Chapter 102: Lo que significa crecer
La cárcel era uno de
los pocos lugares que podían llamarse "seguros" en aquél momento: de
piedra maciza, unos barrotes impedían salir a los presos, así que no había
nadie en el exterior cuando empezó a caer la lluvia. Sin embargo, tenía un
inconveniente: si venía un tío dispuesto a matarte no podías escapar.
Claro que…¿quién
entraría a una cárcel dispuesto a matar a alguien? ¿Quién podía saltarse todas
las medidas de seguridad?
Había alguien: un
adolescente de diecisiete años con un gran poder y el juicio nublado por una
resurrección malograda. Era una posibilidad tan remota que nadie la había
estudiado. Y allí estaba Peter. Había aparecido en un baño, y había salido allí
caminando con aplomo, con seguridad. Nadie le había detenido, porque aquél
lugar era el caos. Se temía por el fin del mundo, así que los presos suplicaban
por ser liberados y los escasos guardias que permanecían en su puesto de
trabajo no sabían qué hacer.
- ¡Chico! ¡Eh chico!
– llamó un hombre, desde el interior de una celda. – Sácame de aquí.
- Si te saco de ahí
será para matarte – respondió Peter, asqueado por tanto desecho de la sociedad.
Paseó por aquellos
pasillos, con una calma glacial. Sus pasos resonaron a pesar de que allí no
había eco, cargado con el poder de quien tiene una misión legendaria. Caminó
hasta dar con la persona a la que buscaba. Se detuvo ante una celda escasamente
decorada. A él nunca le habían gustado las decoraciones.
- Hola, Derek -
saludó con voz grave.
El hombre rubio que
se aburría en el catre de su celda se incorporó de golpe y abrió mucho los ojos
con incredulidad.
- ¿Peter?
- Qué bueno que
recuerdes mi nombre. – respondió, con ironía - ¿Recuerdas también lo que me
hiciste?
- ¿Qué haces aquí?
¿cómo has llegado? No estamos en San Francisco.
- Lo sé. Tienes una
orden de alejamiento. Como si eso fuera a protegerte de mí.
- ¿De ti? Sabes que
una orden es para lo contrario ¿verdad? - preguntó Derek, pegándose a los
barrotes para verle mejor.
- Nadie tendrá que
protegerme de ti nunca más – aseguró Peter.
Derek miro a chico
con atención. Había algo raro en él, en sus ojos…Eran ojos de hielo.
- ¿Planeas una
venganza? – le preguntó, con más diversión que preocupación.
- No es venganza. La
escoria debe ser limpiada y he decidido empezar por ti.
- ¿De veras? ¿Y qué
planeas hacer? – preguntó Derek, que encontraba todo aquello muy gracioso.
- Planeo orbitar esa
silla y rompértela en la espalda, y mientras tú estés luchando por asimilar que
la magia existe, te estamparé la cabeza contra la pared hasta asegurarme de que
estás muerto – respondió Peter, con mucha calma.
- ¿Magia? Caramba,
Peter, veo que por fin perdiste el juicio. ¿Sabe "tu nuevo papi" que
estás aquí? ¿Ya se ha cansado de ti y por eso has perdido la cabeza?
Derek pretendía
herir a Peter con esas palabras, pero provocó algo diferente.
"Papá"
pensó Peter, y por un segundo se quedó paralizado. Sacudió la cabeza.
- ¿Quieres decir
algunas últimas palabras?
- Que te jodan,
chico. Mírate. No te reconozco. Vuelve a casa, y agradece que desde aquí dentro
no pueda darte lo que te mereces.
- Pero yo sí pudo
darte lo que te mereces tú – respondió Peter, y se preparó para hacer
exactamente lo que había dicho, pero entonces…
- ¡Peter!
Eran Christopher,
Nick, y Peter, los de mundo paralelo. Por suerte Chris era un luz negra y le
podía rastrear.
- ¿Habéis venido a
verlo? Tal vez debería cobrar entrada – dijo, Peter, socarrón.
- Peter, no lo
hagas.
- ¿Qué es esto?
¿ahora sois tres? – preguntó Derek, fijándose en los tres gemelos.
- Peter, no sabes lo
que estás haciendo – insistió Chris, ignorando a Derek.
- Oh, lo sé muy
bien.
- ¡Te culparás
eternamente por esto!
- ¡Viviré
eternamente feliz por esto! – contratacó Peter, y abrió la celda de Derek
usando la telepatía que le había robado a Chris. Al verlo, Derek alucinó.
- ¿Cómo hiciste eso?
Peter orbitó la
silla, y Chris le miró desesperado.
- ¿Es esto lo que
querría tu padre? – intervino Peter 2, que se conocía lo bastante como para
saber qué palabras utilizar. - ¿Es este el hombre en el que quiere que te
conviertas? ¿Un vulgar asesino?
- No voy a matar
personas inocentes. Sólo ajusticio a los criminales.
- ¡Tú no eres quién
para decir eso! – siguió Peter 2. - ¡No puedes tomarte la justicia por tu mano!
¡No es eso lo que Chris te ha enseñado!
- ¡NO HABLES DE ÉL!
- ¡TENGO QUE
HACERLO! ¿Qué pensaría él de estar aquí?
- ¿Por qué no se lo
preguntas a tu padre? ¡Ah, no, que a él esto le gusta! ¡Él es un asesino!
- ¡TU MISMO ESTÁS
RECONOCIENDO QUE ESTO LE GUSTARÍA A MI PADRE Y NO AL TUYO! ¡ESTE NO ERES TÚ
PETER!
Peter contra Peter.
Nick se sentía mareado.
- ¿¡Pero de qué coño
habláis!? – preguntó Derek.
- ¡Tú cállate! –
dijeron los dos Peters a la vez.
- Peter, no puedes
hacer esto – prosiguió Peter 2. – No quieres hacerlo.
- Sí que quiero.
- Pero sabes que no
debes. Nadie te culpa por desear la muerte de éste hombre, pero no debes
matarle. El mundo no le perdería a él, sino a ti.
Peter abrió mucho
los ojos. Esa frase se la había dicho su padre, una vez. Le parecía algo muy
lejano en el tiempo, como si formara parte de otra vida y no de la suya, pero
lo recordaba. Y recordaba haber estado de acuerdo con aquella frase, en su
momento. ¿Por qué era incapaz de estar de acuerdo aquella vez? Empezó a darse
cuenta de que algo estaba mal dentro suyo. Se sintió confundido por un
instante. ¿Eso significaba crecer? ¿Cambiar tanto que ya no te reconocías, ni te
reconocía el que había sido tu padre por un año?
...¿O el cambio se
debía a algo superior a él? ¿A algo que no podía controlar?
- Pero tengo que
hacerlo – insistió.
- No necesito que me
creas ahora – dijo Peter 2 – Solo que confíes en mí, y vengas con nosotros. Te
ayudaremos. Dejarás de desear que se muera…
- No. Eso no dejaré
de desearlo nunca.
- Dejarás de querer
matarlo tú.
Todos vieron como
Peter estaba a punto de decir que sí. Realmente estuvo a punto. Pero…
- ¡No! ¡Es un
criminal! – dijo Peter emitiendo su sentencia. Y se abalanzó contra él
Peter 2 suspiró.
- Mira que lo siento
– musitó Peter 2, y levantó la mano. Entonces, Peter se quedó congelado en el
sitio, sin poder moverse. Empezó a convertirse en piedra.
- ¡Qué coño…! –
excamó Derek, y saltó al otro extremo de la habitación, acojonado.
- ¿Qué hiciste? –
preguntó Chris.
- Está bien. Puedo
devolverle a la normalidad. Es un truquito que le robé a un brujo al que me
enfrenté hace poco. Tengo unas cuantos poderes más bajo la manga – comentó
Peter 2.
- ¿Nos oye? –
preguntó Chris.
- No lo sé. Pero mi
recomendación es que salgamos de aquí antes de que nos vea alguien más aparte
de Derek. Con un poco de suerte le creerán loco y le ingresarán en algún
sanatorio mental. Y sino ya nos ocuparemos de eso después. Paul está esperando.
Christopher asintió,
y puso su mano en el hombro de piedra de Peter. Agarró a sus dos hijos, y
orbitó con ellos lejos de allí, dejando a un Derek que por primera vez
experimentó lo que era orinarse de miedo…algo que Peter había hecho muchas
veces en su presencia…
Leo parpadeó varias
veces. ¿Se había equivocado al leer el hechizo? ¿Por qué estaba en casa de su
tío? ¿y por qué su padre estaba en la cama? ¿Y qué hacía Nick junto a él? ¿Se
había equivocado y Peter no estaba en ningún peligro? Tal vez, todo había
pasado ya, y su padre estaba sólo descansando y él se había preocupado por
nada. Pero la cara de Nick no apoyaba ésta idea. Su hermano mayor había
llorado, y sostenía la mano de su padre como quien se agarra a un salvavidas en
medio del océano.
Al reparar en su
presencia, Nick le miró casi tan confundido como el propio Leo, sin entender
qué hacía su hermano allí.
- ¿Papá está bien? –
preguntó Leo, poniéndose de pronto en lo peor. Si las cosas no se habían
arreglado, y Nick estaba allí en vez de con Peter, eso sólo podía significar
que a su padre le había pasado algo malo. Tal vez…tal vez se hubiera…
- El tío Wyatt dice
que sí, que sólo necesita dormir.
Leo suspiró,
aliviado.
- Me había asustado.
- ¿Y tú qué haces
aquí? ¿No te dijo papá que te quedaras con Amy?
- Pero tardabais
mucho en venir, y yo sentí algo muy raro. Sentí…sentí que tú tenías mucho
miedo…
Nick miró a su
hermano, sin saber si decirle el motivo de eso que había percibido. Chris ya
estaba bien, así que podía permitirse decirle la verdad al niño.
- Creí que papá… Yo…
le vi caer, y fue…lo peor que he sentido en mi vida. – dijo Nick y los ojos se
le volvieron a llenar de lágrimas. – Primero vi caer a Peter, luego me enteré
de que volvió a la vida, pero… pero algo estaba mal. Y peleé con Barbas…y…y
papá… papá…- balbuceó Nick, y se impuso autocontrol. No podía dejarse llevar
por la desesperación que sentía o asustaría a su hermanito pequeño. Respiró
hondo. – Tú no deberías estar aquí.
- Estoy cansado de
que me dejen al margen. No son tonto, y tampoco un inútil.
- Es peligroso, Leo.
¿Sabe Amy que estás aquí?
- No.
- ¿Cómo has venido?
- Leí un conjuro.
- A papá le
encantará saberlo.
- No le digas.
- ¿Que no le diga?
¿Sabes que podías haber terminado en cualquier lugar? Tienes suerte de que te
haya salido bien.
- En realidad quería
ir dónde está Peter, pero acabé aquí, no sé cómo…
Nick le miró como
diciendo "¿Lo ves?"
- Amy tiene que
estar medio desquiciada. Lo que has hecho no está bien, enano.
- No es sólo tu
padre y no es sólo tu hermano – respondió Leo – No eres el único con derecho a
estar con ellos.
- Esto no es una
competición, Leo…
- Si yo hubiera
estado, a papá no le habría pasado nada.
En ese punto Nick se
picó.
- ¿En serio? ¿Y qué
habrías hecho exactamente? ¿Lloriquear?
- ¡Tenemos que estar
juntos! ¡Ese es el poder de nuestra familia! ¡El poder de las Embrujadas!
- ¡Pero tú míranos,
Leo! Papá está k.o, Peter ha desaparecido, tú eres un niño, y yo un inútil. ¿De
qué poder me estás hablando?
- ¡Del que sólo
podrás sacar si no te rindes! Del mismo que hace que a papá no le importe no
tener poderes para enfrentarse a un demonio. El poder de la familia.
- El poder del amor.
Qué bonito, Leo, en serio, pero eso son tonterías. Cuando crezcas, lo
entenderás.
- Si crecer significa
perder la esperanza entonces no quiero hacerlo.
Nick miró a su
hermanito dándose cuenta de que tenía razón. Peter y él siempre habían tenido
un claro problema de fe y positivismo, pero era el momento de dejarlo atrás.
Ellos habían vuelto de la muerte. Habían superado muchos riesgos, y siempre
volvían a encontrarse. Aquella vez pasaría igual.
Miró a Leo sin saber
bien qué decirle, y en ese momento sintió que su padre despertaba.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario