lunes, 6 de enero de 2014

Capitulo seis Tengo un hijo, o dos… o tres




Capitulo seis
Tengo un hijo, o dos… o tres

Ya era momento de volver. Eric ya no podía dar más escusas en el trabajo; a James lo llaman a diario de sus restaurantes, Antonia debía volver a su firma y Matías al colegio. Además, había que ver el tema legal de Fernandita, lo que sería más simple porque Margaret había dejado el país. Matías, de mala gana, se subió al vehículo; él se quería quedar jugando con sus primos. Antonia no se separaba de Fernandita, como intuyendo algo… ya comenzaba a sentir cambios en su interior, por no hablar de las nauseas matutinas… Pero era muy pronto, no?!… Podía ser algo que le cayó mal… algo impensable, si sólo comía comida de chef… Ella no se atrevía a mirar el resultado del test; lo tenía guardado en su cartera desde hacía dos días, sin atreverse a mirarlo.
Eric la miraba con amor, pero ajeno a todo lo que estaba pasando. James era otro cuento. No se movía, no comía, no dormