
Mojarías las sábanas.
- 2…1…
Nick no se movió,
así que Wyatt le dio un azote suave.
- Eso no ha sido un
cubo de agua.
- Tienes razón:
mojaría las sábanas. ¿Qué, te levantas?
- Sólo media hora más…
Wyatt le quitó las
sabanas y las mantas de encima.
- Un minuto. Es todo
lo que tienes para levantarte. Si cuando vuelva no estás en el baño soy capaz
de ducharte yo mismo.
Wyatt se fue y le
dejó aun en la cama. Nada más salir se encontró con Peter, que salía de su
cuarto. Wyatt sintió que se le subía la bilis a la boca, como si le costara
estar cerca del chico. Como si todo su cuerpo le estuviera pidiendo que le
sacara de aquél hotel. Pero ¿qué le pasaba? ¿Qué era aquella sensación?
- ¿Qué ocurre, tío?
- Tuve un sueño
extraño – respondió, evasivamente.
- Pues yo no me
acuerdo de lo que he soñado, pero creo que ha sido un buen sueño. La verdad es
que he dormido mejor que en mucho tiempo ^^
Wyatt intentó
mantener una conversación con él, pero le costaba mucho. Físicamente, sentía
que algo malo iba a suceder en cualquier momento. Como luz blanca, estaba
acostumbrado a esas sensaciones, pero no lo estaba a desconocer por completo
cuál era el motivo. Una cosa sí sabía: conforme pasaba el tiempo la sensación se
incrementaba, ergo, lo que sea que estuviera por pasar estaba a punto de
suceder. De pronto deseó que su tía Phoebe estuviera allí con él: tan sólo con
tocar a Peter tendría una premonición y sabría decirle con exactitud cuál era
el problema. Estuvo tentado de llamarla pero sabía que no debía ser exagerado.
Volvió al cuarto de
Nick con el corazón en un puño, y se encontró con que Nick aun dormía. Se había
vuelto a echar las mantas encima.
- Nick, arriba, ya.
- Déjame.
- No, no te dejo.
Levanta.
- Qué borde estás.
- Y tú qué perezoso.
Te lo advertí: ayer te dije que hoy no habría quien te levantara.
- ¿Quieres un pin? –
preguntó Nick, que realmente odiaba el "te lo dije".
- ¿Y tú unos azotes?
- No.
- Pues entonces,
levanta. Vamos.
- Jo.
- Ni jo ni já, se me
está agotando la paciencia.
- Tú no tienes de
eso.
- Precisamente por
eso, no me pongas a prueba.
Nick se levantó con
desgana. Tiró las sábanas al suelo y fue hacia el baño con una postura que
venía a decir "¿Contento?"
- Nick, recoge eso,
no lo dejes en el suelo.
Ni caso.
- Nick.
Silencio. Nick cerró
la puerta del baño.
- ¡Nick! – dijo
Wyatt, alzando un poco la voz.
- ¿Qué? – preguntó
Nick, abriendo la puerta bruscamente.
- Recoge lo que has
tirado. Las sábanas.
- Luego lo haré.
- Ahora.
Nick puso mala cara,
pero obedeció. Cuando pasó delante suyo, Wyatt le dio dos azotes.
- Y no vuelvas a
cerrarme la puerta de esa forma cuando estoy hablando contigo.
- ¿Algo más? –
preguntó Nick con insolencia.
- Sí, te relajas, y
dejas ya los malos modos, que no tienes motivo para ponerte así.
- Relájate tú,
pesado.
Wyatt le cogió, le
bajó el pantalón del pijama, y le dio seis azotes.
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT
- Au – protestó
Nick, y se llevó una mano al trasero.
- Ahora a la ducha.
Y si tengo que volver a regañarte por respondón me encargaré de ser muy
elocuente.
Nick se metió al
baño dando un portazo, pero Wyatt lo dejó pasar.
Salió del cuarto de
Nick y llamó a la puerta del de Peter, que estaba en frente.
- Puede que tu
hermano tarde un poco – le dijo cuando le abrió.
- Vale. Aprovecharé
para llamar a papá. ¿Crees que estará despierto?
Wyatt calculó la
diferencia horaria, y tuvo en cuenta que su hermano tenía que trabajar.
