Chapter 94: Preparativos
Chris 1 y Chris 2 se
movían por la habitación con una coordinación imposible, como si supieran cuál
iba a ser el movimiento del otro antes de que lo hiciera. Se sincronizaban a la
perfección, fusionándose en un torbellino de actividad en el que también
intervenía Leo. Estaban haciendo pociones. No dejaban de decir nombres de
ingredientes que a Amy, Nick 1, Nick 2, y Peter 2 les sonaban a chino.
- ¿Me pasas el…? –
empezó Chris 1.
- ¿…ojo de tritón? –
terminó Chris 2 por él – Aquí lo tienes.
- Gracias. ¿Y la
raíz de mandrágora?
- Está en el estante
de arriba, papá – dijo Leo, mientras removía el contenido de un caldero.
Estaban en el desván, y parecían en su elemento.
Continuaron así
durante un buen rato. De vez en cuando un recipiente soltaba una pequeña
explosión, pero eso parecía ser algo bueno porque los dos Chrises ni se
inmutaban. Los dos Nicks y Peter sabían lo suficiente de magia como para
entender que aquellas pociones eran de ataque, pero no comprendían mucho más.
Se sentían tontos. Nick, de hecho, se daba cuenta de que su hermano pequeño
sabía más cosas que él, y eso no dejaba de ser ofensivo. Al final, Nick
estalló:
- ¿Por qué estamos
aquí perdiendo el tiempo en vez de ahí fuera buscando a Peter? ¡Ya no llueve!
- Vamos a buscar a
tu hermano, pero no vamos a ir con las manos vacías. – explicó Chris 1, sin
apenas mirarle. – Chris, utiliza tu sangre. Yo no tengo poderes por el momento
así que sería inútil.
- La poción sería
más poderosa si la bendecimos también con la sangre de tus hijos, y de los
míos.
- Por supuesto.
Nick, por favor, dame la mano. – pidió Chris.
- ¿Por qué? –
preguntó el aludido con desconfianza.
- Necesito una
gotita de tu sangre. Tranquilo, hijo, que no te voy a hacer nada. Es sólo un
pinchacito en el dedo, como si te tomara el azúcar…
- ¡Estás loco si
crees que voy a dejar que me agujerees con un alfiler! – exclamó Nick,
escondiendo la mano. Chris le miró fríamente, de una forma que a Nick no le
gustó nada. Era como…decepción.
- Está bien. Leo,
por favor. Tu mano.
- Sí, papá – dijo el
niño, y extendió el brazo. Miró a su padre con algo de inseguridad y una
sonrisa nerviosa, y Chris le sonrió para tranquilizarle.
- Calma, campeón. Ni
siquiera va a dolerte. – le dijo, y le hizo un pinchacito en el dedo. Luego
dejó que la gota de sangre cayera en la poción. – Eso es. Has sido muy valiente.
Le acarició con
ternura, y le miró bien el dedo. No merecía la pena ni que el otro Chris se lo
curara: no había herida alguna.
- Papá… - susurró
Nick, sintiéndose fatal por la forma en la que le había mirado. Se dio cuenta
de que esa poción iba a servir para recuperar a su hermano, que no se había ido
de no ser por sus ataques verbales. Así que de alguna forma se esperaba que al
menos colaborara para recuperarle. Después de haber visto cómo lo hacía con Leo
estaba dispuesto a dejarse pinchar. No parecía doloroso.
- Ahora no, Nick –
respondió Chris con sequedad - No tengo tiempo para tus quejas. Si tu hermano
no ha vuelto después de tanto rato y de que parara la lluvia, quiere decir que
está en algún tipo de problema o que está…
Chris no se atrevió
a decir la palabra "muerto", pero se dedujo perfectamente.
- No iba a quejarme
– protestó Nick – Iba a decir que puedes pincharme, si quieres…
- Gracias, hijo –
respondió Chris, de mejor humor, y se acercó a él para hacer lo mismo que había
hecho con Leo. Como le notaba nervioso, le habló para distraerle - ¿Qué te ha
hecho cambiar de opinión?
- Ver cómo se lo
hacías al enano – respondió Nick, y Chris le pinchó en ese momento. - ¡Aich!
- Lo siento. Ya está
– dijo Chris, y echó la gota de sangre en la poción. - ¿Qué ocurre, que no te
fías de mí? Te dije que era sólo un pinchacito en el dedo. Nunca te haría daño.
- Si es para
recuperar a Peter, la lista de cosas que "nunca harías" puede
disminuir drásticamente.
Chris se sintió
ofendido y dolido, aunque se dio cuenta de que en parte Nick tenía razón. Pero…
- Jamás haría daño a
un hijo para recuperar a otro, pero tienes razón en que lo haría todo por
Peter. Al igual que lo haría por ti. Y por Leo.
Nick le sostuvo la
mirada durante unos segundos. Su padre le estaba diciendo con aquellas palabras
que no se olvidaba de que tenía más hijos, y de que los tres eran importantes
para él. Era justo lo que Nick necesitaba oír.
Chris 2 carraspeó,
llamando su atención.
- Prosigamos. – dijo
– Hijos, es vuestro turno – añadió, mirando a Nick 2 y Peter 2. Ellos habían
estado tres meses fuera: meses que el otro Nick había empleado para aprender
magia. Así que aquello les resultaba bastante extraño – Esta es la manera en la
que damos poder a nuestras pociones – explicó, y procedió a pincharles.
- Esas pociones son
muy raras – intervino Nick 1 – No conocía la mitad de ellas.
- Eso es porque no
es algo que vayan a enseñarte en la escuela, Nick. Es la poción más poderosa
que hayamos hecho nunca. Con esto no matas sólo demonios.
- Entiendo. ¿Y dices
que servirá para traer a Peter de vuelta?
- Servirá para
destruir a posibles adversarios. Si Barbas se ha acercado a él…
- ¿Crees que lo ha
hecho?
- Espero que no.
Pero todo indica que es lo que pretendía: quiere algo de él, y le ha devuelto
sus poderes para que pueda llevarlo a cabo.
- Peter jamás
aceptará. – dijo Nick.
- Claro que no –
corroboraron Chris 2, Amy y Leo a la vez. Pero Chris no estaba tan seguro….
Siendo objetivos, si
existía un demonio capaz de corromper a un chico incorruptible como Peter, era
Barbas. Era listo, manipulador, poderoso, y tenía cierto don con las palabras.
En cierta forma, Chris pensó con horror que descrito así el demonio se parecía
mucho a su hijo. En otras circunstancias, Chris jamás hubiera dudado de su
muchacho, pero eran ya demasiadas personas que predecían que Peter iba a hacer
algo malo.
- Así que… estas
pociones son para darle una patada en el culo a Barbas – dijo Nick, cogiendo un
frasquito y examinándolo de cerca.
Chris se puso un
poco nervioso, pero intentó que no se le notara.
- S-sí…
Nick le miró con
suspicacia. La voz de su padre había temblado, y además no había hecho
comentarios sobre su "lenguaje inapropiado" delante de su hermano
pequeño.
- Has dudado antes
de responder. ¿Son para algo más?
Silencio.
- Papá, ¿son para
algo más?
Mierda. ¿Por qué
Nick era tan suspicaz? ¿Y por qué él era tan mal mentiroso? No supo qué decir,
así que no dijo nada.
- ¿Chris? – dijo
entonces Nick, mirando al clon de su padre. - ¿Para qué son las pociones?
- ¿No son para derrotar
a Barbas? – preguntó Leo, confundido.
- Claro que sí –
dijeron los dos Chrises a la vez…y sonó a mentira.
- Barbas es un
demonio de nivel alto, pero es sólo uno – dijo Nick y empezó a sumar uno más
uno. – Habéis hecho todo un arsenal, con pociones muy poderosas. Que derrotan
algo más que demonios. Y Peter es algo más que un demonio.
- ¿No estaréis
pensando utilizar eso con Peter? – intervino Amy. Se sentía al margen en todos
aquellos asuntos mágicos, pero eso lo había entendido bastante bien.
- Sólo si es
absolutamente necesario.- respondió Chris, con sinceridad. Y así desató el
infierno.
- ¿QUÉ? – gritó Amy.
- ¡PERO PAPÁ, QUE ES
PETER! – chilló Leo.
- ¿CÓMO SE TE
OCURRE?
- ¿HABLAS EN SERIO?
Un grito se
superponía a otro, y así fue realmente difícil saber lo que decían. Pero hubo
algo que se escuchó con suma claridad, de los labios de Nick.
- GRANDÍSIMO HIJO
DE…
- ¡Eh! Cuidado con
lo que dices.
- ¡NO PIENSO TENER
NINGÚN CUIDADO! ¿HAS PERDIDO LA CABEZA? ¡Si no llego a preguntar…! ¿TE HAS
VUELTO IMBÉCIL?
- Nick, soy tu
padre, y no puedes hablarme así.
- Voy a hacer algo
peor que hablarte así…Y yo que pensé…TENDRÁS QUE PASAR POR ENCIMA DE MI CADÁVER
¿TE ENTERAS? No voy a dejar que salgas de aquí con eso, maldito cabrón.
Leo se había tapado
la boca, como si los insultos los hubiera dicho él. Chris suspiró.
- Vale Nick, puedo
entender que estés sorprendido pero no voy a permitir que me hables así. Es
injusto que confíes tan poco en mí, hijo. Te lo he dicho antes. Jamás os haría
daño, ni a ti ni a tus hermanos. Esta poción no afecta a los luces blancas, y
Peter tiene ahora mis poderes. Si le lanzo esta poción, mataré su lado de
demonio, que es algo que no quiero hacer, pero no pienso permitir que Barbas le
utilice para hacer algo que luego Peter no se pueda perdonar. Esta poción
derrotará a Vraskor, pero tu hermano estará bien y puede que siga siendo brujo.
- ¿PUEDE? ¿ES QUE
ACASO TE DA IGUAL DEJARLE SIN PODERES?
- ¡NO, NO ME DA
IGUAL, PERO PREFIERO ESO A QUE ESTÉ MUERTO O A QUE HAGA UNA TONTERÍA! Esto no
es un juego, Nick. Es mi hijo, le quiero sobre cualquier cosa, pero si él se
equivoca morirá mucha gente ¿entiendes?
- ¡MORIRÁS TÚ! ¡ESO
ES LO QUE TE DA TANTO MIEDO! ¡CREES QUE PETER PUEDE SER EL QUE TE MATE Y CUMPLA
ESA ASQUEROSA PROFECÍA! ¡COBARDE! No eres más que un brujo cobarde e inútil que
ni poderes tiene.
Se hizo un tenso
silencio. Nick había hablado con bastante odio.
- Nick, tu padre ya
te había advertido que no le hablaras así – intervino Chris 2. – Creo que le
debes una disculpa.
- ¿Quién, yo? –
preguntó Nick, indignado, mirando a ese proyecto de clon que se creía persona.
- ¿Quién si no?
- Tu puta madre. –
respondió Nick, harto ya de tonterías, de clones, de mentiras, y de padres
estúpidos que decían estupideces.
Chris se había
quedado muy afectado por las acusaciones de Nick. ¿Cómo podía su hijo pensar
esas cosas de él? ¿Esa opinión le merecía? ¿En serio no entendía que si Peter…
perdía el control…sería necesario contenerle? Le bastaba con un toque para
matar, con un deseo… Y sólo Dios sabía lo que Barbas tenía planeado hacer con
su chico. Sólo quería evitar que Peter corriera peligro, y que su conciencia
cargara con más culpa de la que ya soportaba.
Si Chris estaba
hundido, Amy estaba sorprendida y molesta. Estaba a punto de decirle un par de
cosas a Nick, pero Chris 2 se le adelantó.
- Está bien, chico,
vete a tu cuarto.
- ¿Qué?
- Lo que has oído: a
tu cuarto. No voy a dejar que me hables así, ni a tu padre tampoco. Te he dado
la oportunidad de disculparte, y la has tirado a la basura. Así que ahora atente
a las consecuencias.
- Te falta un
tornillo si crees que voy a…
- Yo no creo nada.
Yo SE que vas a obedecer y a subir a tu cuarto.
- ¿Y por qué coño
haría eso?
Chris no se podía
creer lo que su hijo estaba haciendo. Conocía esa actitud de gallito, pero Nick
solía reservarla para otros momentos…¿Acaso pensaba que el otro Chris estaba de
broma? Se le notaba bastante enfadado. Chris se veía a sí mismo regañando a su
hijo y se sentía extraño, pero se sintió aun peor cuando vio cómo reaccionaba
Nick. Eso fue lo que le hizo dejar de lado su afectación, y tomar las riendas.
- Porque si tengo
que subirte yo lo haré a base de cintazos – amenazó Chris, y Nick abrió mucho
los ojos. Nunca que él recordara, le había hablado de esa forma. Tenía que
haber cruzado alguna especie de línea. Voló escaleras arriba, y Chris se
arrepintió inmediatamente de esa amenaza.
Chris 1 y Chris 2 se
miraron un segundo. Pretendieron subir las escaleras los dos al mismo tiempo.
- Tú eres el padre…-
dijo Chris 2, y se apartó.
Chris subió al piso
de arriba pensando que en ese momento tendría que estar haciendo muchas cosas.
Había una larga lista, pero ninguna de esas cosas era lidiar con su hijo.
Suspiró.
Nick estaba en su
cuarto, y lucía entre enfadado y asustado. Chris suspiró otra vez.
- Siento haberte
hablado así. No has elegido un buen día para ponerte respondón ¿sabes?
Nick no dijo nada,
pero bajó un poco la cabeza. Sí, eso no era "el día indicado" para
dar problemas.
- Es mi hermano – se
defendió, como si eso lo explicara todo.
- Sí, es tu hermano,
pero es mi hijo. Y por si aún no quedó claro, le quiero. Os quiero. Jamás,
óyeme bien, jamás le haría nada. Ni aunque se volviera la Fuente del mismísimo
mal, y no es una metáfora, sino el título de aquél que reina en el inframundo.
Pero haré todo lo posible para evitar que eso ocurra. Aunque eso implique
destruir su lado demoníaco y tal vez, y sólo tal vez acabar con sus poderes.
- ¿Le dolerá? –
preguntó Nick, rindiéndose ante el hecho de que la decisión de su padre era la
mejor.
- No lo sé. –
admitió Chris, con sufrimiento - No es… no es como si atara sus poderes…Voy a
anular una de sus esencias….Voy a matar una de sus esencias…
- Pero… tú has dicho
alguna vez que…todos somos tus hijos. Que Vraskor…que no pasa nada con que
seamos demonios.
- Tal vez me
equivocara – dijo Chris, y admitir eso no fue mucho más fácil que lo anterior –
Al menos en lo que a Peter respecta. Él no puede con la carga que supone ser…el
demonio de la Muerte.
- Entiendo. -
respondió Nick, y después de eso se hizo el silencio durante un rato. - ¿Me vas
a castigar? – preguntó al final.
- Me has insultado.
Y al otro Christopher también.
- ¿Y no podemos
simplemente hablarlo?
- El problema no
está sólo en tu forma de tratarme, Nick, ni en que decidas pagarla conmigo cada
vez que algo te contraría. Es que no confías en mí. Piensas que soy capaz de
hacerte daño para hacer una poción, y de matar a tu hermano para evitar que
haga algo que tal vez no llegue a hacer. Dudas de mí. Pues aquí tienes una
certeza…algo de lo que nunca tienes que dudar: si me faltas al respeto, la
consecuencia será un castigo. Siempre. Así que no, Nick. No podemos simplemente
hablarlo. Lamentablemente para ti, soy un hombre de palabra. En lo bueno y en
lo malo.
Nick no respondió.
Pero en realidad no dudaba de su padre…no exactamente. Lo que dudaba era que él
fuera "tan importante" como Peter. Creía que si su padre tenía que
elegir entre los dos…elegiría a Peter. Por eso no estaba seguro de cuáles eran
los límites de su padre si se trataba de "salvar" a Peter.
Se sintió tonto por
cómo había reaccionado. Había sido un día demasiado largo, su hermano había
vuelto a irse, y él lo complicaba todo pagándola con su padre… Todo aquello era
su culpa. Era él el que había espantado a su hermano…
- Está bien –
susurró, y se acercó a Chris. Una lágrima solitaria se derramó cuando parpadeó.
Chris la restañó de su mejilla y le obligó a levantar la vista.
- ¿Está bien?
- Tienes razón. Y no
he debido insultarte.
- No, no has debido
– corroboró Chris, pero sin acritud. Más bien, con una voz muy dulce. – Hay
otra cosa que nunca debes dudar tampoco: el amor de un padre es diferente para
cada uno de sus hijos, pero igual de intenso. No necesito leerte la mente para
saber que ahora mismo te sientes desplazado. Quizá Leo se sienta así también.
Te pido que pienses por un segundo en cómo debe de sentirse Peter.
Constantemente le están alejando de mí. Constantemente le hacen sufrir, por
todos los lados. Lo último que necesita es que nosotros le hagamos sufrir
también. Debemos estar unidos, Nick. Ahora más que nunca. Tenemos que estar
unidos, porque ahí fuera hay un demonio que va a intentar que no lo estemos. Y
no, Nick, no es mi vida por lo que temo, sino por la vuestra. La de todos
vosotros. Patrick me dijo que Peter sería el primero en morir. Que la lluvia
era el primer paso…Y ya ha dejado de llover. El momento se acerca. ¿Entiendes
ahora por qué tengo que evitarlo a toda costa?
Nick asintió. Y de
pronto empezó a llorar. De rabia, de miedo, de no sabía bien qué…Quizá,
simplemente, es que estaba hasta los cojones de que todo fura cada vez más y
más complicado. De que le quitaran a su hermano, de que después Peter se
fuera…No era la primera vez que hacía eso, pero sí era la primera que era culpa
suya. Empezó a llorar y le resultó muy difícil parar. Pero lo hizo. Y se dio
cuenta de que Chris le había estado abrazando todo el rato. Siempre lo hacía.
Era como su pañuelo de lágrimas, y él, a cambio, le insultaba en la primera
ocasión. ¿Qué clase de hijo era?
- Lo siento… todo.
Haber sido un capullo con Peter, haber sido un capullo contigo…
- ¿Hasta al
disculparte tienes que hablar más? – le recriminó Chris, pero le sonrió. – Es
irónico que te enfades tanto con Peter y al segundo siguiente te enfades
conmigo por creer que voy a hacerle daño.
- Es mi hermano –
dijo Nick, por segunda vez en cinco minutos.
- Y nada podrá
cambiar eso – asintió Chris, y le dio un beso. – Házselo saber la próxima vez
que le veas ¿de acuerdo?
Nick dijo que sí con
la cabeza.
- Tal vez, algún
día, serás capaz de pensar las cosas antes de que lleguemos a éste punto.
- Tal vez, pero hoy
no es ese día – respondió Nick, y le dedicó una media sonrisa. Luego se acercó
a Chris y permitió que le tumbara sobre sus rodillas.
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Chris no fue ni muy
rápido ni muy duro. Realmente le estaba castigando porque le había dicho que le
iba a castigar. Creía que ya había entendido, y que nunca, por más que lo
intentara, iba a conseguir que Nick midiera sus palabras a tiempo. Aunque él lo
iba a seguir intentando.
- Por mucho que te
enfades, no me puedes insultar, ni a otras personas, sobre todo si son mayores
que tú, y eso incluye al otro Christopher.
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Chris paró de
castigarle, y comenzó a acariciarle la espalda. Nick lloraba, pero sabía que
era más de frustración que de otra cosa. Nick intentó sobreponerse. No podía
retener a su padre cuando ahí fuera todo se estaba yendo a pique. Ni siquiera
había sido duro con él. Trató de levantarse, y de limpiarse las lágrimas.
- Vamos a patear
demonios – dijo, intentando sonar animado.
- ¿Ya te sientes
mejor?
- No. – respondió
con sinceridad, sin poder evitarlo.
- Pues entonces no
nos vamos.
- Pero…ahí
fuera…Peter…
- Mi otro hijo
también me necesita. Le duele su traserito y aún siente ganas de llorar. Sólo
se está haciendo el valiente.
A pesar de lo
humillantemente infantil del tono y las palabras de Chris, a Nick se le llenó
el corazón, al sentir que su padre realmente le elegía a él por una vez. Le
abrazó, y le hubiera encantado sentirse consolado por todas las veces en las
que Chris le había dicho que le quería lo mismo que a Peter…El problema es que
él leía la mente, y por eso sabía que no era verdad. Por eso no podía dejarse
animar por las palabras de su padre, y quizá ese era el verdadero motivo de
toda su rabia, de las palabras que le habría dirigido a Peter, de las palabras
que le había dirigido a su padre…¿Por qué él, que pese a sus muchos defectos
nunca robaría poderes ajenos, ni intentaría suicidarse, ni mataría a nadie…por
qué él era siempre el segundón, mientras que su hermano era el objeto de la
preocupación de Chris? Todos compadecían a Peter incluso él mismo, a pesar de
que en aquella ocasión era Peter el que se había buscado lo que le había
pasado. Era él el que empuñaba el cuchillo la noche en la que se lo llevaron.
Pero daba igual lo que hubiera hecho. Chris se lo perdonaba, mientras que él
era una persona horrible sólo por hablar de más. Él era el malo por tener
celos, y ser deslenguado. Nick no podía sacarse de la cabeza la estúpida
parábola del hijo pródigo que Amy le había mencionado.
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