Chapter 95: Miedos naturales
A Nick le sorprendió
que los latidos del corazón de su padre fueran tan agitados. Llevaban un rato
en una especie de abrazo relajante, y lo normal hubiera sido que su pulso fuera
tan calmado como el suyo propio. Nick casi sentía cómo el corazón de su padre
iba a salirse de su pecho y sabía que eso sólo podía ser porque tenía miedo.
"Claro que
tiene miedo. Por Peter. Siempre tiene miedo por Peter."
Ese pensamiento que
se coló en su cerebro no era suyo. Lástima que él no pudiera saberlo. A su
lado, hablándole al oído, Barbas le manipulaba oculto bajo sus poderes de
invisibilidad. Él sólo podía actuar allí donde había miedo…y en ese chico había
tanto que costaba saber por dónde empezar. Nick tenía miedo a morir, a que su
padre muriera, a que su hermano muriera, a que su hermano hiciera algo malo, a
que el mundo se acabara de verdad…y a que su padre le quisiera a él menos que a
Peter. Para los intereses de Barbas ese último miedo era el más útil, y por eso
decidió explotarlo. Llevaba ya algunos minutos jugando con el chico, y casi
consigue que él también abandonara la seguridad de permanecer junto a su padre,
pero Christopher se le había adelantado. Y ahí estaban, los dos abrazados, más
cerca que nunca. ¡Era tan difícil separar a ese hombre de sus hijos!
"Peter es un
asesino, y aun así le quieren más que a ti. Tú siempre has sabido que Peter es
mejor que tú. Peter jamás insultaría a tu padre de la forma en la que tú lo has
hecho. Pero ¿qué harán todos si Peter ya no está? No puedes permitir que le
pase nada…Ese tonto es capaz de hacer una locura….No es como si no lo hubiera
hecho antes. Está tan deprimido que puede intentar suicidarse de nuevo…Seguro
que eso es lo que está haciendo. Peter jamás dañaría a otra persona sin
motivos, pero sí se dañaría a sí mismo…"
El corazón de Nick
empezó a latir tan rápido como el de su padre. ¿Y si todos se equivocaban? ¿Y
si Peter no estaba con Barbas porque ya…porque ya estaba muerto? ¿Y si esa
lluvia había acabado con él, o había encontrado otra forma de suicidarse?
- Papá…¿Y si Peter
está muerto? – preguntó, rompiendo el silencio que les había envuelto desde
hacía varios minutos.
- No digas eso.
- Pero…¿y si lo
está? Por eso se ha ido ¿no? Quería que esa lluvia lo matara.
- El otro Peter dice
que vosotros aguantáis más porque sois medio demonios.
- Más no es para
siempre. Ha dejado de llover, y no ha vuelto. ¿Y si ha estado ahí fuera
demasiado tiempo?
- Tu hermano no es
tonto. Puede que se considere capaz de hacerse un corte y morir lentamente,
pero morir abrasado duele demasiado.
- ¿Te aferras a eso?
¿Esa idea tan débil es lo que te hace creer que está vivo?
- ¡A algo tengo que
aferrarme! ¡Él no puede estar muerto!
"Lo está"
le indujo a pensar Barbas, por medio de sus poderes "Está muerto, y aún
muerto le quiere más que a ti"
- ¡Sí que lo está y
pese a todo le sigues dando prioridad a él!
- ¿Qué le doy...?
¿Nick, qué rayos estás diciendo? Estoy aquí, consolándote, en vez de estar ahí
fuera. Creo que deberías pensar mejor lo que dices. Intento entender tus celos,
pero me parece que lo estás llevando demasiado lejos. No es como si hubiese ido
con él al parque dejándote a ti sólo, ¡es que se ha enfrentado a un secuestro
(otro más) y está pasando por un momento muy difícil! Eso no te da derecho a
decir que está muerto, ¿me oyes? NO LO ESTÁ.
Nick intentó meterse
en la mente de su padre, pero parte del poder de Barbas consistía en
incapacitar a sus víctimas para usar sus poderes. Nick en realidad no pudo usar
sus habilidades, pero Barbas le hizo pensar que sí, y le dio unos pensamientos
falsos para que creyera que eran de Christopher:
"No está
muerto. Peter no puede estar muerto. Nick sólo lo dice porque está cansado de
ser el segundón…¿Y qué si lo es? Debería estarme agradecido porque le permita
estar aquí después de todo lo que ha hecho. ¡Peter se ha ido por su culpa!
Tendría que echarle y dejar que destruyera otra familia. Ya no llueve. Puedo
hacerlo sin cargo de conciencia"
Nick se separó de él
bruscamente.
- Nick ¿qué….?
- ¡No te preocupes
por tu conciencia! Te ahorraré la molestia de echarme. – dijo, y comenzó a
irse, pero Chris le agarró del brazo.
- ¿Qué tonterías
estás diciendo?
- ¡No finjas! ¡Ya no
tienes que hacerlo! ¡Quédate con Peter! Tienes razón: ya estoy cansado de ser
el segundón. – exclamó, al borde del llanto, y se soltó. Salió como un vendaval
de la habitación, pero él no podía orbitar y desaparecer, así que Chris acabó
por alcanzarle, a la altura de las escaleras.
- Nicholas, maldita
sea, me estoy perdiendo. ¿Estás enfadado con Peter o conmigo?
- ¡Con los dos!
- ¿Y yo qué te he
hecho? Eres tú el que no deja de atacarme…
- ¡Pues ya no lo
haré más! ¡Quédate con tu hijo perfecto, que nunca te ataca ni te dice nada! –
gritó Nick, y volvió a irse. Chris se hartó, y dio un golpe en la pared. El
susto hizo que Nick se quedara quieto.
- ¡NICHOLAS, YA
VALE! Mira, he tenido mucha paciencia, y de veras te digo que antes de
conoceros yo de paciencia no andaba sobrado. No sé qué tonterías son esas que
estás diciendo pero no dejas de repetir que elijo a Peter por delante de ti y
que eres el segundón…Pues…¡bienvenido a mi mundo! Mi hermano es el Dos Veces
Bendito. Tenía un escudo protector desde el útero de mi madre. Mata demonios
con sólo pestañear. Media comunidad mágica intentó matarle. Adivina con quién
estaba mi padre todo el día. Sí, tuve celos. Sí, entiendo que tú también los
tengas. Pero ¿sabes una cosa? ¡Dudo mucho que a Wyatt o a Peter les guste la
idea de tener una diana en la cabeza! Pobre de ti, que no te secuestran, ni te
maltratan, ni quieren convertirte en alguien malvado. Pobrecito, en serio.
Acepta el hecho de que por alguna razón esperan que Peter haga algo grande. En
ese sentido, SÍ, ERES EL SEGUNDÓN. Pero te diré una cosa, si has pensando, si
por un puñetero segundo has pensado que a mí eso me importa un carajo, es que
no eres tan inteligente como pareces. Eres mi hijo. Y, en contra de lo que
pareces pensar, creo que tú me necesitas más que Peter. Peter ahora mismo
necesita que le salven la vida, pero tú necesitas que sea tu conciencia todo el
rato. Bien, pues como tu conciencia te digo que te estás portando como un
niñato consentido. Te quiero con todas mis fuerzas. Si quieres creerlo bien, y
sino también, porque yo no puedo hacer otra cosa. Pero creo que nunca te he
dado motivos para dudarlo. Un hombre se cansa de que le cuestionen todo el
tiempo. No sé qué esperas de mí, hijo, de verdad que no. Sé que a veces me
equivoco…Antes te he culpado porque Peter se haya ido cuando en realidad no ha
sido culpa tuya y lo siento…Pero no sé qué he hecho para que pienses que te
quiero menos que a tu hermano. He aguantado que me grites, he aguantado que me
insultes, que me llames cobarde, que insinúes que sólo quiero salvar mi
pellejo, pero no pienso aguantar con que te vayas tú también. No lo soportaría.
Tú te quedas. Entérate de una vez que para mí no eres el segundón. Ocupas el
maldito primer puesto en lo que a tirar de ésta familia se refiere. Si tú te
vas, yo ya no tendré ningún motivo para fingir que esto no me sobrepasa.
Nick miró a su padre
boqueando como un pez, sin saber qué decir por más que quisiera decir algo. Su
padre había hablado con raba, con afecto, con desesperación…con tantas
emociones a la vez que lo que había dicho a la fuerza tenía que ser cierto.
Nadie podía mentir de esa forma. De pronto, dejó de tener miedo. Barbas
reconoció su derrota, y dejó tranquilo al muchacho, con una explosión de rabia
interna. Nick pudo entonces volver a utilizar su poder, sin manipulaciones. Y
lo que escuchó le llegó al alma:
"Siempre me ha
gustado que sean sensibles, pero ¿tiene que elegir justo este momento para
hacer el numerito de esposa despechada? Cada segundo que paso lejos de Peter
envejezco cinco años. A estas alturas me da igual lo que haya hecho, lo que
vaya a hacer, lo que destruya y lo que deje de destruir. Sólo quiero estar con
mis hijos, con todos ellos. ¿Tanto pido? ¿Me convierte eso en alguien egoísta?
¿Soy un mal padre por querer encontrar a mi hijo más frágil? Le han hecho tanto
daño…Sólo quiero evitar que alguien le haga más daño…¿Por qué Nick no puede
entenderlo? ¿De verdad le he dado motivos para pensar todo eso que me ha dicho?
¿Tan mal lo estoy haciendo?
- No, papá – dijo
Nick, con un sollozo ahogado que se quedó en su garganta. – Tú no me has dado
ningún motivo para pensar nada – le aseguró, y le estrujó en un gran abrazo. –
Tú no has hecho nada. Sólo tengo miedo de haberlo hecho yo. Cualquier persona
preferiría tener a Peter como a hijo antes que tenerme a mí…
Chris le dio un beso
en la cabeza.
- Sin ti, mi vida no
estaría completa, hijo. Al igual que no lo está sin tu hermano. Por eso tengo
que encontrarle, ¿entiendes? Por eso no me importa lo que haya hecho. Una vez
le tenga junto a mí, me preocuparé por eso. Le ayudaré, si es que necesita mi
ayuda. Y a ti también. Te demostraré que te quiero tal y como eres. Pero ahora
tengo que solucionar todo esto.
Nick asintió. Y en
ese momento el otro Christopher subió las escaleras.
- Las pociones están
listas – dijo. – Mis hijos van a venir. Es hora de que decidad lo que van a
hacer los tuyos.
- Leo se queda al
margen – dictaminó, con seguridad. Luego miró a Nick, y ahí vaciló. No quería
que fuera, pero Nick tenía un poder que podía serles muy útil…Nick era el
demonio de la vida, y le había hecho hacer una promesa… - Tú decides – dijo al
final.
- ¿Qué? – preguntó
Nick, con incredulidad. ¿El sobreprotector de su padre le estaba dejando
elegir?
- No eres un niño,
Nick. Si quieres venir puedes hacerlo. En realidad, creo que puedes ser muy
útil si nos acompañas, pero no quiero obligarte. Eso sí, si vienes, tienes que
prometer que harás todo lo que yo te diga. Sin discutir
- Haré lo que tú
digas, papá, de verdad…- dijo Nick, sus ojos brillando de ilusión.
- En ese caso, vamos
abajo. Me despediré de Amy y de tu hermano, y nos iremos.
Decirlo fue más
fácil que hacerlo. Amy le miró de una forma que venía a decir "sé que te
propones algo peligroso y estás loco si piensas que voy a dejarte".
- ¿Os vais, no? –
preguntó ella, antes de que Chris pudiera hablar.
- S-sí.
- ¿Todos?
- Leo no.
- ¿QUÉ? – exclamó
Leo - ¡Papá, yo también voy!
- No, Leo. Tú no
vienes. – dijo Chris, en un tono que no daba lugar a discusión.
- Y supongo que yo
tampoco – dijo Amy.
- Amy… tú no tienes
magia…
- Tú tampoco.
- Teno pensado hacer
que Peter me de mis poderes nada más verle.
- Para entonces ya
puede ser tarde.
- Es mi hijo, Amy.
- ¡Y tu mi novio,
maldita sea! – gritó ella. Era la primera vez que Chris la veía perder los
nervios, desde que todo aquello había comenzado. Se quedó congelado al ver que
empezaba a llorar. Se acercó lentamente, sin saber muy bien qué hacer. – Llevo
horas oyéndoos hablar de muerte, sangre, y demonios. ¿Cómo esperas que esté
tranquila sabiendo que caminas hacia tu tumba?
- No voy a huir más,
Amy. Si así tiene que ser, que sea, pero no voy a abandonar a mi hijo, ni al
resto del mundo.
Amy sintió rabia,
pero sabía que jamás lograría convencerle, y en realidad tampoco quería
hacerlo. De hecho, no quería perder tiempo en discutir. Tenía algo importante
que decirle.
- No puede pasarte
nada.
- Te aseguro que
haré todo lo posible.
- No puede pasarte
nada – insistió – Tu hijo tiene que conocerte.
Christopher tardó en
pillarlo. Fue la mirada sorprendida de su alter ego lo que le hizo pensar en
las palabras de Amy. ¿Cómo que su hijo le tenía que conocer? Abrió la boca y la
volvió a cerrar. Luego puso una mano en la tripa de Amy, como si esperase
sentir algo.
- ¿Mi hijo? –
preguntó, con una emoción indescriptible.
- No es del lechero,
eso te lo aseguro.- respondió ella, con su picardía habitual.
Chris la miró como
si la viera por primera vez. Un hijo…De pronto la abrazó con mucha fuerza, y
luego la dio un beso que la dejó sin respiración.
- ¿No estás
enfadado? – preguntó ella.
- ¿Enfadado? ¿Cómo
podría estarlo?
- Otro hijo es lo
que menos necesitas ahora…
- Un hijo siempre es
una bendición.
- Ni siquiera
estamos casados…
- Eso es algo que
pienso remediar.
- No lo esperabas…No
tienes por qué fingir por mí… - dijo Amy, mirando al suelo. Contempló a todos
los testigos presentes en aquella conversación. Le daba algo de vergüenza
seguir con ellos delante, pero lo hizo - Entiendo sí…Mira, yo voy a tenerlo.
Tú… aún estás a tiempo de hacer lo que quieras…
- Amanda Jade
Evinson, ¿acabas de hacerme el hombre más feliz del planeta y estás insinuando
que me quede al margen mientras tú crías a NUESTRO hijo? Eso no va a pasar ni
en un millón de años ¿queda claro?
Poco a poco, Amy
sonrió. Y fue una sonrisa resplandeciente. No tuvo tiempo para mucho más,
porque Leo y Nick les aplastaron en un abrazo.
- ¿Voy a tener un
hermanito? – preguntó Leo.
- Eso parece, cariño
– dijo Amy, dándole un beso. Chris estaba en modo "Dios mío, voy a ser
padre" y no parecía capacitado para responder.
"Gracias,
Amy" pensó. "Gracias por darme un motivo más para querer volver.
Ninguna profecía va a impedir que conozca a mi hijo".
Nick se sorprendió a
sí mismo por la alegría que sintió. No había pensado que tener un hermano más
fuera algo que pudiera gustarle. Pero le gustaba. Un pequeño enano al que
pudiera ver crecer, y no como Leo, al que había conocido ya con unos cuantos
años. Pensó que había muchas cosas que podía enseñarle, y tal vez pudiera
evitar que se echara a perder con tanto libro, como Leo y Peter.
Estuvieron abrazados
y hablando durante unos segundos, hasta que Peter 2 les interrumpió.
- Enhorabuena y todo
eso pero…debemos irnos.
- Tienes razón –
dijo Chris, con un suspiró. Le dio un último beso a Amy – Volveré – la
prometió.
- Te amo – respondió
ella. Le hubiera gustado decir "lo sé, sé que volverás", pero lo
cierto es que no lo sabía. Tenía un mal presentimiento…
- Papá, yo también
voy – dijo Leo.
- No, hijo. Es
peligroso.
- Lo sé, y por eso
tú sabes que necesitas a cuanta más gente mejor.
- Leo, he dicho que
no.
- ¡Es mi hermano!
¡Voy a ir te guste o no!
- ¡No, no irás!
Leo le miró con
desafío, y luego miró hacia la puerta. Esa mirada le traicionó, porque cuando
echó a correr Chris ya estaba preparado para cogerle. Le sujetó con fuerza,
porque Leo intentó soltarse.
- Leo, no tengo
tiempo para esto – gruñó y le bajó un poco el pantalón. Levantó la mano y dudó
sólo un segundo antes de dejarla caer, con relativa fuerza, sobre el trasero de
su hijo.
SWAT SWAT SWAT SWAT
SWAT
La rabia ante la
idea de que Leo también se pusiera en peligro fue silenciada por el miedo a que
tal cosa sucediera de verdad. Le colocó la ropa y le obligó a mirarle.
- Por favor, hijo, entiéndelo.
Necesito saber que estarás a salvo.
- Y yo necesito
saber que lo estarás tú.
Chris sintió que se
le formaba un nudo en la garganta, pero sabía que no podía dejarse conmover.
Probó con otra táctica.
- Necesito que
alguien cuide de Amy. Alguien con poderes. Ahora tú vas a ser el hermanito
mayor para el bebé que está esperando.
- ¿Su hermano mayor?
– preguntó Leo con desconfianza.
- Eso es. Y el
hombre de la casa hasta que yo vuelva. Por eso tienes que hacerme caso y
quedarte aquí.
Leo le miró a los
ojos durante un rato, y luego asintió.
- Pondré cristales
protectores.
- Me parece bien,
campeón – dijo Chris, suspirando con alivio y forzando una sonrisa. Luego miró
al otro Christopher a Nick, y a los otros dos muchachos - Ya es hora de que nos
vayamos.
- ¿Dónde estabas? -
preguntó Peter, cuando Barbas apareció de nuevo delante de él.
- Intentando que tu
hermano se nos uniera.
- ¿Cómo? – preguntó
Peter, con desconfianza. - ¿Qué hiciste?
- Nada, tranquilo.
Sólo… intenté convencerle.
- Usaste tus poderes
¿verdad? ¿Cuándo aprenderás que esa no es la forma de tratar con ellos?
- ¿Y cuál es, según
tú?
- No llegarás a
ellos a través del miedo. Están acostumbrados a sentirlo. Tienes que llegar a
ellos a través de su punto débil.
- ¿Qué es…? –
preguntó Barbas. Cada vez estaba más contento de que el chico hubiera decidido
estar en su bando. Era toda una fuente de información.
- El amor que se
tienen. Ya deberías saberlo. Me han contado cosas sobre ti. Ya lo has usado
otras veces, contra mi abuela.
- Así que piensas
que el amor es una debilidad – dijo Barbas, sentándose a su lado. Estaban en lo
alto del puente colgante de San Francisco. Peter había dicho que ese era el
lugar indicado. Muy irónico, muy poético, porque solía ser el refugio de su
padre. Peter parecía haber olvidado su vértigo. En realidad, estaba muy pálido
y no se atrevía a mirar debajo de él. Pero se repetía a sí mismo que el fin
justificaba los medios.
- Por supuesto. Mira
cómo conseguiste atar al Christopher del otro universo: por medio del amor que
sentía hacia sus hijos. El amor es un obstáculo. El único camino es el poder.
Con poder puedes proteger a quien tú quieras.
- Chico, me gusta
como piensas – alabó Barbas. Iba a decir algo más, pero en ese momento dejaron
de estar sólos cuando ante él aparecieron dos Nicks, dos Chrises, y un Peter.
- ¡Peter! – gritó
Chris.
- Oh, Christopher,
qué bien que hayas venido. Tú hijo me estaba demostrando lo inteligente que es.
- No tanto, si aún
no te ha destrozado. Peter ¿qué haces con él? – dijo Nick.
- Tú también
estarías con él si le hubieras escuchado. – respondió Peter.
- ¿Qué? ¡No, chico,
son todo mentiras! – gritó Chris 2.
- Oh…¿Mentiras?
¿Cómo la que me dijiste tú? – preguntó Peter, con sorna - ¿Sabes? Barbas tiene
una teoría muy interesante sobre cómo piensas volver a tu mundo…
- Peter, él tiene
razón, no le escuches, te envenenará…- dijo Chris. El alivio que había sentido
al ver a su hijo con vida se extinguió al ver que algo no iba bien.
Instintivamente metió la mano en su bolsillo, y tocó el frasquito con la poción
que había estado preparando.
- No, papá, tú me
has envenenado. Me has llenado la cabeza con ideas estúpidas que no llegan a
ningún lado. Todo eso de no robar… nunca lo he entendido, la verdad.
Chris abrió mucho
los ojos, y comprendió que Peter le estaba intentado decir algo. Vio en sus
ojos que tenía un plan, y estaba pidiendo que no lo fastidiara. Trató de leer
entre líneas. ¿No robar? ¿A qué se refería con eso? Peter no robaba… salvo
poderes… Tuvo entonces una idea de lo que pretendía y, más relajado, sacó la
mano de su bolsillo.
- Escucha,
Peter…Tienes razón, no he sido sincero contigo pero no por eso debes escuchar a
Barbas… - prosiguió Chris 2, que no se había dado cuenta del imperceptible
cambio de miradas.
- Pues yo creo que
sí.
- ¡Peter! ¿Por qué
haces esto? – preguntó Nick - ¿Te ha amenazado, es eso?
- No. Barbas me ha
dado a elegir. Sólo eso. Sin órdenes. Nadie va a darme órdenes nunca más.
- ¿De eso va esto?
¿De tener poder? – siguió Nick, incrédulo.
- ¿A qué esperas
Peter? Ya lo hemos hablado: róbale su poder. O está contigo o está contra ti –
intervino Barbas, y Peter asintió. Miró a Chris una última vez, pidiéndole que
no interfiriera.
- Ahora sé lo que
tengo que hacer – dijo Peter y orbitó. Pero en vez de junto a Nick, se apareció
al lado de Barbas y le tocó el hombro, pero el demonio se revolvió y le
retorció el brazo.
- ¿Creías que me
podías engañar? Ibas bien, chico, de veras que ibas bien, pero si hay algo que
sé sobre ti es que jamás te volverías contra tu hermano. Has hecho un buen
papel. Casi me lo trago. ¿Cuál era el plan? ¿Fingir que estabas conmigo y
después robarme los poderes?
- No exactamente –
replicó Peter, y entonces lo hizo: salto al vacío con Barbas aun abrazado a él.
Y, en el aire, entonces sí, le quitó sus poderes. Para que no se pudiera
desaparecer.
- ¡Peter! – escuchó
gritar a varias voces, pero a una más alto que los demás.
"No te
preocupes" quiso decir. "Recuerda que puedo orbitar"
Cerró los ojos,
mientras caía y caía cada vez más cerca del mar. Orbitó, pero, cuando los
abrió, algo tuvo que ir mal, porque él seguía cayendo. Sin control. Abrazado a
aquél demonio al que había dejado sin poderes…
En el último
instante, Barbas desapareció. Y Peter chocó contra el mar, sabiendo que el
impacto desde tanta altura le mataría.
"No le quité
sus poderes" fue lo último que pensó. Y después, ya no pensó nada más.
Pd.: Recordad que
matar es delito, así que prohibido matar a la escritora ^.^
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