viernes, 15 de julio de 2016

Capítulo 14.


Capítulo 14.
Sebastian tenía un nudo en el estómago, estaba asustado, y era para estarlo. Los 20 minutos que tardó Antonia en devolverle la llamada fueron una auténtica pesadilla. Antonia le confirmó que la tarjeta de César no había sido rastreada. Es más ni siquiera parecía en al lista de nombres a rastrear. Sebastian pensó que podría ser porque César no era un miembro del clan. Lo era porque lo habían acogido pero él era un forastero. Quizás llevara casi 20 años en el pueblo pero eso no lo convertía en un Bocha para los caballeros de la rosa. Sebastian respiró aliviado pero después volvió a enfurecerse. Antonia decía que quería arrancarle la cabeza a César con sus propias manos por haber sido tan “gilipollas”. Su estupidez podría haber costado muy caro un Quickwater dos, repetía enfadada al teléfono.
La reacción de Sebastian cuando Alejandro y César llegaron a casa no fue la mejor. Sebastian recibió a César con un puñetazo en todos los morros y después no fue a mejor, se tiró encima de él y empezó a golpearlo sin control. A Alejandro le costó sudor y lágrimas separarlos, tuvo que pelear con Sebastian también y la peor parte se la llevó el mobiliario de la casa,
-      ¿Qué demonios pasa contigo, chico? (dijo exhausto Alejandro mientras Sebastian y él recuperaban el aliento)
-      Ese idiota que tienes por compañero casi hace que nos maten a todos
-      ¿Qué? (saltó César extrañado)
-      Si tu idiota, si (y se levantó y fue contra César. Alejandro se apresuró para detener a su sobrino pero Sebastian solo le agarró por la cazadora y le quitó la billetera del bolsillo interior y rebuscó hasta que encontró una tarjeta a nombre de César Oerruti. Fue fácil dar con ella en todas las demás venía su nuevo nombre Cristian Fourd. Sebastian le tiró a la cara la tarjeta de crédito a su tío) ¿Para que demonios guardabas esa tarjeta? Leopold fue claro. Ellos intentarían rastrear a cualquier superviviete. Debíamos de deshacernos de nuestros antiguos nombres y de cualquier cosa  que nos relacionara con nuestro pasado.
-      ¿César? (dijo Alejandro sorprendido buscando una explicación)
-      No la he utilizado. Lo juro. Solo la guardaba porque…bufff porque es lo único que me quedaba de mi verdadero yo (dijo avergonzado)
-      Debí dejar que Antonia te matara (dijo Sebastian con rabia) Hijo de perra grrr
-      ¡Sebastian, ya! (le gruñó Alejandro)
-      Ni se te ocurra ponerte de su parte, ese imbécil casi (Sebastian apretaba fuertemente los músculos de la mandíbula y estaba a punto de volver a saltar contra César)
-      ¡He dicho que ya! Yo soy el jefe, yo me encargo.
-      ¿En serio? Porque él es tu perrita ¿vas a hacer como si nada?
-      Plass (Alejandro dio un bofetón a Sebastian. Sebastian se separó y miró a su tío con odio) Ten cuidado con lo que dices, chico, porque puede que ofendas al lobo equivocado (le amenazó Alejandro, Sebastian dio un paso hacia atrás pero no le quitó la mirada a César). ¿Cómo te enteraste de lo de la tarjeta? (le preguntó a su sobrino. Sebastian respiró hondo, no le gustaba lo que le tocaba hacer pero no había otra).
-      El estúpido dejo la cartera descuidada y Marcos la vio (dijo aunque sabía que una explicación tan superficial no le valdría a su tío)
-      Nunca he dejado mi billetera tirada, soy muy cuida…(Y César se dio cuenta que Sebastian estaba encubriendo a Marcos y se calló pero ya era demasiado tarde. Además Alejandro conocía bien a César y sabía que no se dejaba las cosas descuidadas)
-      ¿Sebastian a caso debo recordarte  que como jefe de la casa de los Bocha si te pregunto algo debes responderme con la verdad?
-      No, señor (dijo a disgusto)
-      Entonces volveré a preguntártelo y antes de contestar piénsatelo  bien  y mejor que no se te pase por la cabeza soltarme  otro embuste a la cara como acabas de hacer (dijo mirándolo fijamente sin parpadear) ¿Cómo te enteraste de lo de la tarjeta?.
-      Marcos se la cogió (dijo sin poder mirarlo a la cara. César lo miró como si aquello fuera imposible pero Alejandro conocía bastante bien de que píe cojeaban cada miembro de su clan y no parecía muy sorprendido)
-      ¡MARCOS! (gritó Alejandro. Marcos que al oír la trifulca se había refugiado en el baño, salió tímidamente y fue hacía donde estaban su tío, César y su hermano. La entrada y el salón parecían zona de guerra. Cuando Marcos apareció, Alejandro le mostró la tarjeta que Sebastian le había lanzado a la cara) ¿Qué puedes decirme tú de esto? (Alejandro sonaba terroríficamente calmado. Marcos bajó la mirada y no dijo nada) ¿Marcos? Te he hecho una pregunta, responde (Marcos echó una mirada de puro odio a su hermano pensando que se había chivado solo para meterle en líos con Alejandro. No sabía que quien realmente estaba en líos era César y no él. Bueno él también pero lo suyo era pecata minuta comparado con poner en peligro a todos)
-      Es la tarjeta de César
-      Eso ya lo sé (dijo Alejandro secamente) Lo que quiero saber es que hacías tú con la tarjeta de César (y Marcos empezó a llorar en silencio. Estaba asustado, su tío enfadado daba mucho miedo y ahora no estaba allí su padre y aquello le asustaba más) Marcos sino me respondes te aseguro que vas a llorar con motivos (le amenazó pero sin alzar la voz ni nada)
-      La cogí prestada para comprar una cosa por internet (Alejandro tuvo que hacer un esfuerzo titánico para no matar al chico. Pero Alejandro sabía que las cosas de los chicos se encargaba su hermano y si no estaba directamente relacionado con él, él no debía inmiscuirse)
-      ¿Querrás decir que se la robaste, no? (Marcos estaba puntito de orinarse encima. Sebastian estaba a un pelo de no liarse a guantazos de nuevo con su tío).
-      Snif snif yo snif snif no pensé que le molestaría snif (lloraba Marcos sin consuelo)
-      Vete a tu cuarto y no salgas…cuando llegue tu padre, hablaré con él y él decidirá que hacer contigo (dijo Alejandro muy serio, Sebastian respiró aliviado y se relajó)
-      Gracias (dijo en cuanto sintió la puerta de Marcos cerrarse)
-      No es asunto mío, como educar a Marcos es cosa de tu padre (le dijo muy seco. Sebastian supuso que si no hubiera sido heredero de Alejandro, éste jamás se hubiera metido en su educación, y sobre todo no se habría llevado tantos varazos como se llevó cuando era pequeño. Su padre no era tampoco un osito amoroso pero por alguna razón cuando era pequeño prefería que lo castigase su padre que su tío.) ¿Podrias dejarnos solos? (le preguntó Alejandro a su sobrino aún consternado)
-      ¿Qué? (dijo Sebastian indignado)
-      Por favor (y por primera vez su tío le estaba pidiendo un favor  no le estaba ordenando como un general a sus tropas. Sebastian respiró hondo y aunque le costó porque no estaba acostumbrado se puso en los zapatos de su tío. Respiró hondo y asintió) ¿Puedes llevarte a tu hermano?
-      Es casi media noche ¿Dónde narices  me lo llevo? (una cosa era irse él a un bar o algo y otra irse con un crío de 12)
-      No sé, con Antonia o con Leopold, no sé francamente, Sebastian (dijo Alejandro que parecía perdido. Sebastian se soprprendió que sugeriera llevarlo a casa de Leopold pero no dijo nada)
-      ¡Marcos! (gritó Sebastian y el chico salió de su dormitorio, aún estaba llorando. Marcos sabía que cuando llegara su padre lo iba a matar y sabía que nada que dijera o hiciera ya iba a cambiar eso) Ponte la chaqueta, nos vamos
-      ¿Nos vamos? (dejó de llorar de golpe)
-      Si en el coche te explico
-      ¿Dónde nos vamos? (Marcos miró a su tío y Alejandro le dijo con la cabeza que sí)

-      En el coche te explico (repitió agarrando su propia chaqueta. Esperaba que Antonia no fuera una cabrona y les dejara pasar la noche allí. AL igual que su tío pero por diferentes motivos, no le apetecía nada pedirle favores a Leopold.)

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