lunes, 6 de abril de 2015

Chapter 31: Figuras paternales



 


Chapter 31: Figuras paternales
 


Peter agarró a Chris con mucha fuerza, hasta el punto de hacerle daño. Christopher intentó contenerle y consolarle, pero realmente estaba esperando una respuesta. Sabía que estaba pasando algo y no aguantaba la incertidumbre, pero Peter no parecía capaz de responderle. Así que miró a Wyatt de forma bastante elocuente: "Ya me estás contando qué ocurre aquí", pareció decir.
- Tenemos un problema – dijo su hermano, que no sabía por dónde empezar. ¿Cómo le dices a un padre que el cabrón que maltrató a uno de sus hijos ha vuelto, y anda persiguiendo al otro?
- Eso puedo verlo – replicó Chris. - ¿Qué ha pasado?
- Peter ha visto a Derek. Está aquí.
De todo lo que Chris podía haberse imaginado, aquello era lo que menos sentido tenía. Tardó un poco en asimilarlo y en entenderlo. Examinó a Peter con ojo crítico. ¿Estaba bien? ¿Le había pasado algo? ¿Cuál era la explicación lógica para lo que estaba pasando?
- ¿Estás bien? – le preguntó, en un orden de prioridades.
- No me ha hecho nada – dijo Peter, tranquilizándole.
- ¿Cómo que está aquí? ¿Cómo ha venido? ¿Por qué? ¿No estaba en prisión?
- Le soltaron. Me buscó. Contrató un detective. Me encontró en el hall. Quería que me fuera con él, pero me escapé. Le dije que no, papá. Le desafíe.
Peter no sabía si estaba orgulloso de sí mismo, o si estaba sorprendido por haberse atrevido. Tal vez las dos cosas. Como única respuesta Chris le abrazó. No quiso ni imaginar lo que podía haber pasado. Estaba enfadado con alguien, pero no sabía exactamente con quién. Pero tendrían que haberle dicho que Derek estaba libre. Alguien tendría que habérselo dicho.
Se dijo que, afortunadamente todo estaba bien. Pero se olía algo más. Wyatt y Peter parecían preocupados. Y ¿dónde narices estaba Nick, y por qué nadie respondía a esa pregunta?
- ¿Por qué estás en la cama? ¿Qué es lo que ha pasado?
- Me desmayé – tuvo que admitir – Pero eso no importa ahora. Papá, tenemos que encontrar a Nick.
- ¿Se ha ido? – preguntó Chris, sin entender porque su hijo haría eso en un momento como aquél.
- Derek le persigue. Ha tenido que confundirle conmigo.
Chris intentó respirar hondo. No sirvió de mucho. Nick estaba huyendo de un hombre cuya agresividad no tenía límites. Su hijo estaba sólo frente a aquél monstruo.
- ¡¿Cómo es eso posible?!
- Chris, cálmate – pidió Wyatt.
- ¿Que me calme? ¿Mi hijo está huyendo de un psicópata y tú me pides que me calme? ¿Me quedo aquí también de brazos cruzados, haciéndote compañía?
El tono de reproche en su voz fue tan marcado que hasta a él mismo le sonó desproporcionado. En realidad, no culpaba a Wyatt por lo que había pasado, pero estaba demasiado enojado como para hablar con calma, y no se disculpó. Antes bien, el hecho de que su hermano no le respondiera, le enervó aún más.
- Se suponía que tenías que cuidar de ellos. Por eso los dejé contigo. ¡Se suponía que ibas a cuidarlos!
Chris gritó demasiado, teniendo en cuenta que estaban en un hotel y que podrían haberle oído en las habitaciones contiguas. Wyatt aguantó con estoicismo, aunque estaba muy tenso.
- ¿Ya te has desahogado? – preguntó con voz impersonal. Estaba apretando mucho los puños, intentando sin éxito que los reproches de su hermano no le afectaran.
- Papá, no ha sido culpa suya. – dijo Peter, tratando de calmarle – Él también está muy preocupado.
Chris suspiró.
- Ya lo sé. Perdona, Wyatt. – siseó Chris, y suspiró. Solía pagar sus frustraciones con su hermano, y era consciente de que eso no estaba bien. - Pero es mi hijo.
- Pues entonces será mejor que no perdamos el tiempo discutiendo. Lo vamos a encontrar, Chris. Creo que lo mejor será que yo vaya a buscarle, me dio algunas indicaciones. Tú deberías quedarte aquí cuidando de Peter, esperando por si vuelve.
- No puedes pedirme que me quede al margen….
- No, te estoy pidiendo que hagas de padre. La peor pesadilla de tu hijo ha venido a por él. Peter te necesita.
- Yo estoy bien. Y os ayudaré a buscarle – dijo Peter poniéndose de pie.
- ¡Eso ni soñarlo! – dijeron Wyatt y Chris a la vez.
- Oíd: podemos seguir discutiéndolo, pero si me dejáis aquí esperaré a que os vayáis para ir detrás de vosotros.
- ¿Ves por qué tienes que quedarte? – preguntó Wyatt, mirando a su hermano significativamente.
- Peter, no vas a ir a ningún sitio, y no es discutible. – dijo Chris, con su tono más tajante. Derek estaba por ahí suelto, buscándole. Ya era difícil de soportar el hecho de que Nick estuviera a su merced: no dejaría que Peter se arriesgara.
Peter por su parte, no podía quedarse de brazos cruzados. Si su hermano tenía que huir era por su culpa. Le buscaban a él y no a Nick. No podía dejar que se enfrentara sólo a Derek. Era en lo único en lo que podía pensar, porque si pensaba en otra cosa se moriría de miedo. La llamada con Nick se había cortado: tal vez ya estaba en problemas. No podían seguir ahí hablando por más tiempo. Peter buscó la forma más rápida de convencer a Chris.
- No, lo que no voy a hacer es quedarme aquí sólo, esperando a que Derek venga a por mí. No puedes pedirme eso. Y tampoco puedo permitir que te quedes conmigo y minimizar así las posibilidades de que encontréis a Nick. La única forma de hacer esto es la de ir los tres a por mi hermano. "MI" hermano. Ya he huido demasiado. Ya he pasado muchos días en la oscuridad, esperando a que Derek viniera a por mí. Siempre venía, y ha vuelto a hacerlo. No dejaré que Nick pase por lo mismo por lo que pasé yo. Eso es lo que no es discutible.
Chris gruñó, reconociendo su derrota. Había vuelto cometer el mismo error: había dejado que Peter hablara, usando toda su habilidad con las palabras, y tal vez ciertas dosis de manipulación.
- Haz lo que quieras – dijo al final, con más enfado del que quería demostrarle en ese momento. – Si veo que corres algún peligro, te orbitaré aquí te pongas como te pongas.
- Será mejor que nos pongamos en marcha – dijo Wyatt – Nick dijo que fue calle abajo y luego torció a la derecha.
Los tres salieron primero de la habitación, y luego del hotel, y fueron en la dirección que Nick les había indicado. Chris no se sorprendió de que aquello no sirviera de nada: Nick podía estar en muchos sitios, en realidad, y probablemente estuviera en constante movimiento. Peter en cambio era mucho menos positivo. Sabía que si la llamada se había cortado tan bruscamente, y ahora Nick no aparecía, aquello sólo podía significar que Derek le había encontrado.
- Tío Wyatt, ¿aún tienes mi móvil? – le preguntó, cuando se pararon en una esquina, sin saber hacia dónde ir. Su tío se metió la mano en el bolsillo.
- Ya he probado a llamarle yo, Peter. Nick no coge el teléfono.
- Tú dámelo – insistió, con la mano extendida. Su tío le dio el móvil, y Peter respiró hondo antes de marcar.
"Por favor, que no haya cambiado de teléfono" le suplicó al aire, y alguien debió de escucharle, porque reconoció la voz que le llegó desde el otro lado:
- ¿Diga?
- Hola, Derek. – dijo Peter, intentando sonar seguro. Chris y Wyatt le miraron con espanto. - ¿Sabes que tienes al gemelo equivocado?
- ¿Cómo sé que tú eres Peter?
- Éste es el móvil que me quitaste y luego dejaste en el hotel – le dijo. – Pero si necesitas más pruebas, mírale la espalda a mi hermano. Mírale la muñeca.
Peter tampoco tenía ya algunas de esas cicatrices, pero eso Derek no lo sabía. Hubo unos momentos de silencio, en los que Derek debía de estar haciendo lo que le había dicho, y luego escuchó un bufido.
- Me has engañado, maldito mocoso.
- Yo no he hecho nada de eso. – dijo Peter, sintiéndose triunfal: tal y como había sospechado, a Derek no le daba igual un gemelo que otro. Era a él a quien quería, y eso podía constituir la única posibilidad de Nick de salir de aquella. – Deberías ser capaz de reconocer a tu "hijo", Derek.
- Te has vuelto muy gallito ¿no? Aún tengo a tu hermano.
- Pero a quien quieres es a mí – replicó Peter, con la seguridad que le daba la reacción que Derek había tenido al descubrir la verdad. - ¿Qué vas a hacer al respecto?
Chris estaba horrorizado. ¿De verdad estaba hablando con Derek? Le llevó un tiempo reaccionar, pero al empezar a entender lo que implicaba lo que Peter estaba diciendo, actuó.
- Dame el teléfono – le dijo, pero Peter le ignoró. Chris orbitó el aparato y contuvo a Peter con una mano, cuando intentó recuperarlo. Wyatt en seguida se prestó a ayudarle en eso, y detuvo a su sobrino.
- Ven a por tu hermano, ya que te has vuelto tan valiente – dijo Derek al otro lado.
- Devuélveme a mi hijo – dijo Chris.
- ¡Hombre! ¡El padre ausente! ¿Te parece bonito abandonar a tus hijos nada más haberlos adoptado?
¿Acaso pretendía ese gilipollas darle lecciones de paternidad?
- Devuélveme a Nick – repitió, mascullando entre dientes.
- No es Nick a quien quiero. No soy un secuestrador. Yo quiero a mi hijo. Dámelo, y yo te doy al tuyo.
- Tú no tienes hijos.
- En realidad, creo que tengo dos, pero nunca he llegado a conocerlos – comentó Derek en tono casual, como si fueran viejos amigos charlando en un bar. El cinismo de aquél hombre enfurecía a Christopher - Y ambos sabemos que Peter es más hijo mío que tuyo. Así que deja que venga conmigo.
- ¡ÉL NO QUIERE IRSE CONTIGO! ¡No es tu hijo! ¡Nunca lo ha sido, y nunca lo será! – gritó Chris, fuera de sí.
- ¿Ah no? – dijo Derek, con calma y recochineo. Los gritos de Chris parecían divertirle – Has jugado a los padres durante cuatro meses, y ya has perdido a uno de tus hijos. Yo estuve con él un año, y nunca le perdí.
- ¡Porque le atabas a la cama! Y te tenía miedo.
- No hables en pasado – rió Derek – Aun me lo tiene. El miedo es importante para conseguir obediencia.
- Me das asco – respondió Chris. Estaba tan equivocado por pensar así… Un verdadero padre no necesita el miedo de su hijo.
- Piropéame todo lo que quieras. Pero tráeme a Peter.
- Jamás.
- ¿Por qué no se lo preguntas a él?
- No necesito preguntarle.
Durante unos segundos no hubo respuesta, y cuando ésta vino, no fue desde el móvil, sino desde su espalda, a pocos metros.
- Pues yo creo que sí – dijo Derek. Chris se dio la vuelta. Llevaba a Nick consigo. El chico no iba sujeto de ninguna manera, pero le seguía. A Chris le extrañó aquél comportamiento dócil hasta que vio algo que Derek escondía bajo la chaqueta. ¿Una pistola?
- ¡Papá! – exclamó el niño y corrió hacia él. Derek no se lo impidió. Nick le abrazó, diciendo muchas cosas con aquél abrazo. "He pasado miedo, papá" parecía decir. "Protégeme".
- ¿Estás bien? – preguntó Chris, separándose de él un poco para examinarle. No parecía herido. - ¿Te ha hecho algo?
- No. Intenté huir. Lo intenté de verdad. Pero…
- …sabe exactamente hacia dónde vas a ir – acabó Peter por él. Conocía la sensación. – Lo de la pistola es nuevo. Conmigo no la necesitaba. Has debido cabrearle de verdad.
Abrazó a su hermano con mucha fuerza.
- Me encantan los reencuentros – dijo Derek. – Ahora, mi hijo.
Derek no llegó a sacar la pistola de su chaqueta, como para no llamar la atención, pero si se abrió un poco la solapa, como para que vieran que iba en serio.
- Muérete – le dijo Wyatt, abrazando a Nick con un solo brazo.
- Vaya. ¿Es él quien te ha contagiado esa actitud desafiante? ¿O es ese salvaje de tu hermano? ¡Ha intentado morderme! En fin. Si vienes ahora conmigo, no les haré nada.
- ¡Nadie se va a ir contigo! – bufó Chris. Pero mientras él decía esto, Peter dio un paso adelante. - ¡Peter!
- Lo siento, papá – dijo Peter – De veras que sí.
Peter caminó hacia Derek, intentando no temblar: al menos, conservaría la valentía. Sabía que estaba renunciando a su vida, a su padre, y a todo. Pero Derek tenía una pistola, y ni la magia podía salvar a alguien que hubiera recibido un disparo en la cabeza. Era preferible vivir un infierno que ver como moría alguna de las personas a las que quería.
Chris avanzó hacia él, intentando detenerle. Pero Peter fue más rápido. Sabía que si dejaba que Chris llegara hasta él, orbitaría, sin importarle Derek o cualquier posible testigo. Por su parte, Derek hizo que el bulto de su chaqueta fuera más evidente.
- Sin heroicidades, "papá". – dijo el hombre - Todo el que no sea Peter es prescindible para mí.
"Todo el que no sea Peter es prescindible. Acostúmbrate a eso, porque es lo más cercano a 'te quiero' que vas a poder escuchar durante quién sabe cuánto tiempo" se dijo el chico. Se preguntó cómo era posible que alguna vez hubiera creído que Derek le quería. Derek estaba obsesionado con él, que era distinto. Eso no era amor. Lo de Chris sí, y pese a saberlo, estaba dispuesto a renunciar a ello con tal de protegerle. Derek le envolvió con un brazo cuando estuvo junto a él. Peter le devolvió una mirada inexpresiva. De pronto, no sentía nada. Como si se hubiera quedado vacío, y tan sólo obedeciera a lo que su cerebro le decía que tenía que hacer para proteger a su familia. Cuando le tuvo junto a él, Derek quitó la mano de la pistola. No quería amenazar a Peter con el arma, ni veía la necesidad de hacerlo: el chico ya estaba con él.
- Por fin, hijo. – susurró Derek. – Volveremos a ser una familia.
- Nunca lo hemos sido.
- ¿Por qué me rechazas? Has accedido a venir conmigo…
- Porque tienes una pistola. No pienses ni por un segundo que lo he hecho porque te quiera.
Chris asistió a ésta conversación con un fuerte sentimiento de impotencia: no podía acercarse o corría el riesgo de que Derek disparara. Por primera vez sintió que necesitaba dividirse para ser padre: para proteger a Peter y a Nick a la vez.
Por su parte, Derek frunció el ceño ante la airada respuesta del chico.
- Enséñame la muñeca –le dijo, y se la cogió él mismo. Le remangó la camiseta y se fijó en la pequeña marquita. – Sí que eres Peter. ¿Qué te ha pasado? Tú no eras así…
- Crecí – respondió Peter, con voz fría. Derek levantó las manos y las puso sobre los hombros del chico. Tal vez había esperado a encontrar al mismo niño asustadizo que no oponía ninguna resistencia. En cierta forma, Peter seguía siendo ese niño dominado por el miedo. Pero había algo que Derek no entendía: ahora tenía algo por lo que luchar. Una familia cuyo bienestar le importaba más que el suyo propio. Eso le daba fuerzas.
Cuando Derek puso las manos en sus hombros, como intentando buscar en él al chico que recordaba, Peter se sintió muy pequeño por un segundo. Pero luego vio su oportunidad: las manos de Derek estaban muy lejos de la pistola. Se apartó de él, y le dio un puñetazo con todas sus fuerzas. Se asombró cuando vio que el golpe tiró a Derek al suelo.
"Soy fuerte" pensó, por primera vez en mucho tiempo. Golpeó a Derek de nuevo en cuanto éste se intentó levantar. Y el miedo se fue transformando en otra cosa. Poco a poco, se sintió poderoso. Toda la ira, todo el miedo, todo el rencor que Peter guardaba dentro de sí había encontrado por fin un sentido y una vía de escape. Golpeó a Derek una y otra vez hasta hacerse daño en las manos. Quería seguir, pero alguien le agarró por detrás: era Wyatt, tratando de contenerle. Chris, Nick y él le estaban gritando algo, pero Peter no les oía. Pese a su rabia, Wyatt era más fuerte que él, así que enseguida se encontró a varios metros de Derek, que seguía en el suelo.
- Peter – dijo Wyatt, tratando de darle la vuelta para mirarle. Al final lo consiguió, y así logró de paso que el chico apartara la vista de Derek – Peter, tranquilo.
Al principio, Peter seguía rabioso, y se debatió con él tratando de liberarse para volver a por Derek. Pero luego poco a poco, la rabia disminuyó, empezó a llorar, y se abrazó a Wyatt. Aunque estaba a gusto en aquellos brazos, se preguntó por qué no eran los de Chris los que le estaban rodeando.
Su padre había vivido el cambio que se operó en Peter con algo de miedo. No se esperaba que derribara a Derek de un puñetazo, y a partir de ahí el chico pareció incapaz de parar. Le llamó varias veces, pero Peter no le oía. Wyatt reaccionó más rápido a la hora de separarle. Y él, tras unos segundos en blanco, se abalanzó sobre Derek y ocupó el lugar de su hijo. Empezó a insultarle con cosas que, ciertamente, es mejor no reproducir, y golpeó al hombre cuyo rostro era ya una masa sanguinolenta.
- ¡Chris! – gritó Wyatt, aun sosteniendo a Peter. – Nick, ten a tu hermano ¿vale?
Sin esperar respuesta, Wyatt fue a por Chris. No es que él no quisiera dar una paliza a aquél sujeto, pero habían llamado la atención de la gente, y probablemente ya habían llamado a la policía. Además, aquella no era la forma. Arrastró a su hermano lejos de Derek, que se debatía entre la consciencia y la inconsciencia.
- Chris. ¡Chris! ¡Christopher! ¡Mírame! Peter. Céntrate en Peter.
Aquella palabra hizo que Chris volviera a su ser. Peter. Cierto. Fue hacia él y le envolvió en un abrazo. Peter lloró como no lo había hecho en la vida. Temblaba, e incluso a ratos reía, en un estado de completa histeria.
- He podido con él. – dijo, y comenzó a repetirlo una y otra vez. – He podido con él. Soy más fuerte.
En realidad, le había pillado desprevenido. No es que Peter fuera débil. Pero Derek era muy fuerte: la prueba estaba en el hecho de que había resistido la tremenda paliza de Chris y Peter. Mientras los cuatro Haliwell se abrazaban, Derek sacó la pistola. Debido a la paliza, no veía bien, ni lograba tener la mano quieta, pero apuntó en dirección a ellos. Algunas personas que observaban desde una distancia de seguridad gritaron al verlo. Aquello debería haber alertado a sus víctimas, pero no lo hizo.
- ¡Peter! – gritó Derek, y tosió. - ¡Peter me las pagarás por esto!
Peter le miró y caminó hacia él. Chris le agarró para impedírselo, pero Peter se soltó con delicadeza: aquella vez iba a mantener la calma.
- No. Has sido tú quién has pagado por todo lo que me hiciste.
- Peter, tiene un arma – dijo Chris, temiendo por él.
- Pues que dispare. ¿A qué espera?
Peter avanzó y se quedó a muy poca distancia de Derek.
- No vas a matarme – le dijo – Pudiste hacerlo mil veces.
- Tú no eres mi hijo – dijo Derek. Peter se sorprendió porque en algún punto recóndito de su corazón aquello le dolió. Entonces, contra todo pronóstico, Derek disparó. Peter realmente no le creía capaz de hacerlo: se había llegado a preguntar si la pistola era de verdad. Pese a todo lo que había hecho, pese a haberse ensañado con él hacía sólo unos segundos, Peter seguía cometiendo el mismo error: pensaba que le importaba algo a Derek. Pensaba que jamás le dispararía, porque, tal como él mismo había dicho, Peter no era prescindible para él.
Pero Derek, además de estar cabreado por lo que acababa de hacer, no le recordaba así. Derek recordaba un niño de trece años, complaciente y asustadizo, al que si le decías una palabra más alta que la otra se ponía a llorar. Por eso le adoptó a él y no a Nick: en el otro gemelo había desafío en la mirada… había ira. Peter no tenía de eso. O no lo había tenido de niño. A Derek no le gustó el "nuevo Peter". Ese Peter que, al fin y al cabo, era sólo el fruto de lo que Derek había hecho con él.
Uno de los mayores miedos de Peter, el ser rechazado por hacer algo que no complaciera a su padre, se había cumplido. Y le dolió. Pero…no le importó. No le importó, porque el padre al que había decepcionado no era el de verdad. Esto fue lo último que pensó antes de que la bala impactara en él: más concretamente en su hombro izquierdo. Por suerte para él, Derek estaba débil, malherido y semiciego, así que pese a estar muy cerca de él, la bala sólo le rozó. Aun así dolió, claro, y soltó un grito.
Chris gritó a la vez que él, temiéndose lo peor. Corrió hacia él. Pudo ver que era una herida superficial. La bala no estaba alojada dentro de él. Sangraba, tenía que doler, pero no era grave. Pero eso no le tranquilizó demasiado.
Mientras él hacía esto, Wyatt se acercó a Derek y le desarmó de una patada. Instantes después, llegó la policía, y una ambulancia. Insistieron en llevarse a Peter a un hospital. Chris o Wyatt podían haberle curado en un instante, pero no delante de tantos testigos. Tuvieron que someterse a la normalidad de acudir al médico, pero a lo que Chris no accedió fue a que lo separaran de Peter. La policía tenía preguntas que hacerle, pero él no iba a dejar sólo a su hijo. Un agente iría más tarde al hospital. Mientras tanto Wyatt y Nick responderían a todo, y luego se unirían a ellos. Derek había violado la condicional, había intentado secuestrar a un menor, había amenazado a dos, se había acercado al menor al cual había maltratado y le había disparado. Era seguro que iba a volver a la cárcel, tras su paso por un hospital. El ataque de Peter y Chris hacia el hombre fue tomado como en defensa propia.
Ya en el hospital, Chris tenía que recordarse constantemente por qué no podía simplemente curar a Peter y acabar con todo eso. Si la herida del chico hubiera sido más grave, se hubiera arriesgado a hacerlo. Pero Peter, físicamente, estaba bien. La herida del hombro era, según él mismo decía, algo que podía soportar. Lo que a Chris de verdad le preocupaba era el interior del muchacho, pero no tuvo ocasión de hablar con él entre tanto trajín de médico arriba, médico abajo, agente por aquí y agente por allá. Cuando por fin se quedaron a solas, en una habitación esperando a que llegara el médico, Chris lo intentó.
- Peter…
- ¿Me pasas la bata esa? – cortó su hijo. Tenía que cambiarse y ponerse "ropa de hospital" para cuando viniera el doctor. Chris se la pasó, notando el evidente intento de evitar que sacara el tema. Pese a ello, volvió a la carga.
- Peter…
- Creo que me tienes que ayudar a quitarme la camiseta – interrumpió Peter. Chris avanzó a él y le ayudó, pues con la herida ese tipo de movimientos le dolían. Pero no se rindió e intentó de nuevo hablar con él.
- Escúchame – le pidió – Tenemos que hablar de lo que ha pasado.
- ¿Por qué?
- Porque, tesoro, nadie está preparado para esto. Que Derek volviera era…
- …una pesadilla. He soñado con eso muchas veces. La diferencia es que ahora ha sido real.
- Ha sido más que real. Ha sido duro, e injusto, y sé que has sufrido mucho.
Peter dejó de moverse y le miró a los ojos.
- Le he machacado. Quería…quería hacerle daño y si el tío Wyatt no me hubiera detenido yo…yo tal vez….Ahora soy fuerte.
- Te has defendido.
- He hecho más que eso, y lo sabes. Perdí el control.
- Y me alegro de que lo hicieras, o a lo mejor ahora estabas lejos de mi alcance, a saber dónde, a su merced.
- Me comporté como un animal. – insistió Peter, mirándose las manos, magulladas por los puñetazos. Chris se las cogió, y contuvo el impulso de curárselas: aún no. Primero tenían que pasar por el paripé del médico.
- Te defendiste – repitió – Y te…vengaste.
- No me considero una persona vengativa. La venganza….no es algo bueno.
- Todo lo que es bueno o malo deja de tener sentido cuando se aplica a Derek. Ese cabrón no se merece otra cosa.
Chris no podía decirle a Peter nada por haber perdido los papeles cuando él había hecho lo mismo. Una parte quería volver y terminar el trabajo. Pero los luces blancas no pueden matar a nadie, o "pierden sus alas".
- Me dijo…que no era su hijo. Me…me dolió.
Chris sintió rabia. No que le hubiera disparado, no que hubiera querido secuestrarle, no lo que le había hecho en el pasado: lo que a Peter le importaba era haber perdido el "afecto" de Derek.
- Nunca has sido su hijo, porque eres el mío – le dijo con vehemencia, y le abrazó.
- ¿Lo soy? – preguntó. - ¿Lo sigo siendo?
- Claro que sí. ¿Por qué lo dudas?
- Por todo lo que has visto. Por haber puesto en peligro vuestras vidas.
- Escúchame bien, Peter – dijo Chris, y le levantó la barbilla. – Nada de lo que he visto o de lo que pueda llegar a ver podrá hacer que dejes de ser mi hijo. Yo no soy como Derek. No lo olvides nunca. Y tú no has puesto en peligro nuestras vidas. Nada de lo que ha pasado ha sido culpa tuya, excepto el haberte arriesgado más de la cuenta. Si vuelves a hacerlo alguna vez….- empezó Chris, pero se dijo que aquél no era el día adecuado para amenazar a Peter. Cualquier cosa que dijera podía ser malinterpretada. – No vuelvas a hacerlo. Jamás.
- Tenía que hacerlo…
- ¿Ah sí? ¿Tenías que acceder a irte con él? Y luego, cuando estaba en el suelo, ¿tenías que acercarte a un hombre armado?
- Sí. Os habría hecho daño. A mí no iba a hacerme nada…
- Ya has visto que te equivocabas – dijo Chris, intentando no enfadarse. – Podía haberte matado.
- Pero no lo ha hecho. Si no me hubiera ido con él en primer lugar, podía haber disparado a Nick, a Wyatt o…a ti. Y cuando estaba en el suelo, podía habernos disparado a cualquiera. El elegido fui yo, y esa era la mejor opción.
- ¡No! ¡Esa no es la mejor opción nunca!
"No le grites" se dijo Chris "que ha pasado por una experiencia traumática. Otra más."
- Si tengo que elegir entre salvar mi vida o salvar la vuestra, no puedo hacer más que intentar salvaros. Derek era mi problema. Estoy harto de que mis problemas os salpiquen.
- Tus problemas son mis problemas. Tu vida es mi vida, y tu salud más importante que la mía. Pensaba que lo habías entendido.
- Mi vida no vale nada. Derek se ha dado cuenta hoy, aunque nunca ha debido de valorarla mucho. Tú también lo descubrirás algún día. Pero ya lo he aceptado.
- ¡Has aceptado una mierda! – bufó Chris. – Ya no sé cómo hacer que entiendas esto, Peter, pero tu vida es lo más importante. Me ocuparé de que llegues a creértelo, con ayuda de la psicóloga. Pero nunca, jamás, en ningún caso, puedes volver a exponerte como lo has hecho hoy.
Peter no respondió. No quería discutir, pero no podía darle la razón. Se giró para colocar su ropa, pero Chris le agarró de un brazo.
- Prométemelo, Peter.
- No puedo.
Chris le soltó el brazo con algo de furia.
- Puedes y tienes que hacerlo.
- ¿Puedo yo obligarte a prometer que nunca te pondrás en peligro por protegerme a mí, o a Nick? – contratacó Peter, y Chris se quedó callado. - ¿Puedo o no?
- No. Pero es diferente. Yo soy…
- …eres mi padre. Y hoy ha quedado más claro que nunca que sólo tengo uno. Dices que mi vida es lo más valioso para ti. Pues la tuya es lo más valioso para mí.
Chris le abrazó. No le gustaba que Peter estuviera dispuesto a arriesgarse por él, pero era consciente de que no podía hacerle cambiar de opinión por la fuerza. Se dejó conmover por aquella extraña demostración de afecto, y en ese momento llegó el médico.
- Peter Haliwell – dijo el doctor, leyendo el informe de ingreso – Y supongo que usted será su padre.
- El mismo.
- Bien Peter, veamos ese hombro.
El doctor le examinó con cuidado.
- Bastará con unos puntos – declaró. – Ahora viene la enfermera y ella se encargará. Quiero ponerte por si acaso un recuerdo de la vacuna del tétanos. La tienes ¿verdad?
Peter asintió. El doctor dijo un par de cosas más, y se fue para volver más tarde, con la enfermera. Cuando se fue, Chris se fijó en que Peter estaba pálido.
- No puedes dejar que lo haga – dijo.
- ¿El qué? ¿La vacuna? – preguntó Chris, un tanto extrañado.
- No. Coserme.
- Tiene que hacerlo, Peter. Es una herida abierta. Escucha, todo esto es innecesario, ya lo sabes. En cuanto salgamos de aquí, te curaré yo. Pero hasta entonces tenemos que seguir su juego.
- Pero no quiero que me cosan – dijo el chico – No soy una tela.
Chris se mordió el labio. No se creía capaz de presionar a Peter para que siguiera con aquella farsa, si tanto miedo le daba que le cosieran. Empezó a recoger sus cosas para irse, mandado todo a la porra, y justo en ese momento llegó Wyatt, con Nick a su lado.
- Ya estamos aquí. ¿Qué tal todo? ¿Qué estás haciendo? ¿Ya os han atendido?
- No. Nos vamos.
- ¿Que os vais? ¿A dónde?
- A casa.
- Pero, ¿Peter está ya curado?
- No. Voy a curarle yo.
- ¿Antes de que os den el alta? ¿Es que quieres que nos descubran?
- No tienen por qué saber que tenemos magia. Desaparecemos, y punto.
- Claro. Han disparado a tu hijo y te vas del hospital sin que le traten. ¿Es que quieres que los de protección del menor se te echen encima? ¿Quieres poner en riesgo la adopción? ¿Hay algún motivo lógico para hacerlo?
- Peter no quiere que le cosan…
- Pues Peter se aguanta.
- Tío…- protestó el chico.
- Pete, siento mucho lo que te ha pasado. De verdad. Pero no puedes ponerlo todo en peligro por un capricho.
- No le hables así – dijo Chris – Lo ha pasado muy mal…
- Y Nick también. – dijo Wyatt. – Y tú. Y yo. Y todos. ¿Que es una mierda? Pues sí. Pero si nos salimos del juego ahora, puedes llegar a arrepentirte mucho. Vuestro pequeño episodio de ira podía haberos llevado a prisión, y a un centro de menores respectivamente. Las cosas con la ley no están ahora mismo como para complicarlas más.
Chris sabía que su hermano tenía razón. Peter se dio cuenta de que Chris estaba cambiando de opinión y no sabía qué hacer para evitarlo.
- Pero yo no quiero que me cosan…
- Si no tuviéramos magia, es así como tendría que ser.
- Pero la tenéis…
- Y ahora mismo no podemos usarla – dijo Wyatt.
- O no queréis. ¿Es más importante vuestro secreto que yo?
- Peter, eso ha sido tan rastrero que no sé si puedo perdonártelo – le dijo su tío. – Tu padre y yo hemos temido por ti. No hay nada que no hiciéramos para conseguir tu bienestar. Es precisamente por eso por lo que tienen que coserte. No por el maldito secreto: tu padre ha dejado claro que estaría dispuesto a mandarlo todo a la mierda por ti. Tienen que coserte para no poner en peligro el asunto de vuestra custodia. Es por ti y por tu hermano por quienes tienes que hacerlo. Sí, por tu hermano, éste que está aquí ¿te has olvidado de él? Porque se iba a ir con un maltratador dispuesto a ocupar tu lugar. Le debes al menos esto.
Los ojos de Peter se llenaron de lágrimas. Había llorado tanto que se creía incapaz de llorar más, pero por lo visto se equivocaba. Chris miró a su hermano con infinito desprecio. ¿Cómo era capaz de decirle aquellas cosas?
Wyatt se arrepintió de haber sido tan duro en aquél momento, pero había sido él el que había pasado los últimos cuarenta minutos con Nick, reviviendo cada instante que éste había pasado con Derek. Había estado presente en el encuentro de Chris, Peter y Derek y se negaba a creer que todo eso no había valido para nada. Que todo se iba a ir a la porra porque Peter se negaba a que le dieran unos puntos.
- Vale – dijo Peter, gimoteando un poco. – No hacía falta ponerse así. Me quedaré calladito y haré lo que diga el médico.
Wyatt le dio un abrazo.
- Lo siento, Pete. Pero esto es lo correcto. Te juro que a Derek le esperan los siete infiernos, y aun debería estar agradecido, porque yo tenía reservado un destino mucho peor para él. Estoy muy orgulloso de ti por todo lo que has hecho hoy, aunque has sido un imprudente. Chris ya te ha dado la charla de "tu vida es lo más importante" ¿verdad?
- Sí, aunque no ha servido de mucho – reconoció Christopher. En ese momento llegó la enfermera, seguida del doctor, y les dijeron que sólo uno podía quedarse con Peter.
- Papá, ve con Nick – le dijo Peter – El tío Wyatt puede quedarse conmigo.
Chris no quería hacer eso pero era consciente del poco caso que le había hecho a Nicholas, cuando para él aquello tampoco había sido un día ideal. Se salió con él al pasillo, y le abrazó.
- ¿Cómo estás?
- Te lo diré cuando empiece a asimilarlo. Aun me siento como si le hubiera pasado a otra persona.
- Nick, lamento tanto lo que ha pasado…
- ¿Por qué? No ha sido tu culpa. Derek me confundió con Peter y quiso llevarme con él.
- ¿No te creyó cuando le dijiste quién eras?
- Es que no se lo dije. Eso hubiera puesto en peligro a Peter: hubiera vuelto a por él.
- ¡No decírselo te puso en peligro a ti!
- Es preferible.
Chris sintió la misma rabia que había experimentado momentos antes con Peter.
- ¿Preferible para quién? ¿Qué hago yo si te pasa algo?
- ¿Qué harías si le pasara algo a Peter? No estabas ahí para protegerle, así que me encargué yo.
- ¿Y quién te protegía a ti?
- El tío Wyatt. Y Peter: ya has visto como se enfrentaba a Derek.
- Soy yo el que tiene que protegeros. Y no estaba.- dio Chris con una enorme culpabilidad.
- Aunque seas brujo, no tienes el don de la ubicuidad. Estás aquí ahora que es lo que importa.
Volvieron a abrazarse, y Chris supo que si algo malo le hubiera pasado a Nick, él hubiera perdido el juicio. Le preguntó si había llegado a desayunar, y ante la negativa de su hijo fueron una máquina a comprar algo. Nick descubrió que tenía hambre, aunque hasta entonces había tenido el estómago cerrado.
Mientras tanto, a Peter le pusieron un recuerdo de la vacuna del tétanos en el brazo. Después, la enfermera le limpió las heriditas de las manos con agua oxigenada y aquello escoció bastante, pero no fue nada con lo que sintió cuando hizo lo mismo con la herida del hombro. Peter hizo un gran esfuerzo por permanecer impasible ante esto. Seguidamente la enfermera preparó las cosas para darle los puntos, y Peter no pudo evitarlo: en un acto reflejo le dio un manotazo y tiró la aguja.
- ¡Peter! – regañó Wyatt.
- No importa, iré a por otra – dijo la enfermera, aunque se la veía contrariada. El doctor se fue con ella para archivar el informe y preparar unos papeles.
- ¿Qué ha sido eso, Peter? – preguntó Wyatt con el ceño fruncido. - ¿Cómo se te ocurre?
- Seguro que duele mucho…- repuso Peter como única respuesta, tratando de justificarse.
Wyatt se acercó a él.
- ¿Sabes lo que duele también? Ver que tu sobrino se pone delante de un tipo armado, a desafiarle. Ver cómo se lleva un disparo. ¿Y sabes algo que dolerá mucho más? Ver cómo te separan de Chris, si no validan la adopción.
- ¡Deja de decir eso! ¿Es que no entiendes que no quiero que me cosan? Claro, como a ti siempre te han curado todo por arte de magia…
- Peter, pensé que habíamos llegado a un acuerdo. Ahora cuando venga la enfermera te disculparás, y dejarás que haga su trabajo.
- ¡No!
Wyatt le puso en pie y le dio un par de azotes, aunque no muy fuertes. Tuvo especial cuidado de no hacerle daño en el hombro.
- No hace falta que me lo digas: Chris no te castigaría por esto, y menos hoy. Pero si yo tengo que darte unos azotes, te los daré. No pienso dejar que des manotazos a los médicos y que hagas berrinches estúpidos a tus años. Así que te lo repito: te disculparás, y dejarás que te de los puntos.
- Sí, tío – respondió Peter, creyéndole perfectamente capaz de cumplir su amenaza de castigarle. – No más berrinches – le prometió, mirando al suelo.
Wyatt le obligó a mirarle, pero con delicadeza. Dejó de lado al "hombre fuerte", y se permitió ser sensible con su sobrino:
- Sabes que te quiero ¿verdad? Hoy me he asustado mucho.
- Yo me he asustado también.
- Lo sé. Y cuando salgamos de aquí me voy a ocupar de que tu hermano y tú os olvidéis de todo esto. Ven aquí – le dijo, y le dio un abrazo. Apretó demasiado y le hizo un poco de daño a Peter en la herida. Se apartó en seguida. - ¿Aguantas esto y te dan miedo unos puntos?
- No es tanto por el dolor. Es el hecho de que me cosan. Coser la carne es…antinatural.
- Los puntos te durarán cinco minutos – le prometió. – Después te curaremos, y será como si no te hubiera disparado.
- No – corrigió Peter – La gente no verá que me han disparado, que es diferente. Como lo de la espalda. Ya no tengo cicatrices pero eso no borra lo que ocurrió.
Wyatt supo que su sobrino tenía razón. Y una vez más dedicó grandes dosis de odio a Derek.
La enfermera regresó, y Peter se disculpó por haber tirado la otra aguja al suelo. Fue muy educado y correcto, y a Wyatt se le antojó que incluso ligeramente seductor, aunque dudaba que el chico lo hubiera hecho aposta. La mujer le dedicó una sonrisa sincera, y se dispuso a hacer su trabajo. Peter no se lo impidió aunque permaneció muy callado pese a los intentos de la enfermera por hablar de otra cosa y distraerle. Al poco vino el doctor. Echó un vistazo para asegurarse de que todo marchaba bien y le dio varios papeles a Wyatt, explicándole lo que era cada uno: medicamentos para prevenir una infección.
- Bueno Peter. Son puntos que se reabsorben, así que no tienes que venir a que te los saquen. Has de tener cuidado estos días, para que no se te salten los puntos.
Peter asintió.
- Creo que no vamos a retenerte más aquí. No veo necesario ingresarte, pero si sientes la más mínima molestia, o te saltan los puntos, vuelve sin dudarlo ¿de acuerdo?
Peter volvió a asentir, pero luego recordó:
- No vivo aquí. Soy de San Francisco.
El doctor sonrió un poco.
- Pues ve al médico de San Francisco. Te dejo para que te cambies.
El doctor y la enfermera salieron, y Peter comenzó a desvestirse.
- Tío…- dijo, algo sonrojado.
- Vale, ya me salgo – dijo Wyatt, pensando que a Peter le daba vergüenza.
- No es eso... Iba a pedirte que me ayudes.
- Claro.
Wyatt le ayudó a ponerse la camiseta y a subirse los pantalones: tirar era algo que no podía hacer, porque le dolía la herida. Cuando ya estuvo vestido Peter se merió la mano en uno de los bolsillos.
- Toma. El billete que cogí del hotel – explicó. – Tuviste que pagarlo tú.
Wyatt lo cogió algo distraído: le costaba pensar que aquello había ocurrido hacia tan sólo unas horas. Parecían días distintos.
-No, quédatelo. – dijo tras unos segundos - Son sólo veinte dólares.
- Y son tuyos. No debí coger aquél dinero del hotel.
- Si creyera que los robaste, sería diferente. Sé que lo hiciste buscando la forma de huir de Derek.
- Es increíble lo que hacemos cuando tenemos miedo – reflexionó Peter en voz alta, sentándose en la camilla. Él tenía miedo a menudo: esa era la causa de la mayoría de cosas que hacía mal. – Soy un cobarde.
- No eres tal cosa. Más bien eres demasiado valiente. Te has enfrentado a Derek, después de lo que te hizo. Eso requiere mucho valor, y algo de estupidez, si me lo permites.
- El valor y la estupidez casi siempre son lo mismo – dijo Peter, algo alicaído. – Sé que es absurdo, pero me arrepiento de lo que le he hecho a Derek.
- ¿Por qué? – preguntó Wyatt antes de dar su opinión.
- Una parte de mí lamenta no haber ido más lejos. La parte que siempre le ha querido muerto. La otra…si el maltratado se convierte en maltratador ¿dónde acaba el círculo? Cambiarme como persona es lo peor que Derek me ha hecho, más allá de todo lo demás. Hoy he demostrado hasta qué punto he cambiado. Tú no me conocías de antes pero…
- …eras dulce, inocente y pacífico. – terminó Wyatt por él – Y lo sigues siendo. Las acciones puntuales no nos definen. Es el día a día lo que determina cómo somos.
- Al menos tú no justificas lo que he hecho. Papá casi me ha dado la enhorabuena.
- Yo también creo que hiciste lo correcto al golpear a Derek: tenías que impedir que te llevara con él. Tampoco puedo juzgarte por dejarte llevar, porque si llego a ser yo el que se enfrenta a él, le dejo peor. Pero en el tema de la conciencia cada uno es libre. Si tú te arrepientes de haberlo hecho, nadie puede hacerte cambiar de opinión, salvo tú mismo. Acéptame un consejo: no pierdas el tiempo lamentando lo que has hecho, y busca la forma de conservar esa parte de ti que tanto te gusta. Nadie puede cambiarte si tú no te dejas, y mucho menos alguien que está lejos de ti.
- Gracias. Supongo que tienes razón. Siempre la tienes.
- No siempre. Sólo tengo más experiencia. Eso significa que he cometido algunos errores y aprendido algunas cosas, no siempre de la mejor forma. Pero en estos asuntos soy completamente novato.
Peter balanceó las piernas y se dio golpecitos con los talones.
- ¿Nos vamos o qué? – preguntó Wyatt.
- Estoy haciendo tiempo antes de salir y ver a papá – le explicó. – Para que luego Nick no diga que todo gira entorno a mí.
Wyatt se sentó con él en la camilla.
- Cuando era pequeño, en casa todo giraba en torno a mí. De bebé, había mucha gente que quería hacerme daño o convertiré en uno "de los malos". Un Chris de otra realidad vino a impedirlo.
- Sí, intentó contármelo – recordó Peter, que no había llegado a entenderlo bien.
- Chris…Nuestro Chris…no lo recuerda. Era un bebé. Pero yo tenía tres años, y algún recuerdo sí conservo. Aquél Chris era diferente: venía de un mundo en el que lo había pasado muy mal, según nos explicaron luego. Cuando crecimos, cuando yo ya no estaba "en peligro", las cosas dejaron de girar a mi alrededor. Pero es sobre mí sobre quien hablan las profecías. Soy yo el dos veces bendito, a pesar de que te aseguro que Chris es realmente poderoso. Sé que Chris se sintió el segundón alguna vez. Pero lo superamos. Tu hermano y tú lo haréis también.
- Yo siempre he sido el segundón. Pero cuando no había padre, no importaba. En realidad los dos éramos segundones para todo el mundo. El problema es que ahora está Chris…seguro que Nick piensa que hubiera sido mejor si yo no hubiera venido a éste viaje. Era SU viaje. Y yo se lo he estropeado, como hago con todo. Te juro que no intento llamar la atención. De verdad.
- Lo sé, Peter. De hecho creo que te gustaría pasar más desapercibido: no te gusta mucho hablar de ti. Nick también lo sabe.
- Siento haberos estropeado el viaje.
- No has hecho nada de eso. Aunque, desde luego, no era esto lo que yo entendía por vacaciones.
Peter se rió, y el gesto hizo que se le resintiera el hombro, al sacudirlo. Hizo una pequeña mueca.
- Vamos, salgamos ya – le dijo Wyatt. – Cuando antes nos vayamos de aquí, antes te curaremos ese hombro.
- Sois unos botiquines bastante prácticos – dijo Peter con una sonrisa, poniéndose de pie.
- ¿Botiquines? ¬¬
- Esa es la misma mirada que pone Chris.
- Me alegra verte de buen humor. – dijo Wyatt, sonriendo también. Pese a todo no se le pasó por alto que Peter estaba fingiendo un repentino positivismo, como solía hacer a menudo. Abrió la puerta y salieron al pasillo, donde Nick y Chris estaban comiendo un sándwich.
- ¿Qué es eso, el desayuno o la comida? – le preguntó Peter a su hermano.
- Dos en uno.
- Me apunto.
- ¿Cómo estás? – le preguntó Chris.
- Perfectamente. Intentó no darle muchas vueltas, ya sabes, por aquello de no volverme loco del todo. Pero lo que es el hombro está bastante bien. ¿Nos vamos a casa?
- Será lo mejor.
- Tampoco podemos orbitar ahora ¿verdad?
- Me temo que no. De hecho, tenemos que pasar por la comisaría antes de irnos.
- Pero antes, vamos a algún lugar apartado: ya es hora de que te cure eso – dijo Chris. Terminaron por ir al baño: el único lugar que podían cerrar y así impedir testigos accidentales de la magia. Chris le curó el hombro, y Peter lo movió, visiblemente aliviado.
- Gracias – dijo, pero Chris no había terminado.
- Las manos. - le pidió, extendiendo la suya.
- Son cuatro heriditas de nada.
- Te has machacado los nudillos.
- Eres un exagerado.
- Tú dame las manos, y déjame exagerar, que es parte de mi trabajo.
Peter se encogió de hombros, y le dio las manos. Sintió un pequeño cosquilleo, muy agradable, cuando Chris le curó. Peter abrió y cerró los puños, comprobando que no le dolía.
- Papá…
- ¿Sí?
- ¿Crees que alguien habrá curado a Derek?
- Un médico, supongo. Se lo llevó la ambulancia.
- ¿Tendrá secuelas?
- No lo sé. No pensaba del todo de forma racional, así que no sé cuánto daño llegamos a hacerle.
Chris se fijó en el rostro serio de Peter.
- ¿Estás preocupado por él?
- No estoy seguro. Ahora que vuelvo a estar fuera de su alcance, vuelvo a pensar que….fue mi padre. Malo o bueno, lo fue durante un año. Sí, estoy preocupado. Lo que le he hecho no tiene perdón.
- No, Peter. Lo que él te hizo no tiene perdón.
- Pero…le he…le he pegado.
- Y él te ha apuntado con una pistola, y ha pretendido secuestrarte.
- Quiero…quiero ver cómo está. Saber en qué hospital le tienen.
- Ni soñarlo, Peter. No te acercarás a él.
- ¿Por qué no?
- Por demasiados motivos. Ni lo sugieras.
- Sólo quiero comprobar que está bien. Luego se irá a la cárcel y no le volveré a ver.
- Peter, no puedes ir a verle. No entiendo que te lo estés planteando. No vas a ir. Y hasta que esté en la cárcel será mejor que no salgas sólo a ningún sitio.
- Genial: guardaespaldas o arresto domiciliario.
- Me gusta ver que recuperas parte de tu espíritu, pero no te pases de listo que es por tu bien. Me ofrezco a ser el guardaespaldas. Tu otra opción es Wyatt.
- Te prefiero a ti – aceptó Peter, sin saber hasta qué punto su padre estaba hablando en serio.
Se reunieron con Nick y con Wyatt, y acordaron volver al hotel, ya que tenían que ir a firmar su declaración a la comisaría por la tarde. Volverían a casa aquella misma noche: Wyatt iba a intentar cambiar los billetes. Todo se complicó, sin embargo, y tuvieron que hacer noche allí. Chris volvió a casa, para estar con Leo, pero volvería al día siguiente, de madrugada. En realidad, irse no le hacía ninguna gracia. Estaba lleno de ansiedad, pero entendía que tenía un hijo pequeño del que hacerse cargo, y que los gemelos estaban con Wyatt.
Wyatt, Nick y Peter hablaron un rato antes de acostarse, pero los tres estaban muy cansados. Se acostaron pronto, pero Peter no dejó de dar vueltas en la cama, pensando en Derek. No podía dormir. Veía su rostro golpeado, y luego veía su sonrisa, las escasas veces que le había sonreído en el pasado. No era así como quería terminar con él. "Tú no eres mi hijo". No quería que esas fueran las últimas palabras que Derek le dijera. Tras meditarlo un poco, Peter salió de la cama, se volvió a vestir y se dispuso a salir, pero antes, dejó una nota.
WYATT:
LE PROMETÍ A PAPÁ QUE NUNCA VOLVERÍA A ESCAPARME. LAS PROMESAS PARA MÍ SON IMPORTANTES. NO ES ESO LO QUE ESTOY HACIENDO. BUENO, TÉCNICAMENTE SÍ, PERO TENGO UN BUEN MOTIVO.
NO QUIERO QUE TE PREOCUPES. CREO QUE VOLVERÉ ANTES DE QUE TE DESPIERTES. SI NO ES ASÍ, PERDÓNAME. HE IDO A VER A DEREK. TENÍA QUE HACERLO. EN ÉSTA CIUDAD SÓLO HAY TRES HOSPITALES. SÉ QUE NO LE HABRÁN ENVIADO AL MISMO QUE ME ENVIARON A MÍ, ASÍ QUE ME QUEDAN DOS. LE BUSCARÉ.
NO TE ENFADES MUCHO. RECUERDA QUE ME QUIERES.
YO TAMBIÉN TE QUIERO, POR CIERTO.
PETER.
Dejó la nota en un lugar visible y abandonó la habitación del hotel y el hotel en sí mismo. Aún tenía los veinte dólares de Wyatt: le daba de sobra para el autobús. La ciudad estaba oscura, apenas iluminada por las farolas. Actuó tal cual había dicho en la nota: primero fue a uno de los hospitales, y se identificó como el hijo de Derek, pero allí no le tenían. Así que fue al otro. Y allí hubo más…¿suerte? Derek dormía en una habitación del segundo piso pero aquél no era horario de visitas. Peter se inventó una historia conmovedora, aludió a que era menor y sólo quería ver que su padre estaba bien. La señora de la recepción no sabía quién era Derek, así que metió algunos datos en el ordenador.
- Aquí dice que está custodiado por la policía…
- Así es, señora. Van a meterle en la cárcel y no le voy a poder ver en mucho tiempo. Por favor, déjeme ver como está. Tengo que despedirme de él.
No le costó nada decir aquello, porque era verdad. Tampoco le faltó la lagrimilla conmovedora…Total, que la recepcionista le permitió pasar.
- Pero no creo que la policía te deje entrar.
Peter subió al piso indicado, y efectivamente había policía custodiándole, pero no en la puerta, sino en el pasillo, por si escapaba. Derek tampoco estaba en condiciones de huir, así que los agentes se lo tomaban con calma. Aprovechó a que, en uno de sus constantes paseos, los hombres doblaron la esquina para entrar rápidamente en la habitación.
Derek estaba durmiendo. Tenía la cara vendada y estaba conectado a un suero. Peter se acercó y le observó durante un rato. Extendió la mano y le acarició la frente. Aquello despertó a Derek que, con un movimiento reflejo, le agarró la mano. Al abrir los ojos y verle pareció sorprenderse. Le soltó la mano.
- ¿Qué haces aquí?
La pregunta no fue amistosa.
- Quería verte.
- Me has visto. Vete.
- Lo siento…
- ¿Lo sientes? ¿A mí qué? Fuera.
- Yo no quería…
- ¿No? Pues a mí me pareció que sí.
- Tenías una pistola…
- No iba a dispararte. A ti no.
- Pero me ibas a obligar a abandonar a mi padre.
- Pues vuelve con él.
- Dedé…- dijo Peter. Probó con aquél nombre que había inventado para él.
- No me llames así.
- Derek. Perdí los estribos…yo…
- ¿Sabes por qué te adopté a ti y no a Nick?
Peter negó con la cabeza, ansioso por saberlo. La pregunta le había rondado durante mucho tiempo.
- Por tu forma de mirarme. Por tu inocencia. Por ese deseo de agradarme en todo lo que hacías. Por tu actitud sumisa. El chico al que adopté jamás me habría hecho esto.
- No soy el chico al que adoptaste. Me hiciste mucho daño. Querías volver a hacérmelo. Me defendí.
- En una cosa tienes razón: no eres el chico al que adopté. Ese ya no existe. No debería haber vuelto a buscarte.
- No digas eso…De alguna manera…de alguna manera me alegro de verte.
- No mientas, Peter. Siempre has mentido fatal.
- No tan mal. Alguna vez te engañé.
- Porque yo dejé que me engañaras.
- No. Tú me…tú me…oye ¿no eludamos esto, vale? ¡Tú te ensañabas conmigo! Si me hubieras descubierto engañándote no sé lo que me habrías hecho. ¿Cómo esperabas que me fuera contigo después de aquello?
- Respóndeme a esto: ¿cuánto crees que va a tardar tu nuevo padre en cansarse de ti? ¿Cuánto tardará en darse cuenta de que sólo hay un modo de tratarte?
Peter sintió como si le golpearan directamente en el pecho. Supo que tenía que irse de ahí. Acababan de hacerle mucho daño. Se alejó de Derek, que se rió, aunque aquello le provocó dolor en las costillas:
- ¡Eso es, vete! ¡Y no vuelvas! Porque si vuelvo a verte, te mataré. No fallaré el tiro de nuevo.
Peter salió de allí con lágrimas en los ojos. No se topó con ningún policía y lo agradeció, porque no se creía capaz de mentir en aquél momento. Caminó por el hospital llorando en silencio. Pasó por la recepción corriendo.
- ¡Eh, chico! – llamó la recepcionista, pero él la ignoró.
Peter deshizo el camino que le había llevado al hospital sin dejar de llorar, pero se obligó a calmarse antes de volver al hotel. Tardó un rato en admitir que se había perdido, pero sabía cómo encontrarse. Ya amanecía cuando vislumbró el edificio, y para entonces ya no le quedaban lágrimas.
Mientras tanto, Wyatt había estado durmiendo, pero a eso de las cinco de la mañana se despertó, y decidió ver si Peter estaba bien: si podía dormir, si tenía pesadillas. Pasó primero por el cuarto de Nick, que dormía como un tronco. Desde allí orbitó al cuarto de Peter, y lo encontró vacío. Vio la nota y la leyó varias veces. Tal vez porque Peter se lo pedía, no se enfadó, sino que sintió una preocupación enorme. Tras pensarlo mucho, orbitó a la casa de Chris, y se lo contó. Se ofreció a quedarse con Leo, por si el niño despertaba, y Chris fue al hotel, con el corazón en un puño. Poco después de que orbitara a la habitación de su hijo, y antes de poder pensar en buscarle, Peter llegó.
El chico se sorprendió de verle.
- Papá…
Chris no le dejó decir nada más, y le abrazó.
- ¿Tienes idea del susto que me has metido?
- Puedo imaginármelo. Se suponía que no te ibas a enterar. Al menos hasta después.
- ¿Cómo se te ocurre, Peter? Te dije claramente que no podías, y aun así has ido a ver a Derek…¡Sólo! ¡Y en plena noche! ¿Es que buscas que te pase algo? ¿No has tenido suficientes emociones ya?
- Tenía que verle, papá.
- ¡No, no tenías que hacerlo! – dijo Chris, gritando. – Lo que has hecho...¡te lo prohibí! ¡Sabes que era peligroso! Por Dios Peter, ¡hoy casi te matan! ¡Y has ido a encontrarte directamente con tu asesino!
- ¡Y tú me has dejado sólo! ¡Te has ido y me has dejado sólo! – gritó Peter a su vez. Chris estuvo a punto de darle un bofetón, pero en el último momento detuvo la mano, y lo cambió por una caricia posesiva.
- Tenía que irme. Sólo ha sido una noche. Estabas con el tío. Si me necesitabas….yo…yo…
"Claro que te necesitaba. El problema es que no puedes dividirte" pensó Chris.
- Olvídalo. Yo… no debería haber dicho eso. – dijo Peter, pero Chris vio que estaba llorando. Sin pensárselo, le abrazó.
- Siento haberme ido, tesoro. Por favor, no llores. Ya estoy aquí.
Pero Peter negó con la cabeza, indicando que no lloraba por eso.
- Me odia. Me odia y si me ve de nuevo me matará. Esta es la vez….esta es la vez que más daño me ha hecho Derek, de todas. No me ha golpeado, pero me ha hecho daño. Ha dicho…ha dicho que tú…
- Por eso no deberías haber ido. No deberías haberle escuchado. No creas nada de lo que te haya dicho, Peter. Son todo mentiras.
Peter lloró un poco más, en los brazos de Chris. Este le sostuvo hasta que terminó de desahogarse. Cuando se calmó, ya sin llorar, le dijo:
- Me dijo que tú también te cansarías de mí.
- Jamás. Yo no soy como él, ya te lo dije. Yo te quiero. Más que a mi vida.
Peter absorbió esas palabras, haciendo esfuerzos para convencerse de que eran verdad. Dejó que Chris le acariciara el pelo, y la herida que Derek le había hecho en el alma dejó de sangrar, aunque no se cerró.
- ¿Me vas a castigar? – le preguntó al cabo del rato.
- Creo que sí. Has desobedecido a una orden directa y te has puesto en peligro. Y te has escapado en medio de la noche.
- Vale. Supongo que ahora orbitarás y traerás el cepillo. – dijo Peter, con una calma que en realidad no sentía. Pero Chris negó con la cabeza. – Por favor no…no me pegues con el cinturón – le pidió, y se sintió una rata cobarde por suplicarle aquello. Pero Nick le había contado…
- No voy a pegarte – aclaró Chris. – No hasta que lleguemos a casa. Que será en unas horas, espero. Hasta entonces más vale que no te separes de mí o de tu tío o me pensaré lo del cinturón. – le advirtió, intentando que no se notara que lo último era un farol. Peter asintió. – Ahora túmbate un rato. Tienes que dormir, aunque sea unas pocas horas. – instó Chris, y Peter entendió por qué demoraba su castigo.
- ¿Te quedas conmigo? – le preguntó.
- Hazme un hueco – respondió Chris, y se sentó en la cama, mientras Peter se tumbaba.
- Tú duerme también – le dijo Peter – Que por mi culpa te has levantado muy pronto.
Chris intentó esconder la sonrisa que pedía paso en su rostro. Quería estar atento, pero serio, para que Peter entendiera que lo que había hecho no estaba bien. Pero con él no se podía. Le acarició el pelo, mientras se preguntaba qué parte de Derek estaba mal para no ver lo que él veía al mirar a Peter.
Peter, sintiéndose seguro al estar con su padre, se durmió.
Aquella fue la primera vez que costó despertar a Peter. Chris le espabiló con paciencia consciente de que había dormido muy poco, pero pensando que al fin y al cabo era su propia culpa.
- Para que se te quiten las ganas de paseítos nocturnos – le dijo, pero le dio un beso. – Anda, levanta. En el avión podrás dormir una hora más. Ahora hay que desayunar, firmar un último papel, y entonces ya nos vamos.
- Vale. Gracias por quedarte conmigo.
- Siempre que quieras. Y aunque no quieras también: hasta que Derek esté en la cárcel no te voy a dejar dormir sólo. Así que elige si quieres dormir con Nick o conmigo, porque no dormirás sólo hasta que le enchironen.
- ¿No te fías de mí?
- En esto no.
- Espero que a Nick no le importe volver a compartir habitación conmigo. – dijo, suspirando.
Desayunaron rápidamente, y abandonaron el hotel. Nick se sorprendió de que Chris sustituyera a Wyatt, pero luego le explicaron todo. Se quedó un poco asombrado por lo que había hecho Peter. No se acostumbraba a que el que estuviera en líos fuera su hermano. Firmaron los últimos papeles en la comisaría, y tomaron el avión. Chris usó el billete de Wyatt. Peter, efectivamente, se durmió durante el viaje.
A eso de las diez de la mañana, llegaron a casa. Wyatt salió a recibirles. Leo se tiró al cuello de su padre, y luego al de Peter, y por último al de Nick. El niño sabía que había pasado algo malo, aunque no le habían contado los detalles. Tras pasar de unos brazos a otros, finalmente volvió a quedarse en los de Chris. Wyatt encaró a Peter.
- Lo que has hecho esta noche no te lo perdonaré en la vida.
- No me digas eso – pidió Peter, con ojos tristes.
- Está bien, te perdonaré, pero primero te castigaré con mi silencio.
- Pero si me estás hablando.
- Desde ahora – le dijo.
- Para abrazarme no necesitas hablar – le dijo Peter, y le estrechó entre sus brazos. Wyatt al principio se hizo el duro, pero luego le abrazó con mucha fuerza. Se había preocupado mucho. – Lo siento, tío. Aunque no me creas, lo siento de verdad. Ir a ver a Derek no fue una buena idea.
- Sentirlo es lo menos que puedes hacer. – replicó Wyatt, aunque le había creído.
Entraron en casa y dejaron las maletas. Chris le puso el desayuno a Leo, que llevaba muy poco despierto, y todos se sentaron en la cocina mientras el peque desayunaba.
- ¿Me vas a contar qué ha pasado? – preguntó el niño, con el labio manchado de cola cao.
Tras pensarlo un poco, Chris asintió.
- Derek…
- ¿El último padre de Peter?
- No fue su padre. Ese hombre fue al hotel donde ellos estaban e intentó que Peter volviera con él.
- ¿Y qué hizo Peter? – preguntó el niño con asombro. Chris no pensaba contarle "todo", así que endulzó la historia.
- Le dejó muy claro que no iba a hacerlo.
- Qué valiente fuiste, Peter – dijo el niño y Peter le dedicó una media sonrisa.
- Pero luego fui a verle.
- ¿Por qué hiciste eso?
- Necesitaba comprobar…que ya no me quería. Y lo comprobé. Hubo más motivos, pero en realidad ese era el principal.
- Es un hombre malo. No necesitas que te quiera esa clase de gente, que ya te queremos nosotros.
Peter sonrió más ampliamente aquella vez.
- Gracias, peque. Ojalá lo hubiera entendido antes.
- Tú le querías – dijo Leo. – Aunque te hubiera hecho daño, le querías. Por eso deseabas que él te quisiera también. No te pongas triste, que papá ya te quiere por los dos. No ha dejado de pensar en Nick y en ti, y eso que sólo habéis estado fuera dos días.
Peter se emocionó. Levantó a Leo de la silla y le cogió en brazos.
- Leo, no cambies nunca ¿vale?
- Hombre, tendré que crecer un poco, que soy muy bajito – dijo el niño y Peter sonrió. Chris creía que en aquellos días no había sonreído tanto como en los últimos cinco minutos. Sintió agradecimiento y orgullo hacia Leo.
- Está bien chicos, ir a deshacer las maletas.
Nick y Peter subieron a hacerlo, mientras Leo acababa de desayunar. Wyatt se puso a jugar con él, haciendo "desaparecer" monedas que aparecían luego en las orejas del chico.
- ¡Has usado la magia! – acusó el niño.
- Que no. Es un truco. La gente sin poderes puede hacerlo también.
- Pues yo no puedo hacerlo.
- Porque no eres tan listo como yo 8)
- ¡Presumido!
Wyatt le revolvió el pelo con una risita. Jugó con él un rato más, pero luego se levantó.
- Creo que voy a irme….Se supone que aun tendría que estar fuera con los chicos, pero tal vez aproveche que aún tengo la maleta sin deshacer para ir antes con Linda y os niños.
El haber temido perder a un sobrino, le hizo desear estar con su propia familia.
- Vale, Wy. Gracias por todo. Espera que voy a por tu equipaje.
Chris acompañó a su hermano a por la maleta y le despidió con un abrazo. Wyatt le observó con ojo crítico.
- ¿A qué esa cara? Todo ha salido bien, después de todo.
- Aun me queda tratar con Peter. Ahora mismo quiero hacer de todo menos castigarle.
Su hermano le entendió y le palmeó el hombro con solidaridad.
- Tienes unos buenos chicos, Chris.
- Lo sé. Pero ¿por qué tienen que ser tan testarudos?
- Tú también lo eras a su edad. – rió Wyatt, y se fue.
Chris suspiró y regresó a la cocina.
- ¿Ya has terminado, campeón?
- ¡Sí!
- Muy bien. Pues ve a lavarte las manos y luego…
- ¿Puedo ver la tele?
- ¿Has recogido los juguetes?
- ¡Sí!
- Está bien. Pues haz lo que quieras ^^
Leo comenzó a irse.
- Ah, y Leo – dijo Chris antes de que se fuera, y el niño se giró – Me hace muy feliz que quieras tanto a tu hermano, y le saques una sonrisa.
- Peter me gusta más cuando sonríe – dijo el niño – Él siempre es bueno conmigo, así que yo tengo que ser bueno con él.
Leo se fue a lavarse las manos, y Chris, por su parte, estuvo un rato a solas, pensando. Fue al baño y cogió el cepillo, y después fue al cuarto de Peter. Tenía la puerta abierta, y estaba bajando la maleta de la cama.
- ¿Ya has terminado? – preguntó Chris.
- Sí. Pero no llego a subir la maleta hasta arriba del armario.
Chris la orbitó en un segundo.
- Vale, eso acaba con el problema – dijo Peter, y sonrió un poco.
- Peter, quiero hablar contigo.
- No. Quieres castigarme por ser idiota, irme así en plena noche, desobedecerte y arriesgarme al acercarme a Derek.
- Eso sintetiza bastante bien todo lo que has hecho. Cada una de esas cosas es algo bastante grave, en especial lo de ir a buscar a Derek. Lo que más me enfurece de todo esto es que te hizo daño y que podías haberlo evitado si te hubieras quedado en el hotel como te dije que hicieras. Siempre me obedeces en las pequeñas cosas, pero pasas de mí en todo lo importante.
- Eso no es cierto, no paso de ti…
- Me escuchas, asientes, y luego haces lo que te viene en gana.
Peter agachó la cabeza.
- No volveré a hacerlo…
- Hasta que creas que "tienes" que hacer algo, como lo de ir a ese hospital. Consideras más importantes tus propios criterios que lo que yo te digo. En muchas cosas te dejo decidir a ti, y lo sabes, pero si digo que no a algo es que no. Cuando tu seguridad está de por medio no hay discusión posible. E irse por la noche y sin avisar a nadie no es una opción. Podían haberte pasado muchas cosas, por no hablar de lo que podía haberte hecho Derek...
- Vale, lo he entendido, la he pifiado.
- No me interrumpas.
- No me repitas lo que ya sé.
- Pues si tan bien lo sabes, ¡haber obedecido!
- Ya te he dicho que lo siento ¿vale?
Peter sabía que iba a castigarle, y eso hacía un poco difícil el que recordara hablarle con buenas formas.
- No, todavía no lo sientes. Si no me obedeces porque es lo correcto, espero que al menos lo hagas al saber que si no habrá consecuencias. Ven aquí.
Chris se sentó y Peter avanzó hacia él, suspirando. Cuando le tuvo delante Chris le desabrochó el pantalón, y se lo bajó. Le tumbó en sus rodillas y luego le bajó también el calzoncillo. Cogió el cepillo y comenzó con el castigo.
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- Si te prohíbo algo no puedes hacerlo. Que se te quede de una vez y para siempre.
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- No puedes irte por la noche, sin avisar a nadie.
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- Y menos en una ciudad extraña.
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Chris se sorprendió del silencio del chico. Sabía que Peter siempre protestaba lo mínimo: que era más resistente que su hermano o que él mismo cuando tenía su edad. Pero notaba que estaba llorando, y pensaba que ya habían pasado por la etapa de llorar en silencio. Sintió el impulso de consolarle y limpiarle las lágrimas. Pero aún no.
- Y sobre todas las cosas, no puedes poner tu vida en peligro. Eso significa no ir a por Derek, ni enfrentarte a él.
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Los sollozos de Peter se hicieron audibles en ese momento. Chris dejó el cepillo, y siguió pegándole con la mano, pero como los azotes caían donde ya le había pegado antes, Peter siguió llorando.
SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT SWAT
- Porque dejes una nota no puedes coger e irte. No puedes decir: "eh voy a estar aquí, jugándome el pellejo, espérame y no te asustes que cuando se me antoje volveré".
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Chris se detuvo, y trató de hacer que Peter se incorporara, pero el chico no se dejó levantar. Le hizo mimos en la espalda. Esperó con paciencia, y sin ninguna prisa, pero Peter, lejos de llorar menos, lloraba más.
- Sé que te duele, tesoro, y lo siento, pero lo haré todas las veces que sea necesario para evitar que te pongas en peligro. ¿Vas a volver a hacerlo?
- No.
- Me alegro. Así nos evitaremos un mal trago los dos. Ahora levanta, vamos y dame un abrazo. Igual que te garantizo que te castigaré cuando lo merezcas, siempre te daré un abrazo cuando te perdone.
Peter se incorporó, pero no le abrazó. Se limpió las lágrimas, aunque como seguía llorando nuevas gotas sustituían a las que se quitaba.
Chris, al verle tan reacio a darle un abrazo, frunció el ceño y le preguntó:
- ¿Estás enfadado?
Era una reacción lógica, aunque Peter no la había tenido hasta el momento en todas las veces que le había castigado.
- No – negó el chico, enfatizándolo además con la cabeza.
- Pues entonces dame un abrazo, anda.
Peter, al fin, le abrazó.
- ¿Te ha costado, eh? Ya iba a torturarte a base de costillas.
- Lo siento. Es que…Yo quería ser valiente.
- ¿Eh? – preguntó Chris sin entender.
- Yo quería…quería ser fuerte y…y…aguantar sin llorar….y…y me da vergüenza.
- Peter, ya te dije que conmigo no tienes que intentar ser fuerte.
- Pero yo…quiero serlo. Derek…Derek odiaba que yo llorara. Yo…no lloraba nunca.
- Yo no soy Derek.
- Es cierto, no lo eres: tú no te ensañas conmigo, y por eso yo no debería llorar.
- Peter…Cuando yo te …doy unos azotes…es un castigo, porque hay algo que has hecho mal y que no tienes que repetir. No lo hago porque tú seas malo, porque no lo eres, y tampoco pretendo que sientas miedo o que te sientas...inferior de alguna manera. Intento no castigarte cuando estoy enfadado, y no busco hacerte un daño real. Sabes que nunca…te pego fuerte. Claro que yo no me ensaño contigo, tesoro, porque yo no quiero hacerte lo mismo que Derek. Yo no...yo no soy como él…
- Lo sé, papá. Es por eso que no quiero llorar. Pero no puedo evitarlo…
- No lo evites. Derek me dijo algo… algo como que el miedo es la única forma de conseguir la obediencia. Considero que al castigarte te lo pensarás dos veces antes de volver a hacer lo mismo, pero no quiero que me tengas miedo. No quiero que me obedezcas porque me tengas miedo.
- Te obedezco porque eres mi padre, y lo que me pides suele tener bastante lógica. No te tengo miedo. Te tengo lo contrario a miedo. Aún me cuesta un poco hacerme a la idea de que ahora tú decides por mí, pero lo haré mejor.
Chris le dio otro abrazo y le subió el pantalón con cuidado de no hacerle daño. Peter protestó un poco, pero se dejó hacer.
- Puedes dormir un rato si quieres.
- ¿Me vas a hacer dormir con Nick?
- O conmigo, si lo prefieres – dijo Chris, riendo. – No es un gran sacrificio, y lo sabes. Siempre has dormido con tu hermano. Si te incomoda, ya sabes: no más escapadas nocturnas.
- De verdad, tienes unos castigos de lo más originales.
- Eso no es nada. Cuando a Leo le dio por pintar las paredes le hice dibujar durante toda una tarde. No sólo no volvió a pintar las paredes, sino que dejó de pintar durante cerca de un mes.
Peter se sentó en la cama, con cuidado de no hacerse daño, y bostezó.
- Lo dicho: a dormir.
- Sólo son las once de la mañana…-se quejó.
- Y tú sólo has dormido cuatro horas.
- Jo.
Chris sonrió ante una protesta tan infantil y poco elaborada.
Peter se metió en la cama y se envolvió en las mantas hasta que de él sólo quedó la cabeza. Chris le acarició la cara, y así se dio cuenta de que aun lloraba un poco.
"¿Será que se ha rozado con las sábanas?"
Pero Peter respondió a su pregunta no formulada en seguida:
- Ayer a estas horas pensaba que no iba a volver a verte – le dijo. – Y que tendría que vivir con Derek. Ahora estoy contigo, y Derek no quiere volver a verme.
- Tengo…tengo que preguntarlo….¿te gustaría que fuera al revés?
- ¡No! ¡Jamás!
- Entonces ¿por qué estás triste?
- Porque Leo tenía razón: yo le quería. Le odiaba, y le quería. ¿Una persona puede provocar ambos sentimientos a la vez?
- A veces sí.
- ¿Y cómo puedo hacer para que deje de importarme? ¿Para que me deje de doler?
Chris se sentó a su lado y le acarició los rizos.
- No te desprendas de ese sentimiento. No dejes de querer el recuerdo idealizado que tenías de él. La gente no nace malvada. El Derek que tú querías recordar tuvo que ser el de verdad alguna vez. Quiere a la persona que fue… y compadece a la que has conocido.
- Ya puedo hacerlo – le dijo Peter. – La primera vez que me dijiste que dejara de desear su muerte y que le tuviera compasión, no me sentía capaz de hacerlo, pero ya sí. Es como si hubiera ajustado cuentas. Ya puedo permitirme tenerle pena, porque él nunca va a tener lo que tengo yo. Él nunca tendrá una familia ni será capaz de querer a alguien de verdad.

- Ese es, desde luego, un buen motivo para tenerle lástima.

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