Consideró innecesario llamarle teniendo en cuenta que habían hablado la noche
anterior, pero si Peter quería hacerlo no iba a decirle nada. Seguro que a
Chris le hacía feliz.
- Sí. Ya habrá
dejado a Leo con Melinda y estará a punto de irse al P3.
Peter llamó a Chris
y estuvo un rato hablando con él, y preguntándole por Leo. Aquella había sido
la primera noche que había pasado fuera de "su nueva casa", y parecía
tener la necesidad de cerciorarse de que todo seguía igual por allí. Luego fue
a la habitación de Wyatt y llamó a la puerta para darle el móvil:
- Quiere hablar
contigo.- dijo, le dio el móvil y desapareció. Wyatt se puso al teléfono.
- ¿Sí?
- Hola, Wy. ¿Qué tal
todo?
- ¿Sabes que te
ahorrarías una pasta en llamadas si te tomaras la molestia de orbitar?
- Vacaciones con tus
sobrinos ¿recuerdas? No quiero interferir. Las familiar normales se llaman por
teléfono.
- No somos una
familia normal.
- ¿Qué pasa? Te noto
de mal humor. ¿Ocurre algo con los chicos?
- No. Nick es un
vago, pero eso no tiene importancia. Es que tengo…un presentimiento. Mira, te
va a sonar extraño, pero me pasa algo cuando estoy con Peter.
- ¿Qué?
- Es como si me
paralizara de miedo. Como si mi instinto quisiera avisarme de que va a pasar
algo malo. Casi diría….diría que es cosa de magia.
- ¿Y no crees que
estás exagerando un poco? Si me dices que estás cien por cien seguro de que
corre algún peligro, me tienes ahí ya mismo.
- Sé que es raro. Y
no pretendo preocuparte. Tal vez tengas razón, y esté exagerando…
- Wyatt, cuando eras
un bebé te cubrías con un escudo cuando se acercaba alguien en quien no
confiabas. Tu instinto funcionaba muy bien entonces. Quizá debería ir…
- No. No debería
habértelo dicho. Estamos bien, de verdad. Hoy hemos planeado un gran día.
Supongo que luego te llamarán y te darán el parte: creo que tienes como hijos a
los únicos adolescentes que quieren llamar a su padre.
- Si pasa cualquier
cosa…
- …te avisaré. Puede
que hoy me cargue a Nick, pero eso no creo que te importe. – añadió, bromeando
para aligerar la tensión. Lamentaba haber preocupado a su hermano.
- Dale un entierro
digno.
Con eso, y un par de
bromas más, se despidieron. Wyatt se obligó a desterrar toda preocupación de su
mente.
Wyatt fue al cuarto
de Peter, para devolverle el móvil. Llamó a la puerta y esperó a que le
abriera. Le tendió el móvil.
- ¿Nick aún no está
listo? – le preguntó el chico.
- Le he dejado en la
ducha. Dale diez minutos. Si tarda más me encargaré se sacarle, así que no te
preocupes.
- Vale. Tío…-empezó
Peter, pero se quedó callado en vez de continuar.
- ¿Sí?
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por esto. Por
todo. Papá, por alguna razón que aún no termino de entender, decidió
adoptarnos. Pero tú te has encontrado con dos sobrinos, y no tenías ninguna
obligación de ser amable con nosotros ni de regalarnos un viaje. No fue tu
decisión.
Peter le miró a los
ojos mientras le decía esto, y Wyatt se quedó asombrado de lo mucho que se
parecía a Chris, físicamente hablando. Le miraba de la misma forma en que le
miraba su hermano. Si le hubieran dicho que era hijo biológico de Chris, se lo
habría creído.
- No sois "una
decisión" Peter. Sois mi familia. Cuando Chris me dijo que quería
adoptaros me bastó con oírle hablar de vosotros para saber que eráis
especiales. Puede que al principio fuera por el afecto que le tengo a mi
hermano, pero si ahora me importáis es por vosotros mismos.
El chico le dedicó
una enorme sonrisa, de las de verdad, de esas que van acompañadas con hoyuelos
en los ojos.
- De pequeño soñaba
con unos padres – le confesó – Pero nunca pensé que tendría otro hermano…ni
tíos…ni abuelos. Derek no tenía familia, o eso me dijo.
- ¿Crees que te
mintió? – preguntó Wyatt, intentando sonar delicado.
- En el año que viví
con él nunca vino nadie. Pero quién sabe. No era muy mayor: tal vez tenía tu
edad. Sus padres podían estar vivos o no estarlo. Y podía ser hijo único, o no
serlo.
- Piensas…¿piensas
en él a menudo?
- Llevo cuatro meses
con Chris, y le llamo cuando paso doce horas sin verle. Estuve un año con
Derek. ¿Tú que crees?
- Pero…no compares 4
meses con tu padre con….un año con "ese". No puedes echarle de menos.
– dijo Wyatt, y el silencio de Peter hizo que repitiera, en tono alarmado - ¿Le
echas de menos?
- No. Pero…
- ¿Pero?
- Quiero pensar que
si él entra ahora por esa puerta y me dice que me vaya con él, le diría que no.
Pero lo cierto es que es muy probable que le dijera que sí.
- ¿Y por qué harías
eso?
- Por miedo.
Wyatt guardó
silencio experimentando por primera vez lo frío que se quedaba uno cuando Peter
empleaba ese tono duro. Recordó lo que Peter había dicho el día anterior.
"El miedo siempre ha dominado mi vida".
- ¿Aún le tienes miedo?
- Se lo tendré toda
mi vida. Por eso quería que se muriera. Sólo cuando él se muera yo me sentiré
seguro. Y a lo mejor ni siquiera entonces.
"Vaya. ¿El que
acaba de hablar es el mismo Peter que amenaza con matarme de diabetes un día de
esto?" pensó Wyatt, impactado. Peter era dulce y sensible, y no duro
y….venenoso.
- Estás seguro. Ni
Chris ni yo vamos a dejar que te pase nada.
- No es mi cuerpo lo
que me preocupa – le dijo Peter. – Es mi cabeza. Porque sí, tío, me acuerdo de
él todos los días. Pienso en él a menudo…y no siempre le odio. Tengo miedo de
que alguien tenga tanto poder sobre mí.
- No tiene poder
sobre ti. Sólo…el que tú le concedes.
- Lo sé. En fin.
Basta ya de hablar de él. Voy un momento al baño. Si sale Nick podéis bajar sin
mí si queréis, y yo voy directo al comedor, para el desayuno.
Nick estaba acabando
de vestirse, sorprendido de que Wyatt no hubiera entrado ya a meterle prisa. Se
había tomado su tiempo en la ducha con la única intención de demostrarle que
estaba enfadado. Por fin, su tío llamó a la puerta.
- Nick, ¿has salido
ya de la ducha?
Nick no respondió, y
Wyatt pensó que podría estar aún en el baño, y no oírle. Así que orbitó al
interior del cuarto, y le vio ponerse la camiseta. Nick le dedicó una de sus
miradas asesinas.
- Con que estás
enfadado ¿no?
- Las puertas están
para usarlas.
- Y para abrirlas.
- Si no la abro es
porque no quiero que entres.
- Vaya, quién me lo
iba a decir. Y yo que creía que había sido sólo un malentendido.
Wyatt sabía que Nick
estaba buscando provocarle, y no pensaba caer, así que se limitó a ser
sarcástico, algo divertido por verle tan molesto e indignado.
- Pues no, así que
vete.
- Prefiero quedarme,
gracias – dijo, y se sentó en una silla, con una sonrisa que a Nick se le
antojó inquietante. - ¿Ya estás lito? – le preguntó.
- No.
- ¿Qué te falta?
- Dormir otras dos
horas.
- Eso puede
arreglarse: ésta noche puedes venir a dormir antes, en vez de ver los fuegos
artificiales con tu hermano y conmigo. – comentó Wyatt en tono casual, y Nick
puso una cara de espanto que le hizo reír. - ¿No? Entonces, ¿puedes prescindir
de esas dos horas?
Nick asintió, y
Wyatt sonrió: ojalá todas las batallas fueran tan fáciles de ganar.
- Pues ale. Bajemos
a desayunar.
- ¡No!
- ¿No? Vale.
Wyatt se puso de pie
y Nick se asustó. Wyatt no sabía si tomarse a mal ese evidente signo de que le
tenía miedo o verlo como algo bueno porque eso le garantizaba cierto control
sobre su rebelde sobrino. Decidió verlo sólo como que Nick era consciente de
que estaba jugando con fuego, y tenía miedo de quemarse.
- ¿Qué pasa? Sólo
voy a llamar a la recepción. Voy a decirles que cambien las habitaciones: pedí
tres individuales porque pensé que viajaba con dos chicos mayores, pero en
vista de que llevo un bebé será mejor que pida una doble
- No serás capaz.
- Te sorprendería
ver de lo que soy capaz. La intimidad y el tener una habitación para ti sólo es
un privilegio: si demuestras que no te lo mereces, se te retira. Y viendo que
eres incapaz de despertarte sólo a la hora que habíamos acordado, y que
necesitas que estén encima de ti para hacer algo tan sencillo como bajar a
desayunar…
- Bajaré – dijo Nick
con un suspiro.
- Lo más inteligente
que has dicho hoy. Nunca es tarde si la dicha es buena. Ale, vámonos – dijo
Wyatt, y abrió la puerta. Cuando Nick salió, la cerró.
- ¿Y Peter?
- Estaba en el baño.
Hemos quedado en vernos abajo.
Pero Peter no estaba
en el comedor, ni el hall del hotel. Esperaron un par de minutos, pensando que
aún no habría salido del baño. Pero como seguía sin bajar, Wyatt fue a buscarle.
Su habitación estaba vacía. Le llamó al móvil y no se lo cogía. Cuando bajó, y
Nick tampoco estaba donde le había dejado, se asustó. Todos sus miedos y
presentimientos volvieron de golpe. Durante unos segundos se quedó paralizado.
Luego se forzó a recordar que sus sobrinos tenían ya sus años: no era como si
hubiera perdidos a dos niños de cinco años. Pero ¿dónde podían estar? Deseó
entonces que fueran brujos: así podría sentirles y encontrarles en un segundo.
Obligándose a
mantener la calma, empezó a buscarles por cada rincón del hotel. Nick tampoco
le cogía el teléfono, aunque Wyatt no dejó de intentarlo. Entonces escuchó el
mismo tono que los chicos tenían en su teléfono. Encontró un móvil sobre una
mesita auxiliar del hall. Al abrirlo, vio por la imagen que era el de Peter:
Nick tenía de salvapantallas una foto en la que salía con Chris y Leo, mientras
que Peter tenía la que venía al comprarlo. Agarró el teléfono con fuerza. ¿Qué
hacía ahí el móvil de Peter? ¿Y dónde estaba el chico? ¿Y Nick?
Escuchó entonces un
pequeño revuelo, y vio como uno de los guardias de seguridad se acercaba a
él…llevando a uno de los gemelos consigo. ¿Ya se había metido Nick en líos?
Wyatt no sabía si debía sentirse aliviado todavía, pero al menos Nick estaba
bien, así que interiormente se alegró, a pesar de creer que no venían a darle
buenas noticias.
- ¿Qué ha ocurrido?
– preguntó, caminando hacia ellos. Nick temblaba como un conejo al que habían
sacado de su madriguera.
- ¿Es usted Wyatt
Haliwell, el tío de éste chico?
- El mismo.
- Su sobrino ha
entrado en una zona de uso exclusivo para el personal del hotel. Es un
incidente sin importancia pero, verá usted, en la habitación había cierta
cantidad de dinero y...ahora no la hay.
- Entiendo. ¿Cuánto
falta?
- Veinte dólares
No era mucho. Wyatt
sacó el dinero de su bolsillo y se lo dio al hombre de seguridad. Después se
quedó a solas con Nick, y le miró a los ojos.
- ¿Has robado ese
dinero?
Nick sostuvo su
mirada.
- No.
- Te creo. Ayúdame a
buscar a tu hermano, que no sé dónde se ha metido.
Nick parecía algo
asombrado, además de tener esa cara de susto que no se le quitaba. Le siguió
como una autómata escaleras arriba, pero cuando estuvo delante de su habitación
ya no pudo resistirlo más, y preguntó:
- ¿Ya está? ¿No
estás enfadado?
- No has sido tú
¿verdad? Ya me equivoqué una vez. Si dices que no has sido, confío en ti. Pero
– añadió dando un paso hacia adelante. Se acercó a él y le dio un azote que
hizo que el chico diera un respingo – no vuelvas a colarte en zonas restringidas.
- La gente, quitando
a Chris, no confía en otra persona sólo por tener su palabra. – dijo Nick,
incrédulo.
- Yo sí. Tú no
sueles mentir.
A Nick le tembló el
labio, como si quisiera decir algo, pero pareció cambiar la pregunta en el
último momento.
- ¿Qué hacemos aquí?
- Quiero dejarle una
nota a tu hermano, por si viene por aquí.
Wyatt abrió su
habitación y cogió papel y boli.
PETER:
¿DÓNDE TE HAS
METIDO? TENGO TÚ MÓVIL. USA EL TELÉFONO DE LA HABITACIÓN, Y LLÁMAME.
WYATT.
Coló el papel por
debajo de la puerta de Peter, tras volver a mirar para asegurarse de que no
estaba en su habitación. Se giró y se fijó en Nick, que tenía la cara de quien
acaba de ver a un fantasma. En realidad, cuando se puso a pensarlo, se dio
cuenta de que llevaba con esa cara desde que se habían encontrado, aunque
entonces parecía aún más pálido.
- Ey, no te
preocupes. Estará por ahí dando una vuelta. Ahora bajamos, y damos el aviso en
recepción por si alguien le ve.
Pero Nick sacudió la
cabeza. Parecía a punto de llorar.
- No estoy
preocupado por él. Es que te he mentido. Sí que cogí ese dinero.
La primera reacción
de Wyatt fue enfadarse. La segunda, llevarse una ligera decepción. Después,
pensó que cuando Nick mentía solía notársele: se le veía avergonzado y además
su estilo era más el de evadir la verdad que el de mentir, salvo cuando estaba
enfadado. En cambio en aquella ocasión le había mentido a la cara sin ningún
escrúpulo. Y además lo había hecho bastante bien: no había dudado ni por un
segundo que Nick había sido sincero al declarar su inocencia. ¡Y él que le
tenía por un mal mentiroso!….
Tras el enfado
inicial, se dio cuenta de que Nick tenía que tener algún motivo. Un motivo para
robar, cuando sabía perfectamente que no debía hacerlo, y un motivo para
mentirle de esa forma tan descarada. Uno no se esfuerza en mentir tan bien para
luego echar por tierra su propia mentira.
- ¿Por qué? – le
preguntó.
- No te lo puedo
decir…
- Nick, lo que no
puedes es no decírmelo. Sabes que lo que has hecho está mal y encima me has
mentido. Si ahora me has dicho la verdad es porque te remuerde la conciencia,
así que se valiente y cuéntamelo todo.
- No puedo.
Nick comenzó a
llorar. Wyatt salvó de un paso la distancia que les separaba, y el chico se
asustó, pensando que iba a castigarle, pero su tío le dio un abrazo. Algo le
pasaba a su sobrino, Wyatt se dio cuenta, y le importó un rábano lo que hubiera
hecho. Nick había hecho un gran esfuerzo por confesarle la verdad, así que él
haría uno mucho más pequeño por mantener su enfado a raya, y hablar como dos
personas adultas.
- No quiero que
pienses que Nick es un ladrón.
Wyatt se separó de
su sobrino cuando escuchó aquella frase. ¿Había hablado de sí mismo en tercera
persona?
- ¿Nick? Espera un
segundo…¡Eres Peter!
- Sí…
Wyatt hizo memoria.
Cuando el guardia de seguridad se lo había traído, él había supuesto que se
trataba de Nick. ¿Por qué? Quizá porque estaba predispuesto a pensar que el que
se metería en esa clase de problemas con "la autoridad" era Nicholas.
En cualquier caso, Peter le había visto escribir una nota para él mismo, y no
había dicho nada. Parecía querer beneficiarse del malentendido de alguna forma.
"Así que…¿a
quien tengo que buscar es a Nick?"
- Está bien, Peter.
¿Por qué no me dices la verdad? ¿Sabes dónde está tu hermano?
- No, pero espero
que muy, muy lejos.
- ¿Qué quieres
decir? ¿Y por qué has cogido ese dinero? Peter, no tengas miedo – dijo al darse
cuenta por fin de que eso era lo que le pasaba a su sobrino: estaba muy muy
asustado. – Sea lo que sea me lo puedes contar.
- Está aquí – dijo
Peter al final. – Derek está aquí.
Y, tras decir esto,
se desmayó.
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