Chapter 42: Hermano mayor
Durante el día
siguiente, Chris estuvo en constante conflicto: disfrutaba de "la
infancia" de sus hijos, pero era algo tan agotador que estaba deseando que
ya llegara el momento en el que volvieran a ser lo que eran. No obstante, sabía
que cuando eso sucediera, una parte de él anhelaría aquellos momentos
infantiles, así que se puso a hacer fotos como un idiota, para recordar cada
pequeño momento.
Por la mañana, nada
fue muy diferente al día anterior: paseó a Ariel con los gemelos y luego
jugaron en casa. Wyatt se pasó a ratos, a echarle una mano, él fue a por Leo
como el día anterior, y Amy volvió por la tarde. Chris no entendía como,
después de todo un día lidiando con niños en la escuela, aun le quedaban ganas
de estar con sus hijos, pero ella le aseguraba que lo hacía con mucho gusto. Y
él estaba encantado de que fuera así, porque pese al cansancio, y esa continua
sensación de que tenía que dividirse para ocuparse de todos sus hijos a la vez,
aquella tarde fue maravillosa. Al menos al principio.
Después de jugar con
plastilina, ver una película para niños, jugar con Ariel, montar un barco de
lego y hacer todo lo imaginable, Chris y Amy dejaron que Nick, Peter y Leo
vieran la TV mientras ellos disfrutaban de un rato a solas. Chris les dijo que
les avisaran si querían cualquier cosa, y durante media hora se olvidó de que
era padre, y fue sólo un hombre joven que empezaba una historia de amor. Estaba
teniendo un momento especialmente romántico cuando escuchó un llanto potente
que le trajo de vuelta a la realidad. Suspiró, se disculpó con Amy, y fue a ver
qué pasaba.
Se encontró a Peter
en el suelo, junto a las escaleras. El llanto del niño y la cara asustada de
Leo que le contemplaba desde un escalón, le hizo entender que Peter se había
caído. Ni siquiera bajó corriendo: orbitó directamente junto a Peter y le alzó
en brazos, mirándole de arriba abajo para ver si se había hecho daño. Peter no
parecía tener nada, y sólo entonces Chris se permitió respirar un poco.
- ¿Qué ha pasado? –
le preguntó a Leo, sin dejar de mecer a Peter para que dejara de llorar.
- Se ha caído.
- Eso ya lo he visto
pero ¿cómo?
Leo bajó las
escaleras y se puso junto a él. Tímidamente, levantó la mano y le enseñó una de
las pelotas pequeñas de Ariel.
- Estaba jugado con
esto.
Chris movió a Peter
y le miró a los ojos.
- ¿No te dije ayer
que si estabas en las escaleras me tenías que avisar? – le preguntó al niño,
que aun lloraba. Peter no le respondió. – ¿Te lo dije o no?
- Sí.
- ¿Y por qué no me
has hecho caso?
- ¡Se me olvidó!
- Estas cosas no se
te pueden olvidar. A mí no se me olvida darte de comer.
Chris miró a Peter
fijamente, y al niño le temblaron los ojos, aún húmedos por haber llorado.
- No vuelvas a
hacerlo, Peter ¿me oyes?
El niño asintió.
Chris le dejó en el suelo, y suspiró. Luego miró a Leo, y le puso una mano en
el hombro: el niño se había asustado, pensando que Peter se había hecho daño.
- Por esto, entre
otras cosas, no quiero que juguéis con la pelota en casa. – le dijo, y Leo
asintió. – Anda, volved al salón, a ver la TV.
Chris subió de nuevo
con Amy, y cuando ella preguntó, le contó lo que había pasado. Chris estaba
algo frustrado.
- La pelota pequeña
es ideal para Ariel, y no me importa que la rueden por el salón mientras ella
la coge. Pero jugar en las escaleras, con pelota o sin ella, es peligroso. Es
algo básico ¿no? ¿No debería entenderlo?
- Peter tiene ahora
cuatro años, Chris. No pienses en términos de "entiende" o "no
entiende".
Chris sabía que Amy
tenía razón. Decidió no darle más vueltas, y volvió a su oasis en el que sólo
estaban Amy, él, y un helado casero que compartían como si fueran dos
adolescentes. Era increíble como no necesitaba hacer nada en concreto para ser
feliz con ella. Con cuatro tonterías la hizo reír, y descubrió que le encantaba
esa risa. De nuevo estaban en un buen momento, cuando escuchó gritos. Chris
cerró los ojos, contó hasta mil, y fue a ver lo que ocurría.
Lo primero que vio
no le gustó nada. Peter volvía a estar en las escaleras. Esta vez no se había
caído, pero intentaba colgarse de la barandilla como había hecho Leo muchas
veces…Y Leo se colgó para atrapar al niño, e impedir que se cayera. Chris se
acercó a ellos intentando mantener la calma. En sus muchos años en aquella
casa, donde había crecido, nunca había sentido el impulso de colgarse. ¿Por qué
sus hijos sí? Ayudó a los niños a recuperar el equilibrio, y cogió a Peter en
brazos, para bajarle a las escaleras.
- Leo, aquí. – le dijo,
señalándole el salón, al ver que el niño iba a escabullirse.
- Pero…
- Ahora – sentenció,
y esperó a que obedeciera. Luego dejó a Peter en el suelo, y se puso a su
altura. – Te dije que no te quería ver jugar en las escaleras. Sé que me
entendiste, Peter. Antes te hiciste daño por hacerlo. Y ahora podía haberte
pasado algo mucho peor, si te hubieras caído por el otro lado de las escaleras.
Se sentó en el sofá,
y se colocó al niño en las rodillas.
PLAS PLAS PLAS PLAS
- No vuelvas a
hacerlo. – le dijo, asegurándose de sonar claro aquella vez. – Mantente lejos
de las escaleras.
Al igual que el día
anterior con Nick, le había dado muy flojito, pero Peter lloró de todas formas,
y se abrazó a él en cuanto le levantó. Chris le sostuvo contra su regazo, y
Peter dejó de llorar en seguida, pero no le soltó.
- ¿Me vas a hacer
caso a partir de ahora, tesoro? – le preguntó, con voz muy dulce. Peter
asintió, mirándole a los ojos con mucha intensidad. – Me alegro. Ahora vete a
jugar…ve a buscar a Nick, que seguro que quiere jugar contigo.
Peter se fue y Chris
se quedó mirando a Leo, que lo había presenciado todo y le miraba a la
expectativa. Chris le hizo un gesto para que se acercara, y le dio un abrazo
corto.
- Gracias por coger
a tu hermano, pero esa no es la forma. Tienes que llamarme a mí. Sabes que no
puedes colgarte de la barandilla.
- No quería
molestarte…
- Ya te dije que no
molestas, Leo. Si alguno de tus hermanos se pone en peligro tienes que llamarme
inmediatamente, esté con Amy o esté sólo. Sabes que si me llamas te oiré,
aunque estés lejos….es la ventaja de ser un luz blanca. Pero no quiero que te
pongas en peligro tú también. Colgarse en las escaleras es algo que te he
prohibido muchas veces. No quiero que te cuelgues de ningún sitio, en realidad.
Leo asintió.
- Además, y siento
lo que te voy a decir, pero no has sido un buen hermano. ¿Por qué le has dejado
que se suba?
- ¿Qué culpa tengo
yo de que no te obedezca?
- La de no decirle
que no lo haga.
- No sabía que iba a
colgarse…
- Pero sí que estaba
en las escaleras, cuando me has oído decirle que no lo haga.
Leo no respondió, y
Chris dejó escapar el aire antes de ponerle sobre sus rodillas. No fue muy duro
con él, y no le bajó el pantalón, pero Leo protestó igual, porque no creía
merecerse ese castigo.
PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS
- No puedes colgarte
de la barandilla. Nunca.
- Pero papá...-
empezó Leo, pero Chris no le dejó acabar.
PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS
- Y tampoco dejarás
que tu hermano lo haga.
Le incorporó, y le
sujeto haciendo algo de fuerza, porque Leo quería irse.
- Sé que tus
intenciones eran buenas, campeón, y si te he castigado es porque no soportaría
que te pasara nada malo. Sé que además no tienes práctica en esto de ser un
hermano mayor, pero hay un modo bueno de hacer las cosas y uno malo, y tú has
elegido el malo.
Leo siguió haciendo
fuerza y se soltó. Se alejó de él y se fue. Chris suspiró. Le siguió, pero a
ritmo lento, sin correr. Le sorprendió ver que Leo subía a la habitación de
Chris, donde estaba Amy. Cuando entró le vio abrazado a ella.
- No es justo –
decía el niño – Ha sido Peter el que se ha portado mal, y me ha castigado a mí.
No estaba llorando,
pero poco le faltaba. Amy le tenía sobre sus piernas, mimándole con ternura,
pero sin saber bien qué decir, puesto que no sabía lo que había pasado. Chris
se agachó junto a ellos, y puso una mano en la espalda de Leo, para que le
mirara. El niño lo hizo con cara de pocos amigos.
- Campeón,
¿recuerdas el otro día, cuando falsificaste la nota de tu profesora? Castigué
también a Nick, aunque su intención era la de ayudarte. Él tuvo tanta culpa
como tú, por ser mayor que tú y no decirte que no debías hacer eso. Ahora ha
pasado lo mismo. Tú deberías haber impedido que Peter me desobedeciera. Además
la regla de no subirse a los sitios es algo de lo que tú y yo ya hemos hablado
muchas veces. Entiendo que quisieras salvar a tu hermano, y que era una
situación en la que no te habías visto nunca. Por eso en realidad no he sido
duro contigo, y por eso mi misión es enseñarte que antes de ponerte en peligro
tienes que llamarme a mí.
Leo se le quedó
mirando sin llegar a soltar a Amy. Recordó lo de la nota, y cómo Nick se había
metido en líos por su culpa. Recordó también cuando se quedó sólo en casa con
Peter y casi le mete en problemas. Peter tuvo que cuidar de él entonces, y a él
le tocaba cuidar de ellos mientras fueran pequeños. Supo entender lo que su
padre quería decirle, y en realidad sabía que debería de haber impedido que
Peter fuera a las escaleras, pero él también se aburría y se limitó a seguirle
para ver qué hacía. Se había llevado un buen susto al ver que se subía a la
barandilla, y por eso entendió también por qué debía evitar volver a colgarse
de nuevo. No quería preocupar a su padre de la misma forma.
- Ser el hermano
mayor es un rollo – sentenció.
Chris sonrió, y le
puso una mano en la cabeza con cariño.
- Créeme: es peor
ser el mediano. Te llevas lo peor de las dos partes.
Chris recordaba que
alguna vez se había metido en líos por culpa de Melinda, y recordaba también
que Wyatt podía llegar a ser muy sobreprotector como hermano mayor.
Amy le susurró algo
al oído a Leo y el niño se rió. Se bajó del regazo de la mujer y salió de la
habitación, aun riendo.
- ¿Qué le has dicho?
– preguntó Chris, contento aunque desconcertado.
- Que se puede
vengar haciéndoles cosquillas. Ahora él es más grande y tiene que aprovecharse
de eso mientras le dure.
Segundos después se
escucharon unas risas que les indicaron que Leo estaba haciendo lo que Amy le
había sugerido. Se oían las risas tanto de Nick como de Peter, así que debían
de estar todos juntos en la habitación de al lado.
- Mm. Me parece una
batalla injusta – dijo Chris.- Son dos contra uno. Deberíamos ir y equilibrar
los equipos.
Cuando fueron, sin
embargo, la "batalla" ya había terminado, y bruscamente, porque Nick
estaba llorando. Chris entendió por qué al ver un charquito en el suelo: el
niño se había hecho pis.
- Bendita idea la
mía – se reprochó Amy, al entender que había sido de tanto reírse.
- Es normal, Amy, no
pasa nada – dijo Chris, restándole importancia. Leo se le adelantó al darle la
mano a Nick y limpiarle la cara.
- Tranquilo Nick. No
pasa nada. Vamos al baño ¿vale? Vamos a la lavarte un poco y te ponemos ropa
nueva. – dijo Leo con voz dulce. Chris sonrió fascinado por la escena. Dejó que
Nick se fuera con Leo y él fue a por la fregona para limpiar el suelo. Luego
fue al baño, a ayudar a Leo con Nick, que ya había dejado de llorar. Cuando
Nick estuvo vestido, salió corriendo, incapaz de estarse quieto ni un segundo.
Leo se iba a ir también, pero Chris le llamó.
- Campeón – le dijo,
y Leo se giró. Chris le dio un abrazo de los que, según Leo "le
rompían". – Estoy muy orgulloso de ti. Has sido un buen hermano mayor para
Nick justo ahora. ¿Lo ves? Yo sabía que podías hacerlo. – le sonrió, y le dio
otro abrazo. Leo le miró muy contento, encantado por esas palabras.
Volvieron juntos, y
vieron a Amy jugando con Peter a un juego de manos, y a Nick corriendo por la
habitación persiguiendo a Ariel, que se metía debajo de la cama y no se dejaba
atrapar. De alguna forma Amy se las apañaba para no dejar de jugar con Peter y
no perder de vista a Nick. Leo tiró a Chris de la manga para que se agachara,
como si fuera a decirle un secreto. Se acercó a su oído, y le susurró:
- Amy parece una
mamá ahora mismo ¿a que sí?
Chris sonrió.
- Creo que sí,
campeón.
Desde luego, aquello
se sentía como una familia. Chris miró a Amy como disculpándose. "Se ha
acabado nuestro momento a solas", pareció decirle. Ella le devolvió una
sonrisa. Pasaron el resto de la tarde corriendo por todos lados, hasta tal
punto que al sentarse en el sofá Chris se quedó dormido, vencido por el
agotamiento. Cuando se despertó, se encontró con que Amy había pedido unas
pizzas.
- ¡Hombre! ¡El bello
durmiente! – dijo ella – Te he salvado de que te pinten la cara. Deberías
agradecérmelo.
- Gracias – dijo
Chris, pero los dos sabían que lo decía por mucho más que eso. Cogió a Peter,
que pasaba corriendo junto a él en ese momento, y se le colocó encima, mientas
le abrazaba.
- Eres un dormilón,
papá – dijo el niño con una risita. Chris se rió también.
- Y tú un comilón,
por lo que veo. ¡Menos mal que me habéis dejado algo! – dijo Chris, y cogió una
porción de pizza. - ¿No era que yo no sabía comer sano? – le dijo a Amy,
levantando una ceja.
- Créeme: esto es
más sano que cualquier cosa que cocine yo.
- Seguro que no es
para tanto.
- Sólo digo que si
alguna vez te invito a cenar, mejor llames a urgencias antes, para que estén
avisados de la intoxicación alimenticia.
Chris se rió. Estaba
de muy buen humor.
- Yo puedo
encargarme de cocinar, pero creo que nada triunfaría tanto como estas pizzas.
En ese momento
orbitó Wyatt. Amy se sobresaltó.
- ¿Quieres dejar de
hacer eso? – se quejó – Me has asustado.
- Eso es lo
divertido – dijo Wyatt con una risita – Venía a avisaros de que mamá no quiere
perderse a sus nietos siendo bebés, así que es probable que de un momento a
otro tengáis…
Un resplandor
azulado les señaló que alguien más había orbitado.
… una visita –
concluyó Wyatt, señalando a su pare y a su madre, que acababan de
materializarse frente a ellos.
- ¡Abuelo! – dijeron
Nick y Peter a la vez y corrieron hacia él.
- ¡Abuela! – dijo
Leo, y corrió a abrazarla.
- Al menos tú me
quieres – dijo Piper, envolviéndole en un abrazo. – Veo que tus hermanos tienen
muy claro a quién prefieren. Y tu padre directamente no me cuenta nada. ¡Si no
es por Wyatt no sabría nada de tu vida! ¡Ya ni llamas!
- Hablamos casi
todos los días, mamá. Sí quieres verme sólo tienes que pedirle a papá que
orbite aquí contigo. – se defendió Chris.
Piper le dedicó una
mirada asesina, pero luego se centró en sus nietos.
- Así que es verdad
que son niños…Hola, Amy, querida. – saludó, al reparar en ella.
Amy levantó la mano
algo impresionada, a modo de saludo.
- El transporte
público y los coches no se usan mucho en ésta familia ¿no? – le preguntó a
Chris, susurrando. – Me dijiste que tu padre es un Anciano. ¿Eso significa que
tengo que tratarle de alguna manera especial?
Chris soltó una
carcajada.
- Mi padre es un
Anciano, y un Avatar y…¡tantas y tantas cosas! Para ti es simplemente Leo.
"Simplemente
Leo", se libró del abrazo de sus nietos y se acercó a él, sonriendo.
- Vaya gracia ¿no?
Ahora ya sabes cómo nos sentíamos nosotros cuando hacíais algunas de vuestras
trastadas mágicas.
- ¿Trastadas
mágicas? – preguntó Amy, con curiosidad.
- Una vez, Wyatt
conjuró a dos dinosaurios voladores desde la televisión.
- Era un bebé – se
defendió él – Y tú me orbitaste a mí al armario cuando tenías cinco años.
Pasaron el rato
contando viejas historias, y luego Amy anunció que tenía que volver a casa. De
no haber habido tanta gente presente, Chris le habría pedido que se quedara.
Decidió dejarlo para otro día, y se despidió de ella con cierto pesar.
Chris disfrutó de la
compañía de sus padres, y supo que su madre tenía razón: tenía que hacerles más
partícipes de lo que le pasaba. Le encantó verles con sus hijos, como los
perfectos abuelos embobados con sus nietos. Lamentó mucho que ellos también
tuvieran que irse, pero agradeció la paz y el silencio cuando, después de que toda
su familia se hubo ido, acostó a sus hijos. Cuando él mismo llegó a su cama, se
durmió casi al instante.
A la mañana
siguiente, Chris despertó a los gemelos con un beso, sabiendo que esa era la
última mañana que despertaría a dos semibebés, ya que esa misma tarde volverían
a su estado de semiadultos. Trató de que fuera un día especial. Pese a los
ruegos del niño, obligó a Leo a ir al colegio, pero cuando volvió toda la tarde
se la dedicó a sus hijos, a los tres, e hizo todo lo que ellos le pedían.
Después de una tarde
increíble, Chris estaba sentado con Leo entre las piernas, Nick en la espalda,
y Peter tumbado junto a él mientras le mimaba, cuando los gemelos empezaron a
emitir ese resplandor especial. Chris se incorporó para ver como Nick y Peter
crecían hasta recuperar su tamaño normal.
- Es bueno teneros
de vuelta, hijos – dijo Chris, con una sonrisa, acallando a esa parte de él que
iba a añorar a su versión en miniatura.
- Dime que ha sido
un sueño – dijo Nick.
Chris rió.
- Puedo asegurarte
que no lo ha sido. ¿Qué recuerdas exactamente?
- ¡Que era un
maldito crío!
Leo se escondió tras
su espalda, como teniendo miedo de la reacción de sus hermanos.
- Peque – llamó
Peter, estirando la mano hacia él. Leo se asomó un poquito. – Peque, ven aquí.
¿Has sido tú?
Leo asintió muy
despacito.
- ¿Me dices por qué?
El niño tomó aire.
- No quería que te
fueras. No quiero que te vayas nunca.
- Y nunca me iré,
Leo. – le aseguró con una sonrisa - ¿De verdad crees que papá me dejaría?
Eso era todo lo que
Leo necesitaba oír. Salvó las distancias y se tiró encima de Peter, dejando que
lo abrazara. Chris sonrió, e iba a decir algo, cuando oyó una voz en su cabeza.
Era Wyatt, que lo llamaba. Su hermano estaba en problemas. Su instinto de luz
blanca le puso alerta.
MI ABUELA ME DICE MOCOSO MALCRIADO DONDE ESTABAS A NOCHE YO LE DIGO A TI QUE CHUCHA TE IMPORTA YO HAGO LO QUE ME DA la gana mi ABUELA SE PONE A LAVAR LA ROPA CON AGUA Y DETERGENTE ME DICE Esto se ARREGLA con NALGADAS Y CON CACHETADAS ME PONE EN SUS RODILLAS Y ME DA NALGADAS ME PONE DE RODILLAS Y ME AGARRA A CACHETADAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF ME DEJA LLORANDO EN EL PISO ,
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