lunes, 28 de diciembre de 2015

Padre moderno 17



Padre moderno 17

Parte de la mañana la pasaron en el pequeño charco como lo decían los mas grandes, pero en la tarde se fueron a buscar algo más… Francisco se fue con todos sus hijos apartándose un poco de la familia, sus hijos ya estaban grandes no quería obligarlos a permanecer en un lugar en el que se estaban aburriendo… no los había llevado para eso.  
Caminaron una hora por toda la montaña encontrando un pequeño estanque de agua bastante clara, el agua caía de una pequeña cascada manteniéndola en constante movimiento, la corriente de agua no estaba fuerte no había llovido en todo el día. El estanque tenia pedazos  hondos donde Francisco apenas podía tocar, se podía ver todo el fondo  por lo que en un principio pensaron que estaría bastante bajito pero cuando Francisco se metió a confirmar vio que el  estanque era engañoso por lo que fue midiendo donde podían estar los chicos y a donde no se tenían que acercar,  había un pedazo en el que  no pudo ni tocar el piso, lugar perfecto para saltar.
Ricardo: genial este lugar está perfecto, solo nos falta una enredadera para lanzarnos.
Antonio: yo también me quiero aventar papá.
Francisco: si puedes, pero espera… Ricardo ayúdale a subir a la piedra.
Ricardo: ven, pero con cuidado.
Antonio: si tendré cuidado.
Los chicos ayudaron al más chico a subir, este se aventaba y Francisco lo sacaba del agua, los cinco sabían nadar pero Francisco no se dejaba fiar por eso.
Francisco: hija no piensas saltar?
Anabel: no, yo prefiero quedarme aquí –estaba debajo de la caída de la pequeña cascada-
Permanecieron por un rato pero empezaron a recoger sus cosas para  bajar e ir a la casa antes de que les agarrara la noche y no pudieran bajar porque  empezaba  a oscurecer.
Antonio: vamos a regresar mañana aquí?
Francisco: si, nos venimos más temprano.
Luis: y no te van a decir nada mis abuelos.
Francisco: quieren quedarse en el charco todo el día?
Luis/Ricardo: no
Antonio: yo tampoco, aquí me gusto más.
Francisco: y tu Anabel?
Anabel: yo prefiero estar aquí… porque no les decimos y todos nos venimos?
Ricardo: aag no, mis abuelos no nos van a dejar saltar.
Francisco: igual hay que comentarles que encontramos un lugar… y ustedes están para divertirse, pero tengan cuidado y sin estarce aventando para no tener problemas. A demás a Eva le va a justar este lugar.
Ricardo: pa. Mi abuelo es.. muy.
Luis: amargado.
Ricardo: aja
Francisco: si su abuelo los escucha,  les va a soltar un buen ramazo en el trasero así que shuuu y tengan respeto es su abuelo.
Anabel: todo lo ve como si fuera malo o peligroso, es  su forma de cuidarnos.
Luis: exagera.
Francisco: su educación fue más estricta… así es, no lo van a cambiar, no puedes cambiar a una persona de su edad.
Ricardo: ya, por eso te metiste en tantos problemas con él.
Francisco: por eso vivo lejos de su casa.
Luis: jajaja que bueno, si no estaríamos todos los días con el culo rojo.
Anabel: nalgas… son nalgas no culo… Luis esa boca.
Francisco: así  es Luis estarían con el trasero a rayas todo los días, por eso cuida tu boca, hay palabras que a mí no me molestan pero a tu abuelo si y ya sabes que él tiene la mano muy suelta y reparte nalgadas o coscorrones.
Ricardo: o jalones de oreja.
Luis: o ramazos.
Anabel: esa fue la abuela que no.
Luis: a mí una vez me dio con una rama en el trasero, me dolió mucho.
Ricardo: tú le dijiste viejo idiota.
Luis: pues me apago mi video juego… además tenía 11 años…   
Francisco: se le fue poquito la mano, pero tú no tenías que ser grosero… pero aprendiste a que no tenías que faltarle al respeto a un mayor, por las malas pero aprendiste.
Luis: muy, muy por las malas.
Siguieron caminando hasta llegar a la casa cambiando ya de tema para no tener un regaño por parte de los abuelos.
Diana: Se divirtieron?
Ricardo: si,  encontramos un lugar muy padre.
Luis: si.
Todos los chicos se fueron a bañar y a cambiar para luego irse a una pequeña fogata que estaban haciendo, estaban preparando galletas con bombones y chocolate.
Julián: no van a poder dormir con tanto dulce.
Francisco: es una fogata Julián no seas sangrón tú te las comías cuando tenías su edad no salgas con tus tarugadas  estamos aquí para divertirnos. –Le dijo un poco retirado de los chicos, tampoco quería desautorizarlo, eran sus hijos pero si le iba a dejar las cosas muy claras, ya que los niños aun ni las probaban y ya les estaba llamado la atención-

Eva: aaa me moría por comer estas cosas, aunque siempre he preferido que alguien se acomida para hacérmelas.
Francisco: no soy tu esclavo dile a tu marido que te los haga.
Sergio: pero a ella le justa más como las preparas tu cuñado… verdad que si amor.
Eva: aa es que a ti te quedan bien ricas.
Francisco: aja. Es solo una galleta con un bombón y chocolate no tienes que hacer mucho.
Eva: no seas sangrón y prepáralas.
Los chicos solo soltaron una carcajada mientras  Francisco se dedicó a cumplir antojos.
Samuel: tío puedo comer otra?
Francisco: cuentas llevas campeón?
Samuel: mmm tres.
Francisco: ya fueron muchas… que tal si mañana te comes otra, sí.  Para que no te duela  la pancita.
Samuel: mm está bien. –dijo triste-
Francisco: Los demás están jugando, porque no vas con ellos.
Samuel: si
Los hijos de Francisco se pusieron jugar cartas con todos sus primitos pero sin mencionar la palabra apuesta porque ni al abuelo ni a Julián le agradaba. Ya pasando la media noche solo se quedó Francisco, su hermana y su cuñado en la fogata hablando, los demás ya se habían ido a dormir.
Eva: piensas llevar el luto toda tu vida?
Francisco: no.
Sergio: a… te la creo que lleve el luto… ha salido con muchas mujeres en este tiempo, eso no es llevar el luto… y te aseguro que no es solo para invitarlas a cenar.
Francisco: ese es mi problema.
Sergio: ves… el condenado se va de paseo todas las noches…
Francisco: oye como todas las noches… no salgo todos los días sabes, tengo que trabajar y cuidar a mis hijos.
Sergio: mmm eso me dice que ya te falta una buena noche… una que no sea para  dormir… tu sabes.
Eva: Amor no solo de sexo  vive la gente… pero si te falta una pareja hermanito no siempre van a estar tus hijo... tan solo Anabel no creo que se vaya a quedar mucho tiempo ya tiene a su novio, ellos van muy enserio.
Francisco: si, y mi hija tiene mis bendiciones de hacer su vida aparte… no la voy atar a que me ayude con su hermanos toda la vida… y dejen de preocuparse con quien estoy o con quien no, cuando encuentre a alguien se los voy a comunicar.
Eva: bueno será mejor que nos vayamos a dormir mañana hay que madrugar para que nos rinda el día.
Apagaron la fogata y se fueron a dormir. Muy temprano se levantaron todos a desayunar, prepararon una canasta con bastante comida y se fueron al estanque de agua que había encontrado aunque Luis y Ricardo no querían que sus abuelos fueran ya que la diversión se las empezarían a quitar, pero al final no les pudieron decir que no.
Francisco: Cambien esa cara.
Luis: aaa es que ya no vamos a poder hacer nada.
Francisco: no sufras antes de tiempo hijo.
Llegaron y acomodaron todo el lugar, tenían que ser muy cuidadosos con los más chiquitos ya que estaban en un lugar un poco alto y había lugares bastantes hondos así que parte del día tuvieron a los pequeños en brazos o en la orillita.
Nicolás: Chicos dejen de hacer eso se pueden lastimar.
Antonio: mi papá nos dio permiso.
Nicolás: usted está muy chico para estar haciendo eso.
Francisco: papá yo lo estoy cuidando.
Francisco estaba aun  lado de sus hijos más por Antonio que se divertía mucho saltando, ignorando un poco la opinión del abuelo.
Diana: Francisco los está cuidando, déjalos divertirse.
Buena parte de la mañana se la pasaron saltando o nadando, dejándolo por un rato se salieron, sentándose en las rocas que estaban en los alrededores y se pusieron a comer.
Francisco: no comas en el agua Luis, salte a comer fuera.
Luis: oo papá, pero… ya voy.
Ricardo: aa yo quiero frituras.
Antonio: yo quiero juego...
Francisco: espera yo te lo sirvo.
Eva: ya que estas tan acomedido sírveme a mí también.
Francisco: hermanita que flojita te estás haciendo.
Eva: se acomedido… anda, por favor.
Los mayores estaban comiendo y hablando, los pequeños de Julián  se pusieron a jugar pero cada vez que se acercaban a las orillas peligrosas o se subían a una de las piedras grandes su padre los bajaba de una palmada en el trasero.
Francisco: Antonio  ven por favor.
Antonio: que paso?
Francisco: deja de subirte a las piedras los chiquitos te estas siguiendo y a este paso les van a dejar las nalguitas coloradas de tantas palmadas… si, por favor.
Antonio: está bien… -se sentó a jugar en la orilla salpicando agua junto a los más pequeños-.




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