domingo, 19 de octubre de 2014

En casa de los tíos


En casa de los tíos

-         ¿Bruno?  Para, ¡Bruno! ¡Maldita sea, Bruno! No tengo ganas de correr (David intentaba alcanzar a su hermano a la salida de la escuela).
-         Olvídame David, ¿No tienes chicas que acosar? (dijo Bruno deteniéndose en seco y lanzándole una mirada de puro odio a su hermano, David se lo quedó mirando desconcertado. Hizo un rápido repaso de todo lo que  había hecho des del desayuno que pudiera cabrear así a su hermanito. Y nada, apenas habían cruzado un par de palabras en el almuerzo. Pero Con Bruno nunca se sabía era tan melodramático)
-         Oye, tú, imbécil. O aminoras el paso o te pateo el culo, no sé qué mierdas te pasa, pero no pienso jugar al pilla-pilla contigo, ya estás mayorcito para eso (dijo medio burlándose, medio retándole).
-         No necesito de niñeras, David, puedo ir a casa solo, si te pesa tanto el culo para ir a mi paso, simplemente no lo hagas (Bruno no estaba molesto estaba furioso. Ahora David estaba seguro que no iba con él. Así que le picaba la curiosidad. Bruno no era de los críos que salían lloriqueando de la escuela. Vale, no estaba llorando, pero estaba furioso, y si en el desayuno estaba bien, estaba claro que sea lo que fuera lo que había cabreado tanto a su hermanito era algo que había pasado en la escuela).
-         Retardado, si los tíos te ven llegando solo a casa, me las cargo yo, y yo no tengo ganas de cargármelas solo porque tú estés cabreado (dijo David agarrándolo del brazo y sacudiéndolo un poco. Bruno no tenía más ganas de broncas, así que solo lo apartó de malos modos y continuo el camino, pero esta vez, caminando. Después de cinco minutos, de silencio David volvió a la carga, como hermano mayor era su deber mortificar a Bruno).¿Qué? ¿Me vas a decir que mosca te ha picado o vas a seguir fingiendo que me ignoras? (Bruno respiró hondo y apretó fuerte los músculos de la mandíbula. De verdad que su hermano tenía el don de sacarlo de quicio)
-         ¡Olvídame, David! (dijo con más rabia aún)
-         Oye, tío, ¿Yo que te he hecho? Si tienes algún problema conmigo, déjate de gilipolleces y dímelo a la cara, como un hombre (Bruno esta en esa edad en que reivindicaba a todas horas que ya no era un niño, así que David sabía que si quería hacer cantar al pajarillo debía jugar la baza de la “hombría”).
-         Aunque te parezca increíble, no eres el puto centro del mundo, David. Esto no va contigo así que deja de joder ¿vale?
-         Eyyy si la tía te escucha hablar así te estará lavando la boca con jabón por una semana.
-         Y si la tía descubre las revistas que tienes en la caja de legos no será la boca lo que deba preocuparte (dijo Bruno con mucha chulería).
-         Oye enano, ya me estás cargando, como te vayas de la boca te inflo a hostias ¿entiendes? (dijo David agarrándolo por las solapas de la chaqueta del uniforme de la escuela)
-         El que ha empezado eres tú (dijo intentando soltarse, pero 3 años en esa edad es mucha diferencia).
-          Ya me has cansado o me dices que narices te ha pasado o te juro que empiezo a zurrarte (por la forma en que lo miró sabía que su hermano no se estaba marcando ningún farol. Bruno abrió su mochila y sacó un sobre y se lo dio a su hermano. David lo miró extrañado, pero al ver que su  hermano no decía nada, lo abrió y empezó a leer).
-         ¿Esto es verdad? (dijo mirando a su hermanito incrédulo. Bruno solo asintió con la cabeza) El tío te va a matar (dijo David, de volviéndole el sobre a su hermano, que lo guardó de nuevo en la mochila). Si quieres te echo yo la firma (dijo David sabiendo que cuando su tío viera la carta de la profesora de Bruno en casa iban a ver fuegos artificiales).
