Capitulo cuatro

Capitulo cuatro

La familia Hyuga llevaba instalada en su nuevo hogar cerca de un mes. Cada niño tenía su habitación, un patio gigante que compartían, un pastor alemán, un dálmata, un golden retriever, un Shar-pei y dos cocker spaniel…

 Tivi el perro de Samy

 Colin el perro de Kathy

 Terry el perro de Niky

Thor

 Káisier el perro de Rose y Führer el perro de Derek los nombres los eligió Steve porque como eran de sus padres eran los lideres de la manada.

Cada uno eligió al que quiso y, si quieren culpar a alguien culpen a Derek, ya que fue su idea… el pobre no podía decirles que no a sus hijos… y ellos sabían aprovecharlo, sobre todo Steve, que no pudo decidirse y sabiamente optó por regalarle la pareja de coker a sus padres. Y, si Derek cayo… no así su Rose, pero prefirió no decir nada; le daba gusto ver a su hijo ser un niño.

Kathy, Samy y Niky seguían con su vida normal, pues habían tenido mucho tiempo para acostumbrarse a Derek y sólo lo veían en casa y los mimaba mucho, así que pasaban su vida en el colegio y las actividades deportivas, luego a la CASA a JUGAR con los cachorros… y trataban de hacer lo que Steve hacía todas las noches… colar a sus cachorros a su habitación… A veces le funcionaba, otras no. La mayoría del tiempo no les resultaba porque Derek pasaba por las habitaciones besando frentes, recogiendo pies caídos y tapando espaldas, sacando cachorros y llevándolos a sus respectivas casas y no!… Él no se cansaba…

Pero el problema es que Steve no sólo lo veía en su casa… sino que era su entrenador y Steve jamás se había llevado bien con su entrenador!! De verdad trató de que las cosas funcionaran, pero es Steve Hyuga!! Y que le digan ‘no hagas esto’ no era lo suyo.

“Richard, no descansarás hasta que atrapes mi nuevo tiro”

“Steve son las 10 de la noche” dijo el muchacho, agotado. Que acaso el capitán no se cansaba nunca?

“Richard, no me hagas cambiarte” y esa fue la gota que rebalsó el vaso.

Ellos habían sido los mejores amigos. Richard le había soportado todo; había dejado su casa para seguirlo… vivía en las habitaciones del colegió; él no tenía una beca! No le habían asignado una casa; los padres de Ralf se vinieron a casa con él… Richard estaba solo, colapsando, y Steve le dice eso!!!

Nada… en silencio… sólo se sacó los guantes y los dejó caer… no le dio ni una mirada de dolor ni nada… sólo se fue.

Steve fue a casa y estuvo de mal humor toda la noche… no saludó a su madre, no jugó con sus hermanitos, sólo se acostó con sus perros y se peleó con Derek cuando los fue a sacar. El tigre estaba con un humor de perros, por lo que se lo dejaron pasar.

Pero al otro día, en el entrenamiento no hubo quién lo aguantara. Sus compañeros de equipo tiritaban al verlo, y su entrenador lo mandó al banquillo… Pero Steve no se iba a quedar sentadito! Simplemente dejó todo tirado y se mandó a cambiar. El muy bruto lo hizo de nuevo… se fue con su antiguo entrenador, sin siquiera avisar!!

Por suerte para él, su antiguo entrenador llamó a casa; Rose cerró los ojos. Derek salió por su hijo sin decir una palabra. Se había enterado por qué Richard no había ido al entrenamiento y tenía pesando ir a hablar con el chico pero después de la escapada de su mocoso, tendría que dejarlo para otro momento.

Steve estaba despreocupado tomando té con galletas en casa del entrenador Kira, cuando ve entrar a su padre. Quedó helado. Derek saludó amable, los acompañó a comer y, más tarde se llevó a Steve de vuelta a casa. Y en casa, ni la mirada de furia de sus perritos ni la de suplica de sus hermanitos, lo salvaron de la primera gran zurra.

“A tu habitación” le ordenó.

“sí, papá” no se atrevió a mirar a su madre ni a nadie, partió corriendo a encerrarse en su pieza.

Derek entró con el cepillo de cabello de Kathy, que era la princesita de cabello largo, y paró a su hijo delante de él mientras se sentaba en su cama.

