jueves, 1 de mayo de 2014

CAPÍTULO CUATRO: MÁS QUE UNA MENTIRA.


CAPÍTULO CUATRO: MÁS QUE UNA MENTIRA.

Harry sintió que el tiempo se ralentizaba; la respiración parecía quedarse estancada en su garganta y los sonidos a su alrededor se perdían en el aire. Sin embargo, los latidos de su corazón cobraban mayor velocidad que nunca y amenazaban con hacerlo perder el conocimiento.
¿Lord Voldemort seguía con vida?
Aunque la sospecha siempre estuvo presente, una parte de su corazón se mantenía viva con la esperanza de que lo que quedara del Señor Oscuro se mantendría inactivo hasta el fin de sus días.
Sin embargo, allí estaba su padrino, asegurando con voz muerta que el responsable de las mayores desgracias en sus vidas regresaría en un momento no tan lejano para enviar por el desagüe sus ilusiones de llevar una vida normal –o al menos dentro de lo posible para un mago–.
 —¿Qué… qué es un horro… horro…? —Harry intentó preguntar con voz queda.
—Horrocrux —completo Sirius, y procedió a sentarse en una de las sillas de la vieja mesa de la estancia, y lo señaló a él y a Remus para que lo imitaran—. No soy un experto, la verdad, pero cuando Regulus y yo éramos niños, nuestros padres nos traían tutores a casa para lecciones teóricas de Artes Oscuras. Esto… esto es magia muy, muy oscura.
—¿De qué se trata? —preguntó Remus al ver que Sirius no mostraba mucho interés por explicar. Parecía que la presencia de Harry lo inhibía para hablar sobre algo que era tan aterrador.
—Un Horrocrux… —empezó— es un objeto o cuerpo donde alguien guarda un pedazo de su alma. Tengo entendido que es magia muy complicada y oculta; se debe asesinar a alguien para que el alma se divida, y luego uno de los trozos es guardado es depositado en el objeto o cuerpo.
—¿Estás diciendo que en ese guardapelo hay… hay un pedazo del alma de Lord Voldemort? —tartamudeó Harry—. Eso lo explicaría…
—¿Explicar qué? —preguntó Remus.
Harry miró con preocupación el relicario sobre la mesa. Aun en la relativa distancia, podía sentir el siseo proveniente de él.
—En cuanto lo vi, fue como si lo escuchara…
—¿Escucharlo? —repitió Sirius.
—Siento como si viniera de su interior alguna especie de voz —explicó—, pero es extraño… Es una atracción muy rara… como si fuera pársel o algo así.
Remus entrecerró los ojos con interés.
—Eso da más fuerza a la teoría —declaró—. Sólo sabemos de una persona, además de Harry, que puede hablar pársel. Y ése es Lord Voldemort. Quizá al estar una parte de su alma ahí, Harry literalmente puede escucharla, porque la lengua pársel está muy ligada al alma del sujeto; no se trata de conocimiento, sino de un don innato.
—Tiene sentido —afirmó Sirius.
Con lógica o sin ella, a Harry le aterraba de manera absoluta la idea. Ya había estado lo suficientemente conectado con Voldemort como para que ahora pudiera llegar a escuchar pedazos de su alma.
—Pero… un momento, estamos omitiendo un hecho muy evidente —habló Remus—. Si éste es el verdadero Horrocrux, no tiene sentido la nota… Se supone que esta nota debería estar en el Horrocrux falso.
 —Pero éste debe ser el Horrocrux verdadero —continuó Sirius—, de lo contrario, ¿por qué Harry lo escucharía?
—El amo Regulus puso la nota en ambos relicarios —habló Kreacher, cuya presencia parecía haber sido olvidada.
—Pero… ¿con qué fin lo haría? —preguntó Harry.
Sirius se llevó una mano bajo su mentón por unos segundos.
Supongo que… —dijo suavemente— lo hizo con el fin de que si alguien llegaba a encontrar el Horrocrux verdadero, es decir éste, se extrañaría al encontrar esta nota y no sabría si tenía en sus manos un Horrocrux o un simple guardapelo.
—Mhmm —asintió Remus—. Es una estrategia bastante inteligente. Voldemort evidentemente falla en algo muy importante: delega responsabilidades enormes a supuestos agentes de confianza. Tan sólo miren… reveló a un elfo doméstico la localización del Horrocrux.
—El infeliz está bastante confiado de que nadie lo traicionará —prosiguió Sirius con una sonrisa de autosuficiencia—. Así que… aquí tenemos este relicario, que resulta ser un Horrocrux, ¿cuál es el siguiente paso? Oh, pero antes, ve a la planta baja, Kreacher. Ponte a inventar con mi madre insultos a muggles o algo así, no confío en ti.
—Kreacher obedecerá complacido de no tener que estar con su traidor amo—dijo el elfo antes de marcharse.
Una vez se hubo marchado, Harry tomó la palabra.
—¿Deberíamos decírselo a Dumbledore?
—No lo creo, Harry —contestó Remus—. Pienso que lo más oportuno es reservarnos esta situación, al menos mientras podamos. No me malinterpretes, no es que desconfíe de Dumbledore. Pero él es un poco…
—Es un poco como un viejo manipulador, Harry —continuó Sirius de malhumor—. Dumbledore ha hecho cosas muy buenas por muchos, sí, pero siempre pensando de manera muy general. No le interesan necesidades individuales y tiende a ver a las personas como fichas de ajedrez. Nos ayudará si se lo pedimos, pero de seguro a costa de muchas cosas.
Harry prefirió guardar silencio. En su mente simplemente no cabía del todo la idea de que su preciado director fuera lo que describía Sirius. Pero tampoco tenía interés de refutar a su padrino y a Remus. Ellos, después de todo, conocían a Dumbledore desde muchísimo antes de que Harry llegara al mundo.
—¿Entonces qué haremos? —preguntó en su lugar—. ¿Sabes cómo destruir un Horrocrux?
—No creo que debamos hablar de eso aquí, —repuso Remus—. Lo mejor es que volvamos a casa.
Y así fue hecho. Por medio de la oxidada red flu de la casa Black, se trasportaron nuevamente a la mansión Potter. Una vez estuvieron en la sala principal, Harry vio cómo sus dos tutores se miraban y asentían el uno al otro. Sirius se acercó a él y le habló con voz tranquila.
—Envíale una lechuza a Ron para ver si está disponible para que vayas a la Madriguera, almuerces y pases la tarde allí.
La expresión de Harry se descompuso.
—Pero ¿no se supone que hablaríamos sobre el Horrocrux y lo que haríamos ahora?
—Hablaríamos Sirius y yo, Harry —dijo Remus—. Ya te has involucrado en suficientes cosas a lo largo de tu vida. Deja que esta vez seamos los adultos quienes nos involucremos.
Harry apretó su mandíbula. ¿Acaso fueron “los adultos” quienes acabaron 13 años atrás con Voldemort? ¿O los que rescataron la piedra filosofal? ¿O quienes lucharon contra el basilisco?
—Eso no es justo —gruñó arrugando su frente—. Esto me involucra, ¡tengo que saberlo!
—Sabrás lo que sea necesario —repuso Sirius—. Ahora envía esa lechuza.
—Pero Sirius…
—Será mejor que obedezcas de buena manera, Harry —sentenció Remus con voz firme—. Cuando sea el momento, te diremos lo que pasará, ¿de acuerdo?
—Como quieras —masculló con un resoplido, se giró sobre sus talones y caminó hasta su habitación pateando el pie de cama luego de entrar.
Le parecía totalmente injusto. Había tenido que madurar por la fuerza y pensar casi como adulto desde el momento en que tuvo conciencia. Había perdido su infancia en casa con los Dursley, y no había tenido ni un solo año tranquilo en Hogwarts. ¿Y ahora le exigían que “dejara a los adultos tomar las decisiones”?
Con pésimo humor envió a Ron una carta con Hedwig, su lechuza, y cuando hubo llegado la respuesta de que su amigo tenía toda la tarde libre, se marchó por la red flu sin responder al saludo de su padrino y de Remus.
*-*-*
—Adolescentes —resopló Sirius cuando su ahijado desapareció en la chimenea—. ¿Tan molesto era yo en mi adolescencia?
—Eras mucho peor que eso, Sirius —sonrió Remus.
—Yo era genial y lo sabes —repuso—, en cambio tú eras un enorme ratón de biblioteca.
—Podemos simplemente pasar al punto en que hablamos del alma de Voldemort —dijo rodando los ojos.
—Después de comer, muero de hambre.
Luego de un rápido almuerzo y dos posteriores horas de descanso y diligencias, fueron a una de las salas de la casa y se sentaron con dos tazas de té que se llenaban automáticamente.
—Entonces —inició Sirius—, con lo que hemos descubierto ya estamos un paso adelante del Cabrón Oscuro.
—Así es. Sin embargo, ¿cómo podemos destruir el Horrocrux?
—Recuerdo de mis lecciones que había pocos métodos para destruirlos —explicó diligentemente—. Uno de ellos es que sea el propio creador el que lo destruya. Ése es el único que recuerdo, en realidad…
—Y obviamente no podemos contar con que Voldemort lo destruya…
Sirius lanzó un pesado suspiro.
—Y no creo que ése sea el único de nuestros problemas —dijo apesumbrado—. Si Voldemort sabía cómo crear un Horrocrux, no creo que se haya conformado con hacer uno solo.
—En eso estaba pensando —asintió Remus—. ¿Recuerdas lo que te dije del segundo año de Harry? ¿Del diario de Tom Riddle?
—¡Por supuesto! —saltó Sirius con sorpresa— ¿Cómo no lo vimos antes? Según Harry, una versión joven de Voldemort vivía por el diario. ¡El diario era un Horrocrux!
—Exacto. Y él pudo destruirlo con…
—El colmillo del basilisco —terminó Sirius—. Ahora lo recuerdo. ¡El veneno del basilisco destruye Horrocruxes!
—Eso sumaría dos Horrocruxes. La pregunta es: ¿cuántos más habrá hecho?
Sirius hizo una mueca disgustado. Al parecer, tendrían que hablar con Dumbledore antes de lo deseado.
—Hay otro asunto… —murmuró Remus mirándolo fijamente y con aprensión.
Sirius pudo interpretar su mirada.
—Harry tiene que saberlo.
—Dumbledore me dejó claro que no era oportuno todavía.
—¡Pero él tiene que estar preparado! —espetó Sirius alterado.
—Lo sé, Sirius —apaciguó Remus—. Él deberá estar preparado para cuando el momento llegue. Sin embargo, debemos preguntarnos si está preparado ahora mismo para saber a lo que posiblemente se enfrentará. Además, ni siquiera sabemos con certeza si es real o no.
—Remus, son demasiadas las coincidencias como para que no sea real. En este punto no podemos pensar que todos los hechos son simples causalidades. No si queremos ir un paso por delante de Voldemort.
Remus se pasó una mano por su cabello grisáceo. Sirius alisó entre sus dedos un mechón de pelo negro que caía en su frente. Las tazas de té estaban completamente llenas desde hacía media hora, pero con la pesadez del ambiente, ninguno de los dos parecía querer tomar.
*-*-*
Harry seguía farfullando incoherencias en cuanto aterrizó en la chimenea de la Madriguera. En la sala, Molly Weasley lo esperaba con sus brazos abiertos de par en par, para estrecharlo (o más bien aplastarlo) con un efusivo abrazo.
—¡Harry! —saludó jovial— ¡Pero qué alegría que estés aquí! Mírate, si estás demasiado flaco. Voy a tener que hablar con Remus y Sirius para asegurarme de que te están dando suficiente comida…
La mujer siguió soltando su habitual discurso mientras empujaba a Harry hasta la cocina, donde los gemelos, Ginny y Ron esperaban sentados el almuerzo.
—Harry, llegaste muy rápido —dijo su amigo saludándolo con un estrechón de manos.
Ginny saludó tranquilamente con su mano y Harry le devolvió el gesto. Fred y George, por su parte, lo atiborraron con toda clase de preguntas y comentarios interesados sobre Sirius Black, que últimamente había pasado a ser una figura pública sobre la que todos hablaban: con la penosa historia de su condena injusta y su recuperado atractivo físico, era el tema favorito entre las brujas de todas las edades, sin mencionar el hecho de que adoptar a su ahijado huérfano provocaba innumerables caras de cachorro entre las mujeres, y hasta una publicación de Rita Skeeter en el profeta titulada “La crónica del condenado y del huérfano”. Y entre los magos (al menos los del Lado de la Luz), el nombre Sirius Black resonaba con admiración ante la increíble hazaña de escapar de Azkaban y de sobrevivir a los dementores sin perder la cabeza.
Harry falló en disimular su disgusto frente a su amigo Ron, que supo rápidamente que las sonrisas eran más bien fingidas.
—¿Te pasa algo? —le preguntó por lo bajo metiendo un trozo de pollo en su boca—. No pareces muy contento por venir.
—No te ofendas, Ron, pero vine porque Remus y Sirius me obligaron.
—¿De qué hablas? —dijo extrañado subiendo el tono su voz.
—No, no, no —intervino Fred con una sonrisa—. ¿Acaso no conocen la regla de no contar secretitos en frente de alguien más?
—Vamos, Harry —prosiguió George—. Nos interesará mucho escuchar tu dulce voz quejumbrosa.
—No te contengas.
—Desahógate.
Harry ignoró a los gemelos y se concentró en comer de su plato. Era una fortuna que la señora Weasley no estuviera allí escuchándolos.
En lugar de contestar a las preguntas, Harry le hizo señas a Ron para que comprendiera que más tarde le hablaría de lo que descubrió.
Después de que terminaron el postre, Harry y Ron subieron a la habitación. Rápidamente, Harry resumió la historia de Grimmauld Place.
—Y ahora resulta que no puedo saber lo que planean —bufó frustrado—. Detesto que se las quieran dar de guardianes protectores cuando apenas llegaron a mi vida el año pasado…
Y de repente
—Horrocrux… suena interesante, ¿eh, Fred?
—¿Quieres averiguar algo más, George?
Dos cabezas rojas encima de rostros idénticos sonreían abiertamente cuando entraron de forma precipitada a la habitación.
—¡¿Escucharon todo?! —preguntó Harry irritado.
—Todo.
—Cada cosa.
—Una por una.
Harry soltó un bufido. Remus y Sirius no querían que ni siquiera Dumbledore se enterara… y ahora hasta los gemelos lo sabían.
—Descuida, no le diremos eso a nadie —aseguró George.
—¿Cómo escucharon? —preguntó Ron—. Le pedí a Bill que hiciera un hechizo de silencio permanente…
—Con esto —respondió Fred mostrando dos pedazos de lo que parecía ser carne vieja pero inodora.
Harry tomó los dos pedazos conectados entre sí. Una vez los observó, pudo ver que parecían orejas enormes.
—Las llamamos orejas extensibles —explicó George con evidente orgullo—. Las hemos estado desarrollando en Hogwarts desde antes del verano.
—Funcionan como… orejas extensibles —prosiguió Fred con una sonrisa enorme—. Creo que los muggles tienen algo parecido, con vasos e hilo, o al menos eso nos dijo Jordan.
—Esto es… fantástico —reconoció Harry.
—Les faltan detalles —añadió George con forzada modestia.
Por un momento estuvieron en un inhabitual silencio.
—Así que… —habló Fred.
—…¿Qué estás esperando? —continuó George.
—¿De qué hablan? —preguntó Harry.
—Pues, parece obvio —repuso Fred.
—Parece que la conversación que tendrán Sirius y Remus será interesante —explicó Fred con una sonrisa que intentaba parecer inocente—. Ojalá tuvieras algún artefacto mágico que te permitiera escuchar conversaciones a distancia…
Harry observó por un momento a los gemelos frente a él, que sonreían con perspicacia. A Sirius y Remus no les gustaría sorprenderlo escuchando… Pero… eso no evitó que en su rostro se dibujara una mirada idéntica a la de los gemelos frente a él.
—Pero nos contarás todo, ¿eh? —pidió Fred socarronamente.
—Sí, sí, como sea —dijo Harry arrebatando con emoción las orejas extensibles y dirigiéndose nuevamente a la escalera.
—¡Espera, Harry! —llamó Ron con agitación, caminando hasta él. Harry pensó que su amigo tomaría el papel de Hermione y discutiría sobre su decisión—. ¿Acaso piensas ir sin mí?
Harry sonrió ampliamente y juntos marcharon hasta la chimenea.
*-*-*
Aterrizaron con un sonido ahogado en la mansión Potter. Kreacher, sorpresivamente, se paseaba por allí.
—¡Kreacher! —dijo Harry con un grito, asustado al ser tomado por sorpresa—. Pero ¿qué haces aquí?
—Kreacher vive para servir a los miembros de la Noble y Antigua Casa de los Black —refunfuñó limpiando el rastro de ceniza—, Kreacher debe servir a su traidor y sucio amo, y a su heredero fanfarrón.
Harry rodó los ojos con fastidio. Ese elfo parecía cambiar de opinión entre cada comentario.
—¿Dónde están Sirius y Remus? —preguntó cortante.
—El amo traidor y el semihumano han ido a la sala de allá a hablar 
Los dos adolescentes subieron en puntillas al cuarto de Harry. La sala donde estaban sus tutores quedaba una planta por debajo de ellos. Se pararon en el pasillo de afuera e hicieron descender una de las orejas sujetándola por el extremo de la cuerda donde se conectaba la otra oreja, hasta quedar justo frente a la puerta de la sala. Las voces ahogadas de Remus y de Sirius no se hicieron esperar.
—…él tiene que saberlo, Remus.
No sé si sea el momento.
¿Y cuándo crees que será? ¿Eh?
¿No podemos darle al menos un respiro? Y comprende, Sirius, que esto no es decisión únicamente de nosotros, sino de toda la Orden.
Harry y Ron se miraron confundidos. Las voces empezaban a apagarse más y debían acercarse demasiado a la oreja para escuchar con claridad.
La Orden ni siquiera está en vigor en estos momentos.
Sabes que sólo es de manera oficial. Pero mientras quedemos miembros vivos, la Orden seguirá.
Los adolescentes escucharon el claro suspiro hastiado de Sirius.
Como sea… la Orden no es el tema de ahora. Estamos hablando de la profecía. Insisto en que Harry tiene que saberlo. ¡Él debe estar preparado, Remus!
A Harry no le gustaba hacia dónde se dirigía la discusión. ¿Profecía? ¿Preparado?
Y según tú —ahora la voz de Remus sonaba anormalmente irritada—, debe estar preparado para cuando la guerra se desate, ¿no?
¡Pues eso está claro!
Pero pregúntate: ¿Harry está preparado para conocer la realidad? No confundas su preparación como mago con su desarrollo interior. ¡Él sigue siendo sólo un adolescente! Una cosa es que lo armemos con toda clase de contramaldiciones, y otra muy diferente es prepararlo para la noticia de que es el Elegido.
Harry estaba empezando a quedar en absoluto shock. Su respiración empezó a acelerarse y sintió que Ron le apretaba el hombro. ¿El Elegido? ¡¿El Elegido para qué?! Aunque, realmente, una sospecha dolorosa ya se acomodaba en su mente…
Y en ese momento, se escuchó una pequeña explosión amortiguada en la sala de abajo. Las voces que llegaban del interior se apagaron por un momento y sólo llegaron a la oreja sonidos ininteligibles de una tercera voz.
Y, antes de que Harry y Ron tuvieran tiempo para asimilarlo, salieron Remus y Sirius precipitadamente del cuarto subiendo sus rostros en dirección a ellos. Detrás de los dos adultos, Kreacher sonría con autosuficiencia.
—Kreacher vive para servir a su amo —dijo el elfo maliciosamente.
—Bestia traidora —masculló Ron por lo bajo.
Harry estaba demasiado aturdido como para fijarse en las miradas de absoluta rabia y reproche que tenían Remus y Sirius en sus rostros.
—Ron, será mejor que te vayas a tu casa ahora mismo —habló Remus con voz gélida.
El chico ni siquiera se molestó en replicar y salió corriendo con dirección a la chimenea lanzándole una mirada de triste comprensión a Harry.
Cuando Ron se hubo marchado, Sirius y Remus caminaron a la escalera con sonoros pasos en el suelo de madera. Harry no se inmutó en su posición; tan sólo se quedó allí, con la mirada fija en el último escalón para cuando sus tutores terminaran el tramo.
—¡Es increíble que hayas hecho esto, Harry James! —bramó Remus, aunque sin subir demasiado su voz, sólo sonando inmensamente cansado y decepcionado— ¿Crees que Sirius y yo estábamos teniendo una tarde de té hablando sobre cualquier cosa? ¡Se trataba de algo demasiado secreto!
El adolescente mantuvo su mirada fija y ni pestañeó.
—¿Y es que no piensas decir nada? —prosiguió Sirius, indignado— ¿Se lo contaste todo a Ron?
—Me mintieron —masculló Harry apretando su mandíbula, y su voz sonó tan cortante y frívola que por un momento creyó que alguien más hablaba por él—. ¿Qué dice la profecía? Es sobre Voldemort, ¿verdad?
—¿Qué tanto escuchaste? —preguntó Remus totalmente serio.
—¡Díganme! —pidió Harry por respuesta. Y aunque gritó tan fuerte que su voz hizo eco en la enorme casa, su voz estuvo llena de súplica, sin importar lo mucho que intentó mantenerla firme.
Sentía un desagradable nudo en la garganta y se reprendió mentalmente envuelto en la rabia por la humedad que empezaba a nublar su vista. Con un enorme esfuerzo, hizo lo posible por volver a hablar sin que se quebraran sus palabras
— ¿Yo tengo que matarlo, cierto? —dijo atropelladamente— ¡Eso es lo único que ha importado siempre! ¡Lo único para lo que les he servido! Dejemos que Potter salve el día, ¡¿verdad?! ¡Mantengamos a Harry con vida porque él es el único que podrá matar al jodido Voldemort!
—Harry, no… —empezó Sirius, intentando acercarse al muchacho para apaciguarlo. Pero su ahijado retrocedió hasta chocar con su puerta y agarrar el pomo.
—¿Por qué no me lo dijeron nunca? —preguntó con un hilo de voz. Parecía que cada palabra le costaba un enorme esfuerzo.
—Sólo queríamos protegerte, Harry —repuso Remus suavemente.
—Pues por si no lo han notado —dijo con voz gélida— ¡todos han hecho un espantoso trabajo protegiéndome! Tú —señaló a Sirius— te la pasaste doce años fuera de mi vida ¡todo porque decidiste que valía más tu sed de venganza que la seguridad del niño que quedó huérfano entre escombros! Y tú —ahora en dirección a Remus—, tú simplemente desapareciste y te olvidaste del hijo de tus mejores amigos muertos; ¡y ahora llegan a decirme que todo lo han hecho para protegerme cuando ni siquiera estuvieron en mi vida, y el tiempo que han estado sólo me han llenado de mentiras!
Harry abrió la puerta de su cuarto con las manos temblándole por la furia que empezaba a desbordar, y la cerró de un golpe, sintiéndose más solo y traicionado como nunca en la vida.

¡Hola! Primero que todo, quiero darle a todas miles y miles de gracias por sus hermosos deseos de cumpleaños. La verdad, no estaba llevando el mejor de los días, pero cuando leí sus comentarios me alegré demasiado, ¡todas ustedes son geniales! Entrando al capítulo, espero que les haya gustado y lamento si tardé demasiado, es que me costó un poco más de trabajo re-escribirlo (Ya les conté que mi computadora se había dañado y perdí varias cosas). En fin, de nuevo gracias y un abrazo enorme. Sol.

5 comentarios:

  1. Me encanta me encanta!!!!
    Esta genial la historia y la idea de que Harry tenga consigo a Sirius y Remus pues me gusta mas todavía
    Oye se esta poniendo muy interesante, pobre Harry u.u como debe sentirse
    Actualiza pronto si? (Carita de gato con botas)
    Jajajaja ese elfo doméstico jajaja el amo traidor, heredero fanfarrón, semihumano jajaja ese gruñón me cae muy bien
    Saludos

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  2. SOOOOOOOL!!! como lo dejas así yo quiero saber que sigue y por fis no te tardes tanto en actualizar mira que si me da un yeyo es culpa tuya por dejar la historia en donde la dejas pobre Harry
    Me gusta mucho como va el fic y es interesante los giros que le das a la historia espero poder leerte pronto

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  3. NOooooooooo yo me siento tan traicionada con Harry como se te ocurre dejarlo ahí ¬¬

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  4. Hola nena no yo tambien pido lo mismo no puedes dejarnos asi queremon mas muchos capis mas asi que actualiza siiiii plisss te lo pide una de tus fans
    Ah y que bueno que al final hayas tenido un mejor cumpleaños
    Recuerda que tu nunca debers de dejar de brillar porque tu eres un Sol de nombre y de persona
    Cuidate mucho Nena y espero que pronto nos regales mas capis
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