Chapter 93: La tentación del poder
NA.: Gracias por
vuestros mensajes y reviews, majosos y majosas :3 Espero que se entiendan las
cosas, a pesar de lo enrevesada que puedo llegar a ser.
Nick y Chris
volvieron a sentirlo: ese vacío enorme, cuando Peter se fue. Apenas le habían
recuperado, y ya se iba otra vez. Christopher tuvo mucho miedo. Patrick había
dicho que Peter sería el primero en morir. Casi lo había olvidado, porque Peter
había vuelto sano y salvo. Pero tras perderle de nuevo el temor se apoderó de
él, con la certeza de que su hijo iba a correr algún peligro, y él no iba a
estar allí para protegerle.
Los demás bajaron a
su encuentro. Leo fue el primero en preguntar.
- ¿Dónde está Peter?
No obtuvo respuesta.
- ¿Dónde está? –
insistió
- Se ha ido. – dijo
Nick, al ver que Chris no respondía – Ha orbitado.
- No, no ha
orbitado. ¡Tú le has echado! - increpó Chris, hablando al fin - ¡Ha huido por
todas las cosas horribles que le has echado en cara!
A Nick le dolió la
acusación. Trató de encajarla lo mejor que supo, pero fue difícil, porque su
padre no dolía hablarle de esa forma. Nick se sintió como si Peter fuera más
importante que él. Como si él fuera un extraño que había hecho daño al hijo
favorito. Sacudió la cabeza para sacarse esas ideas, y recordó todo eso del
hijo pródigo. Lo que le pasaba era que tenía envidia y celos. Sólo eso.
- ¡Es la verdad! No
fue el mejor modo de decirlo, venía a disculparme, pero tengo razón. Será su
culpa o no lo será, pero lo que pasó, pasó, y no podemos cambiarlo. Peter no ha
sabido encajarlo, y lo siento mucho, pero no te enfades conmigo por ser el
único con agallas suficientes para decir lo que piensa. Tú opinas como yo, en
el fondo. Lo sé. Lo veo en tu mente. Lo sientes mucho por él, pero no te
sorprende. En realidad esperabas que un día hiciera algo como esto. Está tan
jodido por dentro, le han hecho tanto daño, que algún día iba a tener que
empezar a devolverle al mundo todo lo que le hicieron. Así se generan las malas
personas…
- ¡TU HERMANO NO ES
UNA MALA PERSONA! – gritó Chris y luego respiró hondo. No era momento de perder
los nervios. Sobre todo cuando notaba a Nick tan… dolido… por algún motivo que
se le escapaba. – Ya me he cansado de decirte que no me leas el pensamiento,
Nick, pero si vas a hacerlo al menos hazlo bien. Mucha gente ha predicho que tu
hermano va a… volverse malo… y eso me preocupa. Y es cierto que considero que
tu hermano tiene muchos motivos para…escoger el camino incorrecto. Pero eso
todavía no ha pasado. Esos pensamientos que has leído no estaban dirigidos a
nuestro Peter, sino al otro.
Nick miró fugazmente
al aludido, preguntándose qué había hecho él. Sabía que se había fugado con los
poderes de su abuelo y que había vuelto en muy mal estado, pero Chris le había
mantenido al margen de "todo lo demás". Iba a responder, pero Chris 2
se le adelantó:
- Nada de eso
importara ahora. ¿Dices que Peter ha orbitado?
- Sí – respondió
Chris 1, sintiéndose como si estuviera hablando consigo mismo, lo que hasta
cierto punto era verdad.
- Eso es imposible.
- Peter no deja de
ser un adolescente, y él también…
- No digo que sea
imposible en el sentido "no lo esperaba de él", digo que es imposible
en el sentido de "he atado sus poderes".
- ¿Qué?
- Como precaución –
explicó Chris 2. – Para asegurarme de que no hacía alguna de sus tonterías.
- Pero… ha orbitado…
yo lo he visto…
- Yo también –
respaldó Nick.