“Sabes por qué te voy a castigar?”

“sí, papá” y eso fue suficiente para Derek, quien lo acercó mas y bajó sus pantalones. Steve no se esperaba eso, pero no alcanzó a reaccionar, porque su papá no perdió tiempo y lo dejó boca abajo sobre su regazo y le bajó el calzoncillo. Steve se quería morir!! La mano de papá caía implacable en sus nalgas, haciendo un horrendo ruido al golpear la mano con la tierna piel de su trasero.

“Ooooooo papá, me duele!!! Me pegas muy fuerte” y tenía razón. Derek esta vez no había precalentado el trasero de su hijo, había pasado a castigarlo de lleno.

Y, cuando todo el poto de Steve estuvo colorado, recién ahí pasó a tomar el cepillo y le dio treinta cepillazos MUY MUY FUERTE en el trasero, porque sabía que debía cortarle la manía de salirse de casa cada vez que se le daba la gana. Steve debía aprender que esa no era una opción, y lo aprendió, porque realmente sentía que no podría sentarse más, le dolía mucho.

“papi para, para!!! Me duele mucho” eso impactó a Derek y termino el castigo. Steve, por muy mimoso que se pusiera, no le diría papi, si estaban hablando del capitán del Thor!! Su hijo debió cruzar el límite de la tolerancia al dolor, así que dejó al lado el instrumento de tortura de las nalguitas de su hijo y sentó a su bebé en los brazos, le acaricio la espalda hasta que se calmó lo suficiente para poder escuchar.

“no vuelves a salir sin permiso, Steve!!”

“Papi, estaba enojado. Perdón papá, no lo vuelvo hacer” lloraba con amargura.

“Mi príncipe, por qué te enojaste tanto?”

“buaaaaaaa… papá, Richard es un imbécil y ya no quiere jugar conmigo” si parecía un chiquito peleando por su balón. Derek aprovechó ésta beta infantil de su hijo para aclararle algunas cosas.

“tengo entendido que te portaste mal con Richard”

“no!! Es tonto, y flojo y no puede parar un balón”

ZAS cayó una fuerte nalgada es sus nalguitas aun desnuditas.

“Steve”

“papi… y si se va?!... buaaaaaaaaaaaa”

“yo voy a ir a hablar con Richard, porque lo noto extraño hace días. Y usted, jovencito, se va  a quedar naricita en la esquina, quince minutos, meditando su mal comportamiento”

“Paaaaaaaa”

“rapidito” dijo poniéndolo de pie. Cuando Steve se quiso subir la ropa, Derek se lo impidió. “Pantalones y calzoncillos bajados” le ordenó. Si, definitivamente, era el peor castigo que le daba a su hijo. Lo dejó en la esquina, le dio un beso en la frente y salió; le dijo a Rose que Steve estaba castigado en tiempo en espera y que le avisara.

No quería dejar a mi hijo llorando en la esquina, pero tenía que hablar con Richard. Algo estaba pasando, y no me equivoqué!!

Cuando llegué, estaba haciendo su maleta para irse; estaba solo y había entrado a un punto de no retorno. Me dijo que su padre lo había repudiado por no dejar el futbol, que ya no tenía una casa donde volver, que no podía pagar el colegio, que ya no tenía una familia!

Yo no dije nada. Estaba estupefacto por el desalmado padre de Richard; ya sabía que era así pero no hasta qué punto. Hice lo que tenía que hacer… terminé de armar su mochila y lo llevé a casa. Ese chico era casi un hermano de mi hijo; yo vi cómo Steve sufrió estando solo, cómo estuvo a punto de dejar todo y volver a casa! No podía permitir que otro chico pasara por eso!

Cuando llegué a casa, Steve estaba llorando en su habitación junto a sus tres mascotas. Richard, que había dejado sus cosas en la que, hasta ese entonces, era la habitación de invitados, fue a la pieza de su amigo; Steve se echó a sus brazos.

“mi papá me pegó” le dijo entre lagrimas. No supe si era su forma atípica de disculparse queriendo decir ‘ya pagué por mis culpas’ o porque estaba muy conmocionado con el castigo. Otro cachorrito recién llegado abrió la puerta con su hociquito, no queriendo quedar fuera, y yo en ese minuto supe que la familia estaba completa.

Richard y capitán