Chapter 18: Magia
Después de
despedirse de Peter, Chris se fue a su cuarto. Aún era pronto para dormir, pero
estaba cansado y de un humor extraño. Desde luego no estaba alegre, pero no
sabía si estaba triste, frustrado, o melancólico. Seguía siendo el día de su
cumpleaños pero no sentía que tuviera nada que celebrar. Sentado sobre su cama,
cogió el mp4 y se puso los cascos. Se puso algo de música y ladeó el cuello,
como para destensarlo. Hizo un balance del día. Había comenzado muy bien por la
tarde tan sólo mejoró cuando conoció a Amy. Después descendió en picado cuando
se enfrentó al "huracán Nick". Lo peor de todo, es que no estaba
decaído por el encuentro con su hijo (aunque tampoco le hacía feliz, claro),
sino por algo mucho más egoísta. Caminó hasta su armario y puso una caja en el
suelo, para subirse a ella y llegar a una cajita que había encima del mueble.
La abrió, y sacó una foto. En ella, una mujer sonreía. Aunque lo había estado
evitando, Chris sabía perfectamente por qué había accedido a salir con Amy. Amy
era el nombre que Chris iba a ponerle a su hija, la que pensaba tener con su
mujer cuando ésta murió. La noche antes de que Bianca falleciera, habían
discutido. Él quería tener otro hijo, y no es que ella no quisiera, sino que
tenía dificultades para volver a quedarse embarazada. Chris estaba como loco
hablando de que tendrían una niña, cómo la llamarían, lo que harían con ella,
lo felices que serían…y Bianca no pudo soportarlo, pensando que no sería capaz
de quedarse embarazada, y que aquello haría infeliz a Chris. Él no la culpaba
en absoluto, pero no se dio cuenta de los sentimientos que abrumaban a su
mujer, y se sintió impotente cuando ella comenzó a llorar. No sabía qué hacer,
realmente, y ella acabó yéndose a dormir con una amiga, y a tener la típica charla
de mujeres en la que Chris estaba excluido. La mañana siguiente, al hacer café,
hubo una explosión de gas en la casa donde estaba Bianca, y ya no volvió a
verla nunca más.
Chris besó aquella
foto, y se preguntó si debía volver a ver a Amy. ¿Aquél nombre era una señal?
Se sentía un traidor por ver a otras mujeres, pero también sabía que no debía
sentirse así. Bianca ya no estaba. Y aunque se repetía que ya había aceptado
ese hecho, aun le quedaba por asumir el hecho de que él, en cambio, seguía
vivo. Y tenía derecho a rehacer su vida. Casi el deber, porque lo que él
decidiera recaía también sobre su familia. Y, aunque nunca lo había pensado en
ese sentido, sus hijos podían necesitar una "figura materna" en su
vida. Se quedó allí, escuchando música, preguntándose qué era lo que debía
hacer.
Mientras Chris hacía
esto, Nick trataba de dormir, pero no podía. Se decía que era por el roce de
las sábanas, por el dolor, pero en realidad no era tan insoportable. Se debía
más bien a que sabía que Chris no iba a pasar por alto su enfado: que iba a
insistir hasta averiguar el motivo. Pero Nick no quería decírselo, porque ni
siquiera él lo tenía claro. Chris había estado a punto de averiguarlo: tenía
que ver con el hecho de que hubiera salido. Más concretamente, con el hecho de
que se viera con una mujer. Aquello le había molestado mucho, y por eso había
estado tan callado mientras Peter jugaba al casamentero. Pero sabía que sería
egoísta por su parte tratar de impedir que Chris saliera, así que haciendo un
esfuerzo titánico, no dijo nada. Sin embargo al quedarse solos, Nick no dejó de
darle vueltas a la cabeza, y de pronto se vio pagando su enfado con Peter, y
subiendo a su cuarto lleno de ira. Cuando Chris subió a hablar con él, le tiró
toda esa ira a la cara….Y aun entonces, arrepentido por su arrebato y adolorido
por el castigo, seguía, en realidad, resentido con Chris. Resentido porque
hubiera salido con una mujer, y más aun por el hecho de que, según él mismo le
había dicho, lo hubiera pasado bien. Y lo peor de todo es que él mismo no
estaba seguro de por qué le molestaba. Intentó elaborar una lista mental.
1) Estaban bien como
estaban, ellos cuatro, sin mujeres
2) Si Chris se
dedicaba a ligar por ahí, pronto descubriría que tener tres hijos le quitaba
mucho tiempo. Ahí sobraban por lo menos dos, y los últimos en llegar habían
sido Peter y él. Si Chris tenía que elegir entre una mujer y ellos dos, Nick
estaba seguro de que escogería a la mujer.
3) Nunca había
tenido un padre, pero una vez tuvo una madre. Una madre que murió, pero (Nick
estaba seguro) que de no haberlo hecho habría vuelto a buscarlos. Si Chris era
papá, su chica tendría que ser mamá, pero Nick no estaba dispuesto a dejar que
nadie ocupara un lugar tan importante.
Sí, aquellas eran
sus razones, y le parecían bastante lógicas. Pero entonces, ¿por qué sentía que
no eran suficientes? ¿Por qué sentía que debía dejar que Chris hiciera lo que
quisiera con su vida sentimental? Nick estaba en conflicto interno, y cuando
eso sucedía siempre acudía a la misma persona: Peter. Oía el rumor bajito de la
televisión, y supo que su hermano estaría abajo. Quería bajar, pero Chris le
había dicho que durmiera. ¿Había sido una orden? ¿Se enfadaría si le veía fuera
de la cama? Nick no quería arriesgarse. Finalmente se decidió a bajar, pero
controlando esos "pasos de elefante" que solían delatarle. Puso mucho
cuidado, para que Chris no se enterara, pero cuando bajó, Peter se había
dormido en el sofá. Tras vacilar unos segundos, decidió no despertarle. De
todos modos Peter no le entendería. Él no había tenido problemas con "la
cita de Chris". Subió a su cuarto, derrotado y alicaído, pero se cayó por
las escaleras. Se hizo muchísimo daño, porque cayó de culo. Al principio, no se
pudo mover, y pensó que se había roto algo. Se dio cuenta de que había gritado,
y de que su grito habría alterado a Chris, sin embargo tras esperar unos
segundos, nadie vino. Tal vez Chris se había cansado de él, o tal vez ya
estuviera durmiendo [en realidad, tenía los cascos puestos]. En ese momento a
Nick le dio igual, en realidad, porque le dolía demasiado como para preocuparse
por otra cosa.
- ¿Chris? – escuchó
la voz de Peter, debía haberse despertado.- ¿Nick?
Nick, llorando en
silencio, no dijo nada. Esperó un rato, hasta que Peter volvió a dormirse, y
subió a su cuarto. Se tomó un analgésico y consiguió dormir.
Le despertó Chris,
entrando en su cuarto con una bandeja con el desayuno.
- ¿Desayuno en la
cama? – preguntó Nick, extrañado.
- Son las doce y
media – explicó Chris. – No te despertabas y, puesto que es domingo, te dejé
dormir. Los demás ya hemos desayunado. Pensé que éste podía ser un buen momento
para que habláramos – le dijo Chris, dejando la bandeja encima de la mesa.
- ¿Puedo ir al baño
antes? – preguntó Nick.
- Claro.
Nick salió de la
cama y se fue al baño. Chris observó que caminaba de forma extraña. Cuando Nick
volvió, le pidió que se sentara, y el chico obedeció, pero puso una mueca de
dolor que le alarmó mucho. El chico se puso de pie en seguida.
- Nick ¿qué….?
- No es nada – se
apresuró en responder, y se volvió a sentar. Chris se fijó en que intentaba
hacer como que no le dolía. Se dijo que aquello no podía ser por el castigo. Él
no era un monstruo. No lo era ¿verdad? ¿Le había hecho tanto daño? Antes de
poder decir nada, Nick continuó - ¿De qué querías hablar?
- Yo…- vaciló Chris,
y sacudió la cabeza. Hablar, sí. Había subido a hablar. - ¿Hice algo que te
molestara? ¿Por eso estabas tan enfadado? ¿Por qué era?
- Por…por nada.
- Nick, por favor.
El chico recordó lo
que Chris había dicho. Que si no le decía la verdad, le castigaría. Nick no
respondió, pero se removió en su asiento y eso fue mala idea. Puso de nuevo
aquél gesto de dolor. Aquello fue demasiado para Chris.
- Ven aquí – le
pidió, y Nick le miró con desconfianza y algo de miedo. Chris entendió por qué,
y aclaró – Sólo quiero ver si tienes cardenales. No voy a castigarte.
Con algo de
vacilación y cierta vergüenza, Nick se acercó. Chris tiró de la tela del pijama
un poquito. No se lo bajó del todo: sólo quería ver si le había hecho moratones
a su hijo. No estaba preparado para lo que vio. Lo primero que pensó que es que
era el ser más despreciable sobre la faz de la tierra. Pero luego, poco a poco,
trató de ser razonable.
- Yo no te he hecho
esto – musitó, aliviado, porque al decirlo se dio cuenta de que era verdad. No
era consciente de haberle pegado muy fuerte, pero aun así, por fuerte que le
hubiera podido pegar, jamás podría haberle hecho aquello: tenía un cardenal muy
grande y oscuro, casi negro. – Yo no te he hecho esto – repitió, y giró a su
hijo para mirarle a los ojos. Los tenía húmedos, pero estaba intentando no
llorar. – Cielo ¿qué te ha pasado?
- No te enfades – le
pidió.
- No voy a
enfadarme, Nick, cariño. Madre mía, ¿te duele mucho?
Nick asintió. Quería
llorar, y abrazarse a Chris como hacía a veces Leo cuando se caía. Llevaba
queriendo hacerlo desde que se cayó, aquella noche. Como si lo adivinara, Chris
le abrazó.
- ¿Cómo te has hecho
eso? – le preguntó, muy preocupado.
- Ayer por la noche
bajé a hablar con Peter, y me caí por las escaleras.
Chris estrechó el
abrazo. Al pensar en "escaleras" y "caída", automáticamente
pensaba en "cuello roto".
- ¿Por qué no me lo
dijiste? Si estaba dormido, tendrías que haberme despertado.
- Pensé que ibas a
enfadarte.
- ¿Y por qué me iba
a enfadar porque te hubieras caído? No es culpa tuya, mi vida.
- Pero se supone que
tendría que estar durmiendo. Y yo bajé a hablar con Peter. Yo…
- Nick, te aseguro
que eso es en lo último en lo que estoy pensando ahora. Creo que lo mejor será
que te lleve al médico.
Pero entonces Chris,
de pronto, se dio cuenta de lo tonto que estaba siendo. ¿Médico? ¿En serio?
- Nick. Voy a hacer
algo, y no quiero que te asustes. Te prometo que te va a dejar de doler.
Nick le miró con
curiosidad, pero no dijo nada. Entonces Chris extendió su mano, y usó sus
poderes de luz blanca. Él era sólo medio luz blanca, y el poder curativo era lo
que más tiempo le había llevado dominar. Pero para algo era el hijo de un
Anciano. Había curado cosas mucho peores. Nick se alarmó cuando vio cierto
resplandor, y sintió un cosquilleo. Pero, en pocos segundos, efectivamente, le
dejó de doler. Miró a Chris, sin saber si debía huir y salir corriendo. Aquello
era…era…
-…magia. – murmuró,
con los ojos muy abiertos.
- Pues sí. ¿Estás
mejor?
Nick asintió,
distraído.
- ¿Aun estoy
durmiendo? – preguntó.
- No, hijo. Esto es
real. Si te sientas, intentaré explicártelo.
Nick se sentó. Chris
pensó que aquella no era la conversación que había esperado tener aquél día con
su hijo. Se dijo que debería haberle contado aquello mucho antes, pero nunca
encontraba el momento. En realidad, tenía miedo, de la reacción que pudieran
tener. Se dio cuenta entonces de que después tendría que repetirle aquella
historia a Peter, y reunió valor.
- Yo…soy un brujo –
dijo tras unos instantes de silencio. – Y un luz blanca.
- ¿Un qué?
- Un luz blanca. A
ver cómo te lo explico yo….Los luces blancas vigilan a sus protegidos e
intervienen cuando es necesario para ayudarlos en su camino y mantenerlos a
salvo. Pueden escuchar constantemente las voces de sus protegidos en sus
cabezas, y si alguno de ellos dice el nombre de su luz blanca, estos pueden
presentarse ante su cargo. Un luz blanca es una persona que en vida hizo el
bien, a la que tras morir se le da la oportunidad de convertirse en ángel y se
le dan ciertos poderes, en vez de seguir el camino al más allá.
- Alto alto alto.
¿Estás muerto?
- ¡No! ¡yo no!. Yo
soy…medio luz blanca. El que está muerto es mi padre. Pero…¡él tampoco está
muerto! Diantres. Nunca he tenido que explicarle esto a nadie. Mi padre murió,
pero en vez de "morir", se convirtió….en luz blanca.
Nick no sabía si
creerse todo aquello. No estaba asustado, porque aun no lo creía como cierto. Y
sin embargo, Chris le había curado. Mágicamente.
- ¿Estás bien? – le
preguntó Chris.
- Es….es imposible.
Físicamente.
Chris no dijo nada.
Pensó que Nick se lo estaba tomando razonablemente bien. Al menos, no había
salido corriendo y gritando, espantado. Pero es porque de momento sólo había
visto la parte buena. Nada de demonios ni hechizos malignos.
- Sigue – le dijo
Nick – Tú hablas y yo escucho. Me explicabas qué era un "luz blanca".
- Sus cuerpos son
réplicas de sus cuerpos humanos, pero están compuestos de orbitas. Si son
alcanzados por algo que normalmente mataría a un mortal (por ejemplo una bola
de energía o aceleración de partículas), sus cuerpos explotarán en orbitas que
se reformarán sin ser dañados. Pueden, sin embargo, ser dejados inconscientes.
Cualquier herida física que reciban es curada instantáneamente, salvo las
causadas por las flechas de los ángeles negros, que están bañadas en un veneno
mortal para los guías blancos (sólo lo es para ellos). Después de convertirse
en luz blanca, el ADN de la persona tiene 3 hélices, no solo 2.
Como Nick le había
salido con la física, Chris decidió explicarle algo a lo que el chico pudiera
aferrarse.
- ¿Me estás diciendo
que eres inmortal?
- No. Ni siquiera un
luz blanca es inmortal. Ángeles negros, ya te dije. Pero además, yo soy sólo
mitad luz blanca – volvió a repetir. – Yo no me curo.
- Pero si curas a
otros.
- Sí, aunque no pude
hasta hace muy pocos años. Mi hermano Wyatt lo hacía en el vientre de nuestra
madre. Lo de curar es complicado. Puedo curar heridas provocadas por accidentes
o ataques, pero no los daños auto infligidos ni las enfermedades.
- ¿Qué otras cosas
puedes hacer?
- Como luz blanca,
puedo sentir a mis protegidos, sabiendo lo que sienten, o si están heridos. Les
puedo encontrar allá donde estén.
- ¿Quiénes son tus
protegidos? ¿Lo soy yo?
- Me temo que no. No
eres brujo – le explicó. – Además, vuelvo a repetirte que yo soy MEDIO luz
blanca. No voy por ahí salvando a la gente.
- Vale, pues
entonces háblame de los luces blancas, y luego me cuentas qué puedes hacer tú.
- Los luces blancas
también han mostrado la habilidad de "metamorfosis", que les permite
tomar la forma física de otros. Muchos confunden esta habilidad con el cambio
de forma. Pero los luces blancas crean una ilusión alrededor del ser haciéndolo
lucir como otro, mientras que el cambio de forma realmente transforma el ser en
otro. Es algo complicado. Los luces blancas levitan. Y los luces blancas
orbitan. Yo no puedo levitar, ni cambiar de forma, pero Paige, que también es
medio luz blanca, sí. Al principio sólo podía curar canalizando los poderes de
mi padre, o de otro luz blanca. Y sí que puedo orbitar.
- ¿Qué
es…"orbitar"?
Chris extendió la
mano, y dijo:
- Zumo.
El vaso de zumo que
estaba en la bandeja se descompuso en motitas de luz, y se recompuso de nuevo
en su mano. Nick se quedó mirando con la boca abierta.
- Esto, pero también
con mi cuerpo, o con el de otras personas.
Nick se quedó en
silencio. Chris pensó que quizás había sido demasiada información. Esperó.
Esperó, y siguió esperando, pero nada. El rostro de su hijo tampoco era muy
revelador.
- Di algo – pidió al
final, comido por la impaciencia.
- ¿Tenéis algún
archienemigo?
- Esto no es una
liga de héroes, Nick. Pero sí, ya te he mencionado a las luces negras. Y todos
aquellos que quieran dañar a un protegido o a cualquier inocente. Además hay
otras…."limitaciones". No podemos matar. Respondemos ante alguien…son
los Ancianos. Mi padre es un Anciano.
Y así, empezó a
hablarle de Leo, de Piper, y le contó su historia. Le contó lo que a él le
habían contado de niño unas mil veces, y lo que él mismo había vivido. Trató de
mencionarle lo que sucedió una vez en una realidad paralela, y le habló de un
Chris alternativo que viajó al pasado, pero aquello era demasiado complejo para
Nick, así que lo dejó. Le habló también de sus habilidades de brujo, y de la de
todos los miembros de su familia. Por último, le enseñó el Libro de las
Sombras. Para cuando terminó de contarle TODO, eran ya más de la una, y Nick
tenía sobrecarga de información.
- ¿Estás asustado? -
preguntó Chris
- No.
- ¿Me crees?
- ¿Cómo podría no
hacerlo? He visto como….como hacías magia delante de mí.
Nick estaba sentado,
con la mirada perdida.
- ¿Qué piensas?
- Que la magia
existe. Que mi padre es mago.
Seguía refiriéndose
a él como "mi padre". Eso era bueno.
- En realidad,
decimos brujo…
- Quiero hablar con
los abuelos– le dijo. – Hay muchas cosas que tú no me has contado bien.
- Perdone usted, mis
malas dotes como narrador.
Nick se rió, y
aquello era más que bueno. Después de todo, no había ido tan mal.
- No es eso. Tú me
cuentas lo que te han contado. Yo quiero ir a la fuente.
- Está bien, no creo
que haya problema.
La curiosidad era
bueno. No era rechazo. Chris no se había imaginado que se lo tomara tan bien.
Nick guardó silencio un momento.
- Papá, no sois
brujos normales ¿verdad? Has hablado de las Embrujadas y de tu hermano Wyatt
como si fueran muy poderosos.
- Lo son.
- Tanto poder tiene
que tener una explicación.
- ¿Qué quieres
decir?
- Que aquellos con
los que lucháis….los que aparecen en ese libro…..son poderosos también. ¿Es
peligroso?
- Hubo un tiempo en
que sí. – dijo Chris, dispuesto a no mentirle. – Pero ellos temen el poder de
mi familia.
- Pero combates con
ellos – insistió Nick.
- Alguna vez. Como
luz blanca se supone que no lucho; como brujo es mi razón de ser.
- Hay muchas cosas
que no entiendo. Aun no estoy seguro de que todo esto sea cierto ni de si mola
que tengas poderes o si es algo malo. Pero hay una cosa que sí se: no quiero
que te hagan daño.
Chris le abrazó,
profundamente agradecido por aquellas palabras.
- No va a pasarme
nada. Te lo prometo. Yo…me siento aliviado porque lo sepas. Ahora me
queda….decírselo a Peter.
Nick se puso rígido
de pronto.
- No lo hagas.
- ¿Por qué no?
- Él…no se lo va a
tomar bien. De niños, rezó por que un ángel viniera a sacarle del orfanato, y
me apuesto lo que quieras a que cuando estaba con Derek lo pidió con más fuerza
aún. Pero nadie vino.
- Yo…Esto no
funciona así. No somos "ángeles" en ese sentido.
- Lo primero que yo
he conocido de la magia es que "cura". Que es buena. Ocúpate de que
con Peter sea igual. Que no crea que es algo malo.
Sin embargo, Chris
no tuvo oportunidad de hacer aquello.
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