21.
Unas semanas más tarde…
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Venga Nico ¿Algo tendremos que hacer
para celebrar tu cumpleaños, no?
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Mamá, déjalo, solo es un día como
cualquier otro.
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¿cómo qué un día como cualquier otro?
Hijo que cumplirás 13 años. Deberías estar dando botes de alegría
-
Mamá (dijo Nico rodando los ojos y
resoplando).
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Sino quieres celebrarlo aquí en casa
podríamos reservar un local, pondríamos pizzas, hamburguesas, sushi y cervezas
(dijo Carolina intentando hacer reír a su hijo, Nico se rio pero enseguida
regreso a su porte serio).
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Mamá, en serio, no me apetece hacer
ninguna fiesta.
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Te juro que no te voy a poner en
evidencia (dándole besos) ay mi bebé que se me está haciendo todo un
caballerete muac muac muac (y empezó a hacerle cosquillas)
-
Jajaja mamá, para, para. Jajaja
(finalmente Nico logró salir de las garras de su madre y poner una distancia
prudencial entre su madre y él).
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En serio, Nico ¿qué te pasa? ¿Porque no
quieres celebrar tu cumple?
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En la escuela ya hacemos una fiesta.
-
Si, ya me acuerdo yo de esas fiestas,
con sándwiches de nutella y de chorizo y de jamón y queso. Patatas fritas,
ganchitos y cortezas, coca-cola y fanta y las profesoras poniéndose como unas
cerdas a costa de las merendolas que preparaban las madres. Y por un lado las
niñas jugando a cuerdas o cotilleando y por el otro los niños jugando al
futbol. ¡Si unas grandes fiestas de cumpleaños! (dijo con irónica Carolina)
-
Si, la juerga padre jajaja (también dijo
irónico Nico). Pero en serio, mamá no me apetece fiestas, ya tengo 13 años.
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¿entonces no harás nada para tu
cumpleaños? Eso es muy triste Nico, no pienso…
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Mamá, había pensado que este sábado
podría ir con algunos amigos a los recreativos, ya sabes pasar la tarde jugando
(ijo Nico sin darle importancia, o al menos eso quería que pareciese9.
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Vaya, que lo que no quieres pasar tu
cumpleaños con tu familia ¿no?
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Oh venga mamá si el domingo vendrán los
abuelos, los tíos, toda la familia a comer…(Carolina abrió mucho los ojos) no
me mires así, en esta casa es imposible tener secretos.
-
Célia (dijo arrugando el ceño)
-
¿Quién sino?
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Maldita mocosa, es tan metiche como su
puñetera madre.
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¡Mamá! (Nico regañó a su madre, porque
le parecía increíble que hablara así de su hermana muerta)
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¿qué? Era mi hermana, si alguien puede
hablar mal de ella soy yo. Además toda la vida nos hemos tratado así, si cree
esa metiche que por morirse se va a librar, anda muy equivocada (dijo Carolina
mirando hacia arriba, como si su hermana la pudiera oír).
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No creo que al tío, le haga mucha
gracias, que hables así de la tía (dijo aguantándose la risa)
-
A tu tío nada le hace gracia, el pobre
de pequeño se dio un golpe y perdió la capacidad de divertirse de cuajo.
-
Jajaja (Nico intentaba no reírse pero no
podía evitarlo ya que su tío estaba justo detrás de su madre con las manos en
las caderas como cuando les pillaba a Rui o a él diciendo alguna palabrota).
-
Lo tengo detrás de mí ¿verdad? (preguntó
Carolina y Nico asintió) Hola cuñadito (dijo poniendo cara de no haber roto un
plato. Francisco miró a su sobrino y
alzó ambas cejas) ¿te puedes creer que Nico no quiere fiestas de cumpleaños?
Por lo visto ya es muy mayor para eso…prefiere pasar la tarde con sus amigos en
los recreativos (poniendo pucheritos)
-
¿Qué recreativos? ¿Con qué amigos? (dijo
Francisco poniéndose serio e ignorando los papelitos de su cuñadita).
-
El recreativo del centro comercial Sur y
no lo había pensado aún, pero supongo que Miguel, David, Javi, Teo, Javi Estrada y si no tiene partido
Jose y Toni (dijo Nico esperando que su tio no opusiera nada a la lista de sus
amigos. Francisco conocía a los amigos
de su sobrino, por suerte no había mencionado ninguno de los elementos con los
que no le gustaba que se ajuntaran él o Rui ). Ah y por supuesto Rui (añadió al
ver que su tio no decía nada pensando que había entendido que no quería que
fuera su prima, cosa que no era para nada la verdad).
-
¿ninguna chica? (preguntó sorprendida
Carolina)
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Mamaaaaaaaaaaa, no empieces (dijo
sonrojándose)
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Eres un chico muy guapo, es normal que
las chicas
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Mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaa (le riñó su hijo
muerto de vergüenza).
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Carolina, deja al niño en paz…Supongo
que querrás invitar a tus amigos a algun refresco o algo.
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No, lo había pensado.
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Es tu cumpleaños, Nico, se supone que
debes invitarlos ¿Ellos no hacen lo mismo cuando es su cumpleaños? (le riñó
Francisco sabiendo que el niño era un poco agarrado con el dinero).
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Supongo
-
Ok, a la primera ronda va de mi parte
(dijo Francisco sacando un par de billetes de su cartera. A Nico se el iluminó la
mirada).
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Guaaau tío, gracias (dijo dándole un
rápido abrazo).
-
Y la siguiente de mi parte (dijo
Carolina sacando un par de billetes arrugados del bolsillo del pantalón)
-
Gracias mamá (dándole otro abrazo
rápido). Voy a llamar a mis amigos para quedar (y salió corriendo hacia su
habitación).
-
Se me hace grande, ya no quiere fiestas
de aniversarios…lo quiere celebrar con sus amigos a solas (dijo un poco triste).
-
Carolina, el Domingo haremos una fiesta
grande, con todos…no es como si no fuéramos a celebrarlo con él.
-
Ya, pero ya ha empezado con lo de las
dos fiestas, la de la familia por obligación y la de sus amigo que es la que
recordará por el resto de los años.
-
Que melodramática que eres, hija, cuando
quieres (dijo negando con la cabeza).
-
¿Quién es una melodramática? (preguntó
Armando al entrar al salón)
-
Tu tía.
-
¡Oh, si! ¿quién si no? (dijo
aguantándose la risa. Y Carolina le tiró un cojín a la cabeza)
-
Papaaa, recuérdale a tu cuñada que en
esta casa está prohibido tirar cosas a la gente.
-
Carolina en esta casa está prohibido
tirar cosas a la gente, en esta casa agarramos a la gente (agarrando a Armando)
y les hacemos cosquillas hasta que se disculpan (y empezó a hacerle cosquillas)
-
Jajaja papá, para, por favor, para
jajaja que ya no soy un niño ay jajaja (Francisco al cabo de un minuto lo dejó)
¿A qué viene este buen humor?
-
Le dimos carpetazo a un caso que llevaba
meses dando quebraderos de cabeza (dijo feliz). ¿qué tal su sesión de ayer con
el Doctor Cortés?
-
Como siempre, una perdida de tiempo,
papá en serio no es necesario…
-
Armando que dije si volvía a oír una
queja sobre ir a consulta (Armando resopló de pura exasperación), Armando no me
bufes, es por tu propio bien que vas a esas sesiones, mal no te hace ¿no?
-
Es tiempo que pierdo, podría dedicarlo
algo mucho más provechoso (dijo enfurruñándose).
-
No hay nada más provechoso que tu mismo,
hijo (le dijo su padre pero con buena cara).
-
Ey, Armando (intervino Carolina) ¿ya le
has comprado el regalo a Nico?
-
No, estoy castigado ¿Recuerdas? (eso lo
dijo mirando a su padre, que ni le hizo caso). Si te doy la pasta me lo
comprarías tú, a menos que me dieran un pequeño indulto para ir al centro a
comprar el regalo de mi primito (Armando le dijo a su tía pero poniendo carita
de angelito a su padre).
-
Sigue soñando, hijo, sigue soñando…dale
el dinero a tu tía, la harás feliz, a
ella le encanta comprar.
-
Eso es verdad (dijo Carolina parando la
mano para que le diera el dinero)
-
Grrrr…(Francisco le echó una sola mirada
para hacerle saber que ya empezaba a no ser tan graciosa la broma) vale, te apuntaré en un papel lo que tienes
que comprar, voy a por la pasta, ahora te la traigo (y Armando salió corriendo
a por el dinero).
-
¿Y tú que le vas a regalar? (le preguntó
Francisco a su cuñada)
-
Tranquilo no es una moto.
-
Pobre de ti (dijo fingiendo enfadarse
pero no se lo creía nadie).
-
Le he comprado un portátil
-
Carolina! Solo tiene 13 años (ahora
Francisco ya no fingía estar enfadado).
-
Tranquilo, Sergio ya le ha puesto todo
el rollo ese del control parental.
-
Ya, bueno…eso no garantiza nada. ¿No te he contado lo que pasó…(en ese momento
escucharon a Armando y a Célia discutir a grito pelado)
…
-
Célia, maldita ladrona, estoy harto que
siempre estés entrando en nuestra habitación y agarrando mis cosas (Armando
aporreaba la puerta de la habitación de la niña que al ver su cuello en peligro
había huido a su habitación y había puesto la cama para atrancar la puerta).
-
Yo no he agarrado tu dinero, habrá sido
Oliver gritaba Célia a través de la puerta).
-
Mira mocosa, a parte de ladrona también
mentirosa, te juro que cuando ponga mis manos en ti, se te van a quitar las ganas de entrar en nuestra
habitación para siempre (Armando estaba realmente cabreado).
-
Yo no he sido! (volvió a gritar Célia).
-
Al igual que tu no fuiste la que derramó
el zumo de melocotón sobre mi cuaderno de Francés.
-
Fue un accidente, Rui me empujó y se
derramó (Célia dijo enfadada).
-
Nada de eso no hubiera pasado si no
hubieras entrado en mi habitación. Abre la maldita puerta, Célia. Te juro que
la echo abajo (aunque eso era imposible, esperaba que la niña no lo supiera).
Abre (volvió a aporrear la puerta) Abre pequeña ladrona (en ese momento
aparecieron Francisco y Carolina por el pasillo)
-
¿qué pasa aquí? Armando, deja de
aporrear las puertas, a que te aporreo yo tu trasero(dijo Francisco molesto y
Armando dio un par de pasos hacia atrás para alejarse de la puerta de la
habitación de su hermana).
-
Célia me ha robado 20 pavos.
-
Armando esa es una acusación muy grave.
Tu hermana sabe que no debe tomar el dinero de otros (le dijo Carolina)
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Me faltan 20 pavos. Enseñándole una
libretita. Ves tenía 418 y ahora solo hay 398. Ayer la pillé saliendo de nuevo
de mi habitación, siempre está por ahí viendo lo que encuentra.
-
¿lo apuntas en una libreta? (dijo
Carolina agarrando la libreta y viendo que era una especie de lista de entradas
y salidas, como si fuera un libro de cuentas de una empresa)-
-
Ese lo apunta todo, está enfermo (gritó
atreves de la puerta Célia).
-
Célia, sal de ahí (ordenó Francisco).
-
Yo no he hecho nada, no le agarrado su
cochino dinero (volvió a gritar).
-
Célia, no pienso hablar con una puerta,
sal de ahí, o va a ser conmigo con quien vas a tener problemas (dijo Francisco.
Célia se lo pensó un instante, pero su miedo a que su padre se enfadara era
mayor a su miedo al enfado de Armando, así que abrió la puerta con timidez y
salió. Francisco iba mirando a Armando por si el niño saltaba al cuello de la
pequeña). A ver Célia, entraste en la habitación de tus hermanos ¿no? Aunque ya
te hemos dicho muchas veces que no puedes sin su permiso.
-
Ellos jamás me dan su permiso.
-
Eso no es excusa jovencita, ya hablaremos
luego de eso. Pero lo que quiero saber, y jovencita, sabes que sé cuando me
mientes (dijo alzando una ceja) es si tomaste ese dinero.
-
No, no necesito su estúpido dinero, aun
tengo del que los abuelitos me dieron por haber sacado buenas notas el curso
pasado (dijo poniendo morros porque la duda ofendía). Además de haber querido
dinero se lo hubiera agarrado a Oliver, que lo tiene siempre tirado por los
cajones y no tiene un control enfermizo como ese tarado (dijo furiosa Célia y
para poner la guinda le sacó la lengua a su hermano. Francisco no toleraba que
sus hijos se insultaran o atacasen, y lo de tarado estaba totalmente fuera de
lugar, así que dio dos pasos bien largos, agarró a su princesita por el brazo,
la volteó y le plantó 7 o 8 palmadas) plass plass plass plass pplass plass
plass plass plass
-
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaau
bwuaaaaaaaaaaaaaaaaa bwuaaaaaaaaaaaaaa yo no he agarrado su dinero
bwuaaaaaaaaaa yo no he robado nada bwuaaaaaaaaaaaaaaaaa eres malooooo
bwuaaaaaaaaaaaa (empezó a llorar Célia al primer azote. Carolina rodó los ojos,
ya que aunque Célia tuviera 10 años, a veces actuaba incluso como si tuviera
menos, como cuando su padre la reprendía, en un intento lamentable de dar
penita).
-
Que sea la última vez que te oigo
llamarle eso a alguno de tus hermanos
-
Bwuaaaaaaaaaaaaaaaa maloooooooooooooo te
odio, te odio ( y se volvió a meter en su habitación cerrando la puerta de un
portazo)
-
Señorita, vuelve aquí, ahora mismo, no
hemos acabado aún(pero Célia no salió. Francisco odiaba los portazos así que su
voz sonó más molesta de lo que realmente estaba). Señorita, si voy yo, vas a
llorar pero con motivos (esa amenaza siempre surtía efecto con sus hijos y
Célia por ser niña no era distinta. Así que salió poniendo pucheros y una
carita de pena que hubiera conmovida hasta al hombre más desalmado de la
tierra). Discúlpate con tu hermano ahora mismo (ordenó Francisco poniéndose ambas
manso en jarras. Célia se sorbió un par de veces los mocos y miró a su hermano
con rabia pero se disculpó).
-
Lo siento, Armando. No debí llamarte
eso.
-
No, pasa nada. Ahora dame el dinero y
olvidémoslo todo (dijo Armando respirando hondo, tal vez si que se había pasado
el también un poquito, al fin y al cabo Celia no era como Rui, ella era una
niña, aunque le sacaba de quicio incluso más que Rui).
-
¡YO NO TENGO TU DINERO! (gritó roja de
rabia).
-
No grites Célia, no somos sordos. Y tú
(apuntando con el dedo a Armando) ya te ha dicho que no ha sido ella.
-
Papá, el dinero no desaparece, y ella ha
estado últimamente husmeando mucho en mis cosas.
-
Yo no husmeó, solo entré a por un
borrador (protestó Célia).
-
Y el martes? Y el día del zumo? Y …
-
Vale, Armando (interrumpió Francisco) ya
has dejado claro que entra siempre que quiere. Y ya he dicho que ya hablaré con
ella sobre eso. ¿seguro que no los agarraste y se te olvidó anotarlo en esa
libretita? (preguntó Francisco y tanto como Armando como Célia lo miraron como
si acabara de decir la mayor estupidez del mundo). Vale, vale, no me miréis
así. Llama a Oliver y pregúntale si te lo cogió el prestado. Eso es más lógico,
ya que compartís habitación ¿no crees?
-
¿Oliver? ¿en serio, Papá? (dijo Armando sabiendo
perfectamente que su hermano mayor no tenía necesidad alguna de agarrarle
dinero).
-
Llámale (dijo más despacio dejando claro
que no era una sugerencia).
-
Dame el teléfono, yo estoy castigado
¿Recuerdas?
-
Difícilmente lo pueda olvidar,
hijo, me lo recuerdas a cada momento
(dijo alargándole su teléfono- Armando buscó en la agenda el teléfono de Oliver
y lo llamó. La llamada duro un suspiro, justo para preguntarle si había
agarrado el dinero, cosa que Oliver negó,
Y aunque era muy posible que Oliver mintiera, Armando llevaba toda la vida
compartiendo habitación con su hermano y sabía que él solía tener más pasta que
él, ya que era un varadura profesional y
poco gastaba, y las pocas veces que había necesitado de dinero, siempre se lo
había pedido)
-
No ha sido él (y miró a su hermana con
malicia).
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Pues yo no he sido, empo- (pero se
detuvo antes de decir empollón” se acababa de ganar unos buenos azotes por
insultarlo y no iba a ser tan idiota para volverlo hacer, no delante d s u
padre) Armando (mirando de reojo a su padre por si se había percatado del
desliz. Francisco no dijo nada pero le echó una miradita de desaprobación).
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Pues alguien ha cogido ese dinero (dijo
Armando)
-
En esta casa vive más gente, no solo yo
(dijo resabida Célia).
-
Papá y la tía? No lo creo. Y Rui y Nico,
no me hagas reír.
-
Que tengo que ser yo…
-
Porque eres la que siempre coge cosas
que no son suyas.
-
Porque no me dejáis juagar con nada de
lo vuestros, sois de lo peor (le plantó cara a su hermano).
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Ya esta bien, vosotros dos paradlo ya. Vamos
a ver, Armando lleva razón, el dinero no desaparece. ¡Rui! ¡Nico! (gritó
Francisco. Y de inmediato salieron los dos niños de la habitación) ¿Alguno de
vosotros ha tomado prestado dinero de la cajita de Armando?
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No (se apresuró a decir Nico, y Rui se puso
pálido, al recordar que si que había cogido dinero el día que se fugó a la
feria, y que se le había pasado devolverle el dinero a Armando, claro que no
tenía paga para devolverle el dinero, porque su padre le había dejado sin
paga).
-
¿Rui? (preguntó Francisco alzando una
ceja, aunque la cara de su hijo pequeño ya había respondido por él).
-
Es posible que yo agarrara 20 pavos y se
me olvidara devolvérselos.
-
Yo te mato (y Armando se tiro al cuello
de su hermano. Pero Francisco esta en el medio y pudo pararlo)
-
Tú, quiero, no vas a matar a nadie,
metete en tu habitación antes que digas algo o hagas algo que me haga enfadar
de verdad (le dijo a Armando dándole un empujoncito hacia su habitación).
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Peroooo (protestó)
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¡ARMANDO A TU HABITACIÓN! (dijo furioso,
Armando tragó saliva, su padre estaba a punto de destapar la caja de las
tortas, y él tenía muchas papeletas de recibir alguna. Así que de malos modos
obedeció y se fue a su habitación) Célia, tu también a tu habitación, después
hablaremos, señorita, de entrar en las habitaciones de tus hermanos y de
agarrar sus cosas (dijo serio pero calmado, Celia puso pucheros pero también se
metió en su habitación). Y tú, jovencito (le dijo a Rui) vamos a hablar un
momentito sobre robar.
-
No fue un robo, solo lo tomé prestado
(dijo Rui no sonando muy convencido).
-
¿Sin su permiso? ¿Sin su conocimiento?
Eso tiene un nombre Rui, no te hagas el tonto conmigo, que ya me tienes muy
contento, anda, pasa delante mío que te vea (le dijo y Rui respiró hondo y
caminó hacía el despacho de su padre).
Este niño Rui es un numerito completo, aunque la nena Celia, no se hace menos - cada vez esta mejor esta historia.
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