Chapter 47: Las palabras duelen
Nick se quedó de
pie, junto a la puerta, sintiendo frío de pronto, a pesar de que hasta hacía
unos momentos había tenido más bien calor. Vio como Chris se alejaba, como si
él tampoco pudiera estar a su lado, al igual que Peter. Se sintió un miserable.
Se hubiera sentido mucho mejor si Chris le hubiera gritado, insultado, o
castigado. Pero Chris no había hecho lo primero, nunca hacía lo segundo, y
parecía demasiado enfadado hasta para hacer lo tercero. Eso fue lo que hizo que
Nick se planteara que tal vez la había cagado. Buscó la compañía de la única
persona de la casa que parecía no detestarle: se fue a por Leo, que estaba
jugando con Ariel. Pero Leo apuntaba maneras "Peterescas", y era
bastante empático al igual que su hermano mayor. Se dio cuenta de que algo iba
mal en cuanto Nick dijo seis frases sin llamarle "enano".
- ¿Te has enfadado
con Rachel? – le preguntó.
- ¿Eh?
- Os he visto
besaros, y pensé que te gustaba estar con ella, pero ahora pareces triste.
- No, Leo, con
Rachel todo ha ido bien.
- ¿Es por algo que
he hecho yo?
- ¿Qué puedes haber
hecho tú? Estamos jugando
- Entonces ¿qué te
pasa? Y no me digas que nada. Me gusta que me mientan tan poco como a papá.
Nick sonrió un poco
por el tono que había empleado el niño, autoritario como el que usaba Chris
para regañarle. Pero pensar en eso le hizo entristecer de pronto, aún más que
antes, si cabe.
- Papá y Peter me
odian – dijo al final, sin saber por qué se lo confesaba a su hermanito. Tal
vez porque necesitaba hablar con alguien.
- Eso es imposible.
- Sé por qué lo
digo. Me odian, y no sé qué hacer para que me perdonen. Tan sólo puedo intuir
por qué están tan enfadados, pero en realidad no lo entiendo del todo.
- ¿Y por qué no se
lo preguntas?
- No creo que
quieran hablar conmigo.
- Papá sí. Papá
siempre quiere.
- Esta vez no.
- No lo sabrás si no
lo intentas.
Nick pensó que ahí
el niño tenía razón. Se excusó un momento y se dispuso a hacer lo que le
sugería. Antes de ir en busca de su padre, dedicó unos segundos a replantearse
la situación. Peter parecía empeñado en defender a toda costa a la prima de
Rachel. Nick sentía pena por ella, no era un monstruo, pero realmente creía que
su hermano había sido tan simpático sólo por educación. Como quien aguanta un
niño pesado o a alguien que le cae mal. No había pensado que de verdad hubiera
disfrutado de su compañía porque eso…no era posible ¿no? Nick sabía que Hope no
tenía la culpa de su enfermedad, y jamás se le hubiera ocurrido tratarla mal,
pero que era latoso e incómodo cuidar de ella era innegable ¿no? Tuvo una cosa
clara: para Peter no era innegable, y por lo visto para su padre tampoco. Al
repasar todo lo que había dicho, se dio cuenta de que la había llamado
"idiota", y de que eso podía haber sido interpretado como un golpe
bajo, puesto que Hope padecía cierto retraso. Nick no lo había dicho con esa
intención. Él llamaba idiota a todo el mundo. Había otras cosas que sí había
dicho de forma intencionada, y no creía que debiera retractarse de ello, pero
ya no le importaba que Peter hubiera molestado a Rachel. Sólo quería hacer las
paces con él, y con su padre.
Bajó a hablar con
Chris, pero no le encontró en la cocina. Supo que estaría hablando con Peter, y
decidió esperar, con paciencia.
Efectivamente, Nick
la había cagado. Peter no se podía creer que hubiera sido su hermano el mismo que
había hablado ahí abajo. Las palabras de Nick se clavaban en sus oídos una y
otra vez: "No sé qué te ha dado con esa idiota" "¿Tan ciego
estás como para no ver lo que la pasa?" …. No. Peter no estaba ciego, ni
sordo, y se había dado perfecta cuenta de la discapacidad de Hope. Pero no era
alguien de quien hubiera que alejarse, o a quien hubiera que tratar diferente.
Nick parecía sentir desprecio hacia la chica, y eso a Peter le molestaba
doblemente. En un sentido personal, le molestaba porque Hope le había caído
bastante bien. Y a su sentido de la moralidad le molestaba especialmente,
porque Peter sentía debilidad por los indefensos. Por eso había adoptado a
Ariel.
Peter pensó que si
seguía pensando le estallaría la cabeza, pero por suerte para él Chris llamó en
ese momento a la puerta y entró.
- Ey – saludó su
padre y le miró como esperando alguna clase de reacción por su parte. Peter
buscó en su cerebro que era lo que se esperaba que dijera. Era ya en él un
automatismo el decir lo que la gente quería oír. No lo decía por manipulación,
al menos la mayoría de las veces no, sino porque creía que era su obligación
agradar a los demás. Creyó encontrar lo que Chris quería que dijera.
- Sé que antes me
has dicho que no debo darme aires de superioridad moral y supongo que es en
parte lo que he hecho con Nick. Y sé que tampoco debería haberle llamado
imbécil. Es que el que se meta con Hope me ha hecho daño – confesó.
- No he venido a
decirte eso, Peter – dijo Chris. Peter notó que su padre parecía algo
sorprendido. No debía de haber elegido las palabras correctas, entonces. Esperó
a que Chris siguiera hablando. Sabía que si se quedaba callado Chris
continuaría: siempre lo hacía. – El que tiene algo que sentir es tu hermano.
Sólo quería ver cómo estabas. Y me gustaría hablar contigo…de Hope.
- Soy todo oídos.
- No la conocías
¿verdad? Ni sabías de su "enfermedad".
- Pues no.
- Has reaccionado
muy bien. Me he sentido muy orgulloso de cómo te has portado con ella.
- Papá, cuando me
hablas en ese tono sueles estar tanteándome para luego decirme algo que sabes
que me va a molestar. Dime lo que sea: no voy a saltarte a la yugular. Ni a dar
patadas – añadió, recordando con algo de vergüenza su enfado de aquél día con
Rachel.
- Bueno…lo cierto
hijo es que yo también me preguntaba, aunque te aseguro que no en el mismo
sentido que Nick… si eres consciente de "lo que le pasa".
- Sé lo que es el
síndrome de Dawn, si lo dices por eso.
- ¿Hope te gusta? –
preguntó Chris sin rodeos. - ¿Te…atrae?
- No estoy…seguro.
¿Puede gustarte alguien en un día?
- Amy me agradó
desde el primer momento. No digo que vayas a enamorarte y caer rendido a sus
pies nada más verla, pero si puedes sentirte atraído.
Peter guardó
silencio un momento, y pensó. Él no tenía ninguna experiencia en ese campo.
Hope no le atraía de la misma forma que lo había hecho Rachel al conocerla,
pero quizá sí con mayor intensidad. Peter sentía que eran compatibles.
- Pues…puede que sí.
Peter escuchó
suspirar a su padre. Le miró con curiosidad, sabiendo que por fin iba a decirle
aquello que le había llevado a hablar con él.
- Eso está bien.
Supongo.
- ¿Supones? –
preguntó Peter, intentando que no sonara como un ataque.
- Sólo quiero
asegurarme de que…lo has pensado bien.
- ¿Pensado bien el
qué?
- Lo que sería salir
con ella. Hope es fantástica. Pero no creo que quieras con ella algo esporádico
y superficial. Y, si vas a ir en serio quizá tengas que considerar…
- Aun no sé si voy a
ir en serio o en broma. Aun no sé si voy a ir de ninguna manera ¿vale?
- Claro. Únicamente
quiero que tengas las cosas claras antes de hacerte daño a ti y hacérselo a
ella. Que entiendas lo que hay, y veas si no te supone ningún problema.
Peter estuvo a punto
de preguntar "¿Tú también? , pero supo entender que su padre sólo estaba
expresando su preocupación. Que no discriminaba a Hope de ninguna manera, sino
que tenía miedo de que aquello pudiera acabar mal. Decidió que su actitud tenía
que ser más bien de agradecimiento, por el hecho de que su padre le apoyara y a
la vez se preocupara por él.
- Lo haré.
Christopher le
sonrió.
- Realmente, es un
encanto.
- Ojalá Nick lo
viera de la misma forma.
El aludido se estaba
muriendo de impaciencia al otro lado de la puerta. Finalmente, harto de
esperar, llamó a la puerta y entró. Le recibieron cuatro ojos no muy amigables
y Nick se asombró al darse cuenta de que eso le enfurecía. Le habían vuelto a
hacerle sentir como una mierda, y ya era la segunda vez aquél día.
- Bueno, no es para
tanto ¿no? – les espetó. No era así como quería empezar, pero una vez empezó a
hablar, no pudo parar. – No creo haber dicho algo tan malo, y esta no sería la
primera vez que hablo de más. Nunca os habíais puesto así.
- Nunca te había
tenido por un discriminador. – le dijo Peter.
- ¡Yo no discrimino
a nadie! Mira, la chica me da pena, pero no es "normal" y si no
quieres reconocer eso eres tú el que tiene el problema.
- El problema es
precisamente que hables en términos de "normalidad", Nick. –
intervino Chris – Es el tono en el que te has referido a ella y el hecho de que
le hayas llamado idiota. Tiene una enfermedad, sí, pero también sentimientos.
Agradece que no estuviera delante para oírlo.
- Yo también tengo
sentimientos ¿sabes? Y me habéis hecho sentir fatal. Lo lamento por ti, Peter,
pero aunque te avergüences no puedes cambiarte los genes.
- Siento haberte
dicho eso. Pero es que tú la has llamado idiota.
- No
"idiota" en ese sentido ¿vale? Que piense que es rarita no quiere
decir que sea un puto insensible.
- Nick, esa boca.
- A la mierda, papá.
Os creéis los dos muy buenos por hacer que lo de Hope no os supone ningún
problema. Pues a mí sí, y me da igual lo que penséis. Nadie va a quitarme el
subidón de haber estado con Rachel. No le deseo ningún mal a esa chica, pero me
alegraré si no vuelve.
- Pues puede que eso
sea un problema, Nicholas, porque yo quiero volver a verla. – le dijo Peter,
usando un tono de absoluto desprecio.
- ¡Pues te vas a
buscarla al agujero de donde haya salido y…!
- ¿Qué has dicho? –
interrumpió Chris, en un tono que a Nick le puso los pelos de punta. Había
elevado la voz, pero no era tanto el hecho de que hubiera gritado como
el…peligro …que aquella voz destilaba. De no haber sido su padre, Nick habría
sentido miedo. Y en el fono un poquito sí que sintió.
- Yo…yo…
- No voy a permitir
que hables así de nadie. – dijo Chris, con esa misma voz y aquellos ojos de
acero.
- No lo decía en
serio, papá. Era…era una forma de hablar.
- Pues vas cuidando
tu forma de hablar. Vas cuidando tus reacciones de niño, tus miradas de
desprecio y tus insultos hacia personas que no están aquí, que no te han hecho
nada, y que no pueden defenderse. Personas que más bien merecerían tu compasión
y no tus insultos. Sé cómo eres Nick. Eres una buena persona, así que no hables
como si no lo fueras.
- Sí…sí, papá.
¿Por qué le dolía
tanto que le hablara así, si ya estaba acostumbrado a que le regañaran?
- Por si no te has
dado cuenta, esa chica es importante para tu hermano. Al menos por eso deberías
ser más considerado. No creo que su vida sea muy sencilla, así que no necesita
que un chico talentoso, afortunado, atractivo e inteligente se sienta superior
a ella. Probablemente ella ya te vea así. Quizás Hope no haya tenido tanta
suerte en la vida, pero puede que tenga más valor de lo que te piensas. Dudo
mucho que ella se metiera contigo sólo porque fueras diferente, o hubieras
tenido el infortunio de nacer ciego. Si mides el valor de las personas por su
coeficiente intelectual, es que me he equivocado mucho contigo.
Nick intentó salir
corriendo, porque las palabras de su padre le estaban haciendo llorar. Chris le
sujeto del brazo con fuerza pero sin hacerle daño.
- Ya termino. Pero
tienes que oírme. Entiendo que no vivimos en una utopía. Sé que hay muchas
cosas que Hope no va a poder hacer nunca, y otras que haga de forma diferente.
Y sé que eso puede ser un problema. Pero para tu hermano hoy no lo ha sido.
Como le he dicho antes a él, hay ocasiones en las que uno se muerde la lengua.
Me parece bien que seas realista, y sincero. Que Hope no sea la compañía que tú
hubieras escogido y necesites decirlo. Pero no confundas la franqueza con la
crueldad. Para Peter, tú sólo has insultado a la chica dulce, buena e indefensa
que le gusta. Pero para mí has llevado demasiado lejos lo que tendría que haber
sido una opinión personal. Mucha gente piensa como tú Nick, y no estáis del
todo equivocados. El mundo no está hecho para la gente especial como Hope. Pero
tal vez el problema sea del mundo. Ella desde luego no podrá cambiar en la
vida, aunque lo intente. El mundo sí que puede hacerla un hueco. Y la clase de comentarios
que tú has soltado no contribuye a esa causa.
Para ese momento,
Nick lloraba intensamente. Antes se había equivocado: no se sentía como una
mierda, porque como una mierda se sentía entonces, después de oír hablar a
Chris. Como la peor basura del planeta. Chris le soltó, y Nick iba a irse, pero
su padre no le dejó. Le envolvió en un abrazo, y Nick lloró sobre él. Los
sollozos le salían desde el pecho, y los fue calmando poco a poco mientras
sentía los dedos de su padre acariciándole el pelo. Nick no lo entendía. ¿Por
qué le abrazaba? ¿Por qué le trataba bien si era él el que le había hecho
sentir mal? Cuando Nick se separó de él, vio que estaban solos en la
habitación. Peter debía de haberse ido en algún momento.
- ¿Te has
desahogado? – preguntó Chris con voz dulce. Nick asintió. - ¿Has entendido lo
que te he dicho? – siguió preguntando, con la misma voz. Nick volvió a asentir.
– Pues ahora olvídalo, y no llores más. Todos metemos la pata alguna vez. Todos
hemos necesitado oír ciertas verdades desagradables cuando nos hemos
equivocado. Mi trabajo es decírtelas, y el tuyo escucharlas, pero sé que en el
fondo ya lo sabías. No has tratado mal a Hope en ningún momento. Eres del tipo
de los que o actúa mal con buenas intenciones, o actúa bien pero habla mal.
Pero tienes que tener cuidado con eso, porque mucha gente puede hacerse una
idea equivocada de ti. Quiero que todos vean a la persona buena, dulce, y
generosa que eres.
Nick se limitó a
seguir asintiendo, consciente de que si hablaba volvería a llorar de nuevo.
Chris le dio un beso en la cabeza. Nick pensó que al menos él parecía haberle
perdonado.
- ¿Me vas a
castigar? – le preguntó.
- No, Nick. Ya te he
hecho llorar bastante. Hay cosas que no se aprenden con unos azotes, sino
cuando nos golpean el corazón.
- Prefiero los
azotes – dijo Nick muy bajito, pero Chris le oyó y soltó una risita.
- ¿Qué puedo hacer
para que vuelvas a estar orgulloso de mí?
- Nunca he dejado de
estarlo.
Nick apoyó la cabeza
en el hombro de Chris, sin llorar, pero disfrutando del contacto. Nick siempre
había sido muy cariñoso, de la clase de hijos que se pasan el día en las faldas
de su madre, pero no había tenido madre a la que apegarse. En vista de que
Chris no parecía ser de esos tipos duros que piensan que los hombres no deben
abrazarse, él se aprovechaba, y el momento en el que se sentía más vulnerable
era después de que le castigara o le regañara. Sabía que tenía que dejar de
hacerlo en algún momento, que ya era casi un hombre adulto, pero aún no estaba
preparado. Después de todo sólo llevaba unos meses viviendo con él, y en muchos
sentidos conocer a Chris había sido como volver a nacer.
- ¿Haces tú la
operación? – preguntó Nick de pronto, necesitando romper el hielo.
- ¿Eh?
- De cambio de
genes. Dado que Peter ya no quiere compartirlos, tengo que buscarme unos
nuevos. ¿Me prefieres rubio, o pelirrojo?
- Moreno, con los
ojos azules, y deslenguado.
- Pero así soy
ahora.
- Exacto. – dijo
Chris, y le revolvió el pelo – No creo que Peter siga enfadado contigo.
- Es bastante
rencoroso. Y tú has dicho que me iba a costar que me perdonara.
- Sí, y también he
visto la cara que ha puesto cuando te he hecho llorar. Y por eso te digo que no
creo que esté enfadado.
- ¿Por qué siempre
soy yo el que meto la pata? ¿No podría equivocarse él alguna vez?
- Tú metes la pata y
él se lleva la peor parte en las situaciones de riesgo. Cada uno tiene su
papel. Creo que él te lo cambiaría.
- Un día se va a
cansar de perdonarme.
- Que estamos
hablando de Peter. – dijo Chris, con una sonrisa.
- Vale. Un día
DEBERÍA cansarse de perdonarme.
- Tú aprendes de tus
errores, Nick, y esa es una cualidad muy buena. Él cae en los mismos una y otra
vez. Estoy seguro que entiende de puntos débiles y de la necesidad de que
alguien nos los perdone.
Nick rezongó un poco
más, contento de que Chris ya no estuviera enfadado. Había sido por muy poco
tiempo, pero Nick le había visto enfadado de verdad. Y luego le había hablado
con una mezcla de dureza y ternura, como sólo Chris sabía hacerlo. Estuvo un
rato recordándolo, hasta que se convenció de que debía ir a hablar con Peter.
Le encontró en la cocina, sentado en la encimera, bebiendo un vaso de agua.
Nick se preguntó por qué no usaba las sillas como la gente normal, pero se
encogió de hombros y se acercó a él. Peter le siguió con la mirada, y le hizo
un hueco. Durante unos segundos sólo se oyó el sorber del agua. Peter bebía muy
despacito, con mucha calma, como si no tuviera prisa. Tras unos segundos más,
fue Peter el primero en hablar:
- ¿Vas a decir algo?
– preguntó en tono de "seguro que no has bajado sólo para sentarte
aquí".
- ¿Lo siento? – dijo
Nick, haciendo que sonara como una pregunta.
- ¿Por qué
exactamente?
- Por…por todo.
Nick evitaba
mirarle. Peter se tomó su tiempo.
- Verás, Nick, lo
cierto es que esta vez no me has hecho nada. En realidad no tenía derecho a
enfadarme contigo. No puedo erigirme defensor de todas las causas, y en
realidad tampoco has llegado a atacar a Hope, aunque no me guste cómo has
hablado de ella. Es como si ahora te diera por ser racista. Me sentiría
decepcionado, pero no podría enfadarme ¿entiendes?
Aquello dolió más de
lo que Nick podía imaginarse. Pensaba que sólo podía dolerle el decepcionar a
Chris, pero quizá eso fuera porque nunca se había planteado la posibilidad de
hacer algo que pudiera decepcionar a su hermano. A los hermanos no se les
decepciona ¿no? Aunque Peter, una vez más, no le estaba hablando como un
hermano, sino casi como un padre. Y aquello sólo le daba mayor fuerza a sus
palabras.
- En ese caso…siento
haberte decepcionado – dijo Nick al final, sin saber qué podía decir. Quería
suplicarle que le perdonara, pero se conocía lo bastante como para saber que no
iba a hacerlo.
- ¿Piensas de verdad
que Hope es una molestia? – le preguntó Peter, mirándole a los ojos. Nick se
vio a sí mismo mirándole de una forma en la que él no solía mirar. Tragó
saliva.
- No. Papá ha dicho
algo sobre huecos en el mundo y utopías donde su enfermedad no importa, y me
gusta creer que tiene razón. Supongo que ella es más que una enfermedad. Tendrá
una personalidad…Tan sólo tengo que conocerla.
- En ese caso, no me
has decepcionado – dijo Peter, y le sonrió – Sigues siendo el mismo hermano
bocazas de siempre. Hablas antes de pensar, pero eso es parte de tu encanto. Y
debe ser contagioso, porque yo también he dicho un par de tonterías. No quiero
otros genes, ya lo sabes. Eso de que puedan confundirnos tiene sus ventajas.
Nick le sonrió con
mucho alivio, dándose cuenta de que Peter no estaba ya enfadado. Chris había
tenido razón en que no iba a costarle tanto. Le miró con agradecimiento, y
Peter ensanchó aún más su sonrisa.
- Para que te
perdone del todo tienes que darme un abrazo. Sin llamarme nenaza ni decir que
son mariconadas.
Nick puso los ojos
en blanco, pero lo hizo.
- Gracias – susurró,
sintiéndose de pronto lleno de paz, y como más ligero.
- Pensaba torturarte
un poco más, pero me ha dado pena la forma en la que papá te ha hablado. – le
respondió Peter, y separó el abrazo. Se fijó en que su hermano tenía los ojos
rojos. Él se había ido justo cuando empezaba a llorar. Se preguntó si debía
decir algo al respecto, o si con ello sólo conseguiría avergonzarle. Decidió
trivializar la situación. – Papá sabe dar justo donde duele ¿eh? A mí me dijo
algo sobre creerme superior moralmente que aún me ha dejado pensando.
- A mí me ha hecho
polvo – reconoció Nick – A veces desearía no tener conciencia.
Peter asintió,
entendiéndole perfectamente. Se quedaron un rato en silencio hasta que Nick
habló de nuevo.
- Así que…¿papá dice
que te gusta Hope?
- ¿Me lo preguntas o
me lo afirmas?
- Dímelo tú.
- Aún es pronto para
saberlo.
- Quiero ser el
primero en enterarme.
- La primera será
ella ¿no crees?
- Pues el segundo.
- Papá…
- No, no, no. Yo
estaba antes que papá. Me corresponde por derecho de nacimiento.
Peter sonrió, y a
partir de ahí hablaron de forma mucho más relajada. Gastaron bromas, e
intercambiaron impresiones. No tuvieron que fingir complicidad y buenrrollismo,
porque lo sentían de verdad. Nick se consideró afortunado porque Peter además
de un hermano fuera un amigo.
Estaban en medio de
una carcajada cuando Leo entró en la cocina.
- Veo que Peter no
te odia – comentó el niño, como si nada, y cogió un vaso de agua.
- No, parece que no.
- Si no me odia a mí
después de haberle convertido en un niño pequeño y hacer que le hirieran, no va
a odiarte a ti porque seas tan idiota como siempre.
- ¡Eh! ¿Acabas de
insultarme? – preguntó Nick, haciéndose el sorprendido.
- ¿Cómo era eso que
le dijiste a papá el otro día? "Si dice la verdad no se está metiendo
contigo". Pues eso. – repuso Leo, sonriendo.
- Oye Peter, éste
niño es demasiado listo. No puedo dejar que me hable así ¿no crees? – dijo en
tono juguetón - Tenemos que darle una lección.
- ¿Tenemos?
- Por supuesto.
Alguien tiene que sujetarle mientras yo le hago cosquillas.
Y, con una
coordinación genética, los dos se levantaron a la vez de la encimera y se
pusieron a perseguir a Leo. Corrieron por toda la casa, y se toparon con Chris,
que se apartó en un acto reflejo, ante aquél repentino huracán formado por sus
hijos.
- ¡Papá! - dijo Leo,
entre risas - ¿A que tú me defiendes?
- Mmm. No sé, Leo.
Me lo tengo que pensar ¿sabes? – dijo con una sonrisa. De pronto Peter y Nick
se detuvieron y le miraron fijamente.
- ¡A por él! –
gritaron a coro, y sus tres hijos se lanzaron sobre Chris, que se llegó a caer
el suelo por el ímpetu del placaje. Soltó una carcajada.
- ¡Eso ha sido a
traición!
- ¡Es la única forma
de que podamos contigo!
Chris cogió a Leo y
le levantó en el aire encima suyo, haciéndole reír. Se alegró mucho de que Nick
y Peter lo hubieran arreglado todo, y de que sus tres hijos se llevaran tan
bien.
- ¿Qué, me dejáis
levantarme?
- ¿Sin represalias?
¡Nada de cosquillas a traición! – le advirtió Nick, y Chris levantó las manos
en señal de paz. Los chicos se quitaron de encima. Chris hizo como que se
limpiaba la ropa, y de pronto le hizo cosquillas a Nick en un costado con una
sola mano y un movimiento rápido. - ¡Tramposo! – le acusó Nick. Chris sólo se
rió, y se fue a hacer cosas, ya que se suponía que estaba haciendo la colada.
Mientras faenaba, percibió durante un rato las risas de sus hijos, y luego sólo
escuchó el silencio. Cada uno debía de haberse ido a su habitación. Pensó en
aquél día, con tanto sube y baja de buenos y malos momentos. Su conversación
con Nick le había dejado un mal sabor de boca, peor aún que lo que había
ocurrido con Peter, pero al final todo se había arreglado. Chris sabía que el
mérito no era suyo. Que todo había sido posible porque sus hijos eran grandes
chicos.
Por fin había
conocido a Rachel. A Chris sólo le importaba una cosa: que Nick la quería. Y se
acordó de algo que tenía que hacer. Algo que ya no podía retrasar más. Respiró
hondo, y fue a buscar a sus hijos. Concretamente a los dos mayores.
- Tengo que hablar
con vosotros – les dijo, y fueron los tres al cuarto de Peter. Los chicos se
sentaron en la cama y le miraron expectantes. – A ver…como digo esto…hay algo
de lo que debo hablaros…
Una bombillita se
encendió en la cabeza de Nick, al verle tan apurado y…avergonzado.
- Papá, de verdad,
que no es necesario…
- Debo hacerlo,
Nick. No es nada malo. Es algo natural, no hay de qué avergonzarse…
- Papá, ¡no vamos a
hablar contigo sobre sexo!
Peter abrió mucho
los ojos al oír lo que su hermano estaba diciendo.
- ¡No, claro que no!
Además, no hay nada de qué hablar…
- Algo hay, Peter.
Ya no sois niños.
Chris reunió valor,
y empezó a hablar, desde lo básico a lo no tan básico. De alguna forma
consiguió que la conversación no fuera tan incómoda, apoyándose una vez más en
su propia juventud. Nick pareció relajarse por momentos e incluso le hizo
alguna pregunta. Pero Peter estuvo tenso todo el rato. Cuando Chris dio la
conversación por concluida, Peter se fue como si la vida le fuera en ello.
- Cualquiera diría
que le he traumatizado.
- Puede que lo hayas
hecho. – le dijo Nick, con voz divertida – Ya te dije que hablar con Peter de
esto es…muy difícil. Sé que es además muy….puritano.
- ¿Qué quieres
decir?
- Que no tendrás que
preocuparte porque él deje embarazada a ninguna mujer.
Chris encontró
extraña esta declaración, pero no dijo nada.
- ¿Y porque lo hagas
tú? ¿Tengo que preocuparme por eso?
- Ya te dije que
yo…en realidad aún no quiero – dijo Nick, de nuevo algo incómodo.
El suspiro de Chris
fue muy sonoro. Nick le miró con curiosidad.
- Bueno, es un alivio.
Una cosa es que considere que debo hablaros de esto, y otra que me guste pensar
que lo ponéis en práctica.
- Tú lo pusiste en
práctica con 16 – dijo Nick, recordando lo que había hablado con él esa mañana.
- Yo con 16 lo único
que hice fue meter la pata. Anda, ve a asegurarte de que tu hermano no se ha
puesto tapones en los oídos. Puede que no le importe que haya terminado. Caray,
Peter es demasiado…demasiado todo. Exagera la mayoría de sus emociones,
incluida la vergüenza.
- ¡Con eso he tenido
que convivir yo durante 17 años! – dijo Nick con voz de "lo que tengo que
aguantar" pero sonrió y se fue, a decirle a Peter que aquella
probablemente sería la última conversación del estilo que tuvieran con Chris.
Una vez a solas,
Chris se sintió muy liberado. Sentía que les debía aquella conversación. Él no
había llegado a tenerla con sus padres, y lo cierto es que le hubiera venido
muy bien, aunque contaba con la experiencia de su hermano. Peter y Nick ni
siquiera tenían hermanos mayores, así que más le valía asegurarse de que al
menos alguien les hablaba de aquello alguna vez. Y ese alguien tenía que ser
él. Prefería pasar un poco de vergüenza a arriesgarse a que hicieran alguna
tontería por falta de información.
Chris fue al salón,
y vio que Leo estaba viendo la TV. Se iba a sentar con él, pero entonces vio
que todos los juguetes del niño estaban por el suelo. Hacía un rato todo estaba
despejado. ¿Cómo lo había llenado todo de juguetes tan rápido? Sin decir nada
fue hacia él, le levantó del sofá, y le dio tres azotes.
- Recoger los
juguetes antes de ver la TV, ¿recuerdas, Leo? Te lo he repetido muchas veces.
Recoge, vamos.
Apagó la tele, y
esperó a que Leo obedeciera. Leo lo hizo, pero luego no quiso sentarse a su
lado cuando Chris se lo indicó. Le bastó un vistazo para ver que estaba
enfadado.
- Es una norma
estúpida – le dijo.
- Siento que no
estés de acuerdo, pero me da igual. Tienes que cumplirlo y ya está. Es la única
forma de asegurarme de que recojas y no lo dejes todo por ahí tirado.
Leo no dijo nada,
pero se fue haciendo un mohín, a pesar de que Chris había vuelto a encender la
TV para que la viera si quería. Chris le dejó tranquilo, pero cuando creyó que
había pasado suficiente tiempo para que el enfado de Leo se hubiera esfumado,
decidió subir a hablar con él, para tantear el terreno. Le sorprendió ver que
Leo había cogido el ordenador.
- Leo, ¿el fin de
semana ha terminado? – le preguntó, con voz tranquila. Leo ni siquiera había
reparado en él y dio un respingo.
- N-no.
- ¿Y tú no estabas
castigado sin ordenador durante el fin de semana?
- Sí.
- O sea, que
básicamente me has desobedecido, y te has saltado un castigo.
Leo asintió, sin
mirarle. Chris se acercó a él y le alzó la barbilla.
- La semana que
viene tampoco podrás usar el ordenador – le dijo solamente, y luego le dio un
beso en la cabeza.
- Lo siento – musitó
el niño.
- ¿De verdad? Porque
a mí me ha parecido que lo has hecho adrede. Lo has hecho porque estabas
enfadado, y querías hacer que yo me enfadara también.
Leo volvió a agachar
la cabeza y se puso de pie. Chris sabía lo que estaba esperando y le pareció
muy valiente de su parte el "hacerle frente". Se sentó, para ver lo
que hacía Leo y le sorprendió ver que se acercaba a él. Le cogió en brazos,
pero no le tumbó en sus rodillas, que es lo que el niño había esperado, sino
que le sentó en su regazo.
- No vuelvas a
hacerlo ¿de acuerdo? Y Leo: sólo te he pedido que recojas tus juguetes. No
puedes enfadarte por eso.
- No estoy enfadado
por eso – dijo el niño, que parecía un poco desconcertado. No más de lo que lo
estaba Chris.
- ¿Ah, no?
- No. Es porque has
sido borde conmigo. "Vamos, recoge". "Tienes que cumplirlo y ya
está" – citó el niño, agravando la voz como si quisiera imitarle. Chris le
miró sin parpadear y luego soltó una risa.
- "¿Podría Su Alteza
recoger sus juguetes?" ¿Así está mejor?
- Bastaría con un
"tienes que recoger los juguetes, Leo".
- Es que no tendría
que recordártelo hijo – dijo Chris, hablando un poco más en serio. – Ya sabes
que tienes que hacerlo. No sé por qué siempre intentas salirte con la tuya, si
sabes que la norma no ha cambiado.
- Odio recoger –
dijo el niño, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño – Sobre todo sin
poderes.
Chris le revolvió el
pelo.
- Tampoco te tengo
todo el día recogiendo tus cosas, campeón. Y podría. ¿Has visto éste cuarto?
- ¿Y tú has visto el
de Nick?
- Touché – dijo
Chris, y se rió. Leo le sonrió, y él le bajó de sus piernas, para poder
levantarse. – Le hablaré al principito con la amabilidad que se merece – le
dijo, y le dio un golpecito cariñoso en la nariz.
Salió de la
habitación sacudiendo la cabeza, y sonriendo. Escuchó a Peter trastear con la
guitarra. Debía de estar afinándole, a juzgar por el sonido escalado y regular.
- Toc, toc – dijo, y
pasó, ya que la puerta estaba abierta.
Peter le saludó con
la cabeza y terminó de mover una de las clavijas de la guitarra. Rasgueó un
momento y lo que escuchó le dejó satisfecho.
- ¿Cómo puedes saber
que ya está afinada?
Peter se encogió de
hombros.
- Práctica, supongo.
Todo es cuestión de oído. Sé cómo tiene que sonar cada cuerda. Si suena así, es
que está afinada. Si suena más agudo tengo que mover la clavija para éste lado.
Si suena más grave, para este otro.
Chris sabía algo de
guitarra. No sabía tocar, pero había tenido su época de "guitarrista"
y siempre le había gustado la música. Por eso entendió que Peter se lo estaba
simplificando. En esencia era como se lo contaba, pero detrás de su habilidad
había horas de práctica.
- ¿Y qué tal te va
con el piano?
- Me encanta – dijo
Peter, sonriendo, y dejando la guitarra a un lado. Chris observó que la movía
con mucho cuidado, como quien tiene en sus manos un tesoro frágil.
- ¿Desde cuándo te
gusta la música?
- Desde siempre. Y
la literatura también. Escribo y canto desde que sé hacerlo.
- ¿Y el teatro?
- Descubrí que me
gustaba actuar hace un par de años, pero toda mi vida he amado las series, las
películas, y esas cosas. Antes actuar no era una…afición. Era algo necesario.
- ¿Por…por Derek? –
preguntó Chris, sin estar muy seguro de si quería oír la respuesta.
- No. Para
integrarme. Habrás notado que no soy muy dado a hacer amistades.
- Pues nadie lo
hubiera dicho hoy al verte con Hope.
- Ella es diferente.
Y yo también soy diferente ahora.
- ¿Lo has pasado
bien?
- Si obviamos que
casi me dejo de hablar con mi hermano, que una desconocida que puede
convertirse en alguien especial ha visto como me castigan, y que mi padre me ha
dado una charla gratuita de educación sexual…sí, ha sido perfecto.
- Eh, eh. Que yo
sepa las dos primeras cosas de esa lista ya están arregladas. Y hay quienes
considerarían lo tercero como algo bueno. Sólo quería que…nada os pillara por
sorpresa.
- Papá, todo lo que
me has dicho ya lo sabía.
- Por si acaso.
- Es que no va a
haber "caso". ¿Vale?
- Eso no lo sabes.
- Pues si no lo sé
yo, a ver quién más va a saberlo. Sí, si lo sé papá. Y no me presiones
¿quieres?
- No te estoy
presionando. Peter, actúas como si fuera algo malo…
- Que es justamente
como deberías actuar tú. Mira, sólo voy a decirlo una vez, luego fingiremos que
no lo he dicho y podrás ir a reírte de mí con Nick: no voy a acostarme con
nadie hasta que me case.
Chris guardó
silencio, y se dio cuenta de que Peter había hablado completamente en serio. A
eso debía de referirse Nick con lo de "puritano". Y por eso la
conversación había sido tan incómoda para Peter. Chris se dio cuenta de que,
como padre, esa clase de propósitos le debían alegrar. Y no es que no se
alegrara. Es que se preguntaba cuáles eran los motivos de Peter. ¿Religiosos?
¿Morales? Le extrañaba que Nick y Peter pensaran diferente respecto a eso.
- No me voy a reír
de ti, Peter. Claro que no. Me parece bien, mejor que bien. Es muy …
tranquilizador. Además es tu vida, tu decisión, y tu todo…pero no es algo malo.
Sólo quiero que sepas eso.
- Lo que sea.
A Chris le pareció
una respuesta algo brusca e injustificada, pero como era evidente que a Peter
le resultaba incómodo hablar del tema decidió no insistir.
- Te dejo que sigas
afinando…- dijo, y se estaba yendo, cuando Peter le frenó.
- Es injusto ¿sabes?
Que el raro sea yo. Es injusto.
- ¿Raro por qué?
¿Injusto el qué?
¿De qué le estaba
hablando ahora?
- Si tú te acostaste
con la primera que viste en tu adolescencia, bien por ti. Pero el raro no soy
yo, sino tú. Eso no está bien, igual que no lo está el que mi madre hiciera lo
mismo y luego nos abandonara.
Chris se mordió la
lengua, antes de devolverle el golpe bajo, porque por fin entendió la actitud
de Peter respecto a ese tema. Debía de pensar, quizá con razón, que su madre se
quedó embarazada por una relación irresponsable. Eso sin duda tenía que haber
marcado su forma de relacionarse con las mujeres. Chris supo entenderlo, y por
eso se contuvo, pero le miró con cierta dureza.
- No puedes hablarme
así. Tú no sabes lo que yo hice ni tienes por qué saberlo. No tienes derecho a
juzgarme y no voy a permitir que lo hagas. Sólo estaba intentando ser amable
contigo y dándote libertad para que eligieras qué hacer con tu vida.
Precisamente porque sé de lo que hablo, no quiero que os pille desprevenidos.
Para mí sería muy fácil decirte "oye, te quiero a diez metros de cualquier
cosa que lleve falda y tenga pecho", pero eso no sería justo, ni posible,
ni bueno para ti. Sólo conseguiría que hicieras justo lo contrario. Que
corrieras a los brazos de la primera chica a la que vieras. No me hables de lo
que está bien y lo que está mal, porque no tienes ni idea.
Peter debería de
haberse dado cuenta de que estaban entrando en un terreno personal y delicado.
Debería haberse dado cuenta de que si seguía hablando del tema podría llegar a
hacer daño a su padre, pero su resentimiento hacia el mundo – y hacia su madre
- le impidió ser perceptivo aquella vez.
- Si te pones así es
porque te avergüenzas de lo que hiciste. ¿Y tú pretendes decirme que no es algo
malo? Que pasa, que te encanta decir lo que otros hacen mal pero no reconoces
tus errores ¿verdad?
- ¡Sí, claro que me
avergüenzo! – estalló Chris, gritando muy fuerte. - ¿Es eso lo que querías oír?
¿Te gusta saber que cometí un error? Porque he cometido más de uno, pero
ninguno como aquél. ¿Quieres oír también los detalles?
- ¡Pues si fue así
no entiendo cómo eres capaz de hablarnos del tema! – dijo Peter, también
gritando.
- Que yo cometiera
un error no me da derecho a impedir que cometáis los vuestros y aprendáis…o a
impedir que tengáis una buena experiencia sólo por miedo. Y a ti no te da
derecho a hablarme así. ¿Qué quieres oír de mí, Peter? ¿"El sexo es
malo"? ¿"El sexo es bueno pero sólo después de casarte"? Madura.
Yo no puedo decirte eso. Tienes que llegar a tus propias conclusiones, y veo
que ya lo has hecho, así que déjame en paz y no la tomes conmigo.
Oír a su padre decir
"déjame en paz" impactó mucho a Peter. Fue ahí cuando se dio cuenta
de que había algo que Chris no le estaba diciendo. Y supo que si quería que se
lo dijera tenía que enfadarle más, hasta que perdiera el control de sus
palabras y se le escapara.
- La tomo contigo
porque vas de enrollado y de buen tipo, pero a veces parece que seas un
adolescente más. ¿Pero tú te has visto con Amy? Qué, ¿vas a aplicar con ella
todo lo que nos has dicho hoy, o me vendrás con un "hermanito" nuevo?
- Peter, soy tu
padre. No puedes hablarme así.
- Puedo, claro que
puedo. Amy, Bianca, y a saber cuántas ha habido entre medias. Por lo visto tu
"error" no te quitó las ganas.
- Basta, te lo advierto.
Has ido demasiado lejos.
- El que fue
demasiado lejos, por lo visto, fuiste tú.
Chris pocas veces
había estado tan enfadado, dolido, herido y sorprendido como durante aquella
conversación. Había intentado mantener la calma, pero ya no podía más. Sin saberlo,
o sabiéndolo, daba igual, Peter había dado en un punto muy débil.
- Mira mocoso, no
hables de la vida cuando aún no has empezado a vivirla. Seis años ¿sabes? Seis
años me costó superar aquello. ¡Casi no pude acostarme con mi mujer el día de
mi boda! Sí, mi primera vez fue a los dieciséis. ¿Te lo dijo Nick? ¿Y qué? ¿Te
parece mal? La verdad es que me da igual lo que te parezca. Me da igual lo que
le parezca a todo el mundo. Ella tenía veinte años, tenía novio, y se olvidó de
decirme ambas cosas cuando nos conocimos. Yo sólo era un chico curioso con el
cerebro entre las piernas que confundió el amor con el engaño. Fui tan idiota
como para pensar que me quería, y su única condición era acostarse conmigo. ¡Su
condición! ¡Pero si yo tenía las hormonas disparadas! Fue como un regalo para
mí…Una chica de rizos rojos como el mismo fuego, con un ojo de cada color y los
dos preciosos…de un curso superior al mío…¡ja! Cuatro años que me sacaba. Tenía
que haberlo sospechado, pero no lo hice. Estaba fascinado por ella, por su voz,
como el canto de una maldita sirena…Incluso llegué a pensar que tal vez pudiera
estar embrujado. Claro que dudé antes de acostarme con ella. Quien diga que no
duda miente. Pero pensé que no iba a arrepentirme nunca…Hasta que al día siguiente
no volví a saber más de ella. Me sentí usado, con el corazón roto…y para el
colmo de mi vergüenza cuando un luz blanca pierde su…cuando un luz blanca deja
de ser inocente, los Ancianos lo perciben. Así que mi padre lo supo en el mismo
momento en el que lo hice. Yo sólo recé para que no se enfadara conmigo…Tenía
tanto miedo…Eso era lo que os quería evitar. Quería que supierais que
decidieras lo que decidierais todo iba a estar bien. Quería que supierais
vuestras opciones. Tu abuelo fue muy bueno conmigo, pero yo no sabía cómo iba a
reaccionar. No quería que vosotros tuvierais la misma incertidumbre. Y ante
todo, quería evitaros las malas experiencias. Tener sexo sólo por curiosidad
hace daño a una de las dos partes, o a ambas. Como me pasó a mí. Eso se soluciona
quitándoos la curiosidad. Así hagáis lo que hagáis será por otros motivos,
aunque el único válido es el amor. El de verdad, y no el que esa chica decía
sentir por mí. ¿Qué estoy con Amy? Pues sí. Hasta donde sé ella ha tenido
experiencias parecidas. Para tu información antes de ella y después de Bianca
no ha habido nadie más. No sé qué opinión tienes de mí, pero no voy por ahí
ligando con quien puedo. Y mi vida sexual no es de tu incumbencia. ¿Quién te
crees que eres, eh? ¿Crees que puedes tomarla conmigo cada vez que te enfadas,
e ir a hacer daño? Todos podemos jugar a ese juego, ¿sabes Peter? Yo no voy a
caer tan bajo porque me importas, pero creía que yo te importaba también.
¿Quién te has creído que eres para hablarme así?
Peter en ese momento
lo único que se creía es que no iba a ser capaz de volver a hablar en la vida.
Pero contra todo pronóstico la voz consiguió sobreponerse al nudo que
constreñía su garganta.
- No tenías por qué
contármelo.
- Sí, porque no ibas
a parar hasta que lo hiciera. Ahora ya lo sabes. Decías que era injusto que tú
seas el raro…Mira Peter, yo no sé si eres raro por pensar como piensas, si
tienes razón o si estás equivocado. Yo no sé si es injusto o deja de serlo.
Pero creo que el que está siendo injusto conmigo eres tú. Sólo te he hablado de
protección sexual, porque no sé la clase de educación que has tenido al
respecto. Por desgracia, no he estado ahí para enseñarte nada. En muchos
sentidos me habéis llegado ya creciditos y no soy nadie para decidir por
vosotros o deciros que determinadas formas de pensar están mal. Tal vez a Leo
le diga otra cosa cuando llegue el momento, pero no me considero con el derecho
de aparecer cuando tenéis dieciséis años y vuestras propias ideas y deciros que
tenéis que cambiarlas. Os puedo decir las mías, os puedo dar información y
puedo esperar que hagáis lo correcto. Pero no puedo obligaros a hacerlo. No
puedo obligaros a hacer nada. Ni en un sentido ni en otro. No te he invitado en
ningún momento a hacer lo mismo que hice yo, así que no sé por qué te has
sentido atacado. Es como lo de ser vegetariano, Peter. ¿Alguna vez te he dicho
que esté mal? Si tú no quieres saber nada de sexo me parece bien. De hecho, me
deja más tranquilo. Pero yo tenía que hablarte de ello igual por si cambias de
opinión o por si quieres saber más sobre el tema.
- Yo no sabía
que….quiero decir…lo que me has contado...no imaginaba que hubiera sucedido
así. Pensé que simplemente lo habías hecho y ya. Y estoy harto de las bromas
sobre monjes tibetanos y sobre ser homosexual. No ser un salido no me convierte
en gay. Sé que…sé que el sexo no es malo, practicado de la manera correcta. Es
un regalo que Dios le hizo a los hombres, para que tener hijos sea un acto
agradable y placentero. Mi decisión es personal, y la baso en querer esperar a
la persona idónea para compartir juntos una experiencia que bajo mi juicio
debería ser más que un acto físico. Nunca he necesitado tener relaciones, y en
cambio sí he necesitado encontrar un alma gemela. Para mí las dos cosas son
independientes y a la vez se complementan. No necesito acostarme con nadie para
quererle. Al menos eso creo ahora. Tienes razón en que tal vez cambie de
opinión cuando tenga pareja….aunque lo dudo. Pero además…Yo soy el error de dos
personas que no se cuidaron, o no podían mantenerme, o vete tú a saber. Nick y
yo probablemente seamos hijos no planeados de una pareja que decidió que no nos
quería. Somos el recuerdo viviente de que el sexo es algo más que un acto
físico entre dos personas. Había creído que tú hiciste lo mismo…que nuestra
madre. Que veías esto desde un punto de vista más…superficial. Pero ahora sé
que piensas como yo. Aunque yo quiera esperar y tú no lo hicieras, tú entiendes
que se trata de algo más de lo que a veces quieren vendernos. De algo más que
simple placer. Tendría que haberlo entendido, y haberte escuchado sin tomármelo
como un ataque. Siento haberte hecho daño. Puedes devolvérmelo si quieres. Yo
no te he hablado como un hijo así que tú no tienes que hablarme como un padre.
He vuelto a hacer eso que me dijiste de creerme superior moralmente, con la
diferencia encima de que he querido hacerlo contigo, cuando has demostrado
muchas veces que me das mil vueltas. Tienes razón: no tenía derecho a juzgarte,
y lo he hecho. Pero espero que sepas que no pretendía hacerte sufrir.
Chris le miró a los
ojos por un momento, luego suspiró, y se fue de la habitación, para no decir
nada de lo que pusiera arrepentirse. Sabía que Peter había sido sincero en su
disculpa, pero también sabía que era perfectamente consciente de que no podía
hablarle como lo había hecho y aun así había seguido. En ese momento sólo
quería decirle que decir "lo siento" sólo sirve cuando realmente
lamentas la forma en la que te has comportado, pero no quería ser cruel.
Además, no era justo: primero le había sacado de sus casillas, y luego una vez
más había hablado de forma tierna y conmovedora. No era justo que Peter pudiera
hacer todo eso con unas pocas palabras. Le daba la sensación de que ese chico
podía conseguir cualquier cosa de él. Sólo tenía que pedírselo con el corazón
en la mano, que es como acababa de hablarle…Diablos, le quería tanto.
Notó que Peter le
seguía.
- Papá…
- Que sí, que te
perdono – repuso Chris, con voz cansina. No pudo ni girarse, porque Peter le
aprisionó en un abrazo, y empezó a llorar. Chris se dio cuenta de que Peter
había estado reteniendo el llanto, pero en ese momento lo estaba soltando todo
sobre su camiseta. Peter era tan grande y tan pequeño a la vez….Tan hombre y
tan niño…Le habló entonces en un tono más amable. – Te perdono ¿vale?
Nick salió al
pasillo en ese momento, y se les encontró.
- Os he oído gritar,
¿ha pasado algo? ¡Oh, vaya! ¿Por qué llora así?
No obtuvo respuesta,
pero sus ojos se cruzaron un momento con los de Chris, y Nick sintió que debía
desaparecer por un rato. Volvió a su cuarto dispuesto a hacerse el sordo.
- Vamos, Peter.
Tampoco ha sido para tanto, tesoro.
- No me llames
tesoro. No soy un tesoro. Soy el boquete que hunde el barco.
Fue un milagro que
Chris lograra entenderle, porque Peter estaba llorando mucho.
"Después de
todo, puede que sí que lo sienta de verdad" pensó, muy enternecido por el
llanto de su hijo.
- No, eres mi
tesoro. Te has dejado llevar por la rabia, pero no era contra mí, sino contra
tu madre, lo entiendo.
- Pero al que he hecho
daño es a ti.
- Sssh, vamos Peter,
ya está. No me has hecho daño ¿vale? – dijo Chris, mintiendo un poco – Pasó
hace mucho tiempo.
- Sabía que había
algo que no me querías decir y te presioné para que me lo dijeras…
- Lo sé. No has sido
muy sutil. Ya está, Peter. Ya te he dicho todo lo que te tenía que decir. No
pasa nada. Deja de llorar ¿vale?
- No lo entiendes…no
lo entiendes…
De prono Peter
empezó a repetir eso y no dijo nada más pero siguió llorando. Como Chris le
tenía apoyado sobre él, notó el momento exacto en el que el pecho de Peter
empezó a sonar extraño.
- Peter, ve a por el
inhalador - le dijo, pero su hijo no se movió. – Peter, el inhalador.
Nada.
- Vale, pues
suéltame que voy yo.
Tampoco.
- ¡Nick! ¡Trae el
inhalador de tu hermano!
Nick salió de su
cuarto, les dedicó una mirada, y luego fue al cuarto de Peter. Pero salió con
las manos vacías.
- No está en su
mochila.
- Peter, ¿dónde
tienes el inhalador? Ve a por él, cada vez respiras peor.
Peter no lo hizo, y
Chris oyó como el poco aire que le llegaba al chico hacía un ruido sibilante.
- Si crees que me
has visto enfadado no será nada comparado a cómo me verás si no me dices donde
tienes el inhalador ahora mismo. Sé que puedes hablar, así que ya lo estás
soltando.
Peter se limitó a
seguir allí de pie, alimentando la impotencia de Chris mientras veía como su
hijo se ahogaba.
- Peter, ¡maldita
sea!
Nick despareció un
segundo y volvió enseguida. Le dio algo a Chris.
- Es un… bueno, no
sé cómo se llama, pero mide el oxígeno que le llega a los pulmones. Si sale por
debajo del 50% tienes que preocuparte. Si sale más, haz que se tumbe, que
respire hondo, y se le pasará.
Chris hizo que Peter
soplara por aquél aparato, aunque le costó bastante porque el chico no
colaboraba.
- Cuarenta y cinco
por ciento – le dijo a Nick.
- Necesita el
inhalador, pero ya. ¿No lo puedes orbitar?
- ¡No, si no sé
dónde está! Peter ¿dónde lo tienes?
- Peter, no tiene
gracia – dijo Nick, se acercó a él, y le tomó el pulso. Estaba muy acelerado. –
Papá, voy a ser claro. O encuentras el inhalador, o le orbitas al hospital,
porque éste ataque es bastante grave y no pienso perder a mi hermano.
- Peter, por favor –
pidió Chris, pero al ver que no iba a colaborar se dispuso a no perder más
tiempo. Puso una mano en su hombro y orbitó con él. Apareció en la parte de
atrás del hospital más cercano. Hizo que Peter entrara, y no hizo falta que
dijera nada, porque se acercó un médico al ver los esfuerzos que el chico hacía
por respirar. Ahogarse es de las sensaciones más molestas que puede experimentar
el ser humano, ya que respirar es un acto reflejo que no se puede evitar. El
cerebro de Peter le obligaba a tomar aire, pero sus pulmones no le dejaban.
- Mi hijo tiene un
ataque de asma.
- Ha sido una suerte
que estuvieran cerca del hospital. ¿No lleva el inhalador?
- No. – dijo Chris
omitiendo el hecho de que el ataque no había ocurrido en la calle.
El médico trajo una
silla e hizo que Peter se sentara. Le llevó a una sala donde le hicieron
respirar por una mascarilla y Chris observó cómo poco a poco Peter dejaba de
estar azul para volver a su palidez habitual, aunque quizá estaba más pálido
que de costumbre.
Después le
auscultaron, le hicieron preguntas sencillas para ver si había perdido en algún
momento la lucidez mental por la falta de oxígeno, y le recordaron lo
importante que era llevar el inhalador siempre encima. Peter no dijo ni mu en
todo el rato, y Chris tampoco dijo mucho. El médico empezó a rellenar el
informe que les permitiría irse a casa.
- ¿Estaba corriendo
cuando le dio el ataque?
- No – respondió
Chris, porque Peter no decía nada.
- ¿Cerca de algo a
lo que sea alérgico?
- No.
- Deduzco entonces
que la causa ha sido algún tipo de estrés emocional.
Aunque Peter había
llegado llorando, esto bien podía ser por el susto, aunque Chris sabía que no
era así.
- Supongo que sí.
- Eres un chico
sensible ¿verdad Peter? – dijo el médico, muy amable, intentando que el chico
dijera algo. Pero Peter se limitó a asentir. – Bueno. Todo parece estar bien.
Por favor, recuerda llevar siempre el inhalador encima.
- Lo hará –
respondió Chris por él.
Poco después
abandonaron el hospital. Chris le dio un abrazo fuerte, pero con cuidado de
dejarle respirar, asustado de que le pasara lo mismo otra vez.
- Creo que voy a
matarte – anunció, y orbitó con él, de vuelta a casa. Habían estado cuarenta y
cinco minutos fuera, entre una cosa y otra. Nick había hecho la cena, y cuando
les vio orbitar se lanzó hacia ellos. A Chris le dio un abrazo. A Peter un
abrazo y un empujón. Y luego tres más, remarcando cada empujón con un insulto.
- ¡Idiota! ¡Idiota,
estúpido, imbécil!
Chris le apartó con
delicadeza, aunque una parte de él estaba con Nick. Entonces vino Leo, y abrazó
a Peter con mucha fuerza. Esto pareció hacer reaccionar por fin a Peter, que le
cogió en brazos, y le dio un beso.
- Peter, a la cama.
Ahora.
Peter se fue muy
cansado y con algo de dolor en el pecho. Chris subió cinco minutos después, y
llegó justo cuando terminaba de ponerse el pijama.
- ¿Dónde tienes el
inhalador? – fue lo primero que le preguntó.
- En el segundo
cajón.
- Va a volver a la
mochila. Y no va a salir de ahí. Miraré que esté cada noche ¿entendido? Y si no
está tú y yo tendremos una conversación que no va a gustarte nada.
Peter asintió.
- Mañana ajustaré
cuentas contigo. Ahora vas a descansar, y si necesitas cualquier cosa, quiero
que me llames.
No fue necesario que
le llamara, no obstante, porque Chris no hacía más que entrar y salir dela
habitación de Peter, hasta que al final se quedó allí con él, sentado en una
silla, mirándole dormir. Nick subió un rato después.
- Papá, ¿no vas a
comer nada?
- No tengo hambre.
- Estás muy delgado.
¡Te me vas a quedar en los huesos!
- No estoy de humor,
Nick.
Cinco segundos
después, Chris salió detrás de Nick, que se había ido en silencio.
- ¡Espera! Perdona.
Gracias por todo, hijo. Puede que luego baje a comer algo ¿vale? Ahora quiero
quedarme con tu hermano.
- Está bien, papá,
pero no le va a dar un ataque mientras duerme.
- Podría darle.
- Nunca le ha dado
dos ataques en un día.
- Quién sabe. Estaré
más tranquilo si me quedo.
- Vale. Si no te
quedaras tú acabaría por quedarme yo, y puede que entonces le estrangulara, así
que es mejor que te quedes tú.
- Yo aún no he
descartado el estrangulamiento.
Chris le dio un beso
a Nick, y volvió con Peter. No durmió, aunque dio alguna cabezada en la silla.
Peter despertó poco
después de que amaneciera. Parpadeó y bostezó, y se llevó un susto al ver que
había alguien en la habitación. Luego se dio cuenta de que era su padre,
durmiendo en la silla. Se puso de lado, con las manos bajo la cabeza, y le
observó con una sonrisa. Luego se preguntó si se habría pasado allí toda la
noche, y supo que sí.
"Peter, creo
que estás muerto" se dijo.
Quizá para no
adelantar el momento de su asesinato o quizá porque le hacía feliz ver a su
padre allí, Peter no hizo ningún movimiento para no despertarle. Le miró y se
dio cuenta de lo mucho que le quería. Soltó una lágrima al recordar el día
anterior y todo lo que le había dicho. Peter era del tipo que sabe diferenciar
cuando habla con un amigo (aunque no tenía muchos) y cuando con un adulto.
Generalmente era bastante educado, pero se había pasado y mucho.
"Si tú te
acostaste con la primera que viste en tu adolescencia, bien por ti."
"Si te pones
así es porque te avergüenzas de lo que hiciste. ¿Y tú pretendes decirme que no
es algo malo? Que pasa, que te encanta decir lo que otros hacen mal pero no
reconoces tus errores ¿verdad?"
"¿Pero tú te
has visto con Amy? Qué, ¿vas a aplicar con ella todo lo que nos has dicho hoy,
o me vendrás con un "hermanito" nuevo?"
"Puedo, claro
que puedo. Amy, Bianca, y a saber cuántas ha habido entre medias. Por lo visto
tu "error" no te quitó las ganas."
¿Cómo había podido
decirle todo eso a su padre? ¿Es que se había dado un golpe en el cerebro y ya
no conectaba bien? Precisamente él, entre toda la gente del mundo, él decidía
ponerse cruel con la persona que menos se lo merecía. ¿Es que no había
aprendido nada de…? Peter decidió no seguir por ahí, o empezaría a faltarle el
aire como el día anterior.
Poco después
despertó Chris, y le miró. Peter vio tanto amor en los ojos de su padre que
sintió que hasta dolía. Chris se acercó a su cama, y le dio los buenos días con
un beso.
- Después de
desayunar, quiero tener unas palabras contigo. Más que palabras, en realidad.
Bueno, al menos no
iba a hacerle esperar. Era todo un consuelo. Peter y Chris no habían cenado
nada el día anterior, así que desayunaron con apetito. Nick y Leo le hicieron
la ley del silencio a Peter, como si ellos también hubieran decidido
castigarle. Después del desayuno Peter subió a su cuarto casi como si fuera una
perspectiva agradable. Lo que fuera en vez de aguantar esas miradas de
"pero qué idiota eres".
Peter esperó a su
padre sentado sobre la cama. Chris tardó un rato en subir. Peter siempre se
preguntaba qué hacía en esos ratos. Quizá lo hiciera para torturarle un poco,
aunque lo dudaba. Cuando su padre entró, traía el cepillo consigo. En otro
momento Peter hubiera dejado que su curiosidad preguntara por qué a veces lo
orbitaba, a veces no, y a veces le mandaba a él que lo cogiera, pero supo ver
que no estaba en situación de ser curioso. Estaba en situación de callarse y no
empeorar lo que se le venía. Chris fue directo al grano.
- Te pusiste en
peligro. La primera norma. La más importante. Y no es la primera vez que
hablamos de esto. Te pusiste en peligro, y todo por negarte a ir a por el
inhalador, lo cual, por cierto, fue también desobedecerme. ¿Sabes lo que fue
ver cómo te ahogabas sin poder hacer nada?
Peter se quedó
callado pensando que era lo mejor que podía hacer.
- ¡¿SABES LO QUE
FUE?!
Al ver que su padre
se había enfadado más, Peter probó a hablar, a ver si eso era mejor.
- Papá, yo…
- ¡TÚ HAS SIDO UN
ESTÚPIDO, PETER!
Vale, hablar o
callar daba igual. No importaba lo que hiciera, Chris sólo quería gritarle un
rato y Peter lo aceptó con resignación, sabiendo que le había hecho pasar mucho
miedo.
- ¿Qué hago yo si te
pasa algo? ¡¿Qué hago!? Lo peor de todo es que sé por qué lo hiciste. Por
culpabilidad ¿verdad? Grábate esto en la cabeza Peter: no puedes
autocastigarte. De eso ya me encargo yo, y te aseguro que voy a hacerlo muy
bien. No puedes volver a ponerte en peligro. Jamás, nunca, debes negarte a
coger el inhalador.
Sin decir nada más,
Chris le levantó. Peter siempre se sorprendía de la facilidad con que lo hacía,
como si no pesara nada. Su padre se sentó donde había estado él, y le puso
sobre sus rodillas. Peter se quedó muy quieto mientras le bajaba la ropa.
Agradecía que lo hiciera así, porque así preservaba algo de su intimidad. Peter
miró los zapatos de su padre, dispuesto a no apartar la mirada de ahí mientras
dudara el castigo. Ya se los había aprendido de memoria. Aquél día Chris
llevaba los zapatos negros de cordones. Llevaba el izquierdo mal abrochado.
Entones vino el
primer azote. Peter no se movió cuando sintió el cepillo. Al principio el dolor
no era mucho. A veces si le pillaba desprevenido soltaba un gritito, pero solía
ser más de sorpresa. Peter permaneció callado mientras sentía los primeros
azotes.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Normalmente, Chris
no era muy rápido. Le pegaba despacio, sobre todo al principio y es especial
cuando utilizaba el cepillo. Durante unos segundos, Peter sólo escuchó el
sonido de los azotes.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Peter no pudo
evitarlo y se movió un poco. Enseguida se quedó quieto otra vez, aunque empezó
a dolerle y sabía que no aguantaría tan estoicamente durante mucho más. Se
preguntó si Chris no iba a decirle nada. Generalmente le pegaba, hablaba, le
pegaba y luego volvía a hablar. Pero aquella vez todavía no había dicho nada.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Peter se movió
involuntariamente, y sintió que le escocían los ojos. A veces para aquél
momento ya estaba llorando pero casi siempre era más bien por motivos
emocionales que por verdadero dolor. Desde luego no era agradable, le picaba
bastante, y se esforzaba por no llorar, pero podía soportarlo.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Sin aguantar más,
Peter comenzó a llorar, aunque intentó hacerlo en silencio. Vale, aquello
dolía.
- ¿Cuándo aprenderás
que tu vida es o más importante, Peter? No puedes, bajo ningún concepto,
negarte a coger el inhalador cuando tienes un ataque.
Bueno, sobre eso
había opiniones. Técnicamente si podía, porque ya lo había hecho, pero Peter
sabía que no le convencía decir aquello en voz alta. Además, evidentemente su
padre se refería a que no debía hacerlo. Peter estuvo tentado de decirle que lo
de no respirar no era agradable, así que podía guardarse las obviedades, pero
no se dejó llevar por su irritación. Le estaba castigando porque se lo había
buscado, así que dejó sus palabras en la boca, de dónde no debían salir.
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Peter empezó a
soltar grititos. Se había propuesto no gritar, pero no podía, simplemente no
podía.
CRACK CRACK CRACK
(Aaau. Peter se mordió el labio.) CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK
Los siguientes
azotes ya no fueron con el cepillo. Chris empezó a pegarle con la mano, pero
aquello no supuso mucho alivio. La mano dolía menos que el cepillo, cierto,
pero cuando le pegaba con la mano le pegaba más fuerte, y además estaba
adolorido.
SMACK SMACK SMACK
SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK
SMACK SMACK SMACK
SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK
Peter, en un acto
reflejo, se tapó con la mano.
- Lo siento – dijo
rápidamente, pero Chris se limitó a apartarle la mano, y a sujetársela sin
hacer en realidad mucha fuerza.
SMACK SMACK SMACK
SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK
- Papá, por favor.
"¿Le estás
suplicando? ¿Y no te suplicó el a ti que fueras a por el inhalador?"
SMACK SMACK SMACK
SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK
- Papá, ya no más.
"Él no lo
entiende. No iba a morirme por no usar el maldito inhalador, y aunque hubiera
sido así, al principio puede que se entristeciera, pero luego vería que su vida
es mejor sin mí. Es lo que me pasó a mí cuando dejé de vivir con Derek."
SMACK SMACK SMACK
SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK SMACK
Peter dejó de
pensar, y se limitó a llorar únicamente. ¿Lloraba por el dolor o por lo que
sentía? ¿Por las dos cosas? La verdad es que le dolía bastante. De pronto se
dio cuenta de que Chris ya no le estaba pegando. Le estaba acariciando la
espalda. ¿Cuánto tiempo llevaba haciendo eso? Se sentía bien, como siempre.
Cuando Chris le acariciaba siempre le entraban ganas de llorar más, y esa vez
no fue menos.
- Ya está, tesoro.
Ssh, ya está.
Peter respiró hondo,
e intentó controlar los espasmos sollozantes que le recorrían todo el cuerpo,
pero no pudo. Aguantaba mucho sin llorar, pero cuando empezaba le costaba mucho
parar. ¿Y Chris le había dicho que no era un llorica? Si bueno. He ahí una
prueba más de que su padre le veía con mejores ojos delos que se merecía.
- Ya está, Peter. Ya
pasó. Levántate, tesoro.
Peter lo hizo, y se
abrazó a él, sabiendo que no se apartaría. A veces no entendía por qué Chris no
se apartaba, pero se lo agradecía con toda su alma. Si en ese momento no le
hubiera abrazo probablemente se hubiera querido morir. Y rondaba mucho esos
pensamientos como para que le dieran más motivos.
Chris le acarició el
pelo. Le había resultado tan difícil castigarle…No dejaba de ver a Perter
ahogándose, y se dijo que estaba haciendo eso precisamente para impedir que
volviera a suceder. Paró cuando consideró que era suficiente. Con él no podía
guiarse por el llanto. A veces lloraba más, a veces menos, y en general lloraba
poco, así que su indicador fue su propia intuición. Cuando terminó de
castigarle, Peter empezó a llorar con más fuerza. Chris le consoló y tuvo
paciencia, sabiendo que dejaría de llorar en cuanto le fuera posible. Había
sido duro con él, así que le tomaría un tiempo. Eso suponiendo que no estuviera
llorando por algo más. Con él nunca se sabía. Cuando le notó más sereno, habló
con él.
- Nunca vuelvas a
hacer esa tontería. Mira Peter, ya no te pido que me obedezcas o que te vayas a
la cama cuando te lo digo…Esto es mucho más importante…al menos tu salud
¿entiendes? Es lo básico. No puedes ponerte en peligro. Simplemente no puedes,
porque yo no puedo soportarlo, tesoro.
Le dio un beso en la
cabeza y le siguió acariciando. Peter aun lloraba un poquito, pero de forma
mucho más controlada.
- ¿Por qué lo
hiciste? ¿Huelga de brazos caídos? ¿Estoy triste así que me da igual seguir
respirando? ¿He hecho algo malo y …?
- No hice algo malo.
Hice algo horrible – dijo Peter por fin, interrumpiéndole.
- Me hablaste mal.
No es la primera vez que lo haces. Intenta no volver a hacerlo y ya está.
- Te hice daño. Te
hice daño para…para conseguir algo de ti. Y me creía mejor que tú, al menos en
un sentido. ¿Reconoces el patrón? Dijiste que no dejarías que pasara. Dijiste
que no dejarías que me volviera una mala persona.
- Y tal cosa no ha
sucedido, tesoro.
- ¡Hice lo mismo que
hubiera hecho Derek! Sólo….sólo sé resolver las cosas gritando, rompiendo algo,
manipulando a la gente o haciéndoles sentir mal…usando la psicología y los
sentimientos….que es lo mismo que hacía él conmigo.
- No te compares con
él, Peter. Ni siquiera en broma. No te pareces a él absolutamente en nada.
- Sí lo hago. Cada
vez más. Ya es tarde, papá. Hay algo dentro de mí que me hace ser…dañino.
- Sí, pero para ti
mismo. Escucha Peter. Cada vez que golpees algo haré lo mismo que cuando diste
aquella patada a la puerta delante de Rachel. O como cuando rompiste el cristal.
No has vuelto a hacerlo. Te contuviste, y no le distes un puñetazo a la pared.
A ti no te gusta ser agresivo, ni a mí tampoco, así que buscaremos otra forma
de que salga tu rabia. Hay que trabajar en eso, sí, pero no te convierte en una
mala persona. No he pensado en ningún momento que lo fueras. Ayer estaba
enfadado, sí, pero un motivo para hablarme así sí que tenías, y todo lo demás
era tu lado adolescente hablando por tu boca. Eso a mí no me preocupa. Es
normal. Si vieras las cosas que le decía yo a mi padre….Pero que te pongas en
peligro…Peter, no puedo dejar que hagas eso de nuevo. ¿Sabes lo más frustrante?
Que ni siquiera puedo decirle muchas de estas cosas a la psicóloga. Puedo
hablarle de Derek, de tus complejos, pero no de Barbas, por ejemplo. Hace
tiempo dijiste una verdad muy grande Peter: la magia puede ser peligrosa. Por
eso necesito confiar en que tú vas a hacerme caso en todo lo que te diga para
protegerte….y no salir a los brazos del primer demonio que quiera abrazarte. Y,
si ni siquiera puedo confiar en que uses el inhalador, ¿cómo voy a esperar que
hagas todo lo demás? Necesito que te mantengas a salvo, hijo. Por mí.
- Por ti – repitió
Peter, como un autómata, pero Chris no supo si lo estaba diciendo con
conocimiento de causa o como mero loro de repetición. Decidió cerciorarse.
- Nada de ponerse en
peligro. Bajo ninguna circunstancia. Es más, te prohíbo que te sientas
culpable, por nada, en vista de que es un sentimiento que no sabes manejar.
- Pero…no puedes
pretender que no haga nada cuando la fastidio…
- Oh, tú no harás
nada, pero yo sí. Ya te he dicho que de castigarte me encargo yo.
- Ya lo he
comprobado – dijo Peter, e hizo un puchero.
- Mala suerte, pero
no me das pena. No cuando te has jugado el pellejo.
- Lo dices como si
me hubiera tirado de una montaña sin paracaídas.
- Sin paracaídas no,
pero sí sin inhalador, que para ti es más importante.
- Papáaaaaaaaaaa.
¡Ha venido el tío Wyatttttt! – gritó Leo desde abajo.
- Genial, seguro que
quiere unirse al club "castiguemos a Peter". ¿Escogerá la modalidad
del silencio, como Nick y Leo, o se ocupará de que no pueda volver a sentarme?
- Puedes probar a
ponerle un puchero a él también. Seguro que a él sí le das pena. Vamos,
bajemos.
Peter se levantó,
con una mueca.
- ¿Te duele mucho? –
preguntó Chris. A pesar de decir que no iba a sentir pena, estaba triste al
preguntarlo, y un poco preocupado porque si Peter respondía que sí quería decir
que se había excedido, y que no podía andar con normalidad.
- No. Es que me he
dado cuenta de que llevo diez minutos sin pantalones.
- Ah, bueno. No es
como si no te hubiera visto antes.
- Sí, papá, eso me
hace sentir mucho mejor. – dijo Peter, rodando los ojos.
Chris le revolvió el
pelo, y le dejó colocarse la ropa. Los dos bajaron y Peter, aun con los ojos
rojos, fue a abrazar a Wyatt.
- Hola, sobrino.
¿Hemos empezado mal el día o qué? – dijo, adivinando lo que había pasado por el
hecho de que tardaran en bajar y Peter pareciera haber llorado.
- Más bien lo
terminé mal ayer. – dijo Peter, y se lo contó todo.
- Es de coña
¿verdad? – preguntó Wyatt mirando a Christopher. – Tu hijo no es tan idiota
como para no coger el inhalador.
- Pues…me temo que
eso fue lo que pasó.
- Pero ¿tú estás
tonto? – le dijo Wyatt a Peter. – Da gracias a que te haya castigado tu padre,
porque si llegas a hacerme eso a mí no te sientas en tres semanas.
- Doy fe – intervino
Leo, recién llegado – El tío es peor que papá.
- Hasta tu hermano
pequeño parece más sensato que tú. De verdad, Peter, llevas unos días en los
que parece que quieras morir. Si no lo consigues, al final te mataré yo – le
dijo Wyatt.
- Los luces blancas
no podéis matar.
- Por ti, me lo
salto.
- Ya no voy a
hacerlo más. No te enfades, tío – dijo Peter, y en vez del puchero puso la
mirada de cachorro más perfecta del mundo, aunque fue bastante sincera.
- Tienes suerte de
que haya venido por otra cosa – le dijo Wyatt, haciéndose el duro. – Papá ha
encontrado algo sobre Barbas, Chris.
- ¿Ha atacado a
alguien? – preguntó Chris, con ansiedad.
- No. Precisamente
eso es lo raro: que no ha atacado a un solo brujo. Ambos sabemos que ese no es
su estilo. Por el submundo corren rumores…de que se está preparando para algo.
YO A MI MADRASTRA LE ESTABA ESPIANDO MIENTRAS ELLA SE ESTA BAÑANDO ELLA SE DA CUENTA ME DICE Q ME ESPÍAS MALDITO MAÑOSO DEGENERADO DESNUDA ME PONE DE RODILLAS Y, me DA DOLOROSAS CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF MI ABUELA ME DICE «voy a ENSEÑARTE MODALES,MALDITO DEGENERADO ella ME METE VARIAS CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF MI MADRASTRA MOJA SUS PESADAS MANOS DE ELLA RECIBO otra TANDA DE CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF y ACTO seguido MI ABUELA MOJA SUS ARRUGADAS MANOS me otra TANDA DE CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF, yo me MANTUVE de RODILLAS DELANTE de mi ABUELA y no paro de DARME CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF ME DEJA LLORANDO EN EL PISO LOS CACHETES BIEN MARCADOS DE SUS ARRUGADAS MANOS
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