Chapter 82: Hermanos
N.A.: Me voy de
monitora de campamento desde éste Viernes 28 hasta el 7 de Julio. No creo que
me de tiempo a actualizar mañana (aunque quién sabe) así que puede que esto sea
una despedida momentánea. Paz y amor. Disfrutar de las vacaciones, quien las
tenga ;)
Muchas gracias por
vuestras reviews, mensajes de ánimo, deseos de que me ponga buena (estoy mucho
mejor ^^) y deseos de muerte para Barbas xD isami87, NickPeter lover, nekitatwilight,
noneWinchester... fue un subidón leeros :D
¡Nos leemos a mi
vuelta!
REALIDAD 1
Aquél
"encantado, Peter" simbolizó una línea. Un punto en el que había un
antes y un después. Peter se dio cuenta de que lo precipitado de los
acontecimientos no le había permitido imaginar lo que iba a ser su vida en el
futuro inmediato. Una vez Chris supo quién era él, Peter ya no tenía que
esconderse. No tenía que fingir ser otra persona. Y no estaba atado con cadenas
en el subsuelo más estéril, como había estado los últimos tres meses. Así que
para él, aquello fue una notable mejoría.
Quizá por eso
decidió intentar jugar a su juego. Ser el "niño bueno" que Chis
quería que fuera. Ya no por aparentar ser quién no era, sino por intentar
encajar allí. Probó un estilo de vida que no conocía, que no le gustaba…Pero
Peter siempre se había adaptado bien a los cambios. Su vida, al fin y al cabo,
había sido un cambio continuo. Era hasta… divertido. Se entretenía al ver lo
diferente que era ese mundo al suyo y sobre todo al crispar a Chris. Decidió
convertirlo en un deporte: una especie de "a ver cuánto aguanta
Christopher". Empezó aquella misma tarde:
- Tesoro, baja los
pies de la mesa – pidió Chris, antes de poner una película, que iba a ser el
plan familiar para aquél día. Los chicos estaban muy fríos entre sí. Leo y Nick
parecían pensar que estaban con un extraño, lo cual era bastante cierto así que
Chris estaba buscando formas de acercarles un poco. Los pies de Peter estaban
en la mesa de cristal y aparte de que aquello no era una forma correcta de
estar sentado, impedía el paso. Por eso le pidió que los bajara. Peter lo hizo,
con exasperante lentitud. Entonces, segundos después: - Peter, deja que se
sienten tus hermanos.
Peter se había
tumbado en el sofá cuan largo era, impidiendo más ocupantes. Lazó una ceja como
diciendo "¿mis hermanos?" pero no dijo nada. Siguió con su juego de
"pequeñas cosas que sacan de quicio a Chris" y encogió las piernas,
apoyando los pies en el sofá con las deportivas aun puestas.
- Peter, si vas a
poner los pies en el sofá, descálzate.
Peter sonrió. Chris
empezaba a sonar exasperado. Peter obedecía, con su mejor cara de "no voy
a dar problemas" pero se lo estaba pasando muy bien. Aunque se estaba
quedando sin ideas…Mmm… Cogió las palomitas y en vez de comérselas, las engulló
con malos modales haciendo que más de la mitad se cayeran al suelo.
- Peter, ten más
cuidado. – dijo Chris, con un suspiro, y Peter notó que eso le molestaba.
Probablemente porque todo lo que ensuciara luego tendría que ser limpiado, así
que decidió ir por ahí, y empezó a tirarle palomitas a Nick.
- ¡Ay!
- Tío, esto no duele
– dijo Peter, y siguió.
- No, pero me
molesta. ¿Quieres parar, imbécil?
- Imbécil tu puta
madre.
Pese a lo
"elevado" de los insultos, aquello para Peter era una conversación
amistosa habitual con su hermano, como si fueran insultos suaves y de broma.
Nick, ni lo vio así ni tenía esa actitud.
- ¡O la tuya,
subnormal!
- Nicholas, o
cambias de actitud o vemos la película sin ti – intervino Chris, y la boca de
Nick se abrió, con sorpresa e indignación.
- ¿Yo? ¿Si
"yo" no cambio de actitud? ¿Pero tú le has oído? ¿Le has visto? Actúa
como si fuera el rey del salón y…¡ha empezado él! – protestó.
- "Ha empezado
él". Muy maduro, Nick. – reprochó Chris.
- ¡Para inmaduro él,
que no sabe sentarse ni comer sin hacer el guarro!
Nick no se lo podía
creer. ¿Chris defendía a ese imbécil? ¿Defendía a ese usurpador desconocido
antes que él? Chris les había dicho todo eso de "vamos a tratarle como si
fuera de la familia" y "esto no es fácil para él" pero Nick no
se lo tragaba. Él quería a su hermano, y no a ese sucedáneo idiota
robafamilias. Además, Amy le había curado el labio, pero aun lo tenía hinchado
y le dolía.
Chris fue consciente
de que, aparte de que no habían empezado con muy buen pie, Nick repelía a ese
Peter porque "no era su hermano". Así que intentó hacer aquello por
la vía diplomática:
- Dale tiempo –
dijo, como si Peter no estuviera allí. – Esto le cuesta. No sabe lo que está
bien y lo que está mal…
Peter frunció el
ceño, y aunque había disfrutado al ver como Chris se ponía de su parte, decidió
intervenir.
- Christopher, yo sé
perfectamente lo que está bien y lo que está mal. En mi mundo no somos tontos,
ni las palabras tienen un significado diferente. Sé que robar está mal, por
ejemplo. La diferencia es que nosotros aspiramos a hacer cosas malas, y
vosotros a hacer cosas buenas. Sé que está mal y aun así lo hago, porque hacer
algo malo en mi mundo es bueno ¿entiendes?
Chris le miró con
mucha atención.
- Pues aquí, hacer
algo malo, es malo.
- Es por eso que aún
no te he quitado el reloj, por ejemplo.
- Oh, gracias por tu
increíble amabilidad – dijo Chris, sin poder reprimir el sarcasmo. Peter
sonrió, con malicia.
- De nada. – replicó
con descaro, y le tiró otra palomita a Nick.
- No hagas eso: a tu
hermano le molesta.
- Sé que le molesta:
por eso lo hago.
Chris respiró hondo.
Como ese chico se quedara mucho tiempo por allí iba a tener que apuntarse a
clases de relajación. Y encima, no sólo tenía que aguantar a "Don malos
modales", sino también a un enfurruñado Nick. Chris sabía que aquello iba
mucho más lejos de que Peter fuera "un poco molesto". Nick estaba enfadado
porque quería a su hermano de vuelta y quería saber, como él mismo, lo que
había pasado. Definitivamente, Chris no podía quejarse: "enfurruñado"
era un estado de ánimo demasiado positivo para lo que Nick debía de estar
sintiendo.
- ¿Vas a poner ya la
estúpida película? – preguntó Peter.
- Cuando baje Amy.
- ¿Y qué le lleva
tanto tiempo a esa imb…adorable mujer? – protestó Peter, autocorrigiéndose ante
la mirada asesina de Christopher.
- Sin insultar – le
recordó. Ya le había dejado pasar demasiadas malsonancias. – Amy bajará cuando
pueda. Se está dando un baño y nadie va a meterle prisa.
Justo en ese momento
la mujer bajó, con el pelo mojado.
- ¡Por fin! Las
mujeres son unas tardonas. – resopló Peter. Chris le miró mal, pero no dijo
nada.
- En los días que
llevo conviviendo con cuatro hombres puedo decirte que vosotros tardáis más. –
replicó Amy, con una sonrisa, terminando de bajar las escaleras.
- Será en tus
sueños. Entre depilarse y demás gilipolleces…
El tono de Peter
hacia ver que iba más en serio que en broma. Chris se puso alerta, pero Amy
seguía de buen humor.
- ¡Pero si tú
también te depilas! – replicó con un risita. Peter, Nick, y el propio Chris
eran de esos chicos que prefieren tener la piel lisa. Claro que ellos usaban
cuchillas y no cera, pero no por eso tardaban menos, llegado el caso.
- ¿En serio? ¿Aquí
hacéis eso? – preguntó Peter, con incredulidad. Él no lo hacía - ¡Panda de
maricones! Cachorros, paz y amor, comer verdura como los conejos, sesiones de
estética…Me pregunto si el otro Peter no será una chica después de todo…
Antes de que Chris
pudiera abrir la boca, Nick le asestó un puñetazo a Peter.
- Te lavas la lengua
antes de hablar mal de mi hermano.
- ¡Basta! – replicó
Chris, al ver que Pete iba a contraatacar – En vista de que no sabéis estar
tranquilamente en una misma habitación, no hay película.
- ¡Pero papá!
- No protestes, Nick
que te mereces algo peor por golpear a tu hermano.
- ¡No es mi hermano!
– gritó Nick.
- ¡He dicho que
basta, Nick! – ordenó Chris, al que esa frase no le gustó nada en absoluto. –
Si tengo que repetirlo hablaremos arriba ¿entenido?
La amenaza era
bastante clara. Nick dudó sobre si replicar, u obedecer, pero finalmente
decidió quedarse en silencio, aunque fulminó a Chris y a Peter con la mirada,
turnándose para asesinarles a ambos con los ojos.
Leo había estado muy
callado, en su rincón del sofá, pero en ese momento intervino.
- Papi, por favor,
vamos a ver una peli. – pidió, con su voz más infantil, y entonces, incómodo en
su asiento, se levantó y caminó hacia Peter, que solía ser su asiento portátil.
Sin pedir permiso, como acostumbraba, se sentó encima suyo. Peter se quedó
congelado al ver que le estaba tocando. Chris tuvo miedo de que le apartara de
un empujón, pero el chico se limitó a ponerse rígido, y esperar.
- ¿Qué haces?
- Sentarme
- ¿Por qué?
- Eres cómodo. –
dijo Leo, encogiéndose de hombros. - ¿Podemos ver una peli? – volvió a pedir,
mirando a Chris.
- Si tus hermanos se
comportan…
- Él no es mi
hermano – dijo Leo, haciéndose eco de las palabras de Nick, pero él habló sin
ira. – Pero se parece mucho y es igual de cómodo.
Dicho esto, se echó
para atrás y se apoyó en el pecho de Peter. El chico le miró con la boca
semiabierta. Lentamente levantó un brazo y envolvió a Leo con él. Estaba
alerta, tenía la respiración agitada pero por alguna razón, no había hecho que
el niño se quitara de encima.
- Es tan confiado… -
dijo Peter, en voz alta, sin darse cuenta. Le fascinaba la facilidad con la que
el niño se acurrucaba sobre él, indefenso pero a la vez sintiéndose seguro, como
si supiera que él no iba a hacerle daño. No presuponía que sólo sabía molestar,
como aquél Nick, ni le daba el coñazo, como Christopher. Definitivamente, ese
niño era el que mejor le caía de su "familia temporal".
Y así, vieron la
película: Leo encima de Peter, sentado lo más alejado posible de Nick. Y Amy
acurrucada junto a Chris, compartiendo los dos un solo sillón.
- ¿Peso mucho? –
preguntó ella, hacia la mitad, dado que estaba encima de él.
- En absoluto.
- Si quieres me
quito…
- Como que yo voy a
dejarte – dijo Chris, y la acarició el brazo.
- ¡SSSh! – dijeron
Peter y Nick a la vez, los dos echados para adelante, absorbidos por una
película que les gustaba mucho. Chris sonrió. Sin darse cuenta, esos dos por
fin estaban de acuerdo en algo, desde que Peter había llegado. La sonrisa no le
duró mucho sin embargo, y suspiró.
- Ven – susurró, al
oído de Amy, y la dio un beso tierno – Vamos a hablar.
Ella le siguió, y
fueron a la cocina.
- Tú dirás.
- En el fondo, Nick
tiene razón ¿sabes? No sé por qué me esfuerzo en hacer como que todo está bien.
Nada está bien. Mi hijo está quién sabe dónde y su doble maligno está sentado
en mi sofá.
Amy se tomó su
tiempo para responderle. Caminó hasta la nevera, sacó un poco de zumo, y sirvió
dos vasos. Caminó hacia Chris para entregarle uno.
- ¿Y qué sugieres?
¿Abandonar al pobre crío a su suerte? No sabes por qué está aquí, pero por lo
que me has contado, no "se le permite" decírtelo, de lo que se puede
deducir que está aquí contra su voluntad. Aun se me escapan las sutilezas de la
magia, pero creo que las probabilidades de que se hayan llevado a nuestro Peter
y nos hayan dejado a su copia por casualidad son bastante nulas. Alguien ha
hecho esto y ese mismo alguien puede ir detrás de ese chico que está ahí
sentado. ¿Acaso quieres dejarle tirado, sólo, y a merced de quien esté detrás
de todo esto?
- No, ¡claro que no!
Pero…
- ¿Y acaso ese chico
tiene culpa de que Peter no esté?
- No él no, pero su
padre…
- ¿Ahora eres de los
que culpan a los hijos por los errores de sus padres?
- Amy por favor,
¡parece que no me conozcas!
- Entonces, te
sugiero que dejes de lloriquear. Sí, Peter no está. Sí, es una mierda. Y sí,
vamos a encontrarle. Pero hasta entonces, vamos a cuidar de ese chico. Como si
fuera nuestro.
- ¿Nuestro? –
preguntó Chris, sonriendo un poco, y alzando una ceja. Amy se dio cuenta de lo
que había dicho, y se ruborizó.
- Tuyo – se
corrigió.
- Nuestro – replicó
Chris, y salvó la distancia que les separaba de un paso para darle un beso.
Disfrutaron de unos
momentos a solas hablando y tomando algo, pero la paz se terminó cuando se
acabó la película.
- ¡QUITA TUS
ASQUEROSOS PIES DE MI CARA! – gritó Nick.
- Tío, relájate, no
soy el único al que le huelen los pinreles. – respondió Peter.
- ¡NO ME LLAMES TÍO!
¡TÚ NO PUEDES LLAMARME ASÍ!
- ¿Qué es, alguna
clase de apodo exclusivo de hermanos? He dicho "tío" no "mi
amor".
- ¡ESTOY HARTO DE TI
Y DE TU ACTITUD DE "SOY EL REY DE LA FIESTA". No eres nadie ¿me oyes?
Sólo eres un maldito acoplado, un paria al que mi padre le tiene lástima, y ese
es el único motivo de que te deje estar aquí. ¡PERO YO NO QUIERO QUE ESTÉS!
Se escucharon ruidos
violentos y en seguida Leo entró corriendo a la cocina y se abrazó a Chris.
- Papi, papi ¡se
están peleando! – dijo, algo asustado.
Chris le dio un beso
rápido para tranquilizarle, y le apartó suavemente para volver al salón. Allí
se encontró a sus dos hijos por el suelo. Bueno, a su hijo y a su mediohijo, a
falta de una palabra mejor.
- ¡Eh, vosotros dos,
ya basta!
Ni siquiera supo por
qué se molestó: era evidente que no iban a hacerle caso y efectivamente no se
lo hicieron. Siguieron golpeándose mientras se insultaban. Al tercer "hijo
de perra", Chris sintió que la vena del cuello le iba a reventar.
- ¡DIJE QUE YA
BASTA! – rugió, tan fuerte que se raspó la garganta. Nick dejó de intentar
matar a golpes a su rival, pero Peter no fue tan obediente. Chris ayudó a Nick
a salir de debajo del enfurecido muchacho.
- ¿Qué narices os
pasa? Cada uno a su cuarto, ¡AHORA MISMO!
- No, papi, por
favor…- dijo Nick.
- El tiempo del
"no, papi por favor" ya se ha acabado, Nicholas. Entiendo que esto es
difícil y por eso he tenido paciencia, pero no voy a permitir peleas de gallos.
Arriba. ¡Ahora!.
Nick subió
corriendo, pero Chris aún tenía que forcejear con Peter para que no le
persiguiera.
- ¡Tú también! ¡Te
calmas, y subes a tu cuarto!
- ¡No tengo cuarto!
- Usarás el de
Peter. Ahora ve.
- ¡No!
- No te estaba
preguntando. – gruñó Chris, pero luego suspiró, y recordó que los gritos no
eran el mejor medio para conseguir algo de ese chico. Recordando lo que había
sucedido esa misma mañana (¿por qué todos sus días eran una batalla continua?),
decidió proceder con tranquilidad. – Sube a tu cuarto, Peter – pidió, con
serenidad.
- No, Chris, por
favor…
"Anda, mira,
¡si hasta sabe pedir las cosas por favor!" dijo una voz sarcástica dentro
de él.
- No hay por favores
que valgan, Peter. Te he dado unas normas muy caras y estoy seguro de que las
recuerdas. Además, por lo poco que sé, no hacer daño a la familia es una de las
pocas cosas que son igual en éste mundo y en el tuyo.
Los ojos de Peter se
humedecieron.
- No llores – dijo
Chris, pero no fue brusco, sino dulce. – Vamos, subamos a tu cuarto.
Utilizó el plural, y
le acompañó. Una vez arriba Peter hizo algo curioso: tiró de las mangas de su
chaqueta, como para protegerse las manos, y se abrazó a Chris, con miedo, como
si le quemara, pero a la vez con desesperación. Fue extraño, porque le agarraba
con los brazos, pero tenía el torso alejado, en esa especie de miedo por ser
tocado, pero con la necesidad de que lo hicieran. A Chris le dio mucha pena, y
sintió aún más cuando empezó a llorar. Intentó acariciarle el pelo, pero fue
imposible, así que le acarició el brazo. Por lo visto, las zonas totalmente
prohibidas para ser tocadas eran la cabeza y la espalda. Ahí sí que no había
valentía posible: Peter entraba en pánico directo si le tocaban ahí. Con mucho
esfuerzo, parecía tolerar que el tocaran el brazo. Así que Chris le acarició
lentamente, como de forma artificial al principio, muy forzado todo. Pero al
chico parecía valerle.
Mientras tanto, Amy
tranquilizó a Leo y le puso algo de merendar. Luego, decidió subir al piso de
arriba, aunque con algo de inquietud por lo que pudiera encontrarse. Chris
debía estar con Peter, porque Nick estaba sólo en su habitación. Tras unos
segundos de duda, Amy entró. Nick levantó la cabeza. Esperaba ver a Chris. La
bajó al ver a Amy.
- ¿Qué ha pasado,
cariño?
- Ese capullo me ha
sacado de mis casillas y ahora papá se ha enfadado.
- Puede que yo
también me enfade si sigues hablando así. He oído que os habéis llamado unas
cosas muy feas.
- Amy, no me hables
así, no soy un niño.
- ¿Acaso he dicho
alguna mentira?
- No le he llamado
"cosas feas". Le he insultado. Porque se lo merece. Porque es un
imbécil, y un cabrón y un usurpador de mierda…
Amy le puso la mano
en la boca para silenciarle.
- Tienes razón: le
has insultado. Y no sólo eso: le has golpeado. Que yo sepa son dos cosas que tu
padre no te permite hacer. Así que no empeores tu situación. Yo venía a animarte
un poco, pero si sigues así tal vez consigas que te castigue yo también.
- Tú no puedes
castigarme. – dijo Nick, y Amy dudó por unos instantes. Sinceramente, ella
tampoco sabía si "podía" castigarle. Para empezar, no era su hijo.
Ella empezaba a sentir como si lo fueran, pero no lo eran, y Chris se podía
mosquear aunque algo la decía que era poco probable. Pero además, no estaba
segura de "poder" hacerlo. Ella no quería ni se sentía capaz de
hacerle ningún daño. Aun así, sacudió la cabeza y su voz sonó firme cuando
habló:
- Puedo, si creo que
te lo mereces. Pelearte con Peter de la forma en que lo has hecho es motivo
suficiente para que te muestres aunque sea un poco arrepentido, así que deja de
lado esos humos de gallito.
- ¿Arrepentido? ¿Por
poner a ese idiota en su sitio? ¡De lo único de lo que me arrepiento es de que
papá no me haya dejado machacarle!
- Vale, Nick, está
bien. Ponte de pie, vamos.
- ¿Qué?
- Te he avisado. Esa
no es forma de responder cuando estás metido en problemas. – dijo Amy, y se
sentó en la cama.
- ¿Acaso pretendes
pegarme?
- Lo pretendo, y lo
voy a hacer.
- ¡En tus sueños!
- En los tuyos, si
quieres, pero ahora también.
Nick parpadeó
sorprendido por esa respuesta. Él podía ser deslenguado, pero Amy también era
rápida en sus réplicas, y tenía el mismo punto descarado que él. No se dejó
impresionar.
- ¡Y una mierda!
- Vigila tus
palabras y ven aquí ahora mismo si quieres conservar tus pantalones.
Nick lo pensó bien.
Amy le había pegado cuando golpeó la pared. Fue muy poquito, pero era
suficiente para que Nick pensara que efectivamente ella si "podía
hacerlo". Lo cierto es que daba igual si él creía que podía o no podía:
ella iba a hacerlo igual y Chris seguramente la apoyara. Conservar sus
pantalones era una buena oferta, porque de hecho se iba a morir de la vergüenza
si tenía que quedarse desnudo delante de ella. Así que, por una vez, decidió
ser sensato, y se acercó, aunque algo le decía que se iba a arrepentir.
En la habitación de
al lado, Chris se separó poco a poco de un Peter que parecía algo más calmado.
- Vale, Peter. Luego
me sigues abrazando si quieres, pero ahora…¿qué habíamos dicho sobre pegar a la
gente, en especial a la familia?
Peter se quedó
callado.
- Espero una
respuesta, Peter. ¿Qué dijimos sobre eso?
- Que… qué no se
puede hacer.
- Exacto. Y también
dijimos que no se podía insultar ¿verdad?
Peter asintió,
sabiendo que estaba firmando su propia condena.
- Pero tú lo has
hecho de todos modos. Sabes que esto tampoco está siendo fácil para tu hermano…
- ¡ÉL NO ES MI HERMANO!
- De alguna forma sí
lo es. Pero me da igual lo que le consideres. Un clon, un amigo, un tío que
vive contigo…Sea lo que sea, no puedes pelearte con él. Y voy a ocuparme de que
te quede claro.
Christopher se sentó
en la cama, y tiró de Peter para ponerle sobre sus rodillas. El chico se
estremeció por el contacto y Chris se mordió el labio. ¿Cómo narices lo hacía
el otro Christopher? Le acarició la espalda con circulitos, y cuando le notó
más tranquilo le bajó los pantalones.
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
Peter dejaba salir
el aire con fuerza, y lloraba, pero no gritó.
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT
- Papá, por favor.
Chris se quedó
congelado. Le había llamado papá. Quiso levantarle y darle un abrazo, pero
sabía que no podía hacerlo.
- Nada de peleas, ni
de insultos.
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT
- Ai. No lo haré
más, de verdad, pero por favor, para papá.
Otra vez. Chris se
mordió el labio. ¿El chico lo hacía aposta? Algo le decía que sí, que era un
burdo intento de manipulación, pero estaba funcionando.
- Ya falta poco,
Peter.
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
- Papi…de verdad que
voy a ser bueno… voy a ser como tú quieras…
Chris se detuvo.
Sentía que había sido muy blando, aunque nadie lo diría por la forma en la que
Peter lloraba. Le levantó.
- No tienes que ser
como yo quiera.
- Tú quieres que sea
bueno. Eso es algo que yo no soy.
- ¿De verdad?
Permíteme que lo dude. De todas formas, eso no es ser como yo quiera. Yo te doy
unas normas, y tú las cumples. Dentro de eso, tu personalidad la eliges tú.
- Snif snif ¡Me has
hecho daño!
- Lo siento mucho,
Peter, pero ya sabes por qué lo he hecho.
- Desde que he
venido no has hecho otra cosa que pegarme.
- Eso no es verdad.
Lamento si te sientes así, pero si es por eso, desde que has venido no has
hecho otra cosa que tratar de hacer daño sucesivamente a todas las personas de
esta familia.
- ¡Es Nick el que me
ha llamado paria! ¡Él ha dicho que sólo estoy aquí porque me tienes lástima!
- Pues te ha
mentido. Y de todas formas, no creo que lo dijera en serio. Nick es muy bocazas
cuando se enfada. Si estás aquí es porque quiero que estés, y porque de una
forma mágica y extraña, somos familia. De todos modos mis hijos también son mis
hijos de una forma mágica y extraña. Ya ni me sorprendo.
Mientras Chris
reflexionaba sobre la manera tan peculiar en la que la gente entraba en su vida
últimamente, Amy lidiaba con Nick en la habitación de al lado. El chico se
había acercado a ella y ahora la mujer se encontraba en una de las situaciones
más difíciles de su vida. Sentía que quería salir corriendo, a esconderse en
cualquier lugar. Se arrepentía mucho de las palabras que habían salido de su
boca, porque sabía que ahora tenía que cumplirlo. Definitivamente, el momento
más extraño de toda su vida fue cuando puso a Nick encima de sus rodillas, o
más bien, cuando dejó que él se pusiera. Había sido buena idea sentarse en la
cama. De otra forma jamás hubiera podido sostenerle. La cama soportaba casi
todo el peso del chico. Suspiró, le oyó suspirar a él, y entonces comenzó.
PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS
Se dio cuenta de que
era demasiado flojo, y subió de intensidad.
PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
Nick se había
relajado, pensando que aquello no iba a ser tan malo, pero entonces empezó a
ser más fuerte y supo que no iba a ser un paseo. No sabía contra qué luchaba
más, si contra el dolor o contra la vergüenza.
PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
- Las cosas no se
responden a golpes e insultos, Nick. – regaño Amy intentando que la voz no le
temblara, y le dio un azote que a Nick le pareció especialmente fuerte. Ella
pensaba terminar ahí. Dios, había sido horrible. Pero entonces…
- Vete al infierno.
Amy chasqueó la
lengua. ¿El instinto de autopreservación de Nick estaba estropeado? A veces lo
parecía.
- Veo que aún no ha
quedado claro – dijo, y entonces comenzó de verdad, con fuerza y muy rápido.
PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS
- ¡Ay! ¡No! ¡Lo
siento!
PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS
- Amy ¡lo siento!
PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS
- ¿Qué sientes? –
preguntó ella, cuando creyó que podía hablar sin que se le quebraran las
palabras. ¿Chris se sentía tan horriblemente mal cuando hacía eso? ¿Cómo lo
soportaba?
- Faltarte al
respeto.
- Estoy de tu parte,
Nick. Soy tu amiga, así que no me trates de otra forma. ¿Qué más?
PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS
-
Haber….snif…Haberme peleado con Peter.
"Dios mío.
¿Está llorando? Joder, joder, joder. No puedo hacer esto".
De alguna forma, se
había imaginado que iba a llorar, pero era aún más terrible de lo que había
creído.
- ¿Y qué más? –
preguntó, llorando ella también, silenciosamente.
PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS
Nick no respondió.
Amy se mordió el labio.
PLAS PLAS
- ¿Qué más, Nick?
- Haberle insultado.
- Eso es. No vuelvas
a hacerlo – dijo, y le dejó levantarse. Nick se puso de pie. Lloraba y le
temblaba el labio. De pronto miró a Amy y salió corriendo. Ella decidió no
perseguirle y se quedó sentada en la cama, sintiéndose miserable.
Paralelamente, Chris
intentó abrazar a Peter, pero el chico se apartó y salió corriendo. Y así, en
un segundo, se cruzaron. Nick corrió a abrazar a Chris, y Peter vagó sin rumbo
y fue a la habitación de Nick, por la inercia de considerar ese lugar un
refugio. Luego recordó que aquél no era su mundo, que aquél no era su Nick y
que por su culpa le habían castigado. Pero en la habitación no estaba esa
imitación de Nick, sino aquella mujer tan rara.
Chris se sorprendió
cuando Peter se fue, pero se sorprendió aún más al ver entrar a Nick llorando.
Aún no había ido a tratar con él. Pensó que tal vez lloraba porque sabía que le
iba a castigar, pero entonces.
- Papi.
- Dime. – dijo
Chris, abriendo sus brazos para él y sin poder contener una media sonrisa, como
hacía siempre que sus hijos mayores le llamaban "papi".
- Papi, Amy me ha
pegado.
Nick podía haber
sonado aún más infantil, pero con mucho esfuerzo. En ese momento parecía un
crío, acusando a alguien que había sido malo con él. Para rematarlo parecía a
punto de poner un puchero.
- ¿De verdad? -
preguntó Chris, tan sorprendido que no pudo decir otra cosa.
- Sí – dijo Nick, y
lloriqueó. Chris le hizo mimos en la espalda.
- SSsh, ya mi niño,
ya.
Nick lloró aun un
poquito más, y luego respiró hondo.
- ¿Mejor?
Nick asintió, pero
volvieron a llenársele los ojos de lágrimas.
- Ahora vas a
castigarme tú – se quejó, amenazando con empezar a llorar otra vez. Chris lo
pensó un poco, y luego le dio un beso en la frente. Después de todo, tampoco
había sido muy duro con Peter, no podía serlo más con Nick. No sería justo.
- No, cariño. No si
me demuestras que el castigo de Amy ha servido de algo. Quiero que te disculpes
con Peter, por lo que ha pasado, y por ser cruel con él. No está aquí porque le
tenga lástima y no deberías habérselo dicho. Le dolió.
Nick sabía que no
era el mejor momento para protestar, así que asintió y se pasó la manga por los
ojos, para limpiárselos.
- No hagas eso –
dijo Chris, con ternura, y sacó un pañuelo. Le limpió la cara, y le dio otro
beso en la frente. – Anda, ve – instó, y le empujó con una palmadita suave.
Nick no protestó, así que con eso supo que Amy no había sido muy dura con él.
Peter se había visto
a solas con esa mujer, y no había sabido qué hacer. No quería que ella le viera
llorando otra vez, pero no podía evitarlo.
- ¿Qué tienes,
Peter? – preguntó ella con voz dulce. También tenía lágrimas, y eso a Peter le
extrañó, pero no dijo nada. Ella parecía controlar sus emociones mejor que él.
Al ver que no respondía, Amy se levantó y avanzó hacia él. Peter retrocedió un
paso. - ¿Chris te ha castigado?
Peter asintió.
- ¿Te duele mucho?
Peter no respondió.
No se trataba del dolor. Es que…él…¡él le había pegado! Era el hecho en sí
mismo lo que le hacía llorar.
- Ven aquí – pidió
ella amablemente, y abrió sus brazos para él.
Peter dio un pasito.
Y luego otro. ¿Qué se sentiría al abrazar a una mujer? Nunca había abrazado a
una. Mmm. Un pasito más. Luego retrocedió. Luego volvió a avanzar. Se mordió el
labio. Al final, Amy salvó la distancia que les separaba, y le achuchó. Peter
abrió mucho los ojos. Se puso rígido. Iba a apartarla, pero entonces ella
apretó el abrazo y él se sintió… bien. Apoyó la cabeza en su hombro,
agachándose un poco. Era tan bajita…Una mujer tan pequeña no podía hacerle
daño.
- Él me ha pegado –
protestó.
- ¿Y crees que te lo
merecías?
- Probablemente.
Siempre me pegan y siempre me lo merezco.
Se hizo un nudo en
la garganta de Amy.
- No digas eso,
corazón.
- Es la verdad. Aquí
soy malo. Allí soy ¿bueno? El caso es que nunca parezco hacer lo correcto.
- Cariño, no hay
forma de que pelearte como un salvaje sea lo correcto. En ningún mundo. Eso lo
sabes ¿verdad? Independientemente de que otras cosas sean diferentes, sabes que
pelearte con Nick es algo que no puedes hacer ¿cierto?
Peter asintió.
- Entonces, ¿por qué
lo has hecho?
- En ese momento me
pareció buena idea…
- Bueno, el deber de
tu padre, y de Chris en sustitución de este, es enseñarte que no lo es, y a que
pienses antes de hacerlo… ¿Te lo pensarás dos veces antes de volver a pelearte
con él?
- Sí.
- Pues entonces ya
no estés triste. Deberías estar contento, es más. Creo que estás superando tu
miedo a que te toquen.
- Aquí todos
sois…suaves….y delicados…y no duele…
- Claro que no
duele, corazón. Aquí nadie quiere hacerte daño. ¿Por qué no aprovechas lo
valiente que eres y le das un abrazo a Chris, mm?
- Bueno – aceptó
Peter, y se fue. Pero al salir se encontró con Nick. Se quedaron quietos uno
frente a otro, mirándose. Peter se dio cuenta de que la herida del labio de
Nick sangraba un poco otra vez.
- Siento…que te
hicieras eso…- dijo, señalando la herida.
- ¿Sientes que me lo
hiciera o sientes habérmelo hecho?
- Es lo mismo.
Nick rodó los ojos.
Pero qué orgulloso era ese tipo…En fin, le tocaba a él.
- Siento lo que te
dije. No es verdad ¿vale?
- El qué, ¿qué me
huelan los pies? – preguntó Peter, pero Nick entendió que sabía perfectamente a
qué se refería. Era una forma de "no hablar de ello".
- Sí. Eso. Lo
siento.
- Vale.
Nick se mordió el
labio y no fue buena idea porque le dolía. Se lo soltó, y se quedó pensativo…
- Ni se te ocurra –
dijo Peter, adivinándole.
- ¿Ni se me ocurra
el qué?
- Leerme la mente.
Es mía.
- No suelo leer la
de mi hermano…
- Bien, pues la mía
tampoco.
- Vale, vale.
- Es en serio, o te
robaré tus poderes.
- Inténtalo.
- ¿Es un reto?
Porque me encantan los retos – dijo Peter, y de pronto sonrió. Nick desfrunció
el ceño y sonrió también.
- Idiota.
- Imbécil.
Los dos rieron a la
vez. Esa forma de insultarse no era en serio, y ambos lo sabían.
- No eres tan
distinto a Peter.
- No eres tan
distinto a Nick.
Hablaron al mismo
tiempo, y eso les hizo reír más. Se miraron.
- ¿Qué eres, mi
tercer gemelo o algo así? – preguntó Nick.
- ¿Por qué no? Suena
bien. Físicamente somos iguales, por dentro somos distintos y me apuesto algo a
que tenemos el mismo ADN. Si eso no es ser gemelos no sé qué otra cosa es.
Hablaron un rato
más, y a los cinco minutos estaban jugando juntos al ordenador. Había un juego
de guerra que a Nick le encantaba, pero solía jugar sólo porque Leo era muy
pequeño para ese juego y a Peter le parecía demasiado violento. Pero ese otro
Peter no parecía tener los mismos reparos, y resultó ser un buen compañero de
juegos. Se les oía reír de vez en cuando.
Chris escuchó esto
encantado, y tras un rato decidió buscar a Amy, preguntándose dónde se había
metido la mujer. La encontró en el cuarto de Nick.
- Ey.
Ella levantó la
mirada y estaba muy seria.
- Ha sido horrible.
Odioso. Lo peor que he hecho nunca.
- ¿El qué? –
preguntó él, sentándose a su lado y poniendo una mano sobre sus hombros -
¿Castigar a Nick?
Ella asintió.
- ¿Estás enfadado?
- ¿Yo? Qué va. Antes
bien agradecido porque me hayas librado de tener que hacerlo yo. Aunque no te
lo creas, mi pasatiempo favorito no es hacer llorar a la gente, y últimamente
parece que no hago otra cosa. Además, así dejo de ser oficialmente el malo
número uno de esta casa – concluyó Chris con una sonrisa, y le costó un
manotazo suave en el hombro.
- Tonto – dijo ella,
medio llorando, medio riendo.
- ¿Estás llorando?
¿Nick ha sido difícil?
Ella negó con la
cabeza.
- Difícil ha sido no
parar en cuanto ha empezado a llorar.
- Dímelo a mí. Peter
me ha llamado "papá". Ha sido un intento gratuito de manipulación,
pero diablos, no es tan difícil pensar que soy su padre.
- ¿Cómo lo aguantas?
- Pensando que sería
mil veces peor si un día se matan a golpes. ¿Cómo aguantaría eso? De todas
formas, es difícil…Aunque no te lo creas la dura era Bianca.
- ¿En serio?
- De verdad. Yo era
el bueno, y ahora creo que me dejo conmover cada vez más fácil.
- Es la primera vez
que me hablas de tu mujer.
- ¿Sí? Pregunta…
pregunta lo que quieras… - dijo Chris, algo incómodo. Amy le miró a los ojos y
la incomodidad se le fue de golpe.
- ¿Aún la quieres? –
preguntó ella, tras un momento de silencio, y Chris supo que no debía mentir.
- Sí.
Ella asintió.
- Te pisaría si
dijeras otra cosa.
Chris ladeó la
cabeza y miró a esa mujer que unas veces era un libro abierto, y otras un
enigma. No parecía triste o decepcionada por su respuesta. Parecía simplemente
aceptarlo como el orden natural de las cosas…
Se oyeron entonces unos
pasitos que correteaban.
- Adiós al momento
de tranquilidad – susurró Chris justo antes de que Leo entrara, pero le recibió
con una sonrisa. - ¡Ey, campeón!
- ¡Papi! – saludó el
niño, como si llevaran años sin verse, y se tiró a por él.
- ¡Oh! – exclamó
Chris, soltando el aire de golpe por la embestida. Se rió.
- Papi, quiero un
helado.
- ¿A estas horas?
Luego dices que no quieres cenar…
- Pero…¡hoy me he
portado muy bien!
- ¡Tendrás morro! –
dijo Chris, pero era cierto. De todos modos, aún no se había dado el día en el
que él pudiera resistirse a esos ojos oscuros y brillantes pidiéndole algo. –
Está bien, coge uno, si quieres. Veremos a ver si mañana te portas igual de
bien con el doctor.
- ¿Doctor? ¿Eso
significa vacuna? – preguntó Leo con espanto.
- Pues sí.
Chris se preparó
para una rabieta, pero Leo le sorprendió.
- Gracias por
avisarme. A Lucy a veces la llevan engañada y yo odiaría que me hicieras eso.
- De nada, campeón.
No hay razón para hacer eso, porque tú eres Valente y ya sabes que el doctor no
va a hacerte daño ¿verdad?
Leo asintió, aunque
no se le veía muy convencido.
- Voy a por el
helado – dijo y se fue.
- ¿Miedo a las
agujas?
- Pánico. En
realidad, Leo tiene miedo al dolor, en todas sus formas, lo cual por otra parte
es lógico, sólo que un pinchazo en verdad no duele. Creo que es una suerte que
yo pueda curarle…o pudiera…aunque eso también le hace más imprudente de lo que
normalmente sería.
- Recuperaras tus
poderes, ya lo verás. Seguirán…con…
- …Peter – terminó
Chris por ella. – A quien quiero recuperar es a él.
REALIDAD 2
Si había algo peor
para Chris que estar sólo en casa, era estar sólo en casa con un adolescente
enfadado. Lo intentó todo para arreglar las cosas con Peter, pero el chico no
le dirigía la palabra. Chris se limitó a resoplar, y esperar. Salvo cuando vio
que Peter no comía. Ahí intervino.
- Peter, tienes que
comer.
Silencio.
- No hables si no
quieres, pero come.
- No tengo hambre.
- Me da igual.
- A mí no.
- Peter, que comas.
Silencio y, por
supuesto, ni el más mínimo intento de vaciar su plato. Chris suspiró, le cogió
la mano, y le dio un golpecito.
- Puedes enfadarte
conmigo, pero sigues teniendo que hacer lo que yo te digo.
- Pero es que no
tengo hambre…
- Sólo un poco.
Peter le miró mal,
cogió el tenedor, pinchó una patata y se la llevó a la boca.
- Gracias – dijo
Chris y le sonrió.
Peter no respondió.
Comió en silencio, muy despacio. Chris suspiró.
- Bueno, vale ya
¿no? ¿Vas a estar así todo el día?
- ¿Vas a pegarme
mañana?
- Sí.
- Sí.
Chris gruñó.
- ¡Fuiste tú el que
intentó suicidarse! ¡Soy yo el que debería estar enfadado!
- Pues enfádate.
- No quiero.
- Pues yo sí.
- Peter, esto es
absurdo, e infantil.
- Me da igual.
- Está bien.
Enfurrúñate. Allá te aburras tú sólo esta tarde porque yo no paso mi tiempo con
gente que no me habla.
- Tampoco estás
conmigo cuando te hablo. Estás todo el día en ese desván.
Chris se ensombreció
un momento. El desván. La bola de cristal. Su hijo. Tenía enormes tentaciones
de subir ahí arriba. Había intentado cruzar el portal, pero no podía. Barbas
debía haber puesto sus propios conjuros de bloqueo, para impedírselo.
- ¿Y si te dejo
subir al desván conmigo? ¿Si te dejo ver a tu padre? ¿Entonces volverías a
hablarme?
Peter abrió mucho
los ojos. ¿Iba en serio? Asintió.
- De acuerdo. Luego
subimos. Aunque…tengo que hacerte algunas advertencias, porque verás algunas
cosas extrañas que…
Chris interrumpió su
explicación relativa al intercambio de Peters al escuchar el timbre. No
esperaba a nadie. ¿Quién sería? Fue a abrir, y allí en a puerta vio a su niño.
A su Nick. Le abrazó con toda la fuerza de sus brazos.
- Mi vida.
- No, papá, la mía,
si no me dejas respirar.
Chris aflojó el
abrazo, y se rió. Sólo Nick era capaz de decir eso como primeras palabras.
- Cielo…estás
bien…¿estás bien?
- Sí papá.
- ¿Cómo? ¿Qué…?
¿cómo has logrado…?
Nick levantó un
pedacito de algo pequeño… Tenía forma de horquilla, o palillo… Chris miró bien
y vio que era un hueso.
- Cortesía de
Peter…y de su afición por destrozar cosas y animales cuando se aburre…
Chris nunca había
estado tan orgulloso de sus hijos. Escapar del inframundo… Pero había tiempo
para el orgullo: en ese momento, volvió a espachurrarle en otro abrazo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario