Chapter 49: El mal día de Nick
Mientras les llevaba
en coche al colegio a Chris le pareció que Nick aún estaba un poco triste. Por
eso se esforzó por distraerle, pero Nick seguía mirando por la ventana y
suspirando cada poco rato. Cuando se despidió de ellos, Chris le retuvo un
momento y le dio un abrazo. A Nick no pareció importarle el que estuvieran en
la puerta el colegio, porque le devolvió el gesto y lo prolongó unos segundos.
- ¿Por qué tanta
tristeza? – preguntó Chris, algo preocupado. – Ya no estoy enfadado, cielo. Lo
sabes ¿verdad?
Nick asintió, y le
dedicó una sonrisa, aunque seguía mirándole de la misma forma triste.
- Es que…si ésta
noche no has conseguido nada…eso quiere decir que hoy vas a volver.
- Necesito saber con
qué demonios se ha aliado Barbas, y tal vez logre descubrir por qué tiene tanto
interés en vosotros; en especial por tu hermano.
- ¿Eso es que sí?
¿Vas a volver esta noche?
- Me temo que sí,
Nick.
- Entonces, ya sabes
porque estoy así. No puedes pretender que esté contento si sé que vas a
arriesgar tu vida.
Chris le miró con
grandes dosis de cariño.
- Soy un hueso duro
de roer. No va a pasarme nada. Te prometo que esto en verdad no es peligroso.
En una escala del 1 al 10 de todas las cosas arriesgadas que he hecho, lo de
estas noches no llegará al cinco.
- Más te vale. Si
no, no te lo perdonaré en la vida.
Chris se dio cuenta
de la ironía: para decirle que le querían, y que no querían que le pasara nada
Peter había amenazado con asesinarle, y Nick con guardarle rencor eterno. ¡Como
si él quisiera que le pasara algo! ¡Como si fuera su culpa! Sacudió la cabeza,
y sonrió. Le dio un beso en la frente y se despidió de él.
- Que tengas un buen
día, Nick.
Se quedó apoyado en
el coche mientras le veía entrar. Vio un horrible contraste: Nick se dirigió a
un grupo de chavales que estaban en las escaleras de la entrada del colegio:
Peter había entrado sólo. Incluso Leo había saludado a algunos amiguitos. Chris
suspiró, pensando que al menos Peter tenía a Nick, y a través de él se llevaba
con Paul y con Rachel.
Se fue a trabajar
casi arrastrándose del sueño que tenía. Se tomó como tres cafés a lo largo de
la mañana, y maldijo, porque aquella noche también se la iba a pasar en vela.
- Chris – le dijo
Wyatt sujetando unos papeles. – El contrato de Richard habría que renovarlo
antes del…¿Chris? ¡Te estás durmiendo!
- Un poco –
reconoció él y trató de despejarse.
- Vete a descansar,
anda. No eres un superhéroe: no puedes llevar una doble vida.
- Dormir está
sobrevalorado – dijo Chris con una media sonrisa. – Si he aguantado cuatro
horas aguanto media más.
- Esta noche no
deberías volver.
- El tiempo es oro.
- Pues voy yo.
- No voy a dejarte
hacerlo.
- Oye, son tus
hijos, pero también mis sobrinos.
- Vic y Alex también
pueden correr peligro, si vuelven a usarlos de distracción. Es mejor que vaya
yo. No será la primera vez que me paso días sin dormir. Ya no tengo veinte
años, pero la cafeína sigue siendo cafeína.
- Te odio cuando
tienes razón.
- Entonces debes de
estar odiándome todo el tiempo. – dijo Chris riendo un poco.
Un rato después se
despidió de su hermano y fue a por sus chicos con el coche. Peter estaba con
Leo esperándole en la puerta del colegio, pero Nick estaba algo apartado de
ellos, sentado, y muy muy abatido. Chris no sabía si seguía con la preocupación
o si le pasaba algo más, pero se hizo evidente que su hijo no estaba
precisamente alegre. Les saludó, y el viaje a casa fue muy extraño. Chris notó
que había cierta tensión en el ambiente, y Nick cada vez parecía más hundido.
Estuvo a punto de preguntar varias veces pero no sabía si esperar a estar a
solas y en casa…Sin embargo, cuando aparcó el coche, Nick salió volando y se
metió en la casa. Chris creyó ver que lloraba. Miró a Peter con la
interrogación en los ojos. ¿Qué diablos el pasaba a Nick? Por alguna razón, lo
primero que pensó fue que había tenido algún problema con Rachel, y se
descubrió pensando cómo ayudar a su hijo con su primer desengaño. Pero cuando
Peter habló le descartó por completo ésta posibilidad.
- No te enfades con
él, por favor. Está muy triste y lo siente mucho.
- ¿Qué es lo que
siente? – preguntó con frustración. Le había castigado esa misma mañana y, por
lo visto, había vuelto a meterse en problemas.
- Me hizo prometerle
que no te lo diría. Quiere hacerlo él.
Chris resopló y sacó
las llaves del contacto. Leo, Peter y él entraron en casa, y tras unos minutos
de hablar con ellos, de quitarse la chaqueta y de ir al baño, subió a hablar
con Nick. Le encontró sentado en la cama. Había llorado, pero en ese momento
parecía calmado. Tenía un papel en la mano, y Chris se fijó en que había dejado
el cepillo encima de la cama… Así que Nick se pensaba que le iba a castigar.
Era cierto entonces que algo había hecho. Estaba buscando la manera de empezar
una conversación, una en la que no sonara enfadado porque no lo estaba, cuando
Nick se le adelantó. Se acercó a él y le dio el papel, sin mirarle a la cara.
Chris lo cogió, y leyó.
ESTIMADO SEÑOR
HALIWELL:
DURANTE LA CLASE DE
HOY, SU HIJO NICHOLAS HA UTILIZADO UN LENGUAJE TOTALMENTE INAPROPIADO PARA
DIRIGIRSE A MÍ. HA USADO EL TÉRMINO "CAPULLO MALFOLLADO" EN
REITERADAS OCASIONES. NORMALMENTE ÉSTE COMPORTAMIENTO HUBIERA SIGNIFICADO UNA SUSPENSIÓN
DE TRES DÍAS, PERO EN VISTA DE SU EJEMPLAR EXPEDIENTE ACADÉMICO HA DE TOMARLO
COMO UN AVISO. SI ESTO VOLIVERA A REPETIRSE SE TOMARÍAN MEDIDAS DISCIPLINARIAS.
LE RUEGO QUE ME
DEVUELVA ESTA NOTA FIRMADA.
RECIBA UN CORDIAL
SALUDO,
ELPHIAS COHENEN
Chris dejó el papel
en la mesa y miró a Nick, que a su vez miraba al suelo. Durante unos segundos
ninguno de los dijo nada, pero Nick comenzó a llorar, bajito.
- Sí, haces bien en
llorar porque a mí se me caería la cara de vergüenza.
Nick no dijo nada,
pero pareció encogerse, como si estuviese intentando desaparecer.
- No pienso permitir
que mis hijos usen ese lenguaje para hablar con nadie; mucho menos con un
profesor.
Nick siguió mudo,
sollozante, y sin mirarle.
- Nick, mírame.
Mírame. Vamos, hijo, levanta la cabeza. ¿Por qué le has dicho eso? – preguntó
Chris, intentando no gritar. De hecho, usó un tono bastante suave. Intentó
recordar de qué materia era ese profesor. Con cierto esfuerzo, lo consiguió –
Es tu profesor de Lengua ¿no? Peter y tú nunca os habéis quejado de él. Nunca
he oído que sea exigente, o borde, ni duro….No te equivoques: nada de lo que te
haya dicho justifica que tú le hables así, pero trato de entenderlo. ¿Por qué?
- Si es que no me ha
dicho nada – respondió Nick llorando. – Si es el profesor más bueno que
tenemos…
- Pues entonces, no
te entiendo, hijo.
- Yo….yo…
- Respira hondo, y
luego me lo cuentas – dijo Chris, con paciencia. A Nick le llevó unos segundos.
- Paul ha suspendido
un examen, y se estaba quejando de que era muy difícil, y el profesor muy
rebuscado. Yo, para animarle, le he dado la razón, y…he acabado diciéndole que
lo que pasa es que es un…un…bueno, eso que has leído. Con tan mala suerte de
que el profesor me ha oído. Y…y…claro, se ha enfadado, y me ha dicho algo así
como que no se esperaba semejante comentario por mi parte...y me ha exigido una
disculpa, y a mí me daba vergüenza y no lo he hecho…me ha insistido, algo
enojado….y yo seguía sin decir nada…me echó de clase y a mí no se me ocurrió
otra cosa que negarme y volver a llamarle eso.
- Delante de tus
compañeros. Yo no te hubiera echado de clase, te hubiera expulsado del colegio.
Nick soltó un
sollozo renovado.
- Ya te he castigado
esta mañana por desobedecerme, mentirme y ponerte en peligro. Ahora cometes una
falta grave de respeto. ¿Hay alguna norma que no hayas roto?
- Lo…lo siento. Lo
siento mucho.
Chris orbitó el
cepillo de la cama a su mano, y se colocó de lado junto a él, agarrándole de un
brazo, pero no le tumbó.
- Nick quita la
mano. – le dijo. El chico se había cubierto, dejando la palma hacia afuera.
Tras un instante apartó la mano, y soltó otro sollozo.
- CRACK No CRACK se
insulta CRACK a los profesores CRACK CRACK CRACK.
Chris le soltó, y
dejó también el cepillo.
- Considera esto un
aviso. Si se vuelve a repetir añadiré a tu castigo todo lo que hoy te he
perdonado. Mañana le pedirás disculpas a tu profesor. Le pediré que me responda
por escrito si lo has hecho. Y no podrás salir en dos semanas.
Nick se frotó el
trasero, asintió, e intentó irse, sin dejar de llorar, pero Chris le sujetó.
- ¿A dónde vas?
Ahora viene cuando te abrazo – le dijo, y acto seguido lo hizo. – Reconozco las
lágrimas de arrepentimiento cuando las veo, Nick, y sé que no estás orgulloso
de lo que has hecho. Entiendo que esas expresiones malsonantes deben de ser
habituales entre Paul y tú y que tu intención no era que el profesor lo oyera.
Deberías haberte disculpado, en vez de insultarle de nuevo, pero confío en que
lo harás mañana.
Nick asintió otra
vez, y apoyó la cara en el pecho de Chris, aun llorando.
- ¿Crees que podrás
evitar meterte en más problemas por hoy? Un castigo por día me parece
suficiente. Un castigo por mes me parece suficiente. Es más, me encantaría no
tener que castigarte.
Nick volvió a
asentir, sin despegarse de él. Chris le dejó llorar mientras le acariciaba el
pelo y tras un rato el chico se calmó.
- ¿Mejor? – le
preguntó, con voz dulce.
- Sí. Perdóname.
- Estás perdonado,
mi amor. Lo estabas antes de enseñarme la nota.
- No volveré a
hacerlo nunca.
- Me alegro, porque
no me gusta que hables así. Un profesor no es un "capullo malfollado"
por suspender a alguien en un examen. Podrá darse el caso de que sea injusto,
pero hay maneras educadas de expresarlo de ser así.
- Lo sé….es que…no
soy del tipo que mide sus palabras.
- Pues harías bien
en empezar a hacerlo. En especial cuando se trate de un profesor. Y ni siquiera
era tu examen…Por cierto ¿qué tal el tuyo?
Nick caminó hasta su
mochila y sacó dos folios. Chris vio un gran 10 en la primera página.
- Enhorabuena – dijo
Chris, sonriéndole – Voy a empezar a llamarte matriculín. ¿Qué tal le ha ido a
tu hermano?
- Tiene un notable,
creo.
- Par de empollones.
Me alegro mucho por ti, hijo. Si sigues queriendo hacer Medicina, no vas a
tener ningún problema con la nota, ni para elegir universidad.
Nick le sonrió un
poco, pero sólo un poco, y luego le dio otro abrazo corto antes de irse.
- Nick – llamó,
antes de que saliera - Mi trabajo no es "penalizar" tu mal
comportamiento, sino más allá de eso enseñarte el correcto. Por eso realmente
quiero que te disculpes mañana con tu profesor, y que lo hagas como es debido.
- Lo haré. Y no te
daré problemas ni hoy, ni mañana, ni pasado, ni en toda la semana.
- ¿Y después?
- Después ya no lo
sé. – respondió Nick, sonando cauto y pícaro a la vez. - Tengo la boca más
grande que el cerebro ¿recuerdas?
Chris le persiguió
para hacerle cosquillas, pero le dejó escaparse. Se quedó un momento en el
cuarto de Nick, leyó la nota de nuevo y la firmó. Tal y como había dicho, le
pidió por escrito al profesor que le hiciera llegar un aviso de que su hijo
efectivamente se disculpaba. Además, le agradeció el hecho de que no le hubiera
expulsado. Luego bajó a hacer la comida, maldiciendo el haber pensado con
antelación poner pescado aquél día: no quería provocar otro conflicto con Nick.
Le dedicó una mirada de advertencia cuando se sentaron a la mesa, pero Nick se
lo comió sin protestar, aunque se tomó su tiempo. Cuando acabó la comida, se
fue a dormir, recordando lo que Chris le había dicho aquella mañana sobre no
quejarse si no quería acostarse a las siete durante un mes. Chris se alegró de
que estuviera siendo fiel a sus buenas intenciones y no estuviera dando
problemas. No pedía un hijo perfecto, pero se alegraba de que Nick le pusiera
las cosas fáciles.
Le observó dormir y
le dio un beso. Después él también se echó un rato. Justo cuando se le cerraban
los ojos vio que Ariel se subía a su cama. Acarició a la perrita y se dejó
vencer por el sueño, tras la noche en vela.
Se despertó cuarenta
y cinco minutos después. Al principio no supo qué le había despertado. Luego
escuchó la guitarra y la voz de Peter. Su hijo sonaba extraño….como sí….como si
estuviera llorando mientras cantaba.
*You, with your words like knives
And swords and weapons that you use against me,
You, have knocked me off my feet again,
Got me feeling like I'm nothing.
You, with your voice like nails on a chalkboard
Calling me out when I'm wounded.
You, pickin' on the weaker man.
And swords and weapons that you use against me,
You, have knocked me off my feet again,
Got me feeling like I'm nothing.
You, with your voice like nails on a chalkboard
Calling me out when I'm wounded.
You, pickin' on the weaker man.
Well you can take me
down,
With just one single blow.
But you don't know, what you don't know,
With just one single blow.
But you don't know, what you don't know,
Someday, I'll be
living in a big old city,
And all you're ever gonna be is mean.
Someday, I'll be big enough so you can't hit me,
And all you're ever gonna be is mean.
Why you gotta be so mean?
And all you're ever gonna be is mean.
Someday, I'll be big enough so you can't hit me,
And all you're ever gonna be is mean.
Why you gotta be so mean?
You, with your
switching sides,
And your walk by lies and your humiliation
You, have pointed out my flaws again,
As if I don't already see them.
I walk with my head down,
Trying to block you out cause I'll never impress you
I just wanna feel okay again.
And your walk by lies and your humiliation
You, have pointed out my flaws again,
As if I don't already see them.
I walk with my head down,
Trying to block you out cause I'll never impress you
I just wanna feel okay again.
I bet you got pushed
around,
Somebody made you cold,
But the cycle ends right now,
You can't lead me down that road,
You don't know, what you don't know
Somebody made you cold,
But the cycle ends right now,
You can't lead me down that road,
You don't know, what you don't know
Someday, I'll be,
living in a big old city,
And all you're ever gonna be is mean.
Someday, I'll be big enough so you can't hit me,
And all you're ever gonna be is mean.
Why you gotta be so mean?
And all you're ever gonna be is mean.
Someday, I'll be big enough so you can't hit me,
And all you're ever gonna be is mean.
Why you gotta be so mean?
And I can see you
years from now in a bar,
Talking over a football game,
With that same big loud opinion but,
Nobody's listening,
Washed up and ranting about the same old bitter things,
Drunk and grumbling on about how I can't sing.
Talking over a football game,
With that same big loud opinion but,
Nobody's listening,
Washed up and ranting about the same old bitter things,
Drunk and grumbling on about how I can't sing.
But all you are is
mean,
All you are is mean.
And a lier, and pathetic, and alone in life,
And mean, and mean, and mean, and mean
All you are is mean.
And a lier, and pathetic, and alone in life,
And mean, and mean, and mean, and mean
But someday, I'll
be, living in a big old city,
And all you're ever gonna be is mean. Yeah.
Someday, I'll be big enough so you can't hit me.
And all you're ever gonna be is mean.
Why you gotta be so?
Someday, I'll be, living in a big old city,
And all you're ever gonna be is mean. Yeah,
Someday, I'll be big enough so you can't hit me,
And all you're ever gonna be is mean.
Why you gotta be so mean?.
And all you're ever gonna be is mean. Yeah.
Someday, I'll be big enough so you can't hit me.
And all you're ever gonna be is mean.
Why you gotta be so?
Someday, I'll be, living in a big old city,
And all you're ever gonna be is mean. Yeah,
Someday, I'll be big enough so you can't hit me,
And all you're ever gonna be is mean.
Why you gotta be so mean?.
No había que ser un
genio para imaginar que esa canción iba sobre Derek. Chris, sentado sobre la
cama, reflexionó sobre algunas de las frases de la canción. "Tú me puedes
derribar con tan sólo un simple golpe, pero no sabes, lo que no sabes es que
algún día, estaré viviendo en una ciudad grande y antigua, y tú sólo serás
alguien cruel. Algún día, seré lo suficientemente fuerte y no podrás
lastimarme, y tú sólo serás alguien cruel. ¿Por qué tienes que ser tan malo?"
"Yo sólo quiero
sentirme bien otra vez. Apuesto que alguien te maltrató, alguien te hizo frío.
Pero el ciclo termina ahora: no puedes llevarme por ese camino. "
Chris se levantó de
la cama, y se dio cuenta de que Ariel ya no estaba por allí. Fue al cuarto de
Peter y abrió la puerta. El chico estaba llorando, aunque sin sollozos, y
estaba abrazando a la perrita, que debía de haberse mudado de un cuarto a otro
mientras Chris dormía. Chris se dio cuenta de que abrazar al cachorro le
calmaba. Había dejado la guitarra sobre la cama. Chris echó un vistazo al
instrumento y luego volvió a mirar a su hijo.
- Una canción dura –
le dijo.
- Una buena forma de
descargar mi rabia.
- ¿Estás bien?
- Sí. – respondió
Peter, secándose las lágrimas - ¿Y tú? He visto que dormías y no he querido
despertarte. ¿Estás muy cansado?
- Un poco de sueño
no le hace daño a nadie.
- Nick dice que ésta
noche vas a volver.
Chris asintió.
- ¿Puedo convencerte
de que no lo hagas?
- Soy aún más
cabezota que tú. – respondió Chris, con una sonrisa.
- Y yo puedo ser
realmente persuasivo si me lo propongo.
- Tengo que hacerlo,
Pete.
- Supongo que
sí…Pero si te pasa algo…
- Me curarás y luego
me matarás, sí, sí, ya lo dijiste. No te preocupes, mi padre y Wyatt te
ahorrarán el trabajo.
- Si te pasa algo de
verdad habrá un entierro doble. Porque yo no soportaría que te pasara nada.
Chris sintió que el
corazón se le llenaba y a la vez se le encogía.
- Eh, eh ¿quién ha
hablado de entierros? Soy más escurridizo que una lagartija. Cuando te duermas
te daré las buenas noches y cuando te despiertes los buenos días.
Chris le sonrió, le
dio un beso, y acarició a la perrita.
- ¿Seguro que estás
bien? – preguntó, antes de irse.
- ¿Sabes lo que te
diferencia de Derek? Lo pregunto en serio – le dijo Peter.
Chris se quedó
pensativo, sin entender a qué venía aquello y cómo iba eso a responder a su
pregunta. No dijo nada, pero no hizo falta porque Peter respondió por él.
- La forma en la que
me hablas. Lo mejor de que el peque me convirtiera en un crío era que no recordaba
todas las veces que me habían gritado, insultado y criticado. Me sentía bien
conmigo mismo. Y pensaba que…que tú eras mi padre. Que siempre lo habías sido.
Era una certeza que tenía y me hacía sentir seguro. Me hacía saber que no
estaba sólo y nunca lo estaría. Cuando le quitaron mi custodia a Derek, por mi
cabeza pasaron muchas cosas, pero había una idea que subsistió durante mucho
tiempo, hasta el día en el que me dijeron que me iba contigo. ¿Y si Derek había
sido mi última oportunidad? ¿Y sí al alejarme de su lado me quitaban al único
padre que iba a tener? ¿Quién más iba a quererme?... Me has dejado claro que
tú, por alguna razón incomprensible, me quieres. Así que sí, papá, estoy bien,
y lo estaré siempre mientras esté contigo y tú me sigas queriendo.
A Chris se le formó
un nudo en la garganta. Más que darle un abrazo, le aplastó con mucha fuerza y
de forma posesiva.
- Siempre voy a
quererte.
Media hora después,
mientras se planchaba una camisa, Chris seguía con la sensación de amor
profundo que Peter inspiraba en él. No era la primera vez que el chico le decía
o le demostraba que lo único que necesitaba era que le quisiera. Lo que Peter
no sabía es que Chris no podría no quererle, aunque lo intentara.
Chris tenía una vida
bastante buena, pero si pudiera pedir un deseo lo tendría muy difícil para
elegir cuál. Que su mujer no hubiera muerto. Que Nick y Peter siempre hubieran
vivido con él. Que Peter nunca hubiera conocido a Derek, y nunca le hubieran
hecho daño. Que Nick no hubiera pasado ni una sola noche en la calle. En
momentos como ese ganaba el deseo de que Peter jamás hubiera sido maltratado,
porque tuvo claro que por mucho que lograra curar sus heridas emocionales (como
ya lo había hecho en parte) jamás podría hacerle olvidar. Además el mundo parecía
obsesionado con que no olvidara, con la sombra de Derek siempre detrás de
ellos, de una forma u otra.
En estas reflexiones
estaba cuando escuchó un ruido muy fuerte, de algo cayendo contra el suelo.
Cuando aún estaba tratando de adivinar qué era, escuchó el llanto de Leo. Hacía
mucho que no le oía llorar así, medio gritando como cuando era más pequeño.
Orbitó al cuarto de su hijo y vio a Nick que acababa de llegar y le estaba
abrazando.
- Sssh….Enano, ya
está. ¿Dónde te has dado?
Leo levantó el brazo
haciendo un puchero, y Chris se agachó a su lado. Tenía un poquito de sangre, y
cuando Chris se lo tocó, con cuidado soltó un grito. Tal vez se lo había roto o
se había hecho una fisura. Chris ni siquiera dedicó un segundo a tratar de
descubrirlo. Extendió su mano y le curó. Leo dejó de quejarse, pero siguió
llorando. Chris le abrazó y trató de calmarle, sabiendo que ahora ya no lloraba
por el dolor que sentía, sino por el que había sentido y por el susto. Peter
entró en el cuarto, alarmado por el llanto al igual que él, pero se tranquilizó
al ver que todo parecía controlado. El chico se puso a recoger la silla, que
estaba caída sobre el suelo. Ese tenía que ser el ruido que Chris había oído.
Se puso de pie con
Leo en brazos y le meció como cuando era un bebé. Le acarició la espalda y el
bracito y notó que poco a poco se calmaba.
- Ya, mi vida, ya.
Ya no te duele ¿verdad?
Leo negó con la
cabeza.
- Pero me ha dolido
mucho…
- Lo sé, campeón.
¿Qué ha pasado?
- Me subí a la
silla, y me caí.
- ¿Y qué hacías subido
a la silla?
- Quería llegar
arriba de la estantería.
Chris suspiró. Dejó
a Leo en el suelo y le miró con cara de pocos amigos, preguntándose qué hacer
con él.
- Y eso es lo que yo
te digo siempre que hagas ¿no? En vez de llamarme a mí o a tus hermanos, que
llegamos perfectamente, te digo que cojas una silla y te subas. Porque no te he
dicho nunca que no me gusta que te subas a las cosas.
- Pero déjale,
joder, que se ha hecho daño. – le dijo Nick, con mucha agresividad.
- Nick, no estoy
hablando contigo, y cuida el tono.
- No cuido una
mierda. Se ha dado la leche del siglo y tú…
- Sí y por eso
intento que entienda que no tiene que hacerlo de nuevo. ¿Me has oído Leo?
¿Entiendes ahora por qué no quiero que vayas por ahí haciendo el mono?
- Sí, papá. No lo voy
a volver a hacer…
- Qué puto
insensible eres – le espetó Nick, y Chris reunió paciencia.
- Si no vas a ayudar
mejor vete a tu cuarto.
Nick se fue, y él se
quedó con Leo y con Peter, que se agachó junto a su hermano, y le preguntó:
- ¿Qué querías
coger?
- Ese libro morado.
Peter le agarró de
la cintura y le levantó y así Leo "llegó" a coger el libro.
- ¿Sabes? Creo que
yo tampoco llego – le dijo Peter, y se acercó a él como si fuera a decirle un
secreto, pero habló en voz alta – Y papá tampoco.
- Antes lo cogía con
mis poderes, pero como…
- Oh, pero así es
más divertido – interrumpió Peter para que el niño no pensara en que Chris le
había atado su magia. – Cuando quieras coger algo que esté alto llámame y te
subo ¿vale?
Leo asintió, y le
dio un abrazo.
- Me alegro de que
estés bien, hijo – dijo Chris, y le dio un beso en la cabeza. – Cuando te he
oído caer me he asustado mucho.
- Y yo también. –
dijo el niño – Si no fuera tan torpe…
- Eh, eh, eh. No
eres torpe, te lo he dicho muchas veces. Todo el mundo se cae. El problema es
que si te caes andando no pasa nada, pero si te caes ahí subido, te haces daño.
Leo asintió, y miró
a la silla como si estuviera enfadado con ella. Chris sonrió al verlo. Cuando
era más pequeño, con tres o cuatro años, Leo echaba la culpa a las cosas cuando
se caía. "Escalera mala" decía, muy convencido de que el objeto le
estaba escuchando.
Chris salió de la
habitación de Leo, bendiciendo su capacidad de poder curarle, pero
maldiciéndola a la vez: a veces le daba la sensación de que sus hijos,
sobretodo Leo, eran más imprudentes al pensar que él podía curarle en un
segundo.
Fue al cuarto de
Nick y entró tras llamar a la puerta.
- No soy un
"puto insensible" y no puedes hablarme de esa forma.
- Y tú no puedes
castigar al enano después del golpe que se ha dado.
- Y no iba a
castigarle. Sólo le regañaba un poco, para que entendiera cómo puede evitar
hacerse daño de nuevo. Me gusta que te preocupes por tu hermano, pero no puedes
decirme cómo educarle. Tienes que pensar que yo intento hacer lo mejor para él.
Nick le miró
intentando ver si decía la verdad. Había estado seguro de que iba a castigar a
Leo pero por lo visto Chris no había pensado en hacerlo. No dijo nada,
consciente de que había dado demasiadas cosas por supuestas.
- Estoy cansado de
que me hables mal, hijo, y de que uses expresiones como "puto
insensible" y "joder". Hoy mismo hemos hablado del respeto, y
pensaba que estábamos de acuerdo. Quiero que copies cien veces "No diré
palabrotas y hablaré a mi padre apropiadamente".
- ¡No voy a hacer
eso! ¡No soy un crío!
- La verdad es que
no te estaba consultando. E igual que he dicho cien pueden ser mil.
- No pienso hacerlo.
- Entonces, ¿tengo
que hacer como el abuelo, y darte unos azotes después de lavarte la boca?
Vamos, siéntate y copia. No es un gran castigo, y lo sabes. Ya veo cómo ibas a
estar sin meterte en problemas.
Que le recordara eso
le pareció un golpe bajo a Nick. No hacía ni tres horas que le había dicho que
se mantendría alejado de líos y ya le estaba regañando de nuevo. Nick era
consciente de eso, y le molestó que se lo recordara.
- No es mi culpa que
tú seas un maniático exigente.
- Vale, Nick, ya he
tenido mucha paciencia contigo. Vete al baño.
Tras unos segundos y
un pulso de miradas, Nick se levantó e hizo lo que le ordenaba. Chris fue
detrás de él, abrió un armario y sacó una pastilla de jabón. Se la enseñó,
mientras la abría.
- Esto es lo que
consigues al ponerte respondón y maleducado. Abre la boca.
Sorprendentemente,
Nick lo hizo. Su abuelo ya le había enseñado que era mejor hacerlo. Chris nunca
había lavado la boca a ninguno de sus hijos, pero a él se le habían lavado como
mil veces, así que se acordaba de cómo iba. Cuando la boca de Nick estuvo llena
de jabón, sacó la pastilla.
- Dos minutos – le
dijo – Y no llores, que no es para tanto.
Aquello hizo que
Nick, que sólo tenía un par de lágrimas, llorara más, y Chris se sintió mal.
- Nick, no debería
haberte dicho eso. Si quieres llorar, llora. Yo voy a castigarte igual, pero no
puedo ni quiero impedirte que llores si tienes ganas de hacerlo. No es algo de
qué avergonzarse. Y ahora ven aquí – diciendo esto, tiró de él un poquito y le
bajó el pantalón – Generalmente, cuando no aceptas un castigo te viene otro
mayor. Faltarme al respeto es motivo suficiente para que lleguemos a éste punto
pero querías proteger a tu hermano y por eso había sido indulgente contigo. No
soy un maniático exigente, Nick. Sólo quiero que mis hijos me respeten. Creo
que me lo merezco. Luego hablamos de eso, pero ahora – avisó, y le bajó también
el calzoncillo – tú y yo vamos a tratar tus reiteradas faltas de respeto.
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
- Voy a ser muy
pesado con esto, en vista de que no sólo te olvidas de que yo no soy uno de tus
compañeros, sino que lo haces también con tus profesores.
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
- Puedes enjuagarte
la boca. Un consejo que te doy es que hagas gárgaras. Te lo digo por
experiencia. – dijo Chris, y le subió la ropa. Observó cómo Nick lo hacía. Para
cuando acabó, el chico ya no estaba llorando. Chris tampoco había sido duro con
él aquella vez, en parte porque no había sido tan grave, y en parte porque le
interesaba que pudiera sentarse sin incomodidad durante los siguientes minutos
– Ahora quiero que vayas, y copies lo que te he dicho. ¿Recuerdas qué era?
Nick asintió y se
fue a hacerlo pero cuando estaba en la puerta se giró y fue hacia él corriendo
para darle un abrazo rápido. Luego se volvió a ir fingiendo que no había pasado
nada. Chris sonrió ante éste gesto tierno y tímido y salió después que él.
Observó que se sentaba a escribir y le dejó tranquilo. Al poco rato volvió y
Nick ya había acabado.
- Muy bien, hijo.
Ahora quiero hablar contigo. – dijo, sentándose en la cama. - ¿Crees que te
pido algo muy difícil? Sé que no soy muy exigente en lo que respecta a la forma
de hablar. Tan sólo os insisto en que no me llaméis Christopher, y muchas veces
no os digo nada con las palabrotas. Te aseguro que yo ni siquiera decía "mierda"
delante de mi padre, o mejor dicho, que si lo hacía me metía en problemas. Pero
hay un límite en el tono y en las palabras que puedes, que podéis, dirigir
contra mí. Y tú en especial, Nick, tienes la manía de hablarme mal delante de
tus hermanos, igual que le hablaste mal a tu profesor delante de tus compañeros
o aquél día que me mandaste a la mierda delante de tus amigos. Soy una persona
bastante orgullosa, Nick, lo reconozco, y no me gusta que mi hijo me pase por
encima delante de sus hermanos o de otras personas. Sé que eso del
"respeto" suena obsoleto y anticuado, y si quieres lo llamamos de
otra forma, pero el caso es que en éste siglo, en el pasado, y en el siguiente,
soy tu padre. Que puedes decirme lo que sea, pero cuidando la forma en que me lo
dices.
- Tienes razón. Lo
siento. – dijo Nick, y a Chris le sonó bastante sincero.
- Bien, pues
entonces ya está. Me alegra haberlo aclarado. ¿Has dormido suficiente, o Leo te
despertó?
- Ya no quiero
dormir más – dijo Nick, poniéndole ojitos.
- Está bien. Pues
haz deberes si los tienes, y si no eres libre. Voy a hablar con Peter y no sé
cuánto tiempo va a llevarme, pero es importante así que intenta no
interrumpirnos. Salvo que ocurra algo urgente, claro.
Le dio un beso en la
cabeza y se fue. Tardó aun un rato en ir a la habitación de Peter, sin embargo,
porque no sabía cómo se iba a tomar su hijo lo que tenía que decirle.
Finalmente reunió valor, y llamó a su puerta. La abrió y le vio en la mesa,
escribiendo algo.
- Peter ¿puedo
hablar contigo un momento?
Peter asintió, algo
inquieto por el tono serio que había empleado su padre. Pensó con celeridad:
no, no se había metido en ningún lío que él supiera. Al menos, no era
consciente de haber hecho nada malo. Intentó descifrar la expresión de Chris.
No parecía enfadado, pero tampoco se decidía a hablar y Peter, pese a
considerarse paciente, estaba cada vez más inquieto. Al final, tuvo que
preguntar:
- ¿Qué querías
decirme, papá?
- Tengo que pedirte
algo muy difícil, hijo. En realidad, es algo que he estado evitando hablar
contigo, y no debería haberlo hecho…
- Papá, me estás
preocupando…
- Peter, supongo que
sabrás, porque hablamos vagamente de la fecha, que se acerca el juicio de
Derek.
- Sí…
- Quieren que tú
declares, hijo. Eres menor de edad, así que han pedido mi consentimiento en vez
del tuyo. Consideran que eres suficientemente maduro para ser testigo de la
acusación en el juicio.
Chris había evitado
decírselo antes, porque Peter parecía haber enterrado y superado su desastroso
último encuentro con Derek. No quería verle sufrir. Sabía que ir al juicio no
iba a ser algo agradable ni sencillo. Pero, como había dicho el chico en su
canción "el ciclo termina ahora". Y para parar a Derek lo correcto
era usar la vía legal. A Chris le hubiera encantado desintegrarle y así
evitarle a Peter el tener que ir al juicio, pero Derek no era un demonio, al
menos no el sentido literal de la palabra. No podía hacer eso. No debía hacer
eso. El ciclo debía terminar, y Peter necesitaba pasar página. Y necesitaba
hacerlo de la forma correcta.
- No…- dijo Peter,
en un tono que era más una petición que una negación.
- Mira, tesoro, voy
a ser sincero contigo. Si te niegas, no voy a obligarte. Pero creo que…creo que
deberías hacerlo. Tu testimonio puede ser muy importante para que Derek vaya a
la cárcel. Y para que ésta vez esté allí bastante tiempo. Una agresión con un
arma de fuego, y más con sus antecedentes, es de la clase de delitos que se
pagan durante años. Derek se merece eso. Si tú también crees que lo merece,
debes testificar. Si no estás seguro de que lo merezca, aunque creeré que estás
equivocado, intentaré respetarlo.
Peter lo meditó
bien. Empezó a caminar por el cuarto, agarrándose las manos. Chris no recordaba
haberle visto tan…¿nervioso? ¿preocupado? ¿indeciso?...pero no se atrevió a
intervenir. Esperó, hasta que Peter pareció llegar por fin a una conclusión.
- Yo…sí creo que lo
merezca, papá, pero…lo que no creo es ser capaz de hacerlo. No puedo sentarme
ahí, mirarle y contar lo que pasó. Ni siquiera creo que pueda estar en la misma
habitación que él.
- No voy a dejar que
te haga nada…
- No es sólo eso…No
puedo mirarle, no …no puedo saber que está cerca…¡No puedo! La otra vez….la
otra vez quería ir…quería declarar contra él, pero no me dejaron…¡e hicieron
bien! Entonces era muy pequeño y ahora…ahora estoy muy confundido. Y tengo
miedo.
- Sé que es difícil,
tesoro…
- No, ¡tú no sabes
nada! Crees que puedes venir y decirme "haz esto, es lo
correcto"…pero ¡no tienes ningún derecho!
- Oye, no la tomes
conmigo.
- ¿Por qué no? Eres
tú que me pide que haga lo más difícil que he hecho en mi vida. ¿Por qué
debería ir al maldito juicio?
- Para que metan en
la cárcel a tu maldito agresor. Para que no pueda hacer más daño, ni a ti, ni a
otras personas.
Peter gruñó. Pareció
estar a punto de golpear la pared, pero se contuvo justo a tiempo. En lugar de
eso se apoyó en ella y cerró los ojos.
- ¿Tú vas a estar
ahí también? – le preguntó.
- Eso ni se
pregunta. Por supuesto. Aunque yo no tuviera que declarar también, allí
estaría. Contigo.
Peter guardó unos
segundos de silencio.
- Iré. Declararé.
- Gracias, hijo. Y
gracias también por haber sabido controlarte.
Chris sabía que
Peter tenía un problema con el autocontrol y la violencia. No en el mismo
sentido que Nick, que simplemente se dejaba llevar por su rabia, sino en un
sentido más profundo. Peter tenía mucho rencor dentro, en algunos aspectos más
rencor aun que su hermano, y Derek le había enseñado que la fuerza podía valer
para dominar a las personas. Por eso Chris apreciaba mucho los esfuerzos de su
hijo por dominarse, y quería que él lo supiera, para motivarle a seguir
haciéndolo.
- No es justo, papá.
- Lo sé, tesoro.
Muchas cosas que te han pasado no son justas, pero tal vez por fin puedas tener
algo de justicia. Justicia, que no venganza. Así…así es como tiene que ser.
Estuvo bastante rato
hablando con Peter, explicándole cómo era exactamente un juicio, el protocolo,
y demás detalles que ultimarían de todas formas con un abogado la semana
siguiente. Luego los dos bajaron a la planta baja, y él y sus hijos disfrutaron
de un tiempo juntos antes de que tuviera que irse a "patear
demonios", como decía Nick.
Jugaron a un
videojuego de música, y sorprendentemente Peter perdió y con una gran
diferencia, además. Leo le gastó alguna broma, y Peter supo encajarla. Chris
pensó que su hijo estaba distraído, tal vez preocupado por lo del juicio. En
cualquier caso, siguió perdiendo partida tras partida. Nick hacía equipo con
él, y acabó por picarse.
- Todo el día dando
la murga con la guitarra y ahora eres incapaz de jugar a esto. ¿Qué rayos te
pasa, Peter?
- Leo es mejor que
yo, sólo eso.
- Y un cuerno. Eres
un inútil, tío.
Peter abandonó el
tono distendido y todo atisbo de broma, y le taladró con la mirada.
- No me llames eso.
Tú no.
- ¿Por qué no, si es
la verdad? Eres un manta y un inútil.
Chris no entendía
por qué a Peter le molestaba tanto que le llamara aquello, cuando estaban de
broma. Supo ver que Derek le hablaba así en ocasiones, porque Peter se lo había
dicho alguna vez, pero sabía que su hijo podía diferenciar una broma de un
insulto. Aun así, en vista de que le molestaba decidió intervenir para
apaciguar los ánimos, ya que Nick parecía no haber comprendido hasta qué punto
aquello ofendía a su hermano.
- Nick, anda,
déjale.
- ¡Pero si ahora no
he hecho nada! ¡Sólo estábamos jugando! No he hecho nada malo.
- Y yo tampoco te he
regañado. Sólo digo que dejes a tu hermano tranquilo. Qué susceptible eres,
hijo.
- Para susceptible
él, que no acepta ni una puñetera broma. Y tú siempre te pones de su lado.
- Aquí no hay lados,
Nick. A tu hermano le ha molestado la broma, y te he dicho que lo dejes. Punto.
No hagas un mundo de una tontería, y vamos a seguir jugando.
- ¡Yo ya no quiero
jugar con él! – dijo Nick, y tiró el mando de mala manera. Chris no pudo evitar
pensar que aquello era muy infantil, pero evitó decirlo porque aquél era el
punto en el que un Nick "picado" se convertía en un Nick enfadado que
no controlaba su carácter. Sin embargo, Leo no fue tan prudente.
- No seas tonto,
Nick. ¡Para una vez que gano yo! Si quieres cambiamos los equipos, y tú te
pones con papá, pero no estropees el juego.
- ¡Tampoco quiero
ponerme con papá!
- Bueno, pues te
pones conmigo. De verdad, qué cansino eres.
- Tampoco quiero
ponerme contigo, enano. Sois los tres iguales.
- ¿Iguales en qué?
Nick, no tienes motivos para estar molesto. Ponte con Leo, y juguemos – dijo
Chris, sin saber si reírse o si enfadarse ante el espectáculo de niño de cinco
años que estaba viendo.
- Ponte tú con Leo y
que Peter pierda sólo.
- Oye, Nicholas, ya
vale ¿no? – dijo Peter que llevaba un rato en silencio – Papá se va en dos
horas y tú estás aquí haciendo el idiota. Estábamos pasando un buen rato.
- Y yo lo he
estropeado ¿no? ¿Es eso lo que quieres decir? – dijo Nick, fulminándole con la
mirada. Se acercó a Peter y le empujó – Yo lo estropeo todo ¿no?
- Eso lo has dicho
tú, no yo. Y no me empujes.
- Te empujo si
quiero – replicó Nick, y le empujó otra vez.
- Chicos, basta –
dijo Chris en tono tajante, con la triste intuición de que no iban a hacerle
caso. Efectivamente Peter le devolvió el empujón a Nick, y así empezaron a
pelearse. Chris les separó con algo de esfuerzo. – Dije que basta. Se acabó la
videoconsola. Disculparos ahora mismo.
- Lo siento, Nick –
dijo Peter, y luego miró a su padre con ojos tristes – Lo siento, papá.
- No más peleas –
dijo Chris, dándole un único azote sobre el pantalón. – Y no me gusta repetir
las cosas. Digo que paréis y vosotros paráis.
- Sí, papá. – dijo
Peter, agachando la cabeza. Siempre le daba mucha vergüenza que le castigara
delante de Leo. Al fin y al cabo era su hermano mayor. Chris puso una mano en
su hombro, amistosamente.
- Está bien, Peter.
Nick, aun espero que te disculpes con tu hermano. Le he regañado a él, pero la
culpa es tuya. Has sido tú el que le ha atacado primero.
- Claro, ¡la culpa
siempre es mía! – protestó Nick.
- No te he dicho que
te hagas la víctima: te he dicho que te disculpes.
- ¡Y yo que te metas
tu disculpa por el…! – empezó Nick.
- A tu cuarto. –
cortó Chris, autoritariamente. Nick aun tuvo la estúpida idea de ir a
contradecirle, pero Chris se puso un dedo en el labio, mandándole callar. – He
dicho que a tu habitación. Ahora. Se ha acabado la tontería.
Nick se fue, y en el
salón hubo un silencio tenso, que contrataba con las risas de hacía unos
minutos. Leo vaciló antes de acercarse a su padre, puesto que estaba enfadado,
pero al final le tiró de la manga.
- Papi, ya que has
dicho que no podemos seguir jugando…¿puedo ir con Peter a pasear a Ariel?
- Sí, Leo, puedes.
Tal vez sea lo mejor. No tardéis mucho que enseguida vamos a cenar.
Esperó a que se
fueran, y luego subió a hablar con Nick, intuyendo que aquello iba a acabar
mal. Y por desgracia tenía muy buena intuición para eso. Efectivamente al
entrar al cuarto de Nick lo vio más desordenado que de costumbre, con cosas por
el suelo, papeles….: el huracán había pasado por ahí. En un ataque de ira, Nick
lo había tirado todo. De hecho, justo cuando entraba estaba arremetiendo con su
estantería. Nick le miró, desafiante. Chris le sostuvo la mirada.
- No tires ese
libro, Nicholas.
Nick dudó un poco,
pero finalmente tiró el libro al suelo y le dio una patada. Era como si le
dijera "esto es lo que opino de lo que me digas".
- Enhorabuena por tu
record de hoy, hijo. Nunca he castigado a nadie cuatro veces en un día. Parece
que llevas todo el día intentando colmar mi paciencia, pero no te preocupes que
por fin lo has conseguido. Bájate los pantalones – le ordenó, y esperó a que
obedeciera, pero Nick se limitó a mirarle muy cortado - ¿Qué ocurre? ¿Te da
vergüenza bajarte la ropa pero no tener rabietas de niño pequeño, faltarme al
respeto OTRA VEZ, pelearte con tu hermano y hacer ESTO en tu cuarto?
- Es mi cuarto ¿no?
¡Que más te da lo que haga!
- ¡Mientras vivas en
mi casa no romperás tus cosas, que en realidad son las mías porque las he
pagado yo! - dijo Chris. Odiaba usar las típicas frases de padre. Era algo que
se había propuesto no hacer hacía mucho tiempo, pero en algunas ocasiones era
inevitable. Aun así, quiso matizar. – También es tu casa, Nick, y por eso
deberías cuidarla. Comprarte cosas es para mí un placer, hijo, y son tuyas
porque las compro para eso, pero no puedes arremeter con todo por un enfado.
- Arremeto contra lo
que me da la gana.
Ahí estaba él,
intentando ser amable y endulzar aquello de "mi casa, mis normas" y
Nick le respondía así. Debía de quererle mucho porque si no, no entendía cómo
es que no le estaba estrangulando.
- No te voy a
permitir que lo hagas.
- "No me vas a
permitir". ¿Qué, te sientes mejor amenazándome? ¡No me asustas!
- No, hijo, eso no
era una amenaza. – dijo Chris, con voz muy calmada, pero fría y peligrosa. -
Cierra la boca y bájate los pantalones si quieres sentarte en las próximas
semanas. ¿Lo ves? Eso sí era una amenaza. ¿Captas la diferencia?
Nick abrió mucho los
ojos y no dijo nada. Chris se dio cuenta una vez más que su hijo cumplía a la
perfección lo de "mucho ruido y pocas nueces". Mucho gritar, mucho
hacerse el machito, pero era inofensivo. Pese a lo que hubiera dicho, sí que
estaba asustado, y por eso Chris tuvo algo de consideración con él.
- No me tengas
miedo. – le dijo. Se acercó a él, y para acabar ya con aquello le bajó el
pantalón. – Nunca va a dolerte durante semanas. Ni siquiera durante horas, si
me apuras. Ahora ven aquí, y deja de hacer el tonto.
Nick dejó que tirara
de él y que le pusiera sobre sus rodillas. Una vez allí, Chris le bajó también
los calzoncillos. Orbitó el cepillo y comenzó el castigo.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
- No puedes pelearte
con tu hermano, y mucho menos sin motivo. Él se tomó mal tu broma, ya sabemos
que es hipersensible. Si tú no le hubieras dado importancia todo se habría
quedado ahí.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Nick comenzó a
llorar, y quiso levantarse, pero Chris no le dejó.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
- No puedes faltarme
al respeto y esto es algo que me estoy cansando de repetir. Si te digo que te
disculpes te disculpas, y no me sugieres obscenidades.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Nick se quejaba con
gemidos y protestas sonoras.
- Y no puedes pagar
tu enfado con tus cosas.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK
- Papá, ya no más.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK
Chris dejó el
cepillo, y le dejó llorar, pero Nick se levantó, estiró la camiseta para
cubrirse, y se frotó el trasero, desecho en llanto.
- Hoy ya te he visto
llorar demasiado, cariño, pero pareces empeñado en hacer las cosas mal. Ven que
te de un abrazo, anda.
- ¡No! ¡No quiero
que me abraces!
- ¿Por qué no,
cielo? Anda, ven, no llores.
- ¡Déjame en paz!
¡Te odio!
Chris se quedó
congelado por estas palabras, que le tomaron totalmente por sorpresa. Por eso
no le impidió salir corriendo de la habitación, pero luego fue tras él,
intentando ignorar el latido acelerado de su corazón, que parecía vibrar con el
miedo de que su hijo le odiara de verdad. Le costó mucho encontrar a Nick. Si
fuera Peter le hubiera buscado debajo de alguna cama, o en algún rincón
pequeño. Pero Nick parecía haber desaparecido de la faz de la tierra. Hasta que
oyó un estornudo, y supo que estaba dentro del armario de la habitación de
Peter. Abrió las puertas del mueble y ahí le encontró.
- ¿Por qué te
escondes de mí? – le preguntó. – Vamos, sal de ahí, lávate la cara, recoge tu
cuarto y hablemos ¿quieres?
- ¡No, no quiero!
¡Quiero que te vayas!
"Pues sí, sí
que me odia".
- Vale, Nick, pero
tienes que salir de ahí. Y tienes que recoger tu cuarto.
- ¡Recógelo tú si
tanto te importa!
- No, yo no lo he
tirado todo.
- ¡Te odio! –
insistió Nick.
- Sí, ya lo has
dicho, y lo has dejado claro. Yo a ti no. Yo te quiero. Pero aun así tienes que
recoger tu cuarto.
Chris le sacó del
armario haciendo algo de fuerza. Nick aún estaba llorando. Se cruzó de brazos
en plan "no voy a hacerlo" y se sentó en la silla de Peter pero se
levantó inmediatamente, tocándose el trasero con dolor.
- Nick cariño, aun
te duele. Anda, deja que te abrace.
Alguien orbitó en
ese momento justo cuando Nick le estaba respondiendo. Era Leo, el padre de
Chris, que venía como la noche anterior a proteger a los chicos mientras él se
iba al inframundo.
- ¡Que no quiero tus
estúpidos abrazos! ¡Quiero que te vayas, que me dejes sólo, y que te atropelle
un tren!
- Cuantos buenos
deseos – dijo Leo, justo detrás de Nick, que casi sufre un infarto masivo antes
de girarse – Espero que tengas un buen motivo para decirle todo eso.
- Sí, que es
imbécil, que le odio, que…
- Que le he
castigado – respondió Chris por él, ignorando la sarta de insultos que Nick
seguía echando contra él.
- Caray, ¿te han
castigado y aun te quedan ganas de hablar así? No han debido de dejarte muy
claro el mensaje ¿no? Si tengo que repetírtelo yo vas a llorar, pero con
motivos. – le dijo Leo.
He ahí otra
"frase de padres" que Chris odiaba con todas sus fuerzas. A Nick
tampoco pareció gustarle demasiado.
- Abu…
- No, nada de
"abu". El que te quería consolar era él, pero por lo visto "no
quieres sus abrazos", así que ahora te aguantas. Y que sea la última vez
que deseas que sufra un accidente. Verás tú cómo te sientes si llega a
cumplirse.
Entonces, como
efecto de esas palabras, Nick pensó que Chris iba a irse a cazar demonios y que
lo último que él le había dicho es que le odiaba y que ojalá se muriera. Se
imaginó que su deseo se cumplía y que uno de aquellos seres, tal vez uno como
el que les atacó en Navidad en su cocina, acababa con él. Volvió a ver a su
padre en el suelo, con el pecho ensangrentado, sólo que se imaginó que esa vez
la magia de Leo no podía hacer nada para curarle. De pronto Nick empezó a
sentirse mal, a un nivel físico, y tuvo que ir al baño. Chris le siguió y llegó
justo para ver cómo vomitaba.
- Eh, bebé ¿estás
bien?
Nick sollozó y se
abrazó a él, y siguió llorando y no sabía qué hacer salvo abrazarle y seguir
llorando.
- Papi…- le dijo.
- ¿Qué? – preguntó
Chris con voz dulce, apartándole el pelo de la cara, y sonriendo un poco porque
le llamara "papi".
- ¡Lo siento! Papi,
lo siento, lo siento, lo siento.
- Sssh, Nick, ya
está. Tranquilízate, hijo.
- Lo siento, lo
siento, lo siento, lo siento.
- Ya, cariño, vale,
no pasa nada, todo está bien. Shh.
Nick soltó otro sollozo.
Se oyó el sonido de la puerta principal: Peter y Leo debían de haber vuelto.
- Peter jamás te
hubiera dicho eso – se le ocurrió a Nick, de pronto.
- Peter ya me lo
dijo una vez. Me dijo que me odiaba. Y no era cierto, igual que sé que no era
cierto cuando me lo has dicho tú, ni cuando Leo me dice que ya no me quiere.
- Pero ellos nunca
te han dicho que ojalá te mueras. Papá, lo siento.
- Vas a gastar esas
palabras, cariño. Ya está. Te perdono ¿vale?
- No, no vale. No
puedes perdonarme, ésta vez no. Yo…yo…
Nick sólo lloró
durante los segundos siguientes. Chris oyó que su padre hablaba con Peter y Leo
y le agradeció mentalmente que le diera un poco de tiempo para solucionar
aquello.
- Tú estabas
enfadado porque te he castigado. A nadie le gusta que le den unos azotes. No
espero que me sonrías y me des un abrazo. Me encanta cuando lo haces, pero
sabía que algún día podías reaccionar así.
- Pero es que mi
enfado no tenía sentido. Ni siquiera me habrías castigado si hubiera seguido
jugando tranquilamente.
- Me alegra que lo
hayas entendido, cariño. Hoy has tenido un día muy difícil ¿verdad?
- Porque yo me lo he
buscado. Y tú me has perdonado una y otra vez. Y yo te he dicho que te odio. Lo
siento…Y si…si te llega a pasar algo…yo…yo…No sólo no te odio sino que…que te
quiero tanto…
- Y yo te quiero
más, corazón. Vamos, deja de llorar.
- ¿Cómo? ¿Cómo
puedes quererme después de lo que te he dicho?
- Yo siempre te voy
a querer, Nick. Incluso en el momento en el que me veas más enfadado, párame,
pregúntame si te quiero, y te diré que sí. Te quiero cuando eres dulce y cuando
te pones sentimental. Te quiero cuando te pones a gritar y cuando colmas mi
paciencia. Te quiero al levantarme, al acostarme, al sonreírte, al regañarte.
Te quiero, y si algún día tú me dejas de querer a mí, yo te seguiré queriendo.
Nick lloró en
silencio durante un rato más, y luego se separó de su padre.
- ¿De verdad?
- Nunca he sido más
sincero en la vida.
- ¿Con todo lo que
he hecho y dicho?
- Yo he llegado a
decirle cosas peores a mi padre…
- Eso es cierto –
dijo Leo, entrando en ese momento. – Dios, menos mal que ya dejaste atrás la
adolescencia. Aunque a veces tengo mis dudas.
- ¿Disculpa? – dijo
Chris, con voz de indignación.
- Lo que oyes, señor
Yo-puedo-resolver-todo-sólo. Y ahora quita, y déjame abrazar a mi nieto.
- Abu, le he dicho
algo horrible – dijo Nick, aceptando su abrazo.
- Bueno parece que
ya te ha perdonado ¿no?
- Pero porque él me
lo perdona todo…
- Pues esa suerte
que tienes. Ale, deja de llorar, grandullón.
- No puedo. No puedo,
abu.
- Te ha dado con lo
de "abu" ¿eh? Que me lo diga Leo vale, pero que me lo digas tú es
peloteo en toda regla – le dijo y Nick soltó una media sonrisa triste - ¿Ves
como sí puedes? Ya está, no más lágrimas.
Nick hizo por
recomponerse y se lavó la cara.
- ¿Podemos borrar el
día de hoy? – preguntó con voz triste. Chris le dio un beso en la cabeza.
- Borrado.
Nick le abrazó otra
vez, y luego fue a recoger su habitación.
- Jesús, ¿qué ha
pasado aquí? ¿Un huracán? – preguntó Leo, al ver tanto desorden.
- Sí, eso ha debido
de ser – comentó Chris, como si no supiera el motivo, dispuesto a llevar a su
última instancia lo de "borrón y cuenta nueva". - Voy a encargarme de
la cena, enseguida vuelvo.
- Papá, yo no tengo
hambre…
- ¿De verdad? ¿Ni
siquiera para cenar pizza? – preguntó Chris, con la certeza de que no se
negaría a comer eso. A Nick siempre había que presionarle para comer cuando
estaba triste.
- Tampoco quiero
pizza. De verdad. Sólo quiero irme a dormir.
Chris le miró,
preguntándose si debía insistir. Tal vez no, sobre todo si iba a significar
otra discusión.
- Como quieras.
Le dejó para que se
pusiera el pijama, y luego se quedó con él hasta que se quedó dormido. Cenó con
Peter y con Leo, y se despidió de ellos para ir a su segunda noche de expedición.
A eso de la mitad de
la noche, Nick se despertó, entre sudores. Se levantó de la cama y buscó a su
abuelo, que tampoco estaba durmiendo. Su abuelo le miró con atención.
- ¿Nick? – preguntó,
intentando diferenciar cuál era el gemelo que tenía en frente.
- Sí. – respondió él
y se mordió el labio.
- ¿No puedes dormir?
El chico negó con la
cabeza y fue directo al grano.
- ¿Y si le pasa
algo? ¿Y si no vuelve? ¿Y si el último recuerdo que tiene de mí es el de
gritarle que le odio y ojalá le atropellen? Abuelo, me siento tan mal.
Leo le abrazó.
- No va a pasarle
nada, va a volver, y sabe que no lo decías en serio.
- ¿Me puedo quedar
aquí contigo?
- Sí. Pero intenta
dormir, que mañana tienes clase.
Nick durmió algo,
malamente, pero cuando llegó Chris estaba despierto. Empezaba a distinguir el
leve sonido como de tintineo que se producía cuando alguien orbitaba, así que
salió corriendo, le buscó, y se tiró a su cuello.
- Te quiero, te
quiero, te quiero. No tendría que haber dejado que te fueras sin decírtelo. No
tendría que haber dejado que te fueras.
- Vale, Nick, yo
también te quiero, pero déjame respirar. ¿Qué hora es?
- Las cinco.
- ¿Y estás
despierto? Te quedan dos horas para dormir.
- ¿Puedo dormir
contigo?
- Yo no voy a
dormir….Voy a darme una ducha. Pero puedes esperarme en mi cama, si quieres.
- Pero no tardes.
Cuando Chris terminó
de hablar con su padre y de ducharse, y fue a su cuarto, Nick ya estaba
dormido. Le dio un beso en la frente y se durmió nada más tumbarse. Al
despertar, cuando sonó el despertador, tuvo claras tres cosas:
1) A Nick no le
despertaba ni una manda de mamuts, porque el chico seguía despatarrado,
durmiendo.
2) Él necesitaba
dormir como veinte horas seguidas.
3) Tenía mucho
trabajo por delante, porque gracias a esa noche sabía que la mitad del
inframundo estaba esperando una orden de Barbas para atacar a su familia. El
motivo aún se le escapaba, pero quedaba claro que iba a por sus hijos y sólo a
por ellos.
4) Su casa iba a
convertirse en un campamento de seguridad, y sus hijos iban a odiarle por eso.
Pero valdría la pena si con ello lograba mantenerles con vida.
5) Por si acaso, iba
a devolverle sus poderes a Leo. Pero para eso esperaría lo máximo posible. Se
negaba a aceptar que iba a correr tanto peligro.
Nick aún estaba
mimoso y sensible cuando le despertó. Aquella mañana fue un verdadero angelito.
No sólo no dio problemas, que difícilmente podría darlos cuando solo tenía que
vestirse y desayunar, sino que no dejaba de mirarle, y de sonreírle, y de ser
dulce y cariñoso. Les dejó en el colegio, y Nick casi le rompe de un abrazo. Al
final, se lo tuvo que decir:
- Nick, me encanta
que me abraces, y que me digas que me quieres, pero no estoy enfadado, mi amor.
Ayer no pasó nada ¿recuerdas? Lo hemos borrado. Se fue del calendario.
Nick le miró con
agradecimiento.
- ¿Eso quiere decir
que no tengo que disculparme con el profesor de Lengua?
- Me temo que la
pérdida de memoria sólo funciona entre tú y yo. Ese hombre se acuerda de todo,
así que sí, te tienes que disculpar.
- Jo.
- Nick…- dijo Chris,
poniéndose más serio, pero interiormente estaba encantado de que Nick volviera
a la normalidad.
- Vale, vale. Será
la mejor disculpa que haya oído en su vida.
La mejor quizá no
fuera, pero sí fue bastante buena. Nick realmente quería reparar todo lo que
había hecho mal el día anterior. Así se lo dijo al profesor. Le dijo algo así
como que no podía retroceder y cambiar lo que había dicho, pero que intentaría
reparar su error. Le pidió perdón varias veces, y le aseguró que no volvería a
repetirse. Al final, el hombre debió de quedar contento, porque aceptó sus
disculpas y firmó la nota de su padre. Nick se tomó eso como el comienzo de lo
que para él era un largo proceso para lograr que Chris volviera a estar
orgulloso de él, aunque si le hubiera preguntado hubiera sabido que nunca había
dejado de estarlo.
N.A.: La canción es
Mean de Taylor Swift.
A MÍ HERMANASTRA MAYOR LE DIGO SOY UN ADOLESCENTE REBELDE LISURIENTO Y MALCRIADO Y TÚ ERES UNA MALDITA PUTA BARATA NO ERES NADIE PARA DECIRME QUE HACER MÍ HERMANASTRA MAYOR ME PONE DE RODILLAS Y ME DA LAS PRIMERAS CACHETADAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF MOJA SUS MANOS YO LE DIGO CREE Q TE TENGO MIEDO TUS CACHETADAS NO ME DOLIERON PEGAME MÁS FUERTE MI HERMANASTRA MAYOR ME AGARRA A CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFF MI HERMANASTRA MAYOR ME DICE MOCOSO MALCRIADO SI LAS BOFETADAS Q TE DI TE DOLIERON las BOFETADAS Q TE VOY A DAR TE VAN ARDER SE PONE SUS GUANTES DE GOMA Y CON SUS MANOS ENGUANTADAS ME REVIENTA LAS DOS CARAS A CACHETADAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF SUS MANOS ENGUANTADAS se ESTRELLAN EN MIS DOS CARAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF antes de REPONERME MI HERMANASTRA MAYOR MOJA SUS MANOS ENGUANTADAS Y CON TODAS SUS FUERZAS ME REVIENTA EL HOCICO A CACHETADAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF
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