martes, 11 de noviembre de 2014

Capitulo 4



Bruno estaba enfrente de casa de sus tíos, mirando asustado el coche de su tía perfectamente aparcado en la entrada de la casa. Sí el coche de tía Ana María estaba fuera eso es que el de su tío estaba en el garaje, y si el coche estaba en el garaje, eso solo significaba que su tío estaba en casa. David le pasó el brazo por encima a su hermano y le dio un achuchón de ánimos, pero Bruno tenía los ojos vidriosos, estaba a punto de echarse a llorar. David sabía que si no estaba llorando ya era porque intentaba impresionarlo. Bruno siempre intentaba hacerse el milhombres ante su hermano, para que David se sintiera orgulloso de él y quisiera llevárselo a todas partes.
En ese momento llegaron tara y  Luke en  el precioso coche de Luke, ambos chicos pusieron cara de asco, al ver como su hermana y su tortolito se despedían. David después de tres minutos, ya tuvo más que suficiente de tanto besuqueo y le preguntó a grito pelado  a su hermana si tenía pensado entrar en casa en algún momento o le tenían que llevar la merienda al coche. Tara se puso roja como un tomate, pero no de vergüenza sino de pura rabia, y tras despedirse una vez más de su novio, salió como un toro de lidia hacía David. Iba a matarlo. Pero cuando llegó delante de David, se percató de la carita de Bruno y recordó que aquel día era el día en que su tío regresaba a casa y que a Bruno le esperaba una buena, y no pudo más que olvidar su enfado con David y sentir pena por Bruno.
-         Ñajo  (dijo Tara, cuando Bruno era muy pequeño Tara lo llamaba “ñajo” de pequeñajo, pero ahora ya solo lo hacía en contadas ocasiones , cuando quería ponerse en plan cariñoso), mejor entramos, si el tío piensa que estás intentando escaquearte se va a cabrear aún más.
-         ¿Aún más? (preguntó escéptico Bruno. Como si fuera posible que su tío estuviera más enfadado).
-         Sí, aún más (le respondió. Bruno miró a su hermano. David era él único que podía saber de primera mano si eso era posible. Y David asintió con la cabeza, y Bruno se hundió de hombros derrotado y empezó a caminar hacía la entrada).
Al entrar en casa, todo estaba como siempre, Ana Isabel y Moisés estaban en el sofá viendo la tele mientras Fran, hacía los deberes tirado en  la alfombra del salón.  Al oír la puerta Ana María, como una máquina programada dijo su “los zapatos”, y los tres se quitaron los zapatos, los dejaron en el armario de la entrada  y se pusieron las zapatillas de estar por casa. Moisés como siempre les preguntó qué tal había ido el día en la escuela, y los chico contestaron con monosílabos, como siempre. Excepto Fran, claro, que hacía una crónica pormenorizada de todo lo que había sucedido en su día de escuela. Y cómo siempre Moisés se dedicaba a sonsacarles a sus sobrinos que es lo que habían hecho y que es lo que les habían mandado. Bruno estaba todo el rato analizando cada movimiento y palabra de sus tíos. Que nada más llegar no lo hubieran arrancado la piel a tiras lo había descolocado por completo. Moisés se estaba dando cuenta que bruno parecía más angustiado de lo que cabría esperar. Y aunque ponía mucho esfuerzo para  que su familia actuara como una auténtica familia unida y feliz, sabía que no podía dejar que el chico continuara en es estado de ansiedad.
-         Bruno, cuando hayas acabado las tareas de la escuela, quiero hablar contigo a solas. ¿David te importa si hoy Tara y tú hacéis los deberes juntos en el cuarto de Tara? (Tara y David se miraron, en cualquier otro momento ambos habrían protestado enérgicamente, pero David solo asintió y se hizo un incómodo silencio).
-          ¿Papá vas a zurrar a Bruno porque llamó su señorita? (preguntó fascinado Fran. Bruno, Tara y David le lanzaron una mirada de reproche a su primito que aunque tuviera 10 años, ya no era un niño de pañales  para no darse cuenta que esas no eran cosas para preguntar). Mamá no me ha querido decir qué ha hecho Bruno, pero está muy enfadada ¿también lo estás tú?
-         Fran, te tengo dicho que no me gustan los chismosos, lo que haya hecho Bruno en la escuela es algo que solo nos incumbe a tu madre, a  Bruno y a mí. ¿A qué a ti no te gusta que tus primos hablen de cuando tú te portas mal, eh? (Fran al ver que sus padre le estaba riñendo de una forma muy seca, se dio cuenta que su padre estaba realmente molesto y que hoy era uno de esos días para portarse muy pero que muy bien)
-         No, papi (le contestó bajando la cabeza).
-         Pues no hagas lo que no te gusta que te hagan, hijo. Y sube a tu habitación, que dudo mucho que puedas hacer bien tu tarea si  estás más pendiente de la televisión que del libro (dijo Moisés alzando una ceja, Fran dio un bufido, el niño no se cansaba nunca de intentar ver los dibujos en vez de hacer sus tareas. Moisés arqueó una ceja y lo miró muy serio al oír el suspiro y los morros  que hacía Fran. Fran tragó saliva y se apresuró a recoger sus cosas y salir de allí pitando. Realmente ese era un día para portarse como un angelito).            
-         Tío, yo, yo quería decirte que (empezó a tartamudear Bruno).
-         Bruno, hablamos cuando hayas acabado tus tareas ¿vale? (dijo en un tono muy dulce para alguien que te va a rustir el trasero en breve).
-         Pero no creo que pueda concentrarme si no hablamos antes.
-         Bruno, vamos hablar, vamos hablar y mucho (Bruno tragó saliva). No me refería a eso (moisés rodó los ojos). En serio quiero que hablemos ( le dijo agarrándolo de la mano y acercándoselo como hacía cuando solo tenía cuatro años y le explicaba cosas que a Bruno le parecían todas fascinantes), porque, de verdad que necesito que me lo expliques.
-         Pero….
-         Bruno, tienes las tareas de la escuela, y dudo mucho que “luego” te pongas a hacerlas. Y no queremos más llamadas de la escuela. Tu tío y yo esperamos  que ésta sea la última llamada que recibamos, porque si este año recibimos una llamada más, tendremos que tomar otras medidas (intervino  Ana María viendo que Bruno no estaba dispuesto a obedecer sin rechistar, Bruno puso cara de no entender. Pero David lo entendió a la primera).
-         No, no podéis separarnos, mamá no lo hubiera consentido (le gritó David enfurecido).
-         David cálmate (Moisés se puso de píe para encararse a su sobrino, que no era nada propenso a esos arrebatos). Nadie ha hablado aún de separaros. David (dijo  Moisés) Estoy muy convencido que tu hermano a partir de ahora no va a meterse en más problemas. Pero si las palabras y los castigos no funcionan, entiende que algo más tendremos que hacer. Y si uno solo no puede debe ser lo suficientemente listo como tragarse el orgullo y pedir ayuda. Así que  cambiaríamos a Bruno a otra escuela, una que sepa tratar con chicos más difíciles (Bruno bajó la cabeza, él no creía que fuera un chico difícil).
-         ¿A qué te refieres con eso “que sepa tratar con chicos más difíciles”? (preguntó David aún alterado).
-         Pues una escuela con una educación más rígida. Donde los profesores estén más pendientes de los chicos (dijo Ana María en un tono muy maternal, pero David no le importó solo apretó fuerte los puños y las mandíbulas. Moisés sabía que los chicos aunque siempre estaban discutiendo estaban muy unidos, y más tras quedarse huérfanos, pero aún así le chocaba ver a David en una actitud tan beligerante, eso era más propio de Bruno).
-         David (intervino Moisés viendo que eso se podía salir de madre) Bruno solo iría a otra escuela. Seguiría viviendo aquí, seguiréis estando juntos, seguiremos estando todos juntos. Y lo siento, pero aquí los adultos somos tu tía y yo, y somos los que decidimos que es lo mejor para vosotros. Y antes que abras la boca, te adelanto que  no voy a discutir como tengo que educaros con vosotros, que como quien dice, hace dos días os cambiaba los pañales.
-         Vale, el enano la ha cagado, lo que hizo estuvo mal, muy mal (corrigió Tara enseguida) pero ¿Cambiarlo de cole? Además ya estamos acabando el curso, solo queda un trimestre. Y a Bruno no le va mal en los estudios,  tío, el problema no está en  la escuela (Tara hablaba con su tío pero todo el rato buscaba la mirada de su tía para que la ayudara e hiciera entender a su tío que se equivocaba. Pero Ana María estaba de acuerdo con su marido y se mantuvo en silencio).
-         No fue en casa donde creyó que podía emprenderla con un inocente y actuar como un vándalo, como si no importara los sentimientos de los demás. Fue en la escuela Tara. Bruno estaba en la escuela, y decidió que agarraría a un compañero de clase y lo ataría desnudo el palo de la escuela. ¿El por qué aún no lo sé? Espero (mirando a Bruno) saberlo esta tarde, pero ya te aseguro  (volvió a mirar a su sobrina) que veo muy improbable escuchar una buena excusa que justifique un acto tan vergonzoso. Y si acabó la charla, todos a hacer los deberes ( y ese tono imperativo les recordó tanto al tono que usaba su madre cuando les mandaba a hacer algo, que ni lo pensaron y los tres obedecieron).
Los cuatro chicos estaban en total silencio, haciendo sus tareas como si la vida dependiera de ellos. Tara y David de vez en cuando se miraban y negaban con la cabeza. Cuando ambos acabaron con sus deberes, se pusieron a trastear con sus teléfonos. Sabían que aunque habían acabado sus deberes, sus tíos esperaban que se quedaran allí hasta que acabaran de “hablar” con Bruno. Después de 20 minutos, Tara dejó de escribirse mensajitos con Luke y miró a David.
-         ¿De qué escuelas cree que estaba hablando el tío? (preguntó Tara preocupada, ella no iba al mismo instituto que sus hermanos, ella tenía una beca deportiva de voleibol e  iba a un centro de alto rendimiento  para deportistas).
-         Pues no sé, no es que conozca muchos institutos de aquí. Pero seguro que uno de esos privados religiosos que los llevan curas que parecen sacados de la santísima inquisición.
-         ¿Quieres decir que eso existe?   (dijo Tara sonriendo un poquito).
-         Supongo que no. Pero sí el tío dijo eso de cambiarlo a otra  escuela más rígida es porque ya ha estado mirándolas y ya sabe al cual lo va a mandar. Oye, Luke es de aquí, ¿Por qué no le preguntas?
-         Creí que pensabas que Luke era un idiota (dijo con malicia Tara).
-         Y lo es (David se rio). Pero seguro que eso hasta los idiotas lo saben (tara no perdió tiempo en contestar a su hermano y se puso a escribirse con Luke. Luke contestó al segundo con el nombre de un solo instituto).
-         ¿Te suena el Mauritania? (le preguntó Tara a su hermano. Davis se hundió de brazos, no lo había oído en su vida).

-         No, pero lo podemos mirar por internet (y ambos corrieron a googlear Mauritania para saber de que tipo de escuela hablaban sus tíos).

7 comentarios:

  1. Continúalo pronto por favor.
    Taz

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  2. Buen capi Little me encanta tu estilo me transportas al lugar de los hechos por eso espero actualices pronto lo dejaste en una parte muy curiosa que se encontraran en el internet....

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  3. Ay pobre Bruno....solo fue un momento de locura asi que espero quer no lo cambien

    muy bueno
    hasta pronto

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  4. Uyyyyyy, me tienes con los nervios de punta... muy rígidos esos tíos! No había comentado en los otros capis, Little, pero te digo ahora que esos tíos, en especial la tía, me caen de la patada... grrr!!! jejeje

    Ya quiero saber qué sigue... quiero que Bruno se salve, si?!! Hay posibilidad?!! Seguro podemos armar una buena defensa y conseguir el sobreseimiento!!! =P
    Es genial que hayas vuelto al ruedo!!! Extrañaba mucho tus escritos!!!

    Camila

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  5. awwwwww que nervios, que no los separe

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  6. Esa escuela existe??
    Val, que se4 nota la diferencia de el trato de su hijo con sus sobrinos!!!
    grrrr eso me molesta!!!
    Pero bueno Little me gusta mucho tu estilo!!
    desde siempre desde que te conoci en la pag. de Marta

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