lunes, 6 de abril de 2015

Chapter 29: Pesadillas reales



 


Chapter 29: Pesadillas reales
 



Wyatt estaba seguro de que ese presentimiento que tenía estaba relacionado con los gemelos. Y pensaba que tenía que ver con Peter, que era el "más vulnerable" de los dos. Se había quedado con algo que Peter había dicho en el aeropuerto: "el miedo siempre ha dominado mi vida". Aunque nunca había hablado del tema con él, Wyatt estaba al corriente del pasado de Peter, y se preguntaba si esa mala sensación que no se separaba de él ni un segundo estaba relacionada con aquello. Aquél día durante la cena fue la primera vez en mucho tiempo que Wyatt no se reía por todo de la manera en la que solía hacerlo. Para Nick y Peter era como ver un sol apagado.
- ¿Pasa algo, tío? – preguntó Nick, cuando falló su cuarto intento de hacerle reír.
- ¿Eh?
- Estás muy callado. – dijo Peter - ¿Sigues pensando que algo va mal?
- SÉ que algo va mal, pero no sé qué.
- Tú mismo has dicho que si fuera algo mágico lo sabrías a ciencia cierta. Sino tiene que ver con tus poderes puede tratarse de simples impresiones tuyas. A mí me pasa todo el tiempo.
- Puede ser – cedió Wyatt, que no lo creía así, pero que entendía que no podía estar preocupado sin tener verdaderos motivos para ello. – En fin. Hagamos el plan para mañana: tenemos que levantarnos pronto si es que queremos ver algo. Había pensado empezar por…
Dedicaron media hora a planificar el día siguiente. Al ver el entusiasmo de los chicos, Wyatt acabó por volver a la normalidad. Les dijo que se acostaran pronto, que al día siguiente tenían que madrugar si quería aprovechar el día. Él se tumbó en su cama, echando de menos a su mujer, aunque no era la primera vez que dormían separados. No podía dormirse, y le pareció escuchar pasos. Salió a tiempo de ver como Nick entraba en la habitación de Peter.
- Ejem - se aclaró la garganta para hacerse notar. Nick le miró como si fuera un fantasma.
- Yo…
- Tú nada. ¿Y tú para qué le abres? – le preguntó a Peter. – Nick, a la cama.
- Pero…
- Venga, vamos. Que sino mañana verás tú quién se levanta.
Nick se rindió, y volvió por dónde había venido. Wyatt dio por segunda vez las buenas noches a Peter, y se volvió a su propia habitación. Puso la tele a volumen bajito mientras intentaba dormirse, pero a los diez minutos volvió a escuchar los mismos pasos. Esta vez orbitó directamente a la habitación de Peter.
- ¿De excursión? – le preguntó a Nick, que, efectivamente, estaba allí. El chico se llevó un susto por su repentina aparición, y Wyatt sintió una mezcla de placer y arrepentimiento por haberle asustado así.
Peter estaba en pijama, sentado en su cama. Nick llevaba el pijama también, con una chaqueta encima.
- Sé que es algo pronto, aun no son las doce y a lo mejor no tienes sueño, pero haz un esfuerzo como lo estoy haciendo yo. Si no mañana nos levantaremos tarde, y no hemos venido aquí para pasarnos el día durmiendo.
Nick suspiró, y abrió la puerta para irse. Wyatt le siguió, y volvió a su cuarto, pero aún le escuchó levantarse una tercera vez. Casi se había dormido, así que estuvo tentado de hacerse el sordo, pero eso no hubiera sido responsable por su parte. Abrió la puerta de su cuarto y le dijo al chico:
- Nick, si no pues dormir ven aquí, pero deja en paz a tu hermano. No quiero que vuelva a dormirse en la bañera.
Nick, con cierta inseguridad cambió de cuarto y se dirigió al de su tío.
- ¿No estás enfadado? – le preguntó.
- ¿Por qué no puedas dormir? ¿Acaso me ves como una especie de ogro?
- Por intentar colarme en la habitación de Peter.
- Tienes 17 años. Lo que me sorprende es que no hayas intentado colar alcohol también. No lo has intentado ¿verdad?
- Yo no bebo.
- Sí, ya, claro. ¿Chris se lo creyó?
- Que no bebo de verdad. – protestó. - En el orfanato lo más que podías beberte era un zumo.
Wyatt se encogió de hombros, queriendo decir "hay otras formas de conseguir bebida", pero se alegraba de que no tomara alcohol.
- Bueno, pues zumo no tengo, pero el minibar tiene fantas – le dijo, señalándole un armarito. – Pilla una.
Nick, sintiéndose muy raro, le hizo caso. Allí estaba, en la habitación de su tío, sin tener ni idea de lo que iban a hacer. Pero al menos no estaba sólo en su cuarto: aquello era muy aburrido, en la tele no echaban nada interesante.
- ¿Por qué no puedes dormir? – le preguntó Wyatt reclinado sobre la cama. Le había dejado un hueco en frente, y le indicaba que se sentara. Nick lo hizo, con la fanta en la mano.
- Porque es muy pronto. Y porque estoy nervioso. Son, estrictamente, "mis primeras vacaciones".
- Por lo que veo, nervioso sí que estás. La fanta es para que la bebas, no para que juegues con la anilla como si fuera una granada.
Wyatt se estaba divirtiendo. Nick parecía muy incómodo por estar allí con él, y no podía evitar chincharle un poco. El chico dejó en paz la lata, y se quedó pensativo antes de hacerle una pregunta:
- ¿Os gusta aparentar que tenéis una vida normal?
- ¿Qué quieres decir?
- Podrías irte a casa, orbitando en un momento. Si quieres vacaciones, puedes estar en cualquier lugar cuando tú quieras. No necesitas un hotel.
- Pero vosotros sí.
- Podrías orbitarnos – insistió Nick – Además, no es sólo eso. No estáis todo el día usando vuestros poderes…
- Mi madre y sus hermanas fingieron su muerte para que los demonios las dejaran en paz, y así poder llevar una vida normal junto a nosotros. No quiero tener que llegar a esos extremos. Así que hay que evitar hacer nada que llame mucho la atención. Aprendimos a ser discretos. Además, si queremos una vida normal, hay que empezar por ser normales.
- Chris me dijo que los demonios os temían. – recordó Nick, extrañado por esa declaración de Wyatt - ¿Me mintió?
- No, es cierto. Los que saben de nuestra existencia nos temen. Pero a veces el temor se vuelve…ambición. Derrotarnos les daría mucho prestigio en el Inframundo, y además se librarían de nosotros.
Nick recordó el ataque que habían sufrido el día de Navidad, y se estremeció. Pensar que una especie entera de criaturas malvadas deseaba algo que tenía su familia le hacía plantearse el mirar debajo de la cama todos los días.
- Ahora soy yo el que tiene una pregunta para ti. – dijo Wyatt. - ¿Por qué a veces le llamáis "Chris" y no "papá"? A mí sí soléis llamarme tío.
- Y a él le llamamos papá. Pero cuesta acostumbrarse. Le cuesta sobre todo a Peter. A mí cada vez me cuesta menos. Ya casi nunca le llamo Chris cuando hablo con él, salvo cuando lo hago aposta.
- ¿Aposta?
- Cuando me enfado.
- Eso no está bien. Puedes hacerle daño.
- Es que en esos momentos…es lo que pretendo.
Los dos guardaron silencio. Wyatt se estaba acostumbrando a la franqueza de Nick; franqueza que no sinceridad, como él se empeñaba en decir, porque a veces sí que le mentía. Aunque en esos momentos estaba siendo sincero. Decidió no juzgarle: al fin y al cabo, había sido él quien había preguntado.
- ¿Eso me convierte en un mal hijo? – preguntó Nick de pronto. Y antes de que Wyatt pudiera decir nada, prosiguió – He hecho cosas malas desde que estoy con Chris…con papá…. pero la peor de todas ha sido la de querer hacerle daño. De muchas formas. Él nunca ha querido hacerme daño a mí, y eso que tiene muchas cosas con las que hacerlo.
- ¿Qué quieres decir?
- Chris sabe casi todo lo que hay que saber sobre mi pasado. Hubiera sido muy fácil que en algún momento me hubiera soltado eso de "no me extraña que nadie haya querido adoptarte", aunque no lo pensara de verdad, sólo por estar enfadado…pero nunca lo ha hecho.
Wyatt tardó en responderle. A él no le iba ese rollo sentimental que se traía Chris, pero eso no quería decir que no tuviera empatía. Entendió bastante bien lo que le pasaba a Nick.
- Peter y tú parecéis esperar que os tratemos mal, como si eso fuera lo lógico. Chris nunca te dirá algo como eso. Él no te guarda rencor, y nunca se vengará de ti. Ahora, si me preguntas si eres un mal hijo…No creo que lo seas…pero Chris me contó lo que hiciste, al tirarle un vaso. Él te perdonó, porque es tu padre y siempre lo hará. Pero si vuelves a hacerlo tendrás que preocuparte por mí, y no por él.
Wyatt sonó de pronto muy amenazante. Nick se le quedó mirando. Por su cabeza pasaban muchas cosas, y el chico intentó bloquearlas todas.
- Chris suele ser más amable cuando le cuento lo que me preocupa – se quejó Nick, secretamente algo asustado.
- Y soy amable. No creo que te merezcas el abandono al que te han sometido, y siempre me ocuparé de que no te pase nada. No te considero un mal chico. Pero también te digo que si empiezas a comportarte como un capullo, te trataré como tal.
- ¿Estás seguro de que Chris y tú sois hermanos? – le preguntó Nick. Se llevaba bien con su tío, cuando bromeaban, pero en aquellos momentos anhelaba la comprensión y la delicadeza de su padre. Wyatt le hablaba con mucha dureza.
- Del todo. – dijo Wyatt, y de repente se rió – Ya sé que él nunca te habla así, pero por eso mismo creo que necesitas oírlo. No es una amenaza Nick y no debes tenerme miedo. Tan sólo quiero sepas a qué atenerte.
- Hay una línea, lo capto – dijo Nick. – Si hago daño a Chris, estoy fuera.
- ¿Fuera? Más bien dentro: dentro del mayor lío en el que podías haberte metido.
- ¿Qué me harás? – preguntó Nick y Wyatt se dio cuenta de que estaba asustado de verdad. Él tampoco quería eso, y se sorprendió del miedo que percibió en el muchacho.
- Que te haría, en condicional. ¿O es que acaso estás planeando hacerlo? Tranquilízate, Nick. No lo he dicho para que te asustes. Es sólo que no tengo muchas oportunidades de hablar contigo a solas y quería dejar algunas cosas claras. Pero no estés tan asustado. Era sólo una advertencia, caray. Como cuando le digo a mis hijos que no se cuelguen de las lámparas. Y ellos no me tienen tanto miedo. De hecho, no suelen hacerme caso.
- Porque ellos no tienen nada que temer.
- Ni tú tampoco. Cualquiera diría que te he amenazado de muerte.
- No, eso no, pero sí me has dejado muy claro lo que hace falta para que deje de ser tu sobrino.
- ¿Qué?
- Mira, casi te lo agradezco: con Chris muchas veces me pregunto dónde está el límite.
- Deja de decir tonterías. Yo no he dicho nada de eso.
- Has dicho que si hacía daño a Chris tendría que preocuparme por ti y no por él.
- Exactamente. Porque te garantizo que estarás sin sentarte durante al menos tres semanas, y nada de las caricias a las que estás acostumbrado.
- ¿Te referías a eso? – preguntó Nick, medio sonriendo. Wyatt nunca había visto a nadie sonreír por una advertencia semejante.
- De verdad, con vosotros no se puede – dijo Wyatt, exasperado – El uno se piensa que hace todo mal y se van a enfadar hasta porque respire, y el otro que van a dejarle de querer a la mínima de cambio. Y luego claro, ponéis esa mirada, sí esa, esa misma, y es muy fácil olvidarse de que ya no sois niños.
- Sí que somos niños. Mi hermano y yo somos muy infantiles. – dijo Nick, ya mucho más tranquilo.
- Al menos lo reconoces. ¿Así que eso es lo que te daba miedo? – le preguntó Wyatt con incredulidad. ¿Le importaba más que él estuviera enfadado y no pudiera perdonarle que agrediera a Chris que el castigo en sí mismo?
- Sois lo único que Peter y yo tenemos – dijo Nick – Lo único que nos importa. Lo único que no puedo permitirme perder por una cagada.
Wyatt le abrazó, resignado a volverse tan sentimental como su hermano. Sintió que quería mucho a ese chico.
- Nada en el mundo podrá hacer que me pierdas.
- ¿Ni siquiera yo mismo?
- No eres tan malo como te consideras. De hecho, no eres malo en absoluto.
Wyatt se dio cuenta que, en realidad, era eso lo que el chico necesitaba oír. Suspiró.
- Espero que Alex y Vic tarden en llegar a la adolescencia – deseó en voz alta. – Y yo que pensaba que sólo tenía que ser dulce y cariñoso con los niños…
- Te gusta ser dulce y cariñoso – le picó Nick – Lo que pasa es que te da vergüenza.
- Pero si yo de eso no tengo – respondió Wyatt, sonriendo. Recordó una frase que su padre repetía mucho cuando él mismo era adolescente. Aquello de "no tienes vergüenza". Y era verdad.
- Entonces es sólo que eres un cascarrabias.
- ¿Cascarrabias? ¿Moi?
- Dilo en francés, si quieres, pero no por eso es menos cierto – dijo Nick, riendo.
- Si piensas eso de mí es porque todavía no conoces bien a mi padre. Verás como un día le enfades…
- Ya lo hice. Y me pareció mucho más agradable que tú – le dijo, y le sacó la lengua. Luego volvió a reírse.
- Será que se ha debido de ablandar con la edad…O porque eres su nieto y te consiente.
- Pues ya era hora de que alguien lo hiciera.
- Tendrás morro. ¡Si me ha dicho un pajarito que tienes un coche mejor que el mío!
- Vale, Chris me mima bastante. Pero tú no. Tú nada de nada: tu favorito es Peter.
Nick estaba de broma, porque de hecho creía que, aunque su tío no tenía favoritos, se llevaba mejor con él que con su hermano.
- Claro, éste viaje es prueba de eso – dijo Wyatt con sarcasmo. – Si es que te trato fatal.
Nick se limitó a sonreírle. En los últimos tiempos, se había acostumbrado mucho a sonreír. Entre eso, y que Peter ya no tenía cicatrices, distinguirles iba a ser mucho más difícil.
- Este viaje me lo gané justamente por tu poca fe en mis buenas notas. No deberías haber apostado en mi contra.
- Un error que no volveré a cometer – le aseguró Wyatt.
- Ahora en serio, muchas gracias, tío.
- De nada, Nick. Lo hago con mucho gusto.
Estuvieron hablando durante un rato. Se contaron tonterías, vieron un programa absurdo en la TV, y finalmente Nick se quedó dormido. Wyatt le observó dormir durante un rato, y luego le orbitó a su habitación. Cuando se durmió él también soñó con su infancia, pero en su sueño Chris era el hermano mayor. Entonces Nick y Peter se introdujeron en el sueño, pero ellos tenían su edad verdadera. Y sin que Wyatt entendiera por qué, de repente había dos bandos, y Nick y Peter empezaron a luchar contra ellos.
Wyatt despertó agarrando la sabana con mucha fuerza. En su sueño estaba siendo estrangulado. Recuperó la respiración y se fue alejando poco a poco de la pesadilla. Pero la sensación agobiante perduraba. Miró por la ventana: era de día. Lo que le había despertado era la alarma del móvil. La apagó, y se metió en la ducha. Cuando salió, aun sentía que algo le agarraba el pecho. No era exactamente miedo sino ese…aquél mal presentimiento otra vez.
Fue a despertar a los chicos, por si acaso no se habían despertado solos. Peter le abrió la puerta estando ya vestido, y Wyatt, al mirarle, sintió que esa horrible sensación se hacía más grande. ¿Quería eso decir que iba a pasarle algo malo a Peter?
Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para despedirse de Peter momentáneamente e ir a ver a Nick. El chico no le abría la puerta, así que orbitó y se le encontró durmiendo. Intentó despertarle con suavidad, pero nada. Le sacudió un poco, pero tampoco. Y finalmente al zarandearle consiguió que abriera los ojos.
- ¿mmm?
- Hora de despertarse.
Nick enfocó el reloj con cierta dificultad.
- ¡Pero si apenas ha amanecido!
- Acordamos ésta hora. ¿Tienes sueño? Odio decir te lo dije, pero…
- Pues entonces no lo digas.- refunfuñó Nick, y Wyatt sonrió, pese a su apático estado de ánimo.
- Venga, vamos, levántate, que si no te vuelves a dormir.
Pero Nick se echó la manta sobre la cabeza y se dio la vuelta.
- Nick, venga.
- Quiero dormir – protestó.
- Y yo quiero un Ferrari. Anda, levántate.
Nick no hizo ni el amago.
- Nick, ya estás despierto de sobra. No hagas el vago.
- …
- Si no te levantas cuando cuente tres, te echo un cubo de agua encima. 3…
- Eso quiero verlo. Mojarías las sábanas.
- 2…1…
Nick no se movió, así que Wyatt le dio un azote suave.
- Eso no ha sido un cubo de agua.
- Tienes razón: mojaría las sábanas. ¿Qué, te levantas?
- Sólo media hora más…
Wyatt le quitó las sabanas y las mantas de encima.
- Un minuto. Es todo lo que tienes para levantarte. Si cuando vuelva no estás en el baño soy capaz de ducharte yo mismo.
Wyatt se fue y le dejó aun en la cama. Nada más salir se encontró con Peter, que salía de su cuarto. Wyatt sintió que se le subía la bilis a la boca, como si le costara estar cerca del chico. Como si todo su cuerpo le estuviera pidiendo que le sacara de aquél hotel. Pero ¿qué le pasaba? ¿Qué era aquella sensación?
- ¿Qué ocurre, tío?
- Tuve un sueño extraño – respondió, evasivamente.
- Pues yo no me acuerdo de lo que he soñado, pero creo que ha sido un buen sueño. La verdad es que he dormido mejor que en mucho tiempo ^^
Wyatt intentó mantener una conversación con él, pero le costaba mucho. Físicamente, sentía que algo malo iba a suceder en cualquier momento. Como luz blanca, estaba acostumbrado a esas sensaciones, pero no lo estaba a desconocer por completo cuál era el motivo. Una cosa sí sabía: conforme pasaba el tiempo la sensación se incrementaba, ergo, lo que sea que estuviera por pasar estaba a punto de suceder. De pronto deseó que su tía Phoebe estuviera allí con él: tan sólo con tocar a Peter tendría una premonición y sabría decirle con exactitud cuál era el problema. Estuvo tentado de llamarla pero sabía que no debía ser exagerado.
Volvió al cuarto de Nick con el corazón en un puño, y se encontró con que Nick aun dormía. Se había vuelto a echar las mantas encima.
- Nick, arriba, ya.
- Déjame.
- No, no te dejo. Levanta.
- Qué borde estás.
- Y tú qué perezoso. Te lo advertí: ayer te dije que hoy no habría quien te levantara.
- ¿Quieres un pin? – preguntó Nick, que realmente odiaba el "te lo dije".
- ¿Y tú unos azotes?
- No.
- Pues entonces, levanta. Vamos.
- Jo.
- Ni jo ni já, se me está agotando la paciencia.
- Tú no tienes de eso.
- Precisamente por eso, no me pongas a prueba.
Nick se levantó con desgana. Tiró las sábanas al suelo y fue hacia el baño con una postura que venía a decir "¿Contento?"
- Nick, recoge eso, no lo dejes en el suelo.
Ni caso.
- Nick.
Silencio. Nick cerró la puerta del baño.
- ¡Nick! – dijo Wyatt, alzando un poco la voz.
- ¿Qué? – preguntó Nick, abriendo la puerta bruscamente.
- Recoge lo que has tirado. Las sábanas.
- Luego lo haré.
- Ahora.
Nick puso mala cara, pero obedeció. Cuando pasó delante suyo, Wyatt le dio dos azotes.
- Y no vuelvas a cerrarme la puerta de esa forma cuando estoy hablando contigo.
- ¿Algo más? – preguntó Nick con insolencia.
- Sí, te relajas, y dejas ya los malos modos, que no tienes motivo para ponerte así.
- Relájate tú, pesado.
Wyatt le cogió, le bajó el pantalón del pijama, y le dio seis azotes.
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
- Au – protestó Nick, y se llevó una mano al trasero.
- Ahora a la ducha. Y si tengo que volver a regañarte por respondón me encargaré de ser muy elocuente.
Nick se metió al baño dando un portazo, pero Wyatt lo dejó pasar.
Salió del cuarto de Nick y llamó a la puerta del de Peter, que estaba en frente.
- Puede que tu hermano tarde un poco – le dijo cuando le abrió.
- Vale. Aprovecharé para llamar a papá. ¿Crees que estará despierto?
Wyatt calculó la diferencia horaria, y tuvo en cuenta que su hermano tenía que trabajar. Consideró innecesario llamarle teniendo en cuenta que habían hablado la noche anterior, pero si Peter quería hacerlo no iba a decirle nada. Seguro que a Chris le hacía feliz.
- Sí. Ya habrá dejado a Leo con Melinda y estará a punto de irse al P3.
Peter llamó a Chris y estuvo un rato hablando con él, y preguntándole por Leo. Aquella había sido la primera noche que había pasado fuera de "su nueva casa", y parecía tener la necesidad de cerciorarse de que todo seguía igual por allí. Luego fue a la habitación de Wyatt y llamó a la puerta para darle el móvil:
- Quiere hablar contigo.- dijo, le dio el móvil y desapareció. Wyatt se puso al teléfono.
- ¿Sí?
- Hola, Wy. ¿Qué tal todo?
- ¿Sabes que te ahorrarías una pasta en llamadas si te tomaras la molestia de orbitar?
- Vacaciones con tus sobrinos ¿recuerdas? No quiero interferir. Las familiar normales se llaman por teléfono.
- No somos una familia normal.
- ¿Qué pasa? Te noto de mal humor. ¿Ocurre algo con los chicos?
- No. Nick es un vago, pero eso no tiene importancia. Es que tengo…un presentimiento. Mira, te va a sonar extraño, pero me pasa algo cuando estoy con Peter.
- ¿Qué?
- Es como si me paralizara de miedo. Como si mi instinto quisiera avisarme de que va a pasar algo malo. Casi diría….diría que es cosa de magia.
- ¿Y no crees que estás exagerando un poco? Si me dices que estás cien por cien seguro de que corre algún peligro, me tienes ahí ya mismo.
- Sé que es raro. Y no pretendo preocuparte. Tal vez tengas razón, y esté exagerando…
- Wyatt, cuando eras un bebé te cubrías con un escudo cuando se acercaba alguien en quien no confiabas. Tu instinto funcionaba muy bien entonces. Quizá debería ir…
- No. No debería habértelo dicho. Estamos bien, de verdad. Hoy hemos planeado un gran día. Supongo que luego te llamarán y te darán el parte: creo que tienes como hijos a los únicos adolescentes que quieren llamar a su padre.
- Si pasa cualquier cosa…
- …te avisaré. Puede que hoy me cargue a Nick, pero eso no creo que te importe. – añadió, bromeando para aligerar la tensión. Lamentaba haber preocupado a su hermano.
- Dale un entierro digno.
Con eso, y un par de bromas más, se despidieron. Wyatt se obligó a desterrar toda preocupación de su mente.
Wyatt fue al cuarto de Peter, para devolverle el móvil. Llamó a la puerta y esperó a que le abriera. Le tendió el móvil.
- ¿Nick aún no está listo? – le preguntó el chico.
- Le he dejado en la ducha. Dale diez minutos. Si tarda más me encargaré se sacarle, así que no te preocupes.
- Vale. Tío…-empezó Peter, pero se quedó callado en vez de continuar.
- ¿Sí?
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por esto. Por todo. Papá, por alguna razón que aún no termino de entender, decidió adoptarnos. Pero tú te has encontrado con dos sobrinos, y no tenías ninguna obligación de ser amable con nosotros ni de regalarnos un viaje. No fue tu decisión.
Peter le miró a los ojos mientras le decía esto, y Wyatt se quedó asombrado de lo mucho que se parecía a Chris, físicamente hablando. Le miraba de la misma forma en que le miraba su hermano. Si le hubieran dicho que era hijo biológico de Chris, se lo habría creído.
- No sois "una decisión" Peter. Sois mi familia. Cuando Chris me dijo que quería adoptaros me bastó con oírle hablar de vosotros para saber que eráis especiales. Puede que al principio fuera por el afecto que le tengo a mi hermano, pero si ahora me importáis es por vosotros mismos.
El chico le dedicó una enorme sonrisa, de las de verdad, de esas que van acompañadas con hoyuelos en los ojos.
- De pequeño soñaba con unos padres – le confesó – Pero nunca pensé que tendría otro hermano…ni tíos…ni abuelos. Derek no tenía familia, o eso me dijo.
- ¿Crees que te mintió? – preguntó Wyatt, intentando sonar delicado.
- En el año que viví con él nunca vino nadie. Pero quién sabe. No era muy mayor: tal vez tenía tu edad. Sus padres podían estar vivos o no estarlo. Y podía ser hijo único, o no serlo.
- Piensas…¿piensas en él a menudo?
- Llevo cuatro meses con Chris, y le llamo cuando paso doce horas sin verle. Estuve un año con Derek. ¿Tú que crees?
- Pero…no compares 4 meses con tu padre con….un año con "ese". No puedes echarle de menos. – dijo Wyatt, y el silencio de Peter hizo que repitiera, en tono alarmado - ¿Le echas de menos?
- No. Pero…
- ¿Pero?
- Quiero pensar que si él entra ahora por esa puerta y me dice que me vaya con él, le diría que no. Pero lo cierto es que es muy probable que le dijera que sí.
- ¿Y por qué harías eso?
- Por miedo.
Wyatt guardó silencio experimentando por primera vez lo frío que se quedaba uno cuando Peter empleaba ese tono duro. Recordó lo que Peter había dicho el día anterior. "El miedo siempre ha dominado mi vida".
- ¿Aún le tienes miedo?
- Se lo tendré toda mi vida. Por eso quería que se muriera. Sólo cuando él se muera yo me sentiré seguro. Y a lo mejor ni siquiera entonces.
"Vaya. ¿El que acaba de hablar es el mismo Peter que amenaza con matarme de diabetes un día de esto?" pensó Wyatt, impactado. Peter era dulce y sensible, y no duro y….venenoso.
- Estás seguro. Ni Chris ni yo vamos a dejar que te pase nada.
- No es mi cuerpo lo que me preocupa – le dijo Peter. – Es mi cabeza. Porque sí, tío, me acuerdo de él todos los días. Pienso en él a menudo…y no siempre le odio. Tengo miedo de que alguien tenga tanto poder sobre mí.
- No tiene poder sobre ti. Sólo…el que tú le concedes.
- Lo sé. En fin. Basta ya de hablar de él. Voy un momento al baño. Si sale Nick podéis bajar sin mí si queréis, y yo voy directo al comedor, para el desayuno.
Nick estaba acabando de vestirse, sorprendido de que Wyatt no hubiera entrado ya a meterle prisa. Se había tomado su tiempo en la ducha con la única intención de demostrarle que estaba enfadado. Por fin, su tío llamó a la puerta.
- Nick, ¿has salido ya de la ducha?
Nick no respondió, y Wyatt pensó que podría estar aún en el baño, y no oírle. Así que orbitó al interior del cuarto, y le vio ponerse la camiseta. Nick le dedicó una de sus miradas asesinas.
- Con que estás enfadado ¿no?
- Las puertas están para usarlas.
- Y para abrirlas.
- Si no la abro es porque no quiero que entres.
- Vaya, quién me lo iba a decir. Y yo que creía que había sido sólo un malentendido.
Wyatt sabía que Nick estaba buscando provocarle, y no pensaba caer, así que se limitó a ser sarcástico, algo divertido por verle tan molesto e indignado.
- Pues no, así que vete.
- Prefiero quedarme, gracias – dijo, y se sentó en una silla, con una sonrisa que a Nick se le antojó inquietante. - ¿Ya estás lito? – le preguntó.
- No.
- ¿Qué te falta?
- Dormir otras dos horas.
- Eso puede arreglarse: ésta noche puedes venir a dormir antes, en vez de ver los fuegos artificiales con tu hermano y conmigo. – comentó Wyatt en tono casual, y Nick puso una cara de espanto que le hizo reír. - ¿No? Entonces, ¿puedes prescindir de esas dos horas?
Nick asintió, y Wyatt sonrió: ojalá todas las batallas fueran tan fáciles de ganar.
- Pues ale. Bajemos a desayunar.
- ¡No!
- ¿No? Vale.
Wyatt se puso de pie y Nick se asustó. Wyatt no sabía si tomarse a mal ese evidente signo de que le tenía miedo o verlo como algo bueno porque eso le garantizaba cierto control sobre su rebelde sobrino. Decidió verlo sólo como que Nick era consciente de que estaba jugando con fuego, y tenía miedo de quemarse.
- ¿Qué pasa? Sólo voy a llamar a la recepción. Voy a decirles que cambien las habitaciones: pedí tres individuales porque pensé que viajaba con dos chicos mayores, pero en vista de que llevo un bebé será mejor que pida una doble
- No serás capaz.
- Te sorprendería ver de lo que soy capaz. La intimidad y el tener una habitación para ti sólo es un privilegio: si demuestras que no te lo mereces, se te retira. Y viendo que eres incapaz de despertarte sólo a la hora que habíamos acordado, y que necesitas que estén encima de ti para hacer algo tan sencillo como bajar a desayunar…
- Bajaré – dijo Nick con un suspiro.
- Lo más inteligente que has dicho hoy. Nunca es tarde si la dicha es buena. Ale, vámonos – dijo Wyatt, y abrió la puerta. Cuando Nick salió, la cerró.
- ¿Y Peter?
- Estaba en el baño. Hemos quedado en vernos abajo.
Pero Peter no estaba en el comedor, ni el hall del hotel. Esperaron un par de minutos, pensando que aún no habría salido del baño. Pero como seguía sin bajar, Wyatt fue a buscarle. Su habitación estaba vacía. Le llamó al móvil y no se lo cogía. Cuando bajó, y Nick tampoco estaba donde le había dejado, se asustó. Todos sus miedos y presentimientos volvieron de golpe. Durante unos segundos se quedó paralizado. Luego se forzó a recordar que sus sobrinos tenían ya sus años: no era como si hubiera perdidos a dos niños de cinco años. Pero ¿dónde podían estar? Deseó entonces que fueran brujos: así podría sentirles y encontrarles en un segundo.
Obligándose a mantener la calma, empezó a buscarles por cada rincón del hotel. Nick tampoco le cogía el teléfono, aunque Wyatt no dejó de intentarlo. Entonces escuchó el mismo tono que los chicos tenían en su teléfono. Encontró un móvil sobre una mesita auxiliar del hall. Al abrirlo, vio por la imagen que era el de Peter: Nick tenía de salvapantallas una foto en la que salía con Chris y Leo, mientras que Peter tenía la que venía al comprarlo. Agarró el teléfono con fuerza. ¿Qué hacía ahí el móvil de Peter? ¿Y dónde estaba el chico? ¿Y Nick?
Escuchó entonces un pequeño revuelo, y vio como uno de los guardias de seguridad se acercaba a él…llevando a uno de los gemelos consigo. ¿Ya se había metido Nick en líos? Wyatt no sabía si debía sentirse aliviado todavía, pero al menos Nick estaba bien, así que interiormente se alegró, a pesar de creer que no venían a darle buenas noticias.
- ¿Qué ha ocurrido? – preguntó, caminando hacia ellos. Nick temblaba como un conejo al que habían sacado de su madriguera.
- ¿Es usted Wyatt Haliwell, el tío de éste chico?
- El mismo.
- Su sobrino ha entrado en una zona de uso exclusivo para el personal del hotel. Es un incidente sin importancia pero, verá usted, en la habitación había cierta cantidad de dinero y...ahora no la hay.
- Entiendo. ¿Cuánto falta?
- Veinte dólares
No era mucho. Wyatt sacó el dinero de su bolsillo y se lo dio al hombre de seguridad. Después se quedó a solas con Nick, y le miró a los ojos.
- ¿Has robado ese dinero?
Nick sostuvo su mirada.
- No.
- Te creo. Ayúdame a buscar a tu hermano, que no sé dónde se ha metido.
Nick parecía algo asombrado, además de tener esa cara de susto que no se le quitaba. Le siguió como una autómata escaleras arriba, pero cuando estuvo delante de su habitación ya no pudo resistirlo más, y preguntó:
- ¿Ya está? ¿No estás enfadado?
- No has sido tú ¿verdad? Ya me equivoqué una vez. Si dices que no has sido, confío en ti. Pero – añadió dando un paso hacia adelante. Se acercó a él y le dio un azote que hizo que el chico diera un respingo – no vuelvas a colarte en zonas restringidas.
- La gente, quitando a Chris, no confía en otra persona sólo por tener su palabra. – dijo Nick, incrédulo.
- Yo sí. Tú no sueles mentir.
A Nick le tembló el labio, como si quisiera decir algo, pero pareció cambiar la pregunta en el último momento.
- ¿Qué hacemos aquí?
- Quiero dejarle una nota a tu hermano, por si viene por aquí.
Wyatt abrió su habitación y cogió papel y boli.
PETER:
¿DÓNDE TE HAS METIDO? TENGO TÚ MÓVIL. USA EL TELÉFONO DE LA HABITACIÓN, Y LLÁMAME.
WYATT.
Coló el papel por debajo de la puerta de Peter, tras volver a mirar para asegurarse de que no estaba en su habitación. Se giró y se fijó en Nick, que tenía la cara de quien acaba de ver a un fantasma. En realidad, cuando se puso a pensarlo, se dio cuenta de que llevaba con esa cara desde que se habían encontrado, aunque entonces parecía aún más pálido.
- Ey, no te preocupes. Estará por ahí dando una vuelta. Ahora bajamos, y damos el aviso en recepción por si alguien le ve.
Pero Nick sacudió la cabeza. Parecía a punto de llorar.
- No estoy preocupado por él. Es que te he mentido. Sí que cogí ese dinero.
La primera reacción de Wyatt fue enfadarse. La segunda, llevarse una ligera decepción. Después, pensó que cuando Nick mentía solía notársele: se le veía avergonzado y además su estilo era más el de evadir la verdad que el de mentir, salvo cuando estaba enfadado. En cambio en aquella ocasión le había mentido a la cara sin ningún escrúpulo. Y además lo había hecho bastante bien: no había dudado ni por un segundo que Nick había sido sincero al declarar su inocencia. ¡Y él que le tenía por un mal mentiroso!….
Tras el enfado inicial, se dio cuenta de que Nick tenía que tener algún motivo. Un motivo para robar, cuando sabía perfectamente que no debía hacerlo, y un motivo para mentirle de esa forma tan descarada. Uno no se esfuerza en mentir tan bien para luego echar por tierra su propia mentira.
- ¿Por qué? – le preguntó.
- No te lo puedo decir…
- Nick, lo que no puedes es no decírmelo. Sabes que lo que has hecho está mal y encima me has mentido. Si ahora me has dicho la verdad es porque te remuerde la conciencia, así que se valiente y cuéntamelo todo.
- No puedo.
Nick comenzó a llorar. Wyatt salvó de un paso la distancia que les separaba, y el chico se asustó, pensando que iba a castigarle, pero su tío le dio un abrazo. Algo le pasaba a su sobrino, Wyatt se dio cuenta, y le importó un rábano lo que hubiera hecho. Nick había hecho un gran esfuerzo por confesarle la verdad, así que él haría uno mucho más pequeño por mantener su enfado a raya, y hablar como dos personas adultas.
- No quiero que pienses que Nick es un ladrón.
Wyatt se separó de su sobrino cuando escuchó aquella frase. ¿Había hablado de sí mismo en tercera persona?
- ¿Nick? Espera un segundo…¡Eres Peter!
- Sí…
Wyatt hizo memoria. Cuando el guardia de seguridad se lo había traído, él había supuesto que se trataba de Nick. ¿Por qué? Quizá porque estaba predispuesto a pensar que el que se metería en esa clase de problemas con "la autoridad" era Nicholas. En cualquier caso, Peter le había visto escribir una nota para él mismo, y no había dicho nada. Parecía querer beneficiarse del malentendido de alguna forma.
"Así que…¿a quien tengo que buscar es a Nick?"
- Está bien, Peter. ¿Por qué no me dices la verdad? ¿Sabes dónde está tu hermano?
- No, pero espero que muy, muy lejos.
- ¿Qué quieres decir? ¿Y por qué has cogido ese dinero? Peter, no tengas miedo – dijo al darse cuenta por fin de que eso era lo que le pasaba a su sobrino: estaba muy muy asustado. – Sea lo que sea me lo puedes contar.
- Está aquí – dijo Peter al final. – Derek está aquí.

Y, tras decir esto, se desmayó.

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