-         No serviría de nada, la señorita Alegra ha dicho que llamaría esta noche para hablar con el tío. La carta es porque es una puta sádica que disfruta jodiendo al personal (dijo apretando los puños como si estuviera estrangulando a alguien).
-         Bueno…si lo de la carta es cierto… jo macho. ¿Pero qué narices te ha picado para hacer algo así? (Bruno solo se encogió de hombros) sí, enano, esa respuesta le va encantar al tío.
-         Estoy muerto (dijo Bruno poniendo morritos, como cuando era un mocoso que solo gateaba). ¿Algún consejo?
-         Haz testamento (dijo guaseándose David solo un poquito)
-         Vete a la mierda (dijo Bruno dándole un manotazo en el brazo, David respondió con un collejón y durante un rato estuvieron molestándose mutuamente como solían hacer. Pero al llegar a la calle donde vivían con sus tíos, al tontería se les pasó a ambos y volvió el silencio).
-         Bruno, esto es como una tirita, lo mejor será quitársela de un tirón y cuanto antes (dándole un consejo, puesto que más no podía hacer por él. La cosa hubiera sido diferente si la profesora del enano no fuera a llamar a casa, pero la señorita Alegra era de las típicas profesoras metiches, que les gustaba que los padres se implicaran más en las cosas de la escuela).
-         Para ti es fácil decirlo, no es a ti a quien va a matar el tío (David no pudo quitarle la razón a su hermano).
-         Ya estamos aquí (gritó David como acostumbraba a hacer cuando llegaban de la escuela).
-         ¡Zapatos! (fue la respuesta de su tía, como también era costumbre, los dos chicos se descalzaron y dejaron los zapatos en el armario de la entrada y se pusieron las zapatillas de estar por casa). Cambiaros y bajad a merendar, hoy haréis los deberes en la tienda, vuestro tío está fuera y no quiero dejar a esos dos inútiles mucho rato solos (dijo Ana María acabando de peinar a Fran y mientras hacía uno de sus típicos escaneos de ciborg en busca de alguna herida o rasguño en los chicos o en el caso de David indicios de algo más serio. David ya se había acostumbrado a la desconfianza de su tía y ni le daba importancia, pero a su hermana Tara la sacaba de quicio).
-         ¿Está fuera? (preguntó enseguida Bruno intentando no sonar demasiado contento).
-         Sí ¿No me has oído? (dijo Ana María rodando los ojos).
-         ¿Y cuando regresa?
-         El viernes, por la mañana (dijo Fran intentando huir del peine de su madre, que con 10 años ya, sentía que aquello era bochornoso y no quería que sus primos vieran como su mamaíta lo peinaba).
-         Ha tenido que ir a la capital para hacer una gestiones (añadió su tía, dejando por caso perdido el pelo enmarañado de su hijo. En cualquier otro momento eso hubiera comportado un sinfín de preguntas de Bruno sobre esas “gestiones” pero en esa ocasión Bruno se daba por satisfecho con saber que su tío no estaría en casa esa tarde).
-         ¿Y Tara? (preguntó David)
-         En su habitación, la ha traído Luke (al oír eso David puso cara de haber olido un pedo), ya hace rato que debería haber bajado (dijo mirándose el reloj de la fina muñeca)  cielo, ya que estás dile que se apresuré que tenemos prisa.
-         Siiiiiiiii (dijo sin ganas, y ambos chicos subieron a cambiarse de ropa. En cuanto estuvieron en su cuarto). Macho, que suerte tienes, el tío está fuera.
-         Sí, seguro que papá y mamá han oído mis plegarias.
-         No sé quién coño habrá oído tus plegarias pero papá seguro que no, porque si papá hubiera oído tus plegarias su fantasma bajaría ahora mismo y te daría una somanta palos.
-         Los fantasmas, son incorpóreos, idiota, no pueden hacer eso (dijo Bruno rodando los ojos).
-         ¿El fantasma de papá cabreado? Macho, él seguro que sí que podría jajaja (y ambos se rieron levemente)
El resto de la tarde pasó como la brisa de verano, agradable pero casi imperceptible. Fran Y Bruno se quedaron en el mostrador haciendo los deberes, porque aún se veían muy dulces y a los clientes les hacía gracia. Y mientras que en la trastienda los dos mayores hacían sus deberes aunque lo cierto es que David estuvo más rato increpando a Tara por lo de Luke que haciendo la tarea. Tara y David siempre se estaban buscando las cosquillas mutuamente, cosa normal entre mellizos, pero la cosa a veces se salía de madre porque David, tras la muerte de sus padres se había autoproclamado guardián de sus hermanos. Pero eso solo era en la cabecita de David, así que Tara no tardó mucho en cansarse y lo puso en su lugar, además tenía el apoyo 100x100 de su tía que la trataba más como una igual  que como a una hija. Cosa que sí que enfurecía a David, porque a él sí que lo trataba como si fuera un niño, bueno… según para que cosas, claro. Los adultos podían ser tan hipócritas a veces.
Pero volvamos a ese día. Finalmente a las ocho Ana María cerró la tienda y los chicos regresaron a casa, para cenar y acostarse, Bruno estaba muy complaciente, se había presentado voluntario a poner la mesa, a quitarla, a fregar los cacharros, incluso le había cedido a Fran un par de turnos de la videoconsola. Ana María sabía que había algo raro en el niño, por lo general es una batalla que alguno de eso 4 colaboraran en algo en las tareas de la casa, pero que compartieran sus cosas, eso sí que era muy pero que muy raro.  
A las nueve sonó el teléfono, y de repente, Bruno cayó en que su profesora dijo que llamaría a casa esa noche. Quizás su tío no estuviera en casa, pero su tía si que estaba, y cuando hablara con su profesora seguro que llamaría a su tío. De repente imaginó a su tío tomando el coche y conduciendo a toda velocidad con el cinto en mano sacando babas por la boca y perjurando en arameo. Pero su imaginación se paró en seco cuando escuchó colgar el teléfono a su tía y acto seguido llamarlo por su nombre completo.
-         ¡BRUNO FELIPE SUÁREZ! VEN AQUÍ DE INMEDIATO (David miró a su hermano como quien mira a un condenado dando sus pasos hacia la silla eléctrica. Tara miró a David extrañado y David le hizo una seña que se llevara a Fran de allí, Tara no estaba muy conforme pero por el tono de su tía sabía que allí iba a liarse una buena y mejor quitar al “bebé” de en medio. Los chico entre ellos, se referían a Fran como “el bebé” porque aunque sus tíos los trataban muy bien, Ana María era muy mamá gallina con Fran).
-         ¿Si? (Bruno dejó lo que estaba haciendo y fue a la cocina donde estaba aún su tía dijo intentando evitar la mirada de su tía).
-         Acaba de llamar tu profesora (Bruno eso ya lo sabía, pero eso no impidió que se sintiera aún más avergonzada). Creo que hoy te ha dado una nota para nosotros ¿no?
-         Sí, señora (ahí están el “señora” para Ana maría era como una confesión escrita. Cuando los chicos les llamaban señor o señora es que algo muy malo habían hecho).
-         ¿Y se puede saber porque no tengo esa nota?
-         Se me olvidó (dijo sin pensar Bruno, en ese momento David que podía oir perfectamente los gritos de su tía des del salón se pasó la mano por la cara a continuación solo se escuchó un quejido)
-         Ayyyyyyy ayyyyy ayyyy tía, duele (dijo Bruno llevándose la mano a la oreja para intentar evitar que su tía le arrancara su tan querida oreja izquierda).
-         ¿Se te olvidó? (dijo retorciéndole un poquito más de la oreja) pues ya te voy a dar yo algo que no se te va olvidar (dijo abriendo un cajón y sacando una vieja espátula de madera, que en esa casa no se utilizaba precisamente para dar la vueltas a las tortitas).
-         ¡No tía, no. La espátula no! (dijo casi histérico Bruno. David al oír a su hermano salió a su rescate).
-         David, ya estás dando la vuelta y regresando por dónde has venido, o va a sobrar también para ti ¿Tú lo sabías, no? Lo sabías y te lo has callado ¿no? (Ana María decía sin soltar la oreja a Bruno y mientras blandía delante las narices de David la espátula muy amenazadora) A menos que quieras tener de nuevo la discusión sobre ocultarnos cosas de tus hermanos a tu tío y a mí, te doy tres segundos para que te vayas a tu habitación. Unooooo (pero no hubo dos, David, sabía que aquello era inevitable y que si se ponía burro con su tía, eso solo haría que se enfadara más y sería peor para su culo y el culo de su hermano).
-         Lo siento tía, lo siento, juro que no lo hice a propósito, de verdad que se me olvidó. Como el tío no estaba en casa…
-         Como el tío no estaba en casa pensaste que te podrías salir de rositas ¿no? (dijo enfadada Ana María y Bruno enseguida negó, pero era cierto) . Pero esa carta está dirigida a tu tío y a mí, ¡A los dos! (puntualizó con un tirón más fuerte de la oreja)
-         Ayyyyyyy lo sientoooooo (dijo ya llorando)
-         ¿Lo sientes? Y tanto que lo vas a sentir ( y con esa última amenaza Ana María se sentó en una silla y puso sobre su regazo a Bruno)
-         Noooo, noooo (Bruno se removía como una culebra para intentar zafarse de su tía)
-         plaff plaff plaff quieto jovencito, quieto o voy a por la correa de tu tío (la amenaza surgió efecto y Bruno dejó de intentar huir).
-         Plaff plaff plaff plaff (durante un buen rato solo se escucharon el sonido seco de la paleta contra el trasero de Bruno y los quejidos y sollozos del chico. Cuando Ana María se dio por satisfecha cesó de castigar al malogrado trasero de su sobrino).
-         Sniff sniff lo siento, lo siento mucho, lo siento tíaaaaaaa (Bruno se restregaba los ojos con su manga intentando para de llorar pero realmente le dolía mucho, y eso no era tan fácil como darle a un interruptor).
-         Bruno, hijo, mírame (dijo alzándole dulcemente la barbilla como lo hubiera hecho su propia madre). Sé que te puede parecer muy duro, pero tu tío y yo somos responsables de todo lo que os pasé a tus hermanos y a ti, y para poder protegeros y cuidaros debemos saber todo lo que os pasa lo bueno y también lo malo ¿Lo entiendes, verdad, corazón? (Bruno sorbiendo los mocos asintió a regañadientes).
-         Pero yo no quería que el tío me…se enfadara conmigo snif snif
-         Bueno Bruno, si no quieres que le tío se enfade contigo entonces no hagas cosas que lo hagan enfadar. Además ocultándonos las cosas solo haces que empeorar el problema. ves ahora te he tenido que zurrar yo por no darme la nota de la señorita Alegra y no decirme que te habías metido en problemas en la escuela hoy. Y cuando regrese tu tío el viernes te tendrás que enfrentar a las consecuencias de ese comportamiento tan (Ana María buscaba una palabra para describir los actos de su sobrino que el muchacho entendiera) tan espantoso.
-         ¡Que! (exclamó Bruno en pánico) que esto (sobándose el trasero) no fue por lo del cole.
-         Oh no, jovencito, ¿en serio crees que tu comportamiento de hoy solo merece unas cuantas nalgadas y un tirón de orejas?.
-         ¿Unas cuantas? Tía, fueron más que unas cuantas, esta noche voy a tener que dormir sobre mi estómago  (dijo puniendo unos pucheros muy graciosos).
-         Y tu comportamiento de hoy fue algo más que una travesura (dijo riñéndole de nuevo). Tus padres no os educaron así, yo no os estoy educando así. Lo cierto es que estoy muy decepcionada contigo, Bruno. Porque lo que hiciste hoy en la escuela no es una travesura de un chico de tu edad, es algo cruel y malintencionado. Y sé perfectamente que cuando lo hiciste sabías que estabas haciendo algo muy malo y aun así eso no te detuvo. Pues te diré lo mismo que les decía tu abuelo a tu madre y a tu tío “si tu conciencia no es suficiente para frenarte, mi mano sí que lo será”.
-         Pero el tío no me va a pegar con la mano precisamente (dijo quejándose).
-         Ni tu abuelo, tampoco lo hacía “precisamente”.  Anda ve a lavarte la cara y deja ya de refunfuñar, todo esto te lo has bien buscado tú solito, jovencito.
-         Peroooo (empezó de nuevo Bruno que era incansable cuando se trataba de discutir).
-         Ni peros ni peras, al baño y después quiero que te sientes ahí (señalando uno de los taburetes de la barra americana) y que escribas una carta de disculpas a tu profesora y a tus compañeros y mañana se la leerás a todos en cuanto llegas a clase.
-         ¡QUÉ! (gritó ultrajado Bruno. Su tía le había machacado el trasero con aquella endiablada pala, su tío lo iba a desollar vivo en cuanto regresara a casa y encima tenía que escribir una estúpida carta de  disculpa. Estaban en el 2014 nadie escribía ya cartas, sería el hazmerreír de toda la clase).
-         ¡BRUNO FELIPE SUÁREZ! (dijo volviéndole a tirar de la misma oreja que antes) Mañana seré yo quien llame a tu profesora y como me entere que no has escrito esa carta de disculpas y no la has leído ante toda tu clase te prometo por lo más sagrado que vas a conocer un lado de tu tía que no te va a gustar nada (dijo mirando con malicia un viejo manojo de ramitas de abedul que decoraba una pared de la cocina. Bruno tragó saliva y la miró aterrado ¿de verdad su tía sería capaz de pegarle con eso? lo  había leído en los libros de Dickens pero pensaba que eso era algo del pasado. ¿se estaría marcando un farol? Sea como fuese el actual dolor de su trasero hizo que no quisiera comprobarlo en un futo tan inmediato, así que corrió hacia el cuarto de baño y se aseó un poco. ¿Que era un poco de vergüenza comparado con una zurra con un manojo de ramas? Nada ¿verdad? A demás aún quedaba pendiente su charla con su tío cuando regresará a casa. Y esa se las prometía de las buenas, así que Bruno se prometió en ese momento que nunca, nunca jamás, volvería a ocultarle nada a su tía ni volvería a meterse en líos en la escuela).

Continuará…

5 comentarios:

  1. Me encanto continúala pronto
    Taz

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  2. como siempre tu trabajo no solo es bueno sino que invita a mas,ojalá y así sea y nos regalonees con algo mas.
    saludos marti

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  3. Little mas porfiss me gusto mucho porfa!!!!
    esta re interesante y pobeshito me daria mucha penita si pasara lo de la rama de abedul u.u...
    espero mas porfiss!!!

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  4. Little como siempre un placer leer de tus historias!!
    Esta nueva historia esta genial!!
    Lo bueno de no entrar al blog or un tiempo es leer de corrideo varios capitulos de una historia!!!
    Y tú eres super buena escribiendo!!
    Bueno pues voy por el que sigue!!!

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  5. Estabas viva amiga mía como te extrañe :D

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