domingo, 29 de septiembre de 2013

ESE NO ES LUGAR PARA TI.


ESE NO ES LUGAR PARA TI.

Agustín lleva a su hijo y  a su sobrino cada uno de una oreja por medio pueblo. Los muchachos se quejaban más por el dolor que por la vergüenza. Era un pueblo pequeño y ver imágenes de ese estilo era el pan de cada día. Agustín entró en casa y soltó a los dos chicos y se llevó la mano al cinturón. Los dos chicos aún sobándose las pobres orejitas miraron el gesto de Agustín con miedo.
-          Papá, por favor, no.
-          Tío, no fue nuestra intención.
-          ¿Qué pasa? ¿Ahora ya no os creéis tan hombres?
-          Papá, por favor. No íbamos a hacer nada solo mirábamos.
-          Tenéis 13 años no tenéis que mirar nada ahí dentro (refiriéndose a local de alterne que había a la salida del pueblo).
-          Tío, no hicimos nada, solo era curiosidad.
-          Pues os va a pasar a vosotros como al gato. Federico sobre el sofá (rugió a Agustín a su hijo). Gonzalo a la esquina.
-          Papá, por favor (le suplicó Fede. Agustín estaba tan furioso por la vergüenza que había pasado al tener que ir a buscar a su hijo y a su sobrino a un sitio como ese que ni escuchó los ruegos de su hijo. Simplemente se sacó el cinturón y se fue hacía donde estaba su hijo y le asestó 5 correazos bien duros en los muslos).
-          Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah noooooo
-          Vas a ir a hora al sofá, o quieres seguir cabreándome.
-          Ya va, ya va (y Fede fue hacia el sofá y se apoyó sobre el brazo del sofá como había hecho ya tantas veces. Gonzalo al ver la escena y por miedo de recibir él también más golpes con la correa de los que ya se iba a llevar corrió a la esquina y plantó ahí su nariz).
-          Que si la última vez que os veo acercaros a un sitio como ese. No tenéis nada que hacer ahí ¿Entendisteis? ZWASS ZWASS ZWASS  ZWASS  ZWASS  ZWASS ZWASS ZWASS  ZWASS  ZWASS  (Agustín Descargó hasta 10 veces la correa en el trasero de su hijo) Pobre de vosotros que me entere que ponéis un solo píe en un local de alterne porque os juro que os daré tal paliza que no vais a poder ni pestañear sin que os duela. ZWASS ZWASS ZWASS  ZWASS  ZWASS  ZWASS ZWASS ZWASS  ZWASS  ZWASS  (le dio otros 10 correazos).
-          Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah nooooo, nooo papá, lo juro, lo juro Aaaaaaaaaaaauuu.
-          ¡Gonzalo! Intercambia el puesto con tu primo (ordenó Agustín. Fede despacio se reincorporó y fue hacía la esquina donde intentaba cortar con el llanto, peor le dolía aún demasiado).
-          Por favor tío, con la correa no, por favor, debe de doler.
-          De “debe” nada, Gonzalo, ¡Duele! Duele como un mal bicho. Sobre el sofá (rugió esto último. Gonzalo estaba tan asustado y había visto como había reaccionado su tío cuando Fede no había obedecido a la primera que ni se lo pensó se colocó sobre el brazo del sofá como había hecho antes su primo). A ti te digo lo mismo, sobrinito. Que si la última vez que te veo acercarte a un sitio como ese. ZWASS ZWASS ZWASS  ZWASS  ZWASS  ZWASS ZWASS ZWASS  ZWASS  ZWASS  (Agustín Descargó hasta 10 veces la correa en el trasero de su sobrino con la misma fuerza que había hecho sobre el trasero de su propio hijo) Pobre de ti que me entere que pones un solo píe en un sitio como ese porque te juro que de la paliza que te daré no vas a poder ni pestañear sin que se te salten las lágrimas ¿Entendiste, mocoso?. ZWASS ZWASS ZWASS  ZWASS  ZWASS  ZWASS ZWASS ZWASS  ZWASS  ZWASS  (le dio otros 10 correazos).
-          Aaaaaaaaaaaau bwuaaaaaaaaaaa bwuaaaa nooooo, nunca más. Lo juro, lo juro, tío.
-          Levántate! Y recordad lo que os he dicho (dijo enseñándoles la correa a los dos). Ahora fuera de mi vista y no quiero que pongáis un píe fuera de vuestra habitación lo que queda del día.
-          Sí, señor.

-          Sí, papá (y los dos corrieron a su habitación, por miedo que la correa volviera a hablar). 

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