lunes, 6 de abril de 2015

Chapter 92: Heridas



 


Chapter 92: Heridas
 


Ese no estaba siendo el reencuentro que Peter había imaginado. Por alguna razón había creído que tendría tiempo de hablar con su padre, de estar a solas… Si, se habían abrazado, pero no había sido el momento íntimo que Peter había querido. En fin. Tiempo habría: por el momento estaban intentando ver qué había pretendido Barbas al llevar al otro Peter allí. Chris abandonó la habitación al cabo del rato y Peter le siguió con la mirada. Creía haber oído llorar a Leo: seguramente eso era lo que había hecho que su padre se fuera.
Peter, en realidad, no participaba de la conversación. Se limitaba a escuchar.
- …tal vez Barbas sólo quería quitarme de en medio, y por eso me trajo aquí… - sugirió Peter 2.
- Lo dudo. De ser así directamente te habría matado. - razonó Nick.
- …y sigue sin tener sentido que te hiciera hacerte pasar por este clon descafeinado – añadió Nick 2.
- Cuidado, que es mi hermano de quien estás hablando.
- ¿Y qué? Sigue siendo un clon descafeinado. Y un inútil, además. En estos días no ha hecho otra cosa más que estar tumbado, lloriqueando como una niña.
- Mira, no es muy diferente a lo que hizo el bastardo de tu hermano. – contratacó Nick. Peter se sentía como en un partido de tennis, girando la cabeza para ver quién soltaba la siguiente pulla. Mareaba un poco ver como Nick se respondía a…a sí mismo.
- ¡Eh! ¿Nick, por qué me metes? Pensé que ya nos llevábamos bien. – protestó Peter 2. – Más o menos.
- Basta ya. – intervino Chris. – No quiero peleas, y va por los cuatro. ¿Dónde está vuestro padre? – preguntó, mirando a Pete Nick 1.
Antes de que nadie pudiera contestar, Leo apareció corriendo, se detuvo un momento a observar, y de pronto se lanzó a los brazos de Peter.
- ¡Peter! ¡Peter, Peter, Peter, Peter! ¡Te he echado mucho de menos!
Peter apretó a su hermano contra su pecho.
- Y yo a ti, peque. Y yo a ti. – susurró. No pudo más, y comenzó a llorar de nuevo.
- ¿Estás llorando? – preguntó Leo, separándose un poco de él. – No llores. Me pongo triste cuando lloras.
Peter esbozó una sonrisa triste.
- Perdona, peque. Ese otro Nick tiene razón ¿sabes? Tu hermano es una nenaza llorica. Una nenaza llorica y estúpida que ha hecho un montón de tonterías.
Peter notó la mano de Chris en su hombro, y agradeció el contacto. Instantes después un Chris diferente se acercó a ellos. Peter se avergonzó un poco de que su padre le viera llorar. Luego pensó que era estúpido pensar así, cuando le había visto llorar tantas veces. Antes de poder decir nada, se encontró en los brazos de su padre.
- Tesoro…
- No me sueltes – le pidió Peter.
- No, cariño. Ya, cielo. Ya no llores.
- No me sueltes – volvió a repetir, y se agarró a él con desesperación.
Chris hizo una jaula protectora para Peter con sus brazos. Se sentía muy conmovido por la angustia de su hijo. Al principio sólo podía pensar en eso. Pero luego lentamente, empezó a preguntarse por qué su hijo estaba así. Estaba claro que aquellos días no habían sido un paseo. El otro Chris le había secuestrado, pero ya había explicado sus motivos y Chris podía entenderle…Había creído que aquello no había sido un secuestro para Peter…que le habrían tratado bien…pero, tras verle llorar así, no estaba tan seguro. Se llenó de rabia, y sin soltar a su hijo se encarnó con su alter ego.
- ¿Qué le has hecho? – gruñó, mirando al hombre con el que compartía rostro.
Chris 2 había estado observando con mucha pena. Él sabía que el chico lo había pasado muy mal, más por dentro que por fuera, y por el cariño que le tenía lamentaba su sufrimiento. Se sorprendió cuando Chris 1 le acusó directamente a él.
- Nada. Lo juro.
- Si le has puesto un solo dedo encima…
- Si piensas que todo lo que le puede pasar a tu hijo es un dolor físico, entonces tienes que plantearte quién viene de qué mundo, porque hasta yo sé que todo es más complicado que eso. – replicó Chris 2. Por un instante Chris 1 se quedó sin palabras, preguntándose a qué se estaba refiriendo.
- Aun así, no me has respondido. Como me entere que le has tocado un solo pelo de la cabeza…
- Papá. – interrumpió Peter, luchando contra las lágrimas - No ha hecho nada que no hubieras hecho tú.
- Eso lo decidiré yo. ¿Te ha golpeado?
Tras pensárselo mucho, Peter negó con la cabeza.
- No en el sentido en el que tú estás pensando. Yo… me metí en algunos líos.
- ¿En algunos líos? Muchacho, no has hecho otra cosa que intentar morir o provocar que casi te maten. – refunfuñó Chris 2.
Chris 1 se dio cuenta entonces de la preocupación que reflejaban los ojos de su alter ego. No le costó aceptar que ese hombre quería a Peter, porque él mismo quería al opuesto de su hijo. Además, a Peter era imposible no quererle. Llegar a esa conclusión le relajó un poco, y le permitió pasar al siguiente punto de su lista. El punto en el que a lo mejor él mismo se encargaba de asesinar a su hijo.
- ¿Qué se supone que debo entender de esa frase? ¿Acaso no te quedaste a gusto con cortarte el cuello delante de mí?
Peter tragó saliva. Su padre había sonado muy enfadado.
- ¿Podemos volver al punto en el que me estabas consolando?
- No. Ahora me respondes. ¿Qué ha querido decir …Christopher? – preguntó, vacilando un momento al pensar en cómo debía llamar a su alter ego.
Peter no era capaz de responder. Chris 2, dándose cuenta de que si se quedaba callado enfadaría aún más a su padre, trató de echarle un cable.
- Veamos… cuando le llevé a mi mundo estaba más muerto que vivo. A la semana o así huyó de mi casa, aunque eso no fue del todo culpa suya. Hubo un malentendido. Luego volvió a huir y casi termina ensartado por la flecha de un luz negra. De otro, quiero decir, otro que no soy yo – añadió, como en la necesidad de explicarlo - Luego decide jugar a los héroes y para salvar a no sé qué chica se enfrenta con un tipo armado con una navaja. Y después intentó suicidarse con un cuchillo, se negó a usar el inhalador cuando tenía asma, y se hizo con un trozo de cristal, aunque ese no llegó a utilizarlo.
Cuando Chris 2 terminó se hablar, la habitación se quedó en silencio. Leo tiró suavemente de la manga de Nick, tras mirar un momento para asegurarse de que era el Nick correcto. Cuando tuvo la atención de su hermano, susurró:
- Creo que papá va a matar a Peter.
- Yo también lo creo – asintió Nick, empezando a pensar en el tamaño necesario para el ataúd de Peter.
Chris también creía que iba a cometer asesinato, pero en realidad estaba más preocupado que enfadado. ¿Peter había hecho todo eso mientras estaba fuera? No eran cosas como "ha sido un rebelde" o "no ha hecho otra cosa que desobedecer y responder mal". Eran cosas como "ha estado buscando a la muerte en reiteradas ocasiones". Tenía ganas de preguntar por qué lo había hecho, pero fueron otras las palabras que salieron de sus labios:
- ¿Tienes algo que decir? – exigió, mirando a su hijo con algo de dureza. Peter se sintió amedrentado por esa mirada. Glup.
- Que… en realidad… Chris ya fue muy… elocuente…en todas aquellas ocasiones. Y que en EEUU un preso no puede ser condenado dos veces por un mismo crimen.
"Que se ría. Que se ría" pensó Peter. Y su padre se rió. Todos comenzaron a reírse, flojito al principio, y fuerte al final, y ese sonido hizo que Peter se sintiera bien. Chris fue el primero en dejar de reír, y espero a que hubiera silencio para soltar una de sus frases lapidarias.
- Pero esto no es Estados Unidos. Esto es la república independiente de mi casa, y tiene una norma principal y muy importante, que te prohíbe ponerte en peligro. Y está gobernada por una padre intransigente con la extraña manía de no querer que intentes suicidarte. Ya ves qué cosas tengo.
Peter volvía a tragar saliva.
- ¿Eso quiere decir que estoy muerto?
Sólo entonces Chris se permitió mirarle con dulzura.
- No, hijo. Eso quiere decir que estás vivo, porque el Cielo te impidió que hicieras una tontería.
- No fue el Cielo, fue mi padre – replicó Nick 2 – Así que podríais dejar de odiarle, de acusarle y de insultarle, y lo digo sobre todo por el hermano de tu suicida, que aún está buscando la forma de sacarle los ojos. Lo sé. Lo leo en su mente.
- ¡No entres en mi cabeza! – ladró Nick 1 – Y no soy idiota, ni tampoco una amenaza para ti, ni para tu familia.
- ¡Y tú no entres en la mía! – respondió Nick 2, y los dos se miraron con odio. De pronto empezaron a empujarse.
- ¡Chicos! – dijeron los dos Chrises a la vez. Se miraron un segundo y se volvieron a centrar en los muchachos. - ¡Nick! ¡Este no es momento de pelear!
Los dos Nicks se taladraron con la mirada unos segundos más, y luego suspiraron al mismo tiempo, posponiendo el enfrentamiento.
- ¿Volviste a negarte a usar el inhalador? – preguntó Nick 1 a su hermano, como buscando distraerse - ¿Después de cómo se puso papá la última vez?
- Nick, así no me ayudas…
- Es que no quiero ayudarte. Si no te mata papá lo haré yo con mis propias manos.
- Había olvidado lo mucho que le quieren a uno – murmuró Peter, con sarcasmo – Así da gusto volver a casa hombre.
- Te quieren, Peter. Por eso les enfada que hayas hecho tantas tonterías, y a mí también – intervino Chris 2.
- Pues aún no saben lo peor…Entonces ya no me querrán tanto.
Peter no supo por qué lo dijo en voz alta. Quizás es una de esas cosas que esperas que otros contradigan, como cuando alguien se llama a sí mismo feo esperando que alguien le diga "eso no es cierto, eres guapo". En cualquier caso, todo quedó en silencio por unos segundos. Chris miró a su hijo intuyendo qué era lo que le atormentaba. Pensaba sacarle de sus turbaciones, pero Nick se le adelantó.
- Sí lo sabemos, Peter. Tú eres el demonio de la Muerte y yo el de la Vida. Cuando tú matas a alguien yo lo sé inmediatamente. Así que sí lo sabemos.
- ¿Lo sabéis? – preguntó Peter, con los ojos muy abiertos.
"¿Lo saben y me han abrazado? Tal vez… tal vez no me odian…"
- Ya lo creo que lo sabemos. Lo que ahora necesitamos es una explicación. – exigió Nick, con más agresividad de la debida según todos los presentes. Peter no le dio importancia, y se armó de valor.
- Pues… ese hombre… intentó golpear a Hope, o a su versión del otro universo. Yo…yo la defendí pero…él estaba ganando y…Chris… bueno, él le clavó una flecha en el cuello.
- Así que fue ese capullo el que le mató, y no tú – dijo Nick, con alivio.
- No, Nick. Y te agradecería que no le llamaras esas cosas. Es como si insultaras a papá…El caso es que la flecha no le mató, pero yo pensé que sí. Me di la vuelta, y ese tipo me clavó un cuchillo en la pierna. Me endurecí. Me transformé en demonio para curarme la herida, y deseé que ese hombre se muriera…y mi deseo se cumplió.
Decirlo fue más fácil de lo que hubiera parecido. Peter se sintió como si se hubiera quitado un gran peso, y a decir verdad su padre también. Tal vez porque en los últimos tiempos se había acostumbrado a adolescentes que matan personas, o tal vez porque pudo ver la diferencia entre lo que había hecho un Peter y lo que había hecho el otro, pensó que lo que había hecho su hijo no era tan malo. Pero no fue así para todos…
- ¿Cómo pudiste? – escupió Nick, con veneno, casi con odio…Ese tono le provocó a Peter un dolor casi físico.
- Nick, fue un accidente. Tu hermano ya ha explicado que…- empezó Chris, pero Nick le interrumpió.
- ¡Me da igual! ¿Cómo fue capaz?
La primera reacción de Peter fue apocarse. Así es como solía reaccionar: hundía los hombros y se mordía la lengua. Pero había pasado por demasiados infiernos diferentes, tanto en sentido literal como metafórico, y no estaba dispuesto a seguir reaccionando así. Por primera vez se dio cuenta de algo: era fuerte, era grande, y era indiscutiblemente poderoso. Y le gustaba. Le gustaba…tener poder. Le gustaba la idea de no tener que volver a tener miedo.
- Nadie va a hacerme daño nunca más. Eso fue lo que pensé. Nadie me va a hacer daño ni a nadie delante de mí. Ese tipo me clavó una navaja y yo deseé que se muriera…como deseé tanas veces la muerte de Derek. Intente matarle varias veces, Nick. A Derek. Tú no lo sabías, pero papá sí. Hay gente que me considera peligroso, y diablos, viendo cómo le dejé la cara a Derek tal vez tengan razón. Esos instintos siempre han estado dentro de mí. Por algo soy el demonio de la Muerte. Y por cierto, hubiera sido un buen detalle de tu parte contármelo. Porque casi me da un infarto al ver que sólo por tocarle ese tipo estaba muerto. Entendía de pronto… recordé lo que soy… lo que puedo hacer… pero ¿qué hubiera pasado si por error hubiera hecho lo mismo… no sé, con papá? ¿Qué hubiera pasado si un día me enfado y me da por pensar "ojalá estuviera muerto", y ¡puf! se muere? Guardar secretos así es peligroso, hermanito.
- ¡No me hables de secretos! ¡No soy yo el que ha estado engañando a todos! ¡No soy yo el que ha mantenido ocultos todos esos pensamientos, todo lo que intentaste hacer con Derek! Trece años, y ya eras un puto asesino. Pero con 17 lo eres plenamente. ¿Pretendes decirme que no fue tu culpa porque sólo te limitaste a pensar? ¡Uno no piensa en que otros se mueran! Uno no piensa que se muera papá, ni en que se muera un maldito desconocido. ¡UNO NO PIENSA ESO, PETER! Pensaba que tú en todo el puñetero mundo estarías de acuerdo con eso. ¿Qué te ha pasado, tío? ¿Quién eres tú y qué has hecho con mi hermano? ¡Me das asco!
Cada una de las palabras de Nick se clavó en Peter de forma punzante.
- Nunca he dicho que no sea mi culpa. Con secreto o sin él, yo fui el único que deseó su muerte. Soy un asesino, nunca lo he negado – susurró, y salió corriendo.
- ¡Peter! – llamaron los dos Chrises a la vez, sin éxito. Nick fue fulminado por dos pares de ojos idénticos, y a la mirada asesina se sumó Leo también.
- Si no sabe encajar la verdad…
- Cállate, Nick. Ya le has hecho suficiente daño. Voy a buscar a tu hermano y luego quiero que hablemos. Pero antes te quiero recordar que una vez tú me deseaste la muerte. Yo mismo he deseado la de Derek cientos de veces, y la de otras personas que tal vez no lo merecieran. Así que empieza a tenerte asco a ti también, y a mí ya si quieres directamente me odias, porque te juro una cosa: si llego a estar delante del hombre que le clavó un cuchillo a mi niño, desearle la muerte es algo muy suave para lo que le hubiera hecho.
Nick se quedó congelado mientras veía como su padre se iba en busca de su hermano. Lo había vuelto a hacer ¿verdad? Había hablado de más. Era cierto que pensaba todo lo que había dicho… pero también era cierto que nada de eso importó cuando vio a Peter…En ese momento sólo quiso abrazarle, sin importarle lo que hubiera pasado. Además, no le daba asco. No sabía por qué había dicho eso. Iba a ir detrás de ellos, pero de pronto notó una mano en su hombro. Era del otro Chris.
- Aunque sea un capullo, déjame darte un consejo: no hagas tú sólo lo que otros quieren hacer. No les ahorres el trabajo. Quieren destruir a tu familia. Ahora mismo hay mucha gente que quiere mal a tu padre y a tu hermano. Demonios, luces negras, incluso algún Anciano que otro y se supone que ellos son los buenos. Y, meses de observación me permiten asegurarlo, tu padre no hizo nada para merecerlo. Todo lo que hace el hombre es para los demás. Nunca hace nada para sí mismo. Y tu hermano…Dios mío, si ese chico es malo los demás no tenemos entonces ninguna oportunidad. Si tan sólo hubieras visto cómo se quedó después de lo sucedido…lo culpable que se sentía…Quería matarse, chico. Tu hermano no necesita tu repulsión: él mismo se daba tanto asco que quería matarse.
Nick miró a ese hombre con sorpresa. No había asociado los intentos de suicidio de su hermano con el asesinato. Fue como un golpe para él, porque se dio cuenta de que de haberle pasado algo a su hermano él se moría. Se sintió mal por la forma en la que le había hablado y los ojos se le humedecieron.
- Pero… él… ya desde niño…¡desear la muerte de alguien está mal! ¡Tratar de matarle también! No es sólo esto. Acaba de decirme que… ya con Derek…
- ¿En serio le culpas por querer vengarse de ese sujeto? Apenas sé un par de cosas de él y ya tengo ganas de enviarle a la tumba. Sin duda Peter tiene muchos motivos para querer deshacerse de él…
Ahí Nick tuvo que darle la razón.
- Además, cuando tuvo ocasión de… hacerlo… no lo hizo – reconoció, recordando el encuentro con Derek.
- Tu hermano no es un asesino, Nick. De eso sé un poco, y te digo que ese chico no lo es. Es tan bueno… Es lo que tanto me gusta de él. Y sé que a ti también. ¿Por qué no vas y se lo dices? – sugirió Chris, y Nick asintió, y salió corriendo, en la dirección en la que se habían ido.
Chris suspiró, y en ese momento se fijó en que su propio Peter estaba llorando también, apartado. De pronto se sentía como si en vez de dos gemelos tuviera cuatro. Y era el momento de ocuparse de los suyos.
- ¿Qué tienes cariño?
- ¿Te parece bien que…Peter…sea bueno?
Chris frunció el ceño. Cierto: Peter no había estado presente en su "transformación".
- Si, cariño. Ya traté de explicarle a tu hermano que…
- ¿Y te parece bien que yo… intente serlo? – cortó Peter, apretando mucho los puños, intentando ser valiente - ¿Qué no… que ya no quiera ser un asesino?
Christopher abrió mucho los ojos. Poco a poco, sonrió.
- Me parece perfecto, cariño.
Peter le devolvió la sonrisa y se sintió muy, muy aliviado. Placó a su padre en un abrazo muy fuerte.
- Oh, papá, tengo tanto que contarte.
- Seguro, cariño. Podrás hacerlo. No pienso dejar que nada nos separe de nuevo. – dijo Chris, y sonó a promesa…a hecho…incluyó a Nick en el abrazo tomando conciencia de que por primera vez en tres meses les tenía a los dos juntos…Ahora sólo faltaba reunirse con Leo. Aunque para eso quedaba la parte menos agradable de aquél asunto.
Mientras tanto, un Peter diferente había bajado las escaleras, seguido muy de cerca por su padre. Chris le sostuvo mientras lloraba. Sabía que no lloraba así por las palabras de su hermano, sino por lo que éstas habían activado. La culpa. La enorme culpa que era una carga demasiado grande para su hijo.
- Tesoro, shhh, tranquilo. No pasa nada. Estás con papá. Shhh. Escúchame, tesoro. Sé por qué lo hiciste. Sé que fue un accidente. No debes culparte…
- ¡Pero es que es mi culpa! Yo…quería…quería hacerle daño. Quería que ese hombre muriera, y por eso murió. Lo que le he dicho a Nick es verdad: no voy a dejar que nadie vuelva a hacerme daño, nunca.
- Y me parece muy bien, Peter. La autopreservación no es algo de lo que debas arrepentirte. Fue…en defensa propia.
- No, papá. Ese hombre no tenía ninguna posibilidad. ¿Qué puede hacer un hombre contra una bestia?
Chris se separó de él, y le sujetó la cabeza con ambas manos.
- No eres una bestia ¿me escuchas? No hables de ti mismo de ese modo.
- Sí lo soy. Soy un demonio. Y un brujo. Soy poderoso. Ese hombre no podía hacer nada contra mí. Y lo peor de todo es que a mí me gustara que fuera así…Fue como cuando luché con los demonios, papá. No hubo ninguna diferencia. Yo… me gusta ser... más fuerte. Me gusta, me gusta serlo. – dijo Peter, y siguió llorando. En ese momento llegó Nick.
- Peter…
- ¡No quiero oírlo! ¡Tienes razón, la tienes, la tienes!
- No, Peter….yo….

- La tienes – susurró, y de pronto orbitó y salió de allí. Algo le dijo, muy dentro de él, que aquella era su quinta mala decisión. Pero sentía que ya no había vuelta de hoja. Era un asesino confeso, sólo traía problemas a su familia, y ni siquiera era capaz de terminar el trabajo y quitarse de en medio. Pero la lluvia lo haría por él. Diez minutos bajo esa lluvia roja, y la vida de Peter se extinguiría por completo. Y además le dolería. Eso estaba bien. Creía merecerlo.

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