- Pues creo que eso
es de lo que deberíamos preocuparnos ahora mismo y no de quién tiene la culpa
de que se haya ido. ¿Cómo han vuelto sus poderes?
- MIS poderes –
corrigió Chris – Orbitar es…
- …. uno de los
poderes que te robó – concluyó Chris 2 por él. – Ya sé, ya sé. Pero tener los
suyos atados le impide usar aquellos poderes que ha robado. Así que, ¿cómo han
vuelto?
- ¿Por qué no
repasamos lo que ha hecho en las últimas horas? – sugirió Amy. Todos la
miraron. Parecía fuera de lugar en medio de aquél caos mágico, y sin embargo
sus sugerencias eran las mejores. Abrazaba a Leo con un brazo, y era la única
que parecía haberse dado cuenta de la reacción del niño ante la nueva
desaparición de Peter. Chris sintió una punzadita de culpa al pensar en que
estaba dejando que Amy se ocupara demasiado de Leo otra vez. Pero estaba
sobrepasado.
- Dormir. – dijo
Chris 2 – O al menos, no ha salido de su cuarto. Luego fui a despertarle, y
vinimos aquí. Cruzamos el portal y….¡ESO ES! – gritó de pronto, asustándoles a
todos. – El portal… El portal de Barbas…El que él quería que cruzáramos…
- ¿Insinúas que era
una trampa? – dijo Chris.
- Creo que cruzar el
portal le devolvió los poderes a tu hijo. Que eso es justo lo que Barbas
pretendía. Y que…
- …Peter está ahora
por ahí siendo un blanco fácil para él – concluyó Chris. Ambos Chrises se
miraron. Chris tenía pánico. Chris 2 no se sentía mucho mejor.
...
Peter no lo
entendía. Llevaba dos minutos bajo esa lluvia. Era como ácido. Todo estaba
destruido a su alrededor, y él se estaba quemando un poco, pero no estaba
muerto. ¿Por qué no? En ese momento llovía a cántaros. Todo él estaba
chorreando sangre, lo cual era bastante asqueroso, y debería de estar muerto.
Calculaba que tenía que estarlo, o al menos muy adolorido. Pero no se sentía
más que un poco escocido…No lo entendía. Sus lágrimas se mezclaban con las
rojas gotas de lluvia y no podía dejar de pensar que el mundo y los Chrises de
todos los mundos se habían conjurado para que él no se muriera.
- Eres medio demonio
– dijo una voz a su espalda – Si sigues aquí durante un buen rato acabarás por
abrasarte, pero no te quemas tan rápido como una persona normal. Y menos con
eso que no es otra cosa que sangre de demonio.
Peter se giró
bruscamente. Buscó la voz de quien le había hablado, pero no encontró a nadie.
Aun así, reconoció el terciopelo engañoso de ese timbre: era Barbas.
- ¡Tú! ¡Muéstrate!
- Enseguida. Todo a
su tiempo.
- ¿Qué haces aquí?
¿Y qué es eso de que es sangre de demonio? – preguntó Peter, mirando a uno y
otro lado con nerviosismo.
- ¿No te has
preguntado cómo ibas a acabar tú con todos lo de mi especie, Peter? ¿Cómo ibas
a cumplir eso que habían predicho sobre ti? ¿No has dicho siempre que tú no
tienes ningún mérito? ¿Que tú no eres nadie? Yo te aseguro que sí eres alguien,
chico, pero en eso tenías razón: nada de lo que tú pudieras hacer, en términos
bélicos, podía poner fin a la lucha del bien y del mal. Tú no puedes hacer nada
que otros, tu padre incluido, no hayan intentado. Y, sin embargo, se suponía
que ibas a exterminar a los de mi especie. A los de la tuya. ¿En serio creías
que lo ibas a hacer a base de incursiones en el inframundo, a espaldas de tu
padre?
- ¿Qué quieres
decir? – exigió Peter, hablando con la nada.
- Mira a tu
alrededor, Peter. Te estás bañando en la sangre de tus hermanos. De los míos.
¿Por qué crees que yo no quería volver a éste universo? No podía hacerlo hasta
el momento indicado, o me hubiera afectado a mí también. Los demonios están
muriendo, Peter. Los has exterminado.
- Yo…no he hecho nada…
- dijo Peter. Una parte de él se sentía mal. Horriblemente mal. ¿No se suponía
que debería alegrarse por la muerte de esos seres? Pero no dejaban de ser su
especie…a medias.
- Ese es tu mayor
error, muchacho. Te infravaloras demasiado. Tú has cruzado un portal que separa
dos mundos. Tú has invertido su moralidad. Peter, tú has creado un nuevo mundo
paralelo.
- ¿Qué?
- Tu padre tenía
razón, chico: tiene que haber un mundo negro y un mundo blanco. Y tú has hecho
que el mundo negro sea gris. Ya no sois mundos espejos, y es necesario que
exista un universo que complemente a éste. Así que otro mundo ha sido creado.
Un mundo que es negro del todo.
- ¿Insinúas que he
creado otro planeta, con otro Chris, otro Nick, otro Leo y otro Peter? ¿Qué
ahora somos tres de cada?
- En realidad, el
número de mundos es infinito. Está el plano espectral, el cual por cierto
también ha sufrido ciertos daños y por eso los muertos caminan entre los
vivos…Hay cientos de mundos paralelos por ahí fuera, muchacho. Pero tú has
creado uno más.
- ¿Y cómo he hecho
eso?
- Error. La pregunta
correcta es cómo vas a hacerlo – dijo Barbas, y en ese momento se mostró ante
Peter, quitando su escudo de invisibilidad. Peter le fulminó con la mirada
- Deja de distraerme
– le recriminó Peter.
- Oh, sí, disculpa.
Tienes algo que hacer. Tienes que morir ¿verdad? – dijo Barbas, como
burlándose. Peter no respondió, y fingió que no estaba, mirando hacia el
infinito – Eso destrozaría a tu padre…
- No finjas que te
importa.
- ¿Y por qué no iba
a importarme?
- Eres un demonio.
- Y eso es
imperdonable ¿verdad? Como si tú no lo fueras. Como si se tratara de algo que
uno puede elegir…
- Demasiado tarde
para ir de víctima conmigo, Barbas – dijo Peter, sin dejarse engañar – He visto
lo que haces.
- ¿Y qué hago? Sobrevivir.
Me limito a eso. Tu familia me persigue desde que tengo memoria, acusado de un
delito del que no soy culpable. Acusado por el simple hecho de haber nacido
diferente. Tú también eres diferente, Peter. Sabes de lo que hablo.
- Uno no elige como
nace, pero sí cómo se comporta – respondió Peter, repitiendo las palabras que
su abuela Piper le dijera una vez.
- Y, si eso es
así….¿por qué tu familia se dedica a exterminar a los de mi especie? NUESTRA
especie.
- Los demonios son
malvados…
- ¿De veras? Eso te
lo ha dicho tu padre, claro…
- Todo el mundo lo
sabe. Todos saben que os demonios son malos…
- Y las brujas
también. ¿Nunca te lo has planteado? No soléis ser los buenos en los cuentos,
chico. Brujos o demonios, da igual. Todos somos juzgados por poseer lo que
otros no tienen: magia.
Peter guardó
silencio. Barbas era muy… persuasivo. Meses atrás, él no sabía nada de la
magia. Para él, las brujas eran personajes de cuento, casi siempre malas.
Demonios o brujos, a él le daban igual. Después, su padre se lo había contado
todo. Y él no había dudado ni por un segundo de su versión. ¿Por qué iba a
pensar que los demonios eran buenos? Era absurdo. Pero… él era un demonio…Su
madre también lo había sido…Y había dado su vida por ellos. Peter sabía que no
debía escuchar a Barbas, pero casi involuntariamente había empezado a hacerlo.
- Mi familia no hace
daño a nadie. Tú y los tuyos matáis gente.
- ¿No hace daño a
nadie? ¿De verdad? ¿No eres tú el mismo chico que se cargó la otra noche a un
delincuente?
- ¡ESO FUE UN ACCIDENTE!
– chilló Peter.
- O un acierto. No
era una crítica, muchacho. Tienes poder. Tu familia lo tiene. ¿Por qué no
utilizarlo? ¿Por qué no empelarlo para evitar que gente como ese tipo o…como
Derek…haga daño a nadie nunca más?
Esas palabras eran
tentadoras. Y no estaban muy alejadas de lo que él mismo había pensado un rato
antes, sobre que no iba a permitir que nadie le hiciera daño de nuevo, o a sus
seres queridos, o a quien no se pudiera defender, como en su día él no pudo
defenderse. Peter se daba cuenta de que aquello le estaba sonando demasiado
bien. De que esas palabras escondían veneno. No debía dejarse convencer.
Tomarse la justicia por su mano no estaba bien. No eran dioses…eran brujos…pero
¿acaso no tenía un enorme parecido? ¿Acaso no era gente como su abuelo la que
regía el mundo?
- Chris dijo que no
te escuchara…Dijeras lo que dijeras….
- Te dijo que
hicieras justo lo contrario ¿verdad? – preguntó Barbas, que había escuchado
aquella conversación. El demonio no daba un solo paso en falso. Trazaba planes
sobre planes, maniobras de distracción sobre verdaderas maquinaciones…Y así
conseguía llevar a la gente a su terreno. – Y ¿por qué crees que te digo eso,
Peter?
- Porque él sabe
cómo eres tú. Porque te llevaste a sus hijos. Porque quiere defenderme…
- ¿Defenderte? ¿De
verdad?¿Eso crees? ¿Acaso no fue él el hombre que te separó de tu padre, y que
trató de hacer que te volvieras un ladrón y un asesino?
- ¡Seguía tus
órdenes!
- ¿Mis órdenes? ¡Yo
no le ordené tal cosa! – mintió el demonio - ¿Qué interés puedo tener yo en que
él te secuestre?
Peter caviló. Sí,
¿qué interés tenía Barbas en eso? Ninguno. En eso precisamente se había basado
el demonio: todo era una retorcida forma de inculpar a Chris 2.
- Da igual. Él era
malo. Ya no lo es.
- ¿No lo es? Entonces,
supongo que estás de acuerdo con que planeé matar a tu padre…
- ¡Él no planea eso!
- Puedes pasarte el
tiempo negando todo lo que yo diga, pero el hecho cierto es que la única forma
de volver a su mundo es matando a tu padre. ¿Te había dicho eso Chris?
Peter abrió los
labios.
- No…
- Me lo imaginaba.
Luego nos acusan a los demonios de mentirosos…Te diré una cosa, muchacho:
nosotros no solemos mentir. Al contrario: somos cruelmente sinceros. Así que…
repasemos los hechos…Chris te ha mentido…Tu padre te ha mentido…
- ¡Mi padre no me ha
mentido!
- Te ha vuelto en
contra de tu propia especie. Yo no pretendo que destruyas a ningún brujo. Él en
cambio… parece contento con la idea de que te lleves a unos cuantos demonios
por delante ¿no?
- Él se preocupa por
mí. No quiere que me hagan daño…
- Te quiere, sin
duda. Yo no he negado eso. ¿Lo ves? Te dije que no mentía. Estoy de tu parte,
Peter. Sólo digo que tu padre está…equivocado. Y que el otro Chris es una rata
rastrera y manipuladora que…
- ¡Él me dijo que no
te escuchara! – gritó Peter, como queriendo sacar de su cerebro todas las
palabras que ya había oído y ya habían penetrado dentro de él. - ¡Me dijo que
no me fiara de ti!
- ¡Porque eso le
interesa, chico! Sabe lo que yo quiero decirte, y no quiere que lo oigas.
- ¿Y qué es lo que
quieres?
- Que aceptes tu
propio poder. Que no lo rechaces. No lo huyas. Que lo utilices. Puedes hacer de
éste mundo el lugar mejor que siempre has deseado, Peter. ¿No te das cuenta?
Puedes hacer de este un lugar seguro. Puedes proteger a la gente. Puedes
vengarte de los que son como Derek. Puedes crear más demonios, y
controlarlos…Recuerda a tu madre. Ella es la prueba de que Chris se equivoca.
No sois sólo Nick y tú. Los demonios no son malvados. Óyeles gritar, Peter. Yo
les oigo. Están agonizando. Tú los has exterminado. Repara tu error.
Peter se quedó en
silencio, mientras la sangre de sus hermanos mojaba su cuerpo. Por un segundo,
sintió que les oía gritar, como si el cielo estuviera llorando no sólo su
sangre sino también sus lágrimas.
- Chris te dijo que
hicieras justo lo contrario a lo que yo te digo. Pero ¿acaso te estoy pidiendo
algo tan malo? Me limito a decirte que hagas justicia. A que te encargues de
que quienes son malos, como los Derek de este mundo, reciban su castigo. Y los
que son buenos, como los Derek del otro, reciban su recompensa.
Eso no sonaba mal.
Peter tenía que reconocerlo. Nada, nada mal.
- Nadie tendría que
sufrir daños. Sólo… los que se opongan a ti.
Y, aunque Peter
sabía que una parte de él se arrepentiría, ya había tomado su decisión.
...
- …Wyatt, sólo digo
que él es tu hermano. Que tú siempre estás para ayudarle, y él, en cambio
¿dónde está ahora? - preguntó Linda, persiguiendo a su marido para sr
escuchada.
- Resolviendo sus
propios problemas.
- ¡Este también es
su problema! ¡Victoria lleva dos días tumbada en la cama, sin poder despertar!
- Chris no puede
hacer nada para remediar eso.
- ¡Pero podría estar
aquí! ¡Apoyándote, cómo haces tú siempre!
- Basta, Linda. No
quiero hablar más de éste tema.
- ¡Pero yo sí!
¡Christopher es un egoísta! ¡Tú lo das todo por él! ¡Darías tu vida!
- ¡Y ÉL LA SUYA! –
gritó Wyatt. Linda se amedrentó un poco. Wyatt no solía gritarle. De repente
tomó consciencia de lo grande que era su marido, como si fuera alguien de quien
tener cuidado. Wyatt se dio cuenta y suavizó su expresión, y su tono. – Tú no
lo entiendes, amor.
- Pues explícamelo.
- Christopher
siempre ha pensado que debe salvarnos a todos. Se impone más cosas de las que
puede llevar a cabo. De joven era un kamikaze, prácticamente un suicida,
luchando contra todo el que se ponía en su camino. Usaba su magia sin control,
en contra de cualquier demonio que se le presentara. Tenía… tanta rabia
dentro…Sentía… Nunca hablamos de esto, pero yo sé que sentía que, de alguna
forma, tenía que igualarme. Él es… menos poderoso que yo. Objetivamente, lo es.
Todos lo son, salvo quizá esos hijos suyos. Él sentía que era inferior a mí por
eso y quería compensarlo. Quería ser útil. Quería ganarse el orgullo de
nuestros padres, sin saber que ya lo tenía.
- ¿Qué fue de ese
chico? – preguntó Linda, con interés. El Christopher que ella conocía era más
bien pacifista, centrado en su familia… alejado de problemas…
- Sigue dentro de
él, en alguna parte. Es por eso que tiene ese completo de Mesías. Pero… un día…
cuando yo ya me había ido de casa… él se fue a una de sus cazas suicidas, y
mientras él estaba fuera alguien atacó a nuestros padres, y a mi hermana. Él se
culpó por no estar allí con ellos, y quiso morirse al saber que los atacantes le
buscaban a él. Cuando haces mucho daño en el inframundo, envían demonios a
buscarte. Chris pensó que estaba poniendo en peligro a su familia… y por eso
decidió independizarse. Puso la excusa de su boda con Bianca, pero yo sé la
verdadera razón. Por eso Chris anhela tanto una vida normal ¿sabes? Porque es
símbolo de seguridad. Seguridad para los que quiere.
Linda guardó
silencio por unos momentos. Eso la permitió entender un poco mejor a su cuñado.
Ella quería mucho a Christopher, por supuesto. Es sólo que la chocaba la
diferencia de compromiso que, a su juicio, había entre los dos hermanos.
- ¿Qué tiene que ver
eso con Victoria?
- Piensa que está
sucediendo otra vez. Que sus problemas nos están salpicando. Chris cree que lo
que le pasa a Victoria es su culpa. Que la lluvia... que todo esto es culpa
suya, cuando probablemente es culpa de su hijo. En cualquier caso, considera
que lo mejor que puede hacer es alejarse de mí. No quiere ponerme en peligro.
Así que sí, él también me protege. Está convencido de que tiene que morir para
protegerme. Para protegernos a todos.
Iba a seguir
hablando, pero Alex les interrumpió en ese momento. Concretamente, su décimo
intento de orbitar en aquella tarde les interrumpió. Wyatt había lanzado un
hechizo que impedía que cualquier orbitara fuera de aquella casa. Por
precaución. y había hecho bien.
- Alexander, te
hemos dicho que no hagas eso.
- Yo puedo
salvarlos, papá. Yo puedo.
Alex había pasado
mucho tiempo frente al televisor, viendo cómo la gente moría, antes de que la
lluvia terminara por destruir las antenas de televisión y se perdiera la
conexión. Tanto... dolor... le había impactado. Wyatt estaba seguro de que,
aunque fuera tan joven, tenía sentidos de luz blanca. Que sentía la llamada de
los que sufrían, como la sentía él. Había pensado quitarle sus poderes, para
que dejara de sentir tanto dolor ajeno pero... el dolor es parte de la vida...y
ciertamente, con poderes estaba más protegido.
- No puedes,
Alexander. No puedes desvelar tu magia.
- ¡No puedo dejar
que mueran!
- Es por eso que tu
abuelo y yo nos estamos encargando de todo.
- ¡Pero yo puedo
ayudar!
- No. No puedes. Y
si vuelves a orbitar, me enfadaré.
Como desafiándole,
Alex gimió y trató de orbitar de nuevo. Wyatt suspiró, se acercó a él, y le dio
la vuelta.
- No PLAS puedes
PLAS salir PLAS. No puedes.
- ¡Yo puedo! ¡Yo
puedo! - gritó Alex, y empezó a llorar. - Yo puedo - susurró. - Papá, voy a
volverme loco.
- Está bien,
Alexander. Ataré tus poderes. No es un castigo ¿entiendes? Es para que no te
duela. Eres muy joven para sentirlo pero...siempre he sabido que ibas a ser muy
poderoso. La gente sufre, y un luz blanca no puede permanecer indiferente ante
eso. Y un medio luz blanca tampoco.
- Es más que eso,
papá. Ellos me llaman...Ellos lo hacen...
- ¿Quiénes, hijo? No
puedes oírles...tú no tienes cargos...
- ¡No las personas!
¡Los demonios! ¡Se están muriendo!
Wyatt abrió mucho
los ojos. Su padre acababa de decirle eso mismo, hacía sólo cinco minutos,
cuando había estado con él. Esa era información privilegiada de Ancianos... y
su niño lo sabía. Entonces, él mismo también lo escuchó. La llamada era
potente. Gritos de auxilio. De dolor. Y de pronto nada. Wyatt abrazó a su hijo,
y en ese momento dejó de llover. Los demonios habían muerto. Todos los que
estaban en aquél mundo. Ya no había sangre demoníaca que derramar. Por alguna
razón, Wyatt, que mataba demonios desde que era un bebé, sintió que era algo de
lo que no debía alegrarse.
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