Chapter 31: Figuras paternales
Peter agarró a Chris
con mucha fuerza, hasta el punto de hacerle daño. Christopher intentó
contenerle y consolarle, pero realmente estaba esperando una respuesta. Sabía
que estaba pasando algo y no aguantaba la incertidumbre, pero Peter no parecía
capaz de responderle. Así que miró a Wyatt de forma bastante elocuente:
"Ya me estás contando qué ocurre aquí", pareció decir.
- Tenemos un
problema – dijo su hermano, que no sabía por dónde empezar. ¿Cómo le dices a un
padre que el cabrón que maltrató a uno de sus hijos ha vuelto, y anda persiguiendo
al otro?
- Eso puedo verlo –
replicó Chris. - ¿Qué ha pasado?
- Peter ha visto a
Derek. Está aquí.
De todo lo que Chris
podía haberse imaginado, aquello era lo que menos sentido tenía. Tardó un poco
en asimilarlo y en entenderlo. Examinó a Peter con ojo crítico. ¿Estaba bien?
¿Le había pasado algo? ¿Cuál era la explicación lógica para lo que estaba
pasando?
- ¿Estás bien? – le
preguntó, en un orden de prioridades.
- No me ha hecho
nada – dijo Peter, tranquilizándole.
- ¿Cómo que está
aquí? ¿Cómo ha venido? ¿Por qué? ¿No estaba en prisión?
- Le soltaron. Me
buscó. Contrató un detective. Me encontró en el hall. Quería que me fuera con
él, pero me escapé. Le dije que no, papá. Le desafíe.
Peter no sabía si
estaba orgulloso de sí mismo, o si estaba sorprendido por haberse atrevido. Tal
vez las dos cosas. Como única respuesta Chris le abrazó. No quiso ni imaginar
lo que podía haber pasado. Estaba enfadado con alguien, pero no sabía
exactamente con quién. Pero tendrían que haberle dicho que Derek estaba libre.
Alguien tendría que habérselo dicho.
Se dijo que,
afortunadamente todo estaba bien. Pero se olía algo más. Wyatt y Peter parecían
preocupados. Y ¿dónde narices estaba Nick, y por qué nadie respondía a esa
pregunta?
- ¿Por qué estás en
la cama? ¿Qué es lo que ha pasado?
- Me desmayé – tuvo
que admitir – Pero eso no importa ahora. Papá, tenemos que encontrar a Nick.
- ¿Se ha ido? –
preguntó Chris, sin entender porque su hijo haría eso en un momento como aquél.
- Derek le persigue.
Ha tenido que confundirle conmigo.
Chris intentó
respirar hondo. No sirvió de mucho. Nick estaba huyendo de un hombre cuya
agresividad no tenía límites. Su hijo estaba sólo frente a aquél monstruo.
- ¡¿Cómo es eso
posible?!
- Chris, cálmate –
pidió Wyatt.
- ¿Que me calme? ¿Mi
hijo está huyendo de un psicópata y tú me pides que me calme? ¿Me quedo aquí
también de brazos cruzados, haciéndote compañía?
El tono de reproche
en su voz fue tan marcado que hasta a él mismo le sonó desproporcionado. En
realidad, no culpaba a Wyatt por lo que había pasado, pero estaba demasiado
enojado como para hablar con calma, y no se disculpó. Antes bien, el hecho de
que su hermano no le respondiera, le enervó aún más.
- Se suponía que
tenías que cuidar de ellos. Por eso los dejé contigo. ¡Se suponía que ibas a
cuidarlos!
Chris gritó
demasiado, teniendo en cuenta que estaban en un hotel y que podrían haberle
oído en las habitaciones contiguas. Wyatt aguantó con estoicismo, aunque estaba
muy tenso.
- ¿Ya te has
desahogado? – preguntó con voz impersonal. Estaba apretando mucho los puños,
intentando sin éxito que los reproches de su hermano no le afectaran.
- Papá, no ha sido
culpa suya. – dijo Peter, tratando de calmarle – Él también está muy
preocupado.
Chris suspiró.
- Ya lo sé. Perdona,
Wyatt. – siseó Chris, y suspiró. Solía pagar sus frustraciones con su hermano,
y era consciente de que eso no estaba bien. - Pero es mi hijo.
- Pues entonces será
mejor que no perdamos el tiempo discutiendo. Lo vamos a encontrar, Chris. Creo
que lo mejor será que yo vaya a buscarle, me dio algunas indicaciones. Tú
deberías quedarte aquí cuidando de Peter, esperando por si vuelve.
- No puedes pedirme
que me quede al margen….
- No, te estoy
pidiendo que hagas de padre. La peor pesadilla de tu hijo ha venido a por él.
Peter te necesita.
- Yo estoy bien. Y
os ayudaré a buscarle – dijo Peter poniéndose de pie.
- ¡Eso ni soñarlo! –
dijeron Wyatt y Chris a la vez.
- Oíd: podemos
seguir discutiéndolo, pero si me dejáis aquí esperaré a que os vayáis para ir
detrás de vosotros.
- ¿Ves por qué
tienes que quedarte? – preguntó Wyatt, mirando a su hermano significativamente.
- Peter, no vas a ir
a ningún sitio, y no es discutible. – dijo Chris, con su tono más tajante.
Derek estaba por ahí suelto, buscándole. Ya era difícil de soportar el hecho de
que Nick estuviera a su merced: no dejaría que Peter se arriesgara.
Peter por su parte,
no podía quedarse de brazos cruzados. Si su hermano tenía que huir era por su
culpa. Le buscaban a él y no a Nick. No podía dejar que se enfrentara sólo a
Derek. Era en lo único en lo que podía pensar, porque si pensaba en otra cosa
se moriría de miedo. La llamada con Nick se había cortado: tal vez ya estaba en
problemas. No podían seguir ahí hablando por más tiempo. Peter buscó la forma
más rápida de convencer a Chris.
- No, lo que no voy
a hacer es quedarme aquí sólo, esperando a que Derek venga a por mí. No puedes
pedirme eso. Y tampoco puedo permitir que te quedes conmigo y minimizar así las
posibilidades de que encontréis a Nick. La única forma de hacer esto es la de
ir los tres a por mi hermano. "MI" hermano. Ya he huido demasiado. Ya
he pasado muchos días en la oscuridad, esperando a que Derek viniera a por mí.
Siempre venía, y ha vuelto a hacerlo. No dejaré que Nick pase por lo mismo por
lo que pasé yo. Eso es lo que no es discutible.
Chris gruñó,
reconociendo su derrota. Había vuelto cometer el mismo error: había dejado que
Peter hablara, usando toda su habilidad con las palabras, y tal vez ciertas
dosis de manipulación.
- Haz lo que quieras
– dijo al final, con más enfado del que quería demostrarle en ese momento. – Si
veo que corres algún peligro, te orbitaré aquí te pongas como te pongas.
- Será mejor que nos
pongamos en marcha – dijo Wyatt – Nick dijo que fue calle abajo y luego torció
a la derecha.
Los tres salieron
primero de la habitación, y luego del hotel, y fueron en la dirección que Nick
les había indicado. Chris no se sorprendió de que aquello no sirviera de nada:
Nick podía estar en muchos sitios, en realidad, y probablemente estuviera en
constante movimiento. Peter en cambio era mucho menos positivo. Sabía que si la
llamada se había cortado tan bruscamente, y ahora Nick no aparecía, aquello
sólo podía significar que Derek le había encontrado.
- Tío Wyatt, ¿aún
tienes mi móvil? – le preguntó, cuando se pararon en una esquina, sin saber
hacia dónde ir. Su tío se metió la mano en el bolsillo.
- Ya he probado a
llamarle yo, Peter. Nick no coge el teléfono.
- Tú dámelo –
insistió, con la mano extendida. Su tío le dio el móvil, y Peter respiró hondo
antes de marcar.
"Por favor, que
no haya cambiado de teléfono" le suplicó al aire, y alguien debió de
escucharle, porque reconoció la voz que le llegó desde el otro lado:
- ¿Diga?
- Hola, Derek. –
dijo Peter, intentando sonar seguro. Chris y Wyatt le miraron con espanto. -
¿Sabes que tienes al gemelo equivocado?
- ¿Cómo sé que tú
eres Peter?
- Éste es el móvil
que me quitaste y luego dejaste en el hotel – le dijo. – Pero si necesitas más
pruebas, mírale la espalda a mi hermano. Mírale la muñeca.
Peter tampoco tenía
ya algunas de esas cicatrices, pero eso Derek no lo sabía. Hubo unos momentos
de silencio, en los que Derek debía de estar haciendo lo que le había dicho, y
luego escuchó un bufido.
- Me has engañado,
maldito mocoso.
- Yo no he hecho
nada de eso. – dijo Peter, sintiéndose triunfal: tal y como había sospechado, a
Derek no le daba igual un gemelo que otro. Era a él a quien quería, y eso podía
constituir la única posibilidad de Nick de salir de aquella. – Deberías ser
capaz de reconocer a tu "hijo", Derek.
- Te has vuelto muy
gallito ¿no? Aún tengo a tu hermano.
- Pero a quien
quieres es a mí – replicó Peter, con la seguridad que le daba la reacción que
Derek había tenido al descubrir la verdad. - ¿Qué vas a hacer al respecto?
Chris estaba
horrorizado. ¿De verdad estaba hablando con Derek? Le llevó un tiempo
reaccionar, pero al empezar a entender lo que implicaba lo que Peter estaba
diciendo, actuó.
- Dame el teléfono –
le dijo, pero Peter le ignoró. Chris orbitó el aparato y contuvo a Peter con
una mano, cuando intentó recuperarlo. Wyatt en seguida se prestó a ayudarle en
eso, y detuvo a su sobrino.
- Ven a por tu
hermano, ya que te has vuelto tan valiente – dijo Derek al otro lado.
- Devuélveme a mi
hijo – dijo Chris.
- ¡Hombre! ¡El padre
ausente! ¿Te parece bonito abandonar a tus hijos nada más haberlos adoptado?
¿Acaso pretendía ese
gilipollas darle lecciones de paternidad?
- Devuélveme a Nick
– repitió, mascullando entre dientes.
- No es Nick a quien
quiero. No soy un secuestrador. Yo quiero a mi hijo. Dámelo, y yo te doy al
tuyo.
- Tú no tienes
hijos.
- En realidad, creo
que tengo dos, pero nunca he llegado a conocerlos – comentó Derek en tono
casual, como si fueran viejos amigos charlando en un bar. El cinismo de aquél
hombre enfurecía a Christopher - Y ambos sabemos que Peter es más hijo mío que
tuyo. Así que deja que venga conmigo.
- ¡ÉL NO QUIERE IRSE
CONTIGO! ¡No es tu hijo! ¡Nunca lo ha sido, y nunca lo será! – gritó Chris,
fuera de sí.
- ¿Ah no? – dijo
Derek, con calma y recochineo. Los gritos de Chris parecían divertirle – Has
jugado a los padres durante cuatro meses, y ya has perdido a uno de tus hijos.
Yo estuve con él un año, y nunca le perdí.
- ¡Porque le atabas
a la cama! Y te tenía miedo.
- No hables en
pasado – rió Derek – Aun me lo tiene. El miedo es importante para conseguir
obediencia.
- Me das asco –
respondió Chris. Estaba tan equivocado por pensar así… Un verdadero padre no
necesita el miedo de su hijo.
- Piropéame todo lo
que quieras. Pero tráeme a Peter.
- Jamás.
- ¿Por qué no se lo
preguntas a él?
- No necesito
preguntarle.
Durante unos
segundos no hubo respuesta, y cuando ésta vino, no fue desde el móvil, sino
desde su espalda, a pocos metros.
- Pues yo creo que
sí – dijo Derek. Chris se dio la vuelta. Llevaba a Nick consigo. El chico no
iba sujeto de ninguna manera, pero le seguía. A Chris le extrañó aquél
comportamiento dócil hasta que vio algo que Derek escondía bajo la chaqueta.
¿Una pistola?
- ¡Papá! – exclamó
el niño y corrió hacia él. Derek no se lo impidió. Nick le abrazó, diciendo
muchas cosas con aquél abrazo. "He pasado miedo, papá" parecía decir.
"Protégeme".
- ¿Estás bien? –
preguntó Chris, separándose de él un poco para examinarle. No parecía herido. -
¿Te ha hecho algo?
- No. Intenté huir.
Lo intenté de verdad. Pero…
- …sabe exactamente
hacia dónde vas a ir – acabó Peter por él. Conocía la sensación. – Lo de la
pistola es nuevo. Conmigo no la necesitaba. Has debido cabrearle de verdad.
Abrazó a su hermano
con mucha fuerza.
- Me encantan los
reencuentros – dijo Derek. – Ahora, mi hijo.
Derek no llegó a
sacar la pistola de su chaqueta, como para no llamar la atención, pero si se
abrió un poco la solapa, como para que vieran que iba en serio.
- Muérete – le dijo
Wyatt, abrazando a Nick con un solo brazo.
- Vaya. ¿Es él quien
te ha contagiado esa actitud desafiante? ¿O es ese salvaje de tu hermano? ¡Ha
intentado morderme! En fin. Si vienes ahora conmigo, no les haré nada.
- ¡Nadie se va a ir
contigo! – bufó Chris. Pero mientras él decía esto, Peter dio un paso adelante.
- ¡Peter!
- Lo siento, papá –
dijo Peter – De veras que sí.
Peter caminó hacia
Derek, intentando no temblar: al menos, conservaría la valentía. Sabía que
estaba renunciando a su vida, a su padre, y a todo. Pero Derek tenía una
pistola, y ni la magia podía salvar a alguien que hubiera recibido un disparo
en la cabeza. Era preferible vivir un infierno que ver como moría alguna de las
personas a las que quería.
Chris avanzó hacia
él, intentando detenerle. Pero Peter fue más rápido. Sabía que si dejaba que
Chris llegara hasta él, orbitaría, sin importarle Derek o cualquier posible
testigo. Por su parte, Derek hizo que el bulto de su chaqueta fuera más
evidente.
- Sin heroicidades,
"papá". – dijo el hombre - Todo el que no sea Peter es prescindible
para mí.
"Todo el que no
sea Peter es prescindible. Acostúmbrate a eso, porque es lo más cercano a 'te
quiero' que vas a poder escuchar durante quién sabe cuánto tiempo" se dijo
el chico. Se preguntó cómo era posible que alguna vez hubiera creído que Derek
le quería. Derek estaba obsesionado con él, que era distinto. Eso no era amor.
Lo de Chris sí, y pese a saberlo, estaba dispuesto a renunciar a ello con tal
de protegerle. Derek le envolvió con un brazo cuando estuvo junto a él. Peter
le devolvió una mirada inexpresiva. De pronto, no sentía nada. Como si se
hubiera quedado vacío, y tan sólo obedeciera a lo que su cerebro le decía que
tenía que hacer para proteger a su familia. Cuando le tuvo junto a él, Derek
quitó la mano de la pistola. No quería amenazar a Peter con el arma, ni veía la
necesidad de hacerlo: el chico ya estaba con él.
- Por fin, hijo. –
susurró Derek. – Volveremos a ser una familia.
- Nunca lo hemos
sido.
- ¿Por qué me
rechazas? Has accedido a venir conmigo…
- Porque tienes una
pistola. No pienses ni por un segundo que lo he hecho porque te quiera.
Chris asistió a ésta
conversación con un fuerte sentimiento de impotencia: no podía acercarse o
corría el riesgo de que Derek disparara. Por primera vez sintió que necesitaba
dividirse para ser padre: para proteger a Peter y a Nick a la vez.
Por su parte, Derek
frunció el ceño ante la airada respuesta del chico.
- Enséñame la muñeca
–le dijo, y se la cogió él mismo. Le remangó la camiseta y se fijó en la
pequeña marquita. – Sí que eres Peter. ¿Qué te ha pasado? Tú no eras así…
- Crecí – respondió
Peter, con voz fría. Derek levantó las manos y las puso sobre los hombros del
chico. Tal vez había esperado a encontrar al mismo niño asustadizo que no
oponía ninguna resistencia. En cierta forma, Peter seguía siendo ese niño
dominado por el miedo. Pero había algo que Derek no entendía: ahora tenía algo
por lo que luchar. Una familia cuyo bienestar le importaba más que el suyo
propio. Eso le daba fuerzas.
Cuando Derek puso
las manos en sus hombros, como intentando buscar en él al chico que recordaba,
Peter se sintió muy pequeño por un segundo. Pero luego vio su oportunidad: las
manos de Derek estaban muy lejos de la pistola. Se apartó de él, y le dio un
puñetazo con todas sus fuerzas. Se asombró cuando vio que el golpe tiró a Derek
al suelo.
"Soy
fuerte" pensó, por primera vez en mucho tiempo. Golpeó a Derek de nuevo en
cuanto éste se intentó levantar. Y el miedo se fue transformando en otra cosa.
Poco a poco, se sintió poderoso. Toda la ira, todo el miedo, todo el rencor que
Peter guardaba dentro de sí había encontrado por fin un sentido y una vía de
escape. Golpeó a Derek una y otra vez hasta hacerse daño en las manos. Quería
seguir, pero alguien le agarró por detrás: era Wyatt, tratando de contenerle.
Chris, Nick y él le estaban gritando algo, pero Peter no les oía. Pese a su
rabia, Wyatt era más fuerte que él, así que enseguida se encontró a varios
metros de Derek, que seguía en el suelo.
- Peter – dijo
Wyatt, tratando de darle la vuelta para mirarle. Al final lo consiguió, y así
logró de paso que el chico apartara la vista de Derek – Peter, tranquilo.
Al principio, Peter
seguía rabioso, y se debatió con él tratando de liberarse para volver a por
Derek. Pero luego poco a poco, la rabia disminuyó, empezó a llorar, y se abrazó
a Wyatt. Aunque estaba a gusto en aquellos brazos, se preguntó por qué no eran
los de Chris los que le estaban rodeando.
Su padre había
vivido el cambio que se operó en Peter con algo de miedo. No se esperaba que
derribara a Derek de un puñetazo, y a partir de ahí el chico pareció incapaz de
parar. Le llamó varias veces, pero Peter no le oía. Wyatt reaccionó más rápido
a la hora de separarle. Y él, tras unos segundos en blanco, se abalanzó sobre
Derek y ocupó el lugar de su hijo. Empezó a insultarle con cosas que,
ciertamente, es mejor no reproducir, y golpeó al hombre cuyo rostro era ya una
masa sanguinolenta.
- ¡Chris! – gritó
Wyatt, aun sosteniendo a Peter. – Nick, ten a tu hermano ¿vale?
Sin esperar
respuesta, Wyatt fue a por Chris. No es que él no quisiera dar una paliza a
aquél sujeto, pero habían llamado la atención de la gente, y probablemente ya
habían llamado a la policía. Además, aquella no era la forma. Arrastró a su
hermano lejos de Derek, que se debatía entre la consciencia y la inconsciencia.
- Chris. ¡Chris!
¡Christopher! ¡Mírame! Peter. Céntrate en Peter.
Aquella palabra hizo
que Chris volviera a su ser. Peter. Cierto. Fue hacia él y le envolvió en un
abrazo. Peter lloró como no lo había hecho en la vida. Temblaba, e incluso a
ratos reía, en un estado de completa histeria.
- He podido con él.
– dijo, y comenzó a repetirlo una y otra vez. – He podido con él. Soy más
fuerte.
En realidad, le
había pillado desprevenido. No es que Peter fuera débil. Pero Derek era muy
fuerte: la prueba estaba en el hecho de que había resistido la tremenda paliza
de Chris y Peter. Mientras los cuatro Haliwell se abrazaban, Derek sacó la
pistola. Debido a la paliza, no veía bien, ni lograba tener la mano quieta,
pero apuntó en dirección a ellos. Algunas personas que observaban desde una
distancia de seguridad gritaron al verlo. Aquello debería haber alertado a sus
víctimas, pero no lo hizo.
- ¡Peter! – gritó
Derek, y tosió. - ¡Peter me las pagarás por esto!
Peter le miró y
caminó hacia él. Chris le agarró para impedírselo, pero Peter se soltó con
delicadeza: aquella vez iba a mantener la calma.
- No. Has sido tú
quién has pagado por todo lo que me hiciste.
- Peter, tiene un
arma – dijo Chris, temiendo por él.
- Pues que dispare.
¿A qué espera?
Peter avanzó y se
quedó a muy poca distancia de Derek.
- No vas a matarme –
le dijo – Pudiste hacerlo mil veces.
- Tú no eres mi hijo
– dijo Derek. Peter se sorprendió porque en algún punto recóndito de su corazón
aquello le dolió. Entonces, contra todo pronóstico, Derek disparó. Peter
realmente no le creía capaz de hacerlo: se había llegado a preguntar si la
pistola era de verdad. Pese a todo lo que había hecho, pese a haberse ensañado
con él hacía sólo unos segundos, Peter seguía cometiendo el mismo error:
pensaba que le importaba algo a Derek. Pensaba que jamás le dispararía, porque,
tal como él mismo había dicho, Peter no era prescindible para él.
Pero Derek, además
de estar cabreado por lo que acababa de hacer, no le recordaba así. Derek
recordaba un niño de trece años, complaciente y asustadizo, al que si le decías
una palabra más alta que la otra se ponía a llorar. Por eso le adoptó a él y no
a Nick: en el otro gemelo había desafío en la mirada… había ira. Peter no tenía
de eso. O no lo había tenido de niño. A Derek no le gustó el "nuevo
Peter". Ese Peter que, al fin y al cabo, era sólo el fruto de lo que Derek
había hecho con él.
Uno de los mayores
miedos de Peter, el ser rechazado por hacer algo que no complaciera a su padre,
se había cumplido. Y le dolió. Pero…no le importó. No le importó, porque el
padre al que había decepcionado no era el de verdad. Esto fue lo último que
pensó antes de que la bala impactara en él: más concretamente en su hombro
izquierdo. Por suerte para él, Derek estaba débil, malherido y semiciego, así que
pese a estar muy cerca de él, la bala sólo le rozó. Aun así dolió, claro, y
soltó un grito.
Chris gritó a la vez
que él, temiéndose lo peor. Corrió hacia él. Pudo ver que era una herida
superficial. La bala no estaba alojada dentro de él. Sangraba, tenía que doler,
pero no era grave. Pero eso no le tranquilizó demasiado.
Mientras él hacía
esto, Wyatt se acercó a Derek y le desarmó de una patada. Instantes después,
llegó la policía, y una ambulancia. Insistieron en llevarse a Peter a un
hospital. Chris o Wyatt podían haberle curado en un instante, pero no delante
de tantos testigos. Tuvieron que someterse a la normalidad de acudir al médico,
pero a lo que Chris no accedió fue a que lo separaran de Peter. La policía
tenía preguntas que hacerle, pero él no iba a dejar sólo a su hijo. Un agente
iría más tarde al hospital. Mientras tanto Wyatt y Nick responderían a todo, y
luego se unirían a ellos. Derek había violado la condicional, había intentado
secuestrar a un menor, había amenazado a dos, se había acercado al menor al
cual había maltratado y le había disparado. Era seguro que iba a volver a la
cárcel, tras su paso por un hospital. El ataque de Peter y Chris hacia el
hombre fue tomado como en defensa propia.
Ya en el hospital,
Chris tenía que recordarse constantemente por qué no podía simplemente curar a
Peter y acabar con todo eso. Si la herida del chico hubiera sido más grave, se
hubiera arriesgado a hacerlo. Pero Peter, físicamente, estaba bien. La herida
del hombro era, según él mismo decía, algo que podía soportar. Lo que a Chris
de verdad le preocupaba era el interior del muchacho, pero no tuvo ocasión de
hablar con él entre tanto trajín de médico arriba, médico abajo, agente por
aquí y agente por allá. Cuando por fin se quedaron a solas, en una habitación
esperando a que llegara el médico, Chris lo intentó.
- Peter…
- ¿Me pasas la bata
esa? – cortó su hijo. Tenía que cambiarse y ponerse "ropa de
hospital" para cuando viniera el doctor. Chris se la pasó, notando el
evidente intento de evitar que sacara el tema. Pese a ello, volvió a la carga.
- Peter…
- Creo que me tienes
que ayudar a quitarme la camiseta – interrumpió Peter. Chris avanzó a él y le
ayudó, pues con la herida ese tipo de movimientos le dolían. Pero no se rindió
e intentó de nuevo hablar con él.
- Escúchame – le
pidió – Tenemos que hablar de lo que ha pasado.
- ¿Por qué?
- Porque, tesoro,
nadie está preparado para esto. Que Derek volviera era…
- …una pesadilla. He
soñado con eso muchas veces. La diferencia es que ahora ha sido real.
- Ha sido más que
real. Ha sido duro, e injusto, y sé que has sufrido mucho.
Peter dejó de
moverse y le miró a los ojos.
- Le he machacado.
Quería…quería hacerle daño y si el tío Wyatt no me hubiera detenido yo…yo tal
vez….Ahora soy fuerte.
- Te has defendido.
- He hecho más que
eso, y lo sabes. Perdí el control.
- Y me alegro de que
lo hicieras, o a lo mejor ahora estabas lejos de mi alcance, a saber dónde, a
su merced.
- Me comporté como
un animal. – insistió Peter, mirándose las manos, magulladas por los puñetazos.
Chris se las cogió, y contuvo el impulso de curárselas: aún no. Primero tenían
que pasar por el paripé del médico.
- Te defendiste –
repitió – Y te…vengaste.
- No me considero
una persona vengativa. La venganza….no es algo bueno.
- Todo lo que es
bueno o malo deja de tener sentido cuando se aplica a Derek. Ese cabrón no se
merece otra cosa.
Chris no podía
decirle a Peter nada por haber perdido los papeles cuando él había hecho lo
mismo. Una parte quería volver y terminar el trabajo. Pero los luces blancas no
pueden matar a nadie, o "pierden sus alas".
- Me dijo…que no era
su hijo. Me…me dolió.
Chris sintió rabia.
No que le hubiera disparado, no que hubiera querido secuestrarle, no lo que le
había hecho en el pasado: lo que a Peter le importaba era haber perdido el
"afecto" de Derek.
- Nunca has sido su
hijo, porque eres el mío – le dijo con vehemencia, y le abrazó.
- ¿Lo soy? –
preguntó. - ¿Lo sigo siendo?
- Claro que sí. ¿Por
qué lo dudas?
- Por todo lo que
has visto. Por haber puesto en peligro vuestras vidas.
- Escúchame bien,
Peter – dijo Chris, y le levantó la barbilla. – Nada de lo que he visto o de lo
que pueda llegar a ver podrá hacer que dejes de ser mi hijo. Yo no soy como
Derek. No lo olvides nunca. Y tú no has puesto en peligro nuestras vidas. Nada
de lo que ha pasado ha sido culpa tuya, excepto el haberte arriesgado más de la
cuenta. Si vuelves a hacerlo alguna vez….- empezó Chris, pero se dijo que aquél
no era el día adecuado para amenazar a Peter. Cualquier cosa que dijera podía
ser malinterpretada. – No vuelvas a hacerlo. Jamás.
- Tenía que hacerlo…
- ¿Ah sí? ¿Tenías
que acceder a irte con él? Y luego, cuando estaba en el suelo, ¿tenías que
acercarte a un hombre armado?
- Sí. Os habría
hecho daño. A mí no iba a hacerme nada…
- Ya has visto que te
equivocabas – dijo Chris, intentando no enfadarse. – Podía haberte matado.
- Pero no lo ha
hecho. Si no me hubiera ido con él en primer lugar, podía haber disparado a
Nick, a Wyatt o…a ti. Y cuando estaba en el suelo, podía habernos disparado a
cualquiera. El elegido fui yo, y esa era la mejor opción.
- ¡No! ¡Esa no es la
mejor opción nunca!
"No le
grites" se dijo Chris "que ha pasado por una experiencia traumática.
Otra más."
- Si tengo que
elegir entre salvar mi vida o salvar la vuestra, no puedo hacer más que
intentar salvaros. Derek era mi problema. Estoy harto de que mis problemas os
salpiquen.
- Tus problemas son
mis problemas. Tu vida es mi vida, y tu salud más importante que la mía.
Pensaba que lo habías entendido.
- Mi vida no vale
nada. Derek se ha dado cuenta hoy, aunque nunca ha debido de valorarla mucho.
Tú también lo descubrirás algún día. Pero ya lo he aceptado.
- ¡Has aceptado una
mierda! – bufó Chris. – Ya no sé cómo hacer que entiendas esto, Peter, pero tu
vida es lo más importante. Me ocuparé de que llegues a creértelo, con ayuda de
la psicóloga. Pero nunca, jamás, en ningún caso, puedes volver a exponerte como
lo has hecho hoy.
Peter no respondió.
No quería discutir, pero no podía darle la razón. Se giró para colocar su ropa,
pero Chris le agarró de un brazo.
- Prométemelo,
Peter.
- No puedo.
Chris le soltó el
brazo con algo de furia.
- Puedes y tienes
que hacerlo.
- ¿Puedo yo
obligarte a prometer que nunca te pondrás en peligro por protegerme a mí, o a
Nick? – contratacó Peter, y Chris se quedó callado. - ¿Puedo o no?
- No. Pero es
diferente. Yo soy…
- …eres mi padre. Y
hoy ha quedado más claro que nunca que sólo tengo uno. Dices que mi vida es lo
más valioso para ti. Pues la tuya es lo más valioso para mí.
Chris le abrazó. No
le gustaba que Peter estuviera dispuesto a arriesgarse por él, pero era
consciente de que no podía hacerle cambiar de opinión por la fuerza. Se dejó
conmover por aquella extraña demostración de afecto, y en ese momento llegó el
médico.
- Peter Haliwell –
dijo el doctor, leyendo el informe de ingreso – Y supongo que usted será su
padre.
- El mismo.
- Bien Peter, veamos
ese hombro.
El doctor le examinó
con cuidado.
- Bastará con unos
puntos – declaró. – Ahora viene la enfermera y ella se encargará. Quiero
ponerte por si acaso un recuerdo de la vacuna del tétanos. La tienes ¿verdad?
Peter asintió. El
doctor dijo un par de cosas más, y se fue para volver más tarde, con la
enfermera. Cuando se fue, Chris se fijó en que Peter estaba pálido.
- No puedes dejar
que lo haga – dijo.
- ¿El qué? ¿La
vacuna? – preguntó Chris, un tanto extrañado.
- No. Coserme.
- Tiene que hacerlo,
Peter. Es una herida abierta. Escucha, todo esto es innecesario, ya lo sabes.
En cuanto salgamos de aquí, te curaré yo. Pero hasta entonces tenemos que seguir
su juego.
- Pero no quiero que
me cosan – dijo el chico – No soy una tela.
Chris se mordió el
labio. No se creía capaz de presionar a Peter para que siguiera con aquella
farsa, si tanto miedo le daba que le cosieran. Empezó a recoger sus cosas para
irse, mandado todo a la porra, y justo en ese momento llegó Wyatt, con Nick a
su lado.
- Ya estamos aquí.
¿Qué tal todo? ¿Qué estás haciendo? ¿Ya os han atendido?
- No. Nos vamos.
- ¿Que os vais? ¿A
dónde?
- A casa.
- Pero, ¿Peter está
ya curado?
- No. Voy a curarle
yo.
- ¿Antes de que os
den el alta? ¿Es que quieres que nos descubran?
- No tienen por qué
saber que tenemos magia. Desaparecemos, y punto.
- Claro. Han
disparado a tu hijo y te vas del hospital sin que le traten. ¿Es que quieres
que los de protección del menor se te echen encima? ¿Quieres poner en riesgo la
adopción? ¿Hay algún motivo lógico para hacerlo?
- Peter no quiere
que le cosan…
- Pues Peter se
aguanta.
- Tío…- protestó el
chico.
- Pete, siento mucho
lo que te ha pasado. De verdad. Pero no puedes ponerlo todo en peligro por un
capricho.
- No le hables así –
dijo Chris – Lo ha pasado muy mal…
- Y Nick también. –
dijo Wyatt. – Y tú. Y yo. Y todos. ¿Que es una mierda? Pues sí. Pero si nos
salimos del juego ahora, puedes llegar a arrepentirte mucho. Vuestro pequeño
episodio de ira podía haberos llevado a prisión, y a un centro de menores
respectivamente. Las cosas con la ley no están ahora mismo como para
complicarlas más.
Chris sabía que su
hermano tenía razón. Peter se dio cuenta de que Chris estaba cambiando de
opinión y no sabía qué hacer para evitarlo.
- Pero yo no quiero
que me cosan…
- Si no tuviéramos
magia, es así como tendría que ser.
- Pero la tenéis…
- Y ahora mismo no
podemos usarla – dijo Wyatt.
- O no queréis. ¿Es
más importante vuestro secreto que yo?
- Peter, eso ha sido
tan rastrero que no sé si puedo perdonártelo – le dijo su tío. – Tu padre y yo
hemos temido por ti. No hay nada que no hiciéramos para conseguir tu bienestar.
Es precisamente por eso por lo que tienen que coserte. No por el maldito
secreto: tu padre ha dejado claro que estaría dispuesto a mandarlo todo a la
mierda por ti. Tienen que coserte para no poner en peligro el asunto de vuestra
custodia. Es por ti y por tu hermano por quienes tienes que hacerlo. Sí, por tu
hermano, éste que está aquí ¿te has olvidado de él? Porque se iba a ir con un
maltratador dispuesto a ocupar tu lugar. Le debes al menos esto.
Los ojos de Peter se
llenaron de lágrimas. Había llorado tanto que se creía incapaz de llorar más,
pero por lo visto se equivocaba. Chris miró a su hermano con infinito
desprecio. ¿Cómo era capaz de decirle aquellas cosas?
Wyatt se arrepintió
de haber sido tan duro en aquél momento, pero había sido él el que había pasado
los últimos cuarenta minutos con Nick, reviviendo cada instante que éste había
pasado con Derek. Había estado presente en el encuentro de Chris, Peter y Derek
y se negaba a creer que todo eso no había valido para nada. Que todo se iba a
ir a la porra porque Peter se negaba a que le dieran unos puntos.
- Vale – dijo Peter,
gimoteando un poco. – No hacía falta ponerse así. Me quedaré calladito y haré
lo que diga el médico.
Wyatt le dio un
abrazo.
- Lo siento, Pete.
Pero esto es lo correcto. Te juro que a Derek le esperan los siete infiernos, y
aun debería estar agradecido, porque yo tenía reservado un destino mucho peor
para él. Estoy muy orgulloso de ti por todo lo que has hecho hoy, aunque has
sido un imprudente. Chris ya te ha dado la charla de "tu vida es lo más
importante" ¿verdad?
- Sí, aunque no ha servido
de mucho – reconoció Christopher. En ese momento llegó la enfermera, seguida
del doctor, y les dijeron que sólo uno podía quedarse con Peter.
- Papá, ve con Nick
– le dijo Peter – El tío Wyatt puede quedarse conmigo.
Chris no quería
hacer eso pero era consciente del poco caso que le había hecho a Nicholas,
cuando para él aquello tampoco había sido un día ideal. Se salió con él al
pasillo, y le abrazó.
- ¿Cómo estás?
- Te lo diré cuando
empiece a asimilarlo. Aun me siento como si le hubiera pasado a otra persona.
- Nick, lamento
tanto lo que ha pasado…
- ¿Por qué? No ha
sido tu culpa. Derek me confundió con Peter y quiso llevarme con él.
- ¿No te creyó
cuando le dijiste quién eras?
- Es que no se lo
dije. Eso hubiera puesto en peligro a Peter: hubiera vuelto a por él.
- ¡No decírselo te
puso en peligro a ti!
- Es preferible.
Chris sintió la
misma rabia que había experimentado momentos antes con Peter.
- ¿Preferible para
quién? ¿Qué hago yo si te pasa algo?
- ¿Qué harías si le
pasara algo a Peter? No estabas ahí para protegerle, así que me encargué yo.
- ¿Y quién te
protegía a ti?
- El tío Wyatt. Y
Peter: ya has visto como se enfrentaba a Derek.
- Soy yo el que
tiene que protegeros. Y no estaba.- dio Chris con una enorme culpabilidad.
- Aunque seas brujo,
no tienes el don de la ubicuidad. Estás aquí ahora que es lo que importa.
Volvieron a
abrazarse, y Chris supo que si algo malo le hubiera pasado a Nick, él hubiera
perdido el juicio. Le preguntó si había llegado a desayunar, y ante la negativa
de su hijo fueron una máquina a comprar algo. Nick descubrió que tenía hambre,
aunque hasta entonces había tenido el estómago cerrado.
Mientras tanto, a
Peter le pusieron un recuerdo de la vacuna del tétanos en el brazo. Después, la
enfermera le limpió las heriditas de las manos con agua oxigenada y aquello
escoció bastante, pero no fue nada con lo que sintió cuando hizo lo mismo con
la herida del hombro. Peter hizo un gran esfuerzo por permanecer impasible ante
esto. Seguidamente la enfermera preparó las cosas para darle los puntos, y
Peter no pudo evitarlo: en un acto reflejo le dio un manotazo y tiró la aguja.
- ¡Peter! – regañó
Wyatt.
- No importa, iré a
por otra – dijo la enfermera, aunque se la veía contrariada. El doctor se fue
con ella para archivar el informe y preparar unos papeles.
- ¿Qué ha sido eso,
Peter? – preguntó Wyatt con el ceño fruncido. - ¿Cómo se te ocurre?
- Seguro que duele
mucho…- repuso Peter como única respuesta, tratando de justificarse.
Wyatt se acercó a
él.
- ¿Sabes lo que
duele también? Ver que tu sobrino se pone delante de un tipo armado, a
desafiarle. Ver cómo se lleva un disparo. ¿Y sabes algo que dolerá mucho más?
Ver cómo te separan de Chris, si no validan la adopción.
- ¡Deja de decir
eso! ¿Es que no entiendes que no quiero que me cosan? Claro, como a ti siempre
te han curado todo por arte de magia…
- Peter, pensé que
habíamos llegado a un acuerdo. Ahora cuando venga la enfermera te disculparás,
y dejarás que haga su trabajo.
- ¡No!
Wyatt le puso en pie
y le dio un par de azotes, aunque no muy fuertes. Tuvo especial cuidado de no
hacerle daño en el hombro.
- No hace falta que
me lo digas: Chris no te castigaría por esto, y menos hoy. Pero si yo tengo que
darte unos azotes, te los daré. No pienso dejar que des manotazos a los médicos
y que hagas berrinches estúpidos a tus años. Así que te lo repito: te
disculparás, y dejarás que te de los puntos.
- Sí, tío –
respondió Peter, creyéndole perfectamente capaz de cumplir su amenaza de
castigarle. – No más berrinches – le prometió, mirando al suelo.
Wyatt le obligó a
mirarle, pero con delicadeza. Dejó de lado al "hombre fuerte", y se
permitió ser sensible con su sobrino:
- Sabes que te
quiero ¿verdad? Hoy me he asustado mucho.
- Yo me he asustado
también.
- Lo sé. Y cuando
salgamos de aquí me voy a ocupar de que tu hermano y tú os olvidéis de todo
esto. Ven aquí – le dijo, y le dio un abrazo. Apretó demasiado y le hizo un
poco de daño a Peter en la herida. Se apartó en seguida. - ¿Aguantas esto y te
dan miedo unos puntos?
- No es tanto por el
dolor. Es el hecho de que me cosan. Coser la carne es…antinatural.
- Los puntos te
durarán cinco minutos – le prometió. – Después te curaremos, y será como si no
te hubiera disparado.
- No – corrigió
Peter – La gente no verá que me han disparado, que es diferente. Como lo de la
espalda. Ya no tengo cicatrices pero eso no borra lo que ocurrió.
Wyatt supo que su
sobrino tenía razón. Y una vez más dedicó grandes dosis de odio a Derek.
La enfermera
regresó, y Peter se disculpó por haber tirado la otra aguja al suelo. Fue muy
educado y correcto, y a Wyatt se le antojó que incluso ligeramente seductor,
aunque dudaba que el chico lo hubiera hecho aposta. La mujer le dedicó una
sonrisa sincera, y se dispuso a hacer su trabajo. Peter no se lo impidió aunque
permaneció muy callado pese a los intentos de la enfermera por hablar de otra
cosa y distraerle. Al poco vino el doctor. Echó un vistazo para asegurarse de
que todo marchaba bien y le dio varios papeles a Wyatt, explicándole lo que era
cada uno: medicamentos para prevenir una infección.
- Bueno Peter. Son
puntos que se reabsorben, así que no tienes que venir a que te los saquen. Has
de tener cuidado estos días, para que no se te salten los puntos.
Peter asintió.
- Creo que no vamos
a retenerte más aquí. No veo necesario ingresarte, pero si sientes la más
mínima molestia, o te saltan los puntos, vuelve sin dudarlo ¿de acuerdo?
Peter volvió a
asentir, pero luego recordó:
- No vivo aquí. Soy
de San Francisco.
El doctor sonrió un
poco.
- Pues ve al médico
de San Francisco. Te dejo para que te cambies.
El doctor y la
enfermera salieron, y Peter comenzó a desvestirse.
- Tío…- dijo, algo
sonrojado.
- Vale, ya me salgo
– dijo Wyatt, pensando que a Peter le daba vergüenza.
- No es eso... Iba a
pedirte que me ayudes.
- Claro.
Wyatt le ayudó a
ponerse la camiseta y a subirse los pantalones: tirar era algo que no podía
hacer, porque le dolía la herida. Cuando ya estuvo vestido Peter se merió la
mano en uno de los bolsillos.
- Toma. El billete
que cogí del hotel – explicó. – Tuviste que pagarlo tú.
Wyatt lo cogió algo
distraído: le costaba pensar que aquello había ocurrido hacia tan sólo unas
horas. Parecían días distintos.
-No, quédatelo. –
dijo tras unos segundos - Son sólo veinte dólares.
- Y son tuyos. No
debí coger aquél dinero del hotel.
- Si creyera que los
robaste, sería diferente. Sé que lo hiciste buscando la forma de huir de Derek.
- Es increíble lo
que hacemos cuando tenemos miedo – reflexionó Peter en voz alta, sentándose en
la camilla. Él tenía miedo a menudo: esa era la causa de la mayoría de cosas
que hacía mal. – Soy un cobarde.
- No eres tal cosa.
Más bien eres demasiado valiente. Te has enfrentado a Derek, después de lo que
te hizo. Eso requiere mucho valor, y algo de estupidez, si me lo permites.
- El valor y la
estupidez casi siempre son lo mismo – dijo Peter, algo alicaído. – Sé que es
absurdo, pero me arrepiento de lo que le he hecho a Derek.
- ¿Por qué? –
preguntó Wyatt antes de dar su opinión.
- Una parte de mí
lamenta no haber ido más lejos. La parte que siempre le ha querido muerto. La
otra…si el maltratado se convierte en maltratador ¿dónde acaba el círculo?
Cambiarme como persona es lo peor que Derek me ha hecho, más allá de todo lo
demás. Hoy he demostrado hasta qué punto he cambiado. Tú no me conocías de antes
pero…
- …eras dulce,
inocente y pacífico. – terminó Wyatt por él – Y lo sigues siendo. Las acciones
puntuales no nos definen. Es el día a día lo que determina cómo somos.
- Al menos tú no
justificas lo que he hecho. Papá casi me ha dado la enhorabuena.
- Yo también creo
que hiciste lo correcto al golpear a Derek: tenías que impedir que te llevara
con él. Tampoco puedo juzgarte por dejarte llevar, porque si llego a ser yo el
que se enfrenta a él, le dejo peor. Pero en el tema de la conciencia cada uno
es libre. Si tú te arrepientes de haberlo hecho, nadie puede hacerte cambiar de
opinión, salvo tú mismo. Acéptame un consejo: no pierdas el tiempo lamentando
lo que has hecho, y busca la forma de conservar esa parte de ti que tanto te
gusta. Nadie puede cambiarte si tú no te dejas, y mucho menos alguien que está
lejos de ti.
- Gracias. Supongo
que tienes razón. Siempre la tienes.
- No siempre. Sólo
tengo más experiencia. Eso significa que he cometido algunos errores y
aprendido algunas cosas, no siempre de la mejor forma. Pero en estos asuntos
soy completamente novato.
Peter balanceó las
piernas y se dio golpecitos con los talones.
- ¿Nos vamos o qué?
– preguntó Wyatt.
- Estoy haciendo
tiempo antes de salir y ver a papá – le explicó. – Para que luego Nick no diga
que todo gira entorno a mí.
Wyatt se sentó con
él en la camilla.
- Cuando era
pequeño, en casa todo giraba en torno a mí. De bebé, había mucha gente que
quería hacerme daño o convertiré en uno "de los malos". Un Chris de
otra realidad vino a impedirlo.
- Sí, intentó
contármelo – recordó Peter, que no había llegado a entenderlo bien.
- Chris…Nuestro
Chris…no lo recuerda. Era un bebé. Pero yo tenía tres años, y algún recuerdo sí
conservo. Aquél Chris era diferente: venía de un mundo en el que lo había pasado
muy mal, según nos explicaron luego. Cuando crecimos, cuando yo ya no estaba
"en peligro", las cosas dejaron de girar a mi alrededor. Pero es
sobre mí sobre quien hablan las profecías. Soy yo el dos veces bendito, a pesar
de que te aseguro que Chris es realmente poderoso. Sé que Chris se sintió el
segundón alguna vez. Pero lo superamos. Tu hermano y tú lo haréis también.
- Yo siempre he sido
el segundón. Pero cuando no había padre, no importaba. En realidad los dos
éramos segundones para todo el mundo. El problema es que ahora está
Chris…seguro que Nick piensa que hubiera sido mejor si yo no hubiera venido a
éste viaje. Era SU viaje. Y yo se lo he estropeado, como hago con todo. Te juro
que no intento llamar la atención. De verdad.
- Lo sé, Peter. De
hecho creo que te gustaría pasar más desapercibido: no te gusta mucho hablar de
ti. Nick también lo sabe.
- Siento haberos
estropeado el viaje.
- No has hecho nada
de eso. Aunque, desde luego, no era esto lo que yo entendía por vacaciones.
Peter se rió, y el
gesto hizo que se le resintiera el hombro, al sacudirlo. Hizo una pequeña
mueca.
- Vamos, salgamos ya
– le dijo Wyatt. – Cuando antes nos vayamos de aquí, antes te curaremos ese
hombro.
- Sois unos
botiquines bastante prácticos – dijo Peter con una sonrisa, poniéndose de pie.
- ¿Botiquines? ¬¬
- Esa es la misma
mirada que pone Chris.
- Me alegra verte de
buen humor. – dijo Wyatt, sonriendo también. Pese a todo no se le pasó por alto
que Peter estaba fingiendo un repentino positivismo, como solía hacer a menudo.
Abrió la puerta y salieron al pasillo, donde Nick y Chris estaban comiendo un
sándwich.
- ¿Qué es eso, el
desayuno o la comida? – le preguntó Peter a su hermano.
- Dos en uno.
- Me apunto.
- ¿Cómo estás? – le
preguntó Chris.
- Perfectamente.
Intentó no darle muchas vueltas, ya sabes, por aquello de no volverme loco del
todo. Pero lo que es el hombro está bastante bien. ¿Nos vamos a casa?
- Será lo mejor.
- Tampoco podemos
orbitar ahora ¿verdad?
- Me temo que no. De
hecho, tenemos que pasar por la comisaría antes de irnos.
- Pero antes, vamos
a algún lugar apartado: ya es hora de que te cure eso – dijo Chris. Terminaron
por ir al baño: el único lugar que podían cerrar y así impedir testigos
accidentales de la magia. Chris le curó el hombro, y Peter lo movió,
visiblemente aliviado.
- Gracias – dijo,
pero Chris no había terminado.
- Las manos. - le
pidió, extendiendo la suya.
- Son cuatro
heriditas de nada.
- Te has machacado
los nudillos.
- Eres un exagerado.
- Tú dame las manos,
y déjame exagerar, que es parte de mi trabajo.
Peter se encogió de
hombros, y le dio las manos. Sintió un pequeño cosquilleo, muy agradable,
cuando Chris le curó. Peter abrió y cerró los puños, comprobando que no le
dolía.
- Papá…
- ¿Sí?
- ¿Crees que alguien
habrá curado a Derek?
- Un médico,
supongo. Se lo llevó la ambulancia.
- ¿Tendrá secuelas?
- No lo sé. No
pensaba del todo de forma racional, así que no sé cuánto daño llegamos a
hacerle.
Chris se fijó en el
rostro serio de Peter.
- ¿Estás preocupado
por él?
- No estoy seguro.
Ahora que vuelvo a estar fuera de su alcance, vuelvo a pensar que….fue mi
padre. Malo o bueno, lo fue durante un año. Sí, estoy preocupado. Lo que le he
hecho no tiene perdón.
- No, Peter. Lo que
él te hizo no tiene perdón.
- Pero…le he…le he
pegado.
- Y él te ha
apuntado con una pistola, y ha pretendido secuestrarte.
- Quiero…quiero ver
cómo está. Saber en qué hospital le tienen.
- Ni soñarlo, Peter.
No te acercarás a él.
- ¿Por qué no?
- Por demasiados
motivos. Ni lo sugieras.
- Sólo quiero
comprobar que está bien. Luego se irá a la cárcel y no le volveré a ver.
- Peter, no puedes
ir a verle. No entiendo que te lo estés planteando. No vas a ir. Y hasta que
esté en la cárcel será mejor que no salgas sólo a ningún sitio.
- Genial:
guardaespaldas o arresto domiciliario.
- Me gusta ver que
recuperas parte de tu espíritu, pero no te pases de listo que es por tu bien.
Me ofrezco a ser el guardaespaldas. Tu otra opción es Wyatt.
- Te prefiero a ti –
aceptó Peter, sin saber hasta qué punto su padre estaba hablando en serio.
Se reunieron con
Nick y con Wyatt, y acordaron volver al hotel, ya que tenían que ir a firmar su
declaración a la comisaría por la tarde. Volverían a casa aquella misma noche:
Wyatt iba a intentar cambiar los billetes. Todo se complicó, sin embargo, y
tuvieron que hacer noche allí. Chris volvió a casa, para estar con Leo, pero
volvería al día siguiente, de madrugada. En realidad, irse no le hacía ninguna
gracia. Estaba lleno de ansiedad, pero entendía que tenía un hijo pequeño del
que hacerse cargo, y que los gemelos estaban con Wyatt.
Wyatt, Nick y Peter
hablaron un rato antes de acostarse, pero los tres estaban muy cansados. Se
acostaron pronto, pero Peter no dejó de dar vueltas en la cama, pensando en
Derek. No podía dormir. Veía su rostro golpeado, y luego veía su sonrisa, las
escasas veces que le había sonreído en el pasado. No era así como quería
terminar con él. "Tú no eres mi hijo". No quería que esas fueran las
últimas palabras que Derek le dijera. Tras meditarlo un poco, Peter salió de la
cama, se volvió a vestir y se dispuso a salir, pero antes, dejó una nota.
WYATT:
LE PROMETÍ A PAPÁ
QUE NUNCA VOLVERÍA A ESCAPARME. LAS PROMESAS PARA MÍ SON IMPORTANTES. NO ES ESO
LO QUE ESTOY HACIENDO. BUENO, TÉCNICAMENTE SÍ, PERO TENGO UN BUEN MOTIVO.
NO QUIERO QUE TE
PREOCUPES. CREO QUE VOLVERÉ ANTES DE QUE TE DESPIERTES. SI NO ES ASÍ,
PERDÓNAME. HE IDO A VER A DEREK. TENÍA QUE HACERLO. EN ÉSTA CIUDAD SÓLO HAY
TRES HOSPITALES. SÉ QUE NO LE HABRÁN ENVIADO AL MISMO QUE ME ENVIARON A MÍ, ASÍ
QUE ME QUEDAN DOS. LE BUSCARÉ.
NO TE ENFADES MUCHO.
RECUERDA QUE ME QUIERES.
YO TAMBIÉN TE
QUIERO, POR CIERTO.
PETER.
Dejó la nota en un
lugar visible y abandonó la habitación del hotel y el hotel en sí mismo. Aún
tenía los veinte dólares de Wyatt: le daba de sobra para el autobús. La ciudad
estaba oscura, apenas iluminada por las farolas. Actuó tal cual había dicho en
la nota: primero fue a uno de los hospitales, y se identificó como el hijo de
Derek, pero allí no le tenían. Así que fue al otro. Y allí hubo más…¿suerte? Derek
dormía en una habitación del segundo piso pero aquél no era horario de visitas.
Peter se inventó una historia conmovedora, aludió a que era menor y sólo quería
ver que su padre estaba bien. La señora de la recepción no sabía quién era
Derek, así que metió algunos datos en el ordenador.
- Aquí dice que está
custodiado por la policía…
- Así es, señora.
Van a meterle en la cárcel y no le voy a poder ver en mucho tiempo. Por favor,
déjeme ver como está. Tengo que despedirme de él.
No le costó nada
decir aquello, porque era verdad. Tampoco le faltó la lagrimilla
conmovedora…Total, que la recepcionista le permitió pasar.
- Pero no creo que
la policía te deje entrar.
Peter subió al piso
indicado, y efectivamente había policía custodiándole, pero no en la puerta, sino
en el pasillo, por si escapaba. Derek tampoco estaba en condiciones de huir,
así que los agentes se lo tomaban con calma. Aprovechó a que, en uno de sus
constantes paseos, los hombres doblaron la esquina para entrar rápidamente en
la habitación.
Derek estaba
durmiendo. Tenía la cara vendada y estaba conectado a un suero. Peter se acercó
y le observó durante un rato. Extendió la mano y le acarició la frente. Aquello
despertó a Derek que, con un movimiento reflejo, le agarró la mano. Al abrir
los ojos y verle pareció sorprenderse. Le soltó la mano.
- ¿Qué haces aquí?
La pregunta no fue
amistosa.
- Quería verte.
- Me has visto.
Vete.
- Lo siento…
- ¿Lo sientes? ¿A mí
qué? Fuera.
- Yo no quería…
- ¿No? Pues a mí me
pareció que sí.
- Tenías una
pistola…
- No iba a
dispararte. A ti no.
- Pero me ibas a
obligar a abandonar a mi padre.
- Pues vuelve con
él.
- Dedé…- dijo Peter.
Probó con aquél nombre que había inventado para él.
- No me llames así.
- Derek. Perdí los
estribos…yo…
- ¿Sabes por qué te
adopté a ti y no a Nick?
Peter negó con la
cabeza, ansioso por saberlo. La pregunta le había rondado durante mucho tiempo.
- Por tu forma de
mirarme. Por tu inocencia. Por ese deseo de agradarme en todo lo que hacías.
Por tu actitud sumisa. El chico al que adopté jamás me habría hecho esto.
- No soy el chico al
que adoptaste. Me hiciste mucho daño. Querías volver a hacérmelo. Me defendí.
- En una cosa tienes
razón: no eres el chico al que adopté. Ese ya no existe. No debería haber
vuelto a buscarte.
- No digas eso…De alguna
manera…de alguna manera me alegro de verte.
- No mientas, Peter.
Siempre has mentido fatal.
- No tan mal. Alguna
vez te engañé.
- Porque yo dejé que
me engañaras.
- No. Tú me…tú
me…oye ¿no eludamos esto, vale? ¡Tú te ensañabas conmigo! Si me hubieras
descubierto engañándote no sé lo que me habrías hecho. ¿Cómo esperabas que me
fuera contigo después de aquello?
- Respóndeme a esto:
¿cuánto crees que va a tardar tu nuevo padre en cansarse de ti? ¿Cuánto tardará
en darse cuenta de que sólo hay un modo de tratarte?
Peter sintió como si
le golpearan directamente en el pecho. Supo que tenía que irse de ahí. Acababan
de hacerle mucho daño. Se alejó de Derek, que se rió, aunque aquello le provocó
dolor en las costillas:
- ¡Eso es, vete! ¡Y
no vuelvas! Porque si vuelvo a verte, te mataré. No fallaré el tiro de nuevo.
Peter salió de allí
con lágrimas en los ojos. No se topó con ningún policía y lo agradeció, porque
no se creía capaz de mentir en aquél momento. Caminó por el hospital llorando
en silencio. Pasó por la recepción corriendo.
- ¡Eh, chico! –
llamó la recepcionista, pero él la ignoró.
Peter deshizo el
camino que le había llevado al hospital sin dejar de llorar, pero se obligó a
calmarse antes de volver al hotel. Tardó un rato en admitir que se había perdido,
pero sabía cómo encontrarse. Ya amanecía cuando vislumbró el edificio, y para
entonces ya no le quedaban lágrimas.
Mientras tanto,
Wyatt había estado durmiendo, pero a eso de las cinco de la mañana se despertó,
y decidió ver si Peter estaba bien: si podía dormir, si tenía pesadillas. Pasó
primero por el cuarto de Nick, que dormía como un tronco. Desde allí orbitó al
cuarto de Peter, y lo encontró vacío. Vio la nota y la leyó varias veces. Tal
vez porque Peter se lo pedía, no se enfadó, sino que sintió una preocupación
enorme. Tras pensarlo mucho, orbitó a la casa de Chris, y se lo contó. Se
ofreció a quedarse con Leo, por si el niño despertaba, y Chris fue al hotel,
con el corazón en un puño. Poco después de que orbitara a la habitación de su
hijo, y antes de poder pensar en buscarle, Peter llegó.
El chico se
sorprendió de verle.
- Papá…
Chris no le dejó
decir nada más, y le abrazó.
- ¿Tienes idea del
susto que me has metido?
- Puedo
imaginármelo. Se suponía que no te ibas a enterar. Al menos hasta después.
- ¿Cómo se te
ocurre, Peter? Te dije claramente que no podías, y aun así has ido a ver a
Derek…¡Sólo! ¡Y en plena noche! ¿Es que buscas que te pase algo? ¿No has tenido
suficientes emociones ya?
- Tenía que verle,
papá.
- ¡No, no tenías que
hacerlo! – dijo Chris, gritando. – Lo que has hecho...¡te lo prohibí! ¡Sabes
que era peligroso! Por Dios Peter, ¡hoy casi te matan! ¡Y has ido a encontrarte
directamente con tu asesino!
- ¡Y tú me has
dejado sólo! ¡Te has ido y me has dejado sólo! – gritó Peter a su vez. Chris
estuvo a punto de darle un bofetón, pero en el último momento detuvo la mano, y
lo cambió por una caricia posesiva.
- Tenía que irme.
Sólo ha sido una noche. Estabas con el tío. Si me necesitabas….yo…yo…
"Claro que te
necesitaba. El problema es que no puedes dividirte" pensó Chris.
- Olvídalo. Yo… no
debería haber dicho eso. – dijo Peter, pero Chris vio que estaba llorando. Sin
pensárselo, le abrazó.
- Siento haberme
ido, tesoro. Por favor, no llores. Ya estoy aquí.
Pero Peter negó con
la cabeza, indicando que no lloraba por eso.
- Me odia. Me odia y
si me ve de nuevo me matará. Esta es la vez….esta es la vez que más daño me ha
hecho Derek, de todas. No me ha golpeado, pero me ha hecho daño. Ha dicho…ha
dicho que tú…
- Por eso no
deberías haber ido. No deberías haberle escuchado. No creas nada de lo que te
haya dicho, Peter. Son todo mentiras.
Peter lloró un poco
más, en los brazos de Chris. Este le sostuvo hasta que terminó de desahogarse.
Cuando se calmó, ya sin llorar, le dijo:
- Me dijo que tú también
te cansarías de mí.
- Jamás. Yo no soy
como él, ya te lo dije. Yo te quiero. Más que a mi vida.
Peter absorbió esas
palabras, haciendo esfuerzos para convencerse de que eran verdad. Dejó que
Chris le acariciara el pelo, y la herida que Derek le había hecho en el alma
dejó de sangrar, aunque no se cerró.
- ¿Me vas a
castigar? – le preguntó al cabo del rato.
- Creo que sí. Has
desobedecido a una orden directa y te has puesto en peligro. Y te has escapado
en medio de la noche.
- Vale. Supongo que
ahora orbitarás y traerás el cepillo. – dijo Peter, con una calma que en
realidad no sentía. Pero Chris negó con la cabeza. – Por favor no…no me pegues
con el cinturón – le pidió, y se sintió una rata cobarde por suplicarle
aquello. Pero Nick le había contado…
- No voy a pegarte –
aclaró Chris. – No hasta que lleguemos a casa. Que será en unas horas, espero.
Hasta entonces más vale que no te separes de mí o de tu tío o me pensaré lo del
cinturón. – le advirtió, intentando que no se notara que lo último era un farol.
Peter asintió. – Ahora túmbate un rato. Tienes que dormir, aunque sea unas
pocas horas. – instó Chris, y Peter entendió por qué demoraba su castigo.
- ¿Te quedas
conmigo? – le preguntó.
- Hazme un hueco –
respondió Chris, y se sentó en la cama, mientras Peter se tumbaba.
- Tú duerme también
– le dijo Peter – Que por mi culpa te has levantado muy pronto.
Chris intentó
esconder la sonrisa que pedía paso en su rostro. Quería estar atento, pero
serio, para que Peter entendiera que lo que había hecho no estaba bien. Pero
con él no se podía. Le acarició el pelo, mientras se preguntaba qué parte de
Derek estaba mal para no ver lo que él veía al mirar a Peter.
Peter, sintiéndose
seguro al estar con su padre, se durmió.
Aquella fue la
primera vez que costó despertar a Peter. Chris le espabiló con paciencia
consciente de que había dormido muy poco, pero pensando que al fin y al cabo
era su propia culpa.
- Para que se te
quiten las ganas de paseítos nocturnos – le dijo, pero le dio un beso. – Anda,
levanta. En el avión podrás dormir una hora más. Ahora hay que desayunar,
firmar un último papel, y entonces ya nos vamos.
- Vale. Gracias por
quedarte conmigo.
- Siempre que
quieras. Y aunque no quieras también: hasta que Derek esté en la cárcel no te
voy a dejar dormir sólo. Así que elige si quieres dormir con Nick o conmigo,
porque no dormirás sólo hasta que le enchironen.
- ¿No te fías de mí?
- En esto no.
- Espero que a Nick
no le importe volver a compartir habitación conmigo. – dijo, suspirando.
Desayunaron
rápidamente, y abandonaron el hotel. Nick se sorprendió de que Chris
sustituyera a Wyatt, pero luego le explicaron todo. Se quedó un poco asombrado
por lo que había hecho Peter. No se acostumbraba a que el que estuviera en líos
fuera su hermano. Firmaron los últimos papeles en la comisaría, y tomaron el
avión. Chris usó el billete de Wyatt. Peter, efectivamente, se durmió durante
el viaje.
A eso de las diez de
la mañana, llegaron a casa. Wyatt salió a recibirles. Leo se tiró al cuello de
su padre, y luego al de Peter, y por último al de Nick. El niño sabía que había
pasado algo malo, aunque no le habían contado los detalles. Tras pasar de unos
brazos a otros, finalmente volvió a quedarse en los de Chris. Wyatt encaró a
Peter.
- Lo que has hecho
esta noche no te lo perdonaré en la vida.
- No me digas eso –
pidió Peter, con ojos tristes.
- Está bien, te
perdonaré, pero primero te castigaré con mi silencio.
- Pero si me estás
hablando.
- Desde ahora – le
dijo.
- Para abrazarme no
necesitas hablar – le dijo Peter, y le estrechó entre sus brazos. Wyatt al
principio se hizo el duro, pero luego le abrazó con mucha fuerza. Se había
preocupado mucho. – Lo siento, tío. Aunque no me creas, lo siento de verdad. Ir
a ver a Derek no fue una buena idea.
- Sentirlo es lo
menos que puedes hacer. – replicó Wyatt, aunque le había creído.
Entraron en casa y
dejaron las maletas. Chris le puso el desayuno a Leo, que llevaba muy poco
despierto, y todos se sentaron en la cocina mientras el peque desayunaba.
- ¿Me vas a contar
qué ha pasado? – preguntó el niño, con el labio manchado de cola cao.
Tras pensarlo un
poco, Chris asintió.
- Derek…
- ¿El último padre
de Peter?
- No fue su padre.
Ese hombre fue al hotel donde ellos estaban e intentó que Peter volviera con
él.
- ¿Y qué hizo Peter?
– preguntó el niño con asombro. Chris no pensaba contarle "todo", así
que endulzó la historia.
- Le dejó muy claro
que no iba a hacerlo.
- Qué valiente
fuiste, Peter – dijo el niño y Peter le dedicó una media sonrisa.
- Pero luego fui a
verle.
- ¿Por qué hiciste
eso?
- Necesitaba
comprobar…que ya no me quería. Y lo comprobé. Hubo más motivos, pero en
realidad ese era el principal.
- Es un hombre malo.
No necesitas que te quiera esa clase de gente, que ya te queremos nosotros.
Peter sonrió más
ampliamente aquella vez.
- Gracias, peque.
Ojalá lo hubiera entendido antes.
- Tú le querías –
dijo Leo. – Aunque te hubiera hecho daño, le querías. Por eso deseabas que él
te quisiera también. No te pongas triste, que papá ya te quiere por los dos. No
ha dejado de pensar en Nick y en ti, y eso que sólo habéis estado fuera dos
días.
Peter se emocionó.
Levantó a Leo de la silla y le cogió en brazos.
- Leo, no cambies
nunca ¿vale?
- Hombre, tendré que
crecer un poco, que soy muy bajito – dijo el niño y Peter sonrió. Chris creía que
en aquellos días no había sonreído tanto como en los últimos cinco minutos.
Sintió agradecimiento y orgullo hacia Leo.
- Está bien chicos,
ir a deshacer las maletas.
Nick y Peter
subieron a hacerlo, mientras Leo acababa de desayunar. Wyatt se puso a jugar
con él, haciendo "desaparecer" monedas que aparecían luego en las
orejas del chico.
- ¡Has usado la
magia! – acusó el niño.
- Que no. Es un
truco. La gente sin poderes puede hacerlo también.
- Pues yo no puedo
hacerlo.
- Porque no eres tan
listo como yo 8)
- ¡Presumido!
Wyatt le revolvió el
pelo con una risita. Jugó con él un rato más, pero luego se levantó.
- Creo que voy a
irme….Se supone que aun tendría que estar fuera con los chicos, pero tal vez
aproveche que aún tengo la maleta sin deshacer para ir antes con Linda y os
niños.
El haber temido
perder a un sobrino, le hizo desear estar con su propia familia.
- Vale, Wy. Gracias
por todo. Espera que voy a por tu equipaje.
Chris acompañó a su
hermano a por la maleta y le despidió con un abrazo. Wyatt le observó con ojo
crítico.
- ¿A qué esa cara?
Todo ha salido bien, después de todo.
- Aun me queda
tratar con Peter. Ahora mismo quiero hacer de todo menos castigarle.
Su hermano le
entendió y le palmeó el hombro con solidaridad.
- Tienes unos buenos
chicos, Chris.
- Lo sé. Pero ¿por
qué tienen que ser tan testarudos?
- Tú también lo eras
a su edad. – rió Wyatt, y se fue.
Chris suspiró y
regresó a la cocina.
- ¿Ya has terminado,
campeón?
- ¡Sí!
- Muy bien. Pues ve
a lavarte las manos y luego…
- ¿Puedo ver la
tele?
- ¿Has recogido los
juguetes?
- ¡Sí!
- Está bien. Pues
haz lo que quieras ^^
Leo comenzó a irse.
- Ah, y Leo – dijo
Chris antes de que se fuera, y el niño se giró – Me hace muy feliz que quieras
tanto a tu hermano, y le saques una sonrisa.
- Peter me gusta más
cuando sonríe – dijo el niño – Él siempre es bueno conmigo, así que yo tengo
que ser bueno con él.
Leo se fue a lavarse
las manos, y Chris, por su parte, estuvo un rato a solas, pensando. Fue al baño
y cogió el cepillo, y después fue al cuarto de Peter. Tenía la puerta abierta,
y estaba bajando la maleta de la cama.
- ¿Ya has terminado?
– preguntó Chris.
- Sí. Pero no llego
a subir la maleta hasta arriba del armario.
Chris la orbitó en
un segundo.
- Vale, eso acaba
con el problema – dijo Peter, y sonrió un poco.
- Peter, quiero
hablar contigo.
- No. Quieres
castigarme por ser idiota, irme así en plena noche, desobedecerte y arriesgarme
al acercarme a Derek.
- Eso sintetiza
bastante bien todo lo que has hecho. Cada una de esas cosas es algo bastante
grave, en especial lo de ir a buscar a Derek. Lo que más me enfurece de todo
esto es que te hizo daño y que podías haberlo evitado si te hubieras quedado en
el hotel como te dije que hicieras. Siempre me obedeces en las pequeñas cosas,
pero pasas de mí en todo lo importante.
- Eso no es cierto,
no paso de ti…
- Me escuchas,
asientes, y luego haces lo que te viene en gana.
Peter agachó la
cabeza.
- No volveré a
hacerlo…
- Hasta que creas
que "tienes" que hacer algo, como lo de ir a ese hospital. Consideras
más importantes tus propios criterios que lo que yo te digo. En muchas cosas te
dejo decidir a ti, y lo sabes, pero si digo que no a algo es que no. Cuando tu
seguridad está de por medio no hay discusión posible. E irse por la noche y sin
avisar a nadie no es una opción. Podían haberte pasado muchas cosas, por no
hablar de lo que podía haberte hecho Derek...
- Vale, lo he
entendido, la he pifiado.
- No me interrumpas.
- No me repitas lo
que ya sé.
- Pues si tan bien
lo sabes, ¡haber obedecido!
- Ya te he dicho que
lo siento ¿vale?
Peter sabía que iba
a castigarle, y eso hacía un poco difícil el que recordara hablarle con buenas
formas.
- No, todavía no lo
sientes. Si no me obedeces porque es lo correcto, espero que al menos lo hagas
al saber que si no habrá consecuencias. Ven aquí.
Chris se sentó y
Peter avanzó hacia él, suspirando. Cuando le tuvo delante Chris le desabrochó
el pantalón, y se lo bajó. Le tumbó en sus rodillas y luego le bajó también el
calzoncillo. Cogió el cepillo y comenzó con el castigo.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
- Si te prohíbo algo
no puedes hacerlo. Que se te quede de una vez y para siempre.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
- No puedes irte por
la noche, sin avisar a nadie.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
- Y menos en una ciudad
extraña.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Chris se sorprendió
del silencio del chico. Sabía que Peter siempre protestaba lo mínimo: que era
más resistente que su hermano o que él mismo cuando tenía su edad. Pero notaba
que estaba llorando, y pensaba que ya habían pasado por la etapa de llorar en
silencio. Sintió el impulso de consolarle y limpiarle las lágrimas. Pero aún
no.
- Y sobre todas las
cosas, no puedes poner tu vida en peligro. Eso significa no ir a por Derek, ni
enfrentarte a él.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Los sollozos de
Peter se hicieron audibles en ese momento. Chris dejó el cepillo, y siguió
pegándole con la mano, pero como los azotes caían donde ya le había pegado
antes, Peter siguió llorando.
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
- Porque dejes una
nota no puedes coger e irte. No puedes decir: "eh voy a estar aquí,
jugándome el pellejo, espérame y no te asustes que cuando se me antoje
volveré".
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
Chris se detuvo, y
trató de hacer que Peter se incorporara, pero el chico no se dejó levantar. Le
hizo mimos en la espalda. Esperó con paciencia, y sin ninguna prisa, pero
Peter, lejos de llorar menos, lloraba más.
- Sé que te duele,
tesoro, y lo siento, pero lo haré todas las veces que sea necesario para evitar
que te pongas en peligro. ¿Vas a volver a hacerlo?
- No.
- Me alegro. Así nos
evitaremos un mal trago los dos. Ahora levanta, vamos y dame un abrazo. Igual
que te garantizo que te castigaré cuando lo merezcas, siempre te daré un abrazo
cuando te perdone.
Peter se incorporó,
pero no le abrazó. Se limpió las lágrimas, aunque como seguía llorando nuevas
gotas sustituían a las que se quitaba.
Chris, al verle tan
reacio a darle un abrazo, frunció el ceño y le preguntó:
- ¿Estás enfadado?
Era una reacción
lógica, aunque Peter no la había tenido hasta el momento en todas las veces que
le había castigado.
- No – negó el
chico, enfatizándolo además con la cabeza.
- Pues entonces dame
un abrazo, anda.
Peter, al fin, le
abrazó.
- ¿Te ha costado,
eh? Ya iba a torturarte a base de costillas.
- Lo siento. Es
que…Yo quería ser valiente.
- ¿Eh? – preguntó
Chris sin entender.
- Yo quería…quería
ser fuerte y…y…aguantar sin llorar….y…y me da vergüenza.
- Peter, ya te dije
que conmigo no tienes que intentar ser fuerte.
- Pero yo…quiero
serlo. Derek…Derek odiaba que yo llorara. Yo…no lloraba nunca.
- Yo no soy Derek.
- Es cierto, no lo
eres: tú no te ensañas conmigo, y por eso yo no debería llorar.
- Peter…Cuando yo te
…doy unos azotes…es un castigo, porque hay algo que has hecho mal y que no
tienes que repetir. No lo hago porque tú seas malo, porque no lo eres, y
tampoco pretendo que sientas miedo o que te sientas...inferior de alguna
manera. Intento no castigarte cuando estoy enfadado, y no busco hacerte un daño
real. Sabes que nunca…te pego fuerte. Claro que yo no me ensaño contigo,
tesoro, porque yo no quiero hacerte lo mismo que Derek. Yo no...yo no soy como
él…
- Lo sé, papá. Es
por eso que no quiero llorar. Pero no puedo evitarlo…
- No lo evites.
Derek me dijo algo… algo como que el miedo es la única forma de conseguir la obediencia.
Considero que al castigarte te lo pensarás dos veces antes de volver a hacer lo
mismo, pero no quiero que me tengas miedo. No quiero que me obedezcas porque me
tengas miedo.
- Te obedezco porque
eres mi padre, y lo que me pides suele tener bastante lógica. No te tengo
miedo. Te tengo lo contrario a miedo. Aún me cuesta un poco hacerme a la idea
de que ahora tú decides por mí, pero lo haré mejor.
Chris le dio otro
abrazo y le subió el pantalón con cuidado de no hacerle daño. Peter protestó un
poco, pero se dejó hacer.
- Puedes dormir un
rato si quieres.
- ¿Me vas a hacer
dormir con Nick?
- O conmigo, si lo
prefieres – dijo Chris, riendo. – No es un gran sacrificio, y lo sabes. Siempre
has dormido con tu hermano. Si te incomoda, ya sabes: no más escapadas
nocturnas.
- De verdad, tienes
unos castigos de lo más originales.
- Eso no es nada.
Cuando a Leo le dio por pintar las paredes le hice dibujar durante toda una
tarde. No sólo no volvió a pintar las paredes, sino que dejó de pintar durante
cerca de un mes.
Peter se sentó en la
cama, con cuidado de no hacerse daño, y bostezó.
- Lo dicho: a
dormir.
- Sólo son las once
de la mañana…-se quejó.
- Y tú sólo has
dormido cuatro horas.
- Jo.
Chris sonrió ante
una protesta tan infantil y poco elaborada.
Peter se metió en la
cama y se envolvió en las mantas hasta que de él sólo quedó la cabeza. Chris le
acarició la cara, y así se dio cuenta de que aun lloraba un poco.
"¿Será que se
ha rozado con las sábanas?"
Pero Peter respondió
a su pregunta no formulada en seguida:
- Ayer a estas horas
pensaba que no iba a volver a verte – le dijo. – Y que tendría que vivir con
Derek. Ahora estoy contigo, y Derek no quiere volver a verme.
- Tengo…tengo que
preguntarlo….¿te gustaría que fuera al revés?
- ¡No! ¡Jamás!
- Entonces ¿por qué
estás triste?
- Porque Leo tenía
razón: yo le quería. Le odiaba, y le quería. ¿Una persona puede provocar ambos
sentimientos a la vez?
- A veces sí.
- ¿Y cómo puedo
hacer para que deje de importarme? ¿Para que me deje de doler?
Chris se sentó a su
lado y le acarició los rizos.
- No te desprendas
de ese sentimiento. No dejes de querer el recuerdo idealizado que tenías de él.
La gente no nace malvada. El Derek que tú querías recordar tuvo que ser el de
verdad alguna vez. Quiere a la persona que fue… y compadece a la que has
conocido.
- Ya puedo hacerlo –
le dijo Peter. – La primera vez que me dijiste que dejara de desear su muerte y
que le tuviera compasión, no me sentía capaz de hacerlo, pero ya sí. Es como si
hubiera ajustado cuentas. Ya puedo permitirme tenerle pena, porque él nunca va
a tener lo que tengo yo. Él nunca tendrá una familia ni será capaz de querer a
alguien de verdad.
- Ese es, desde
luego, un buen motivo para tenerle lástima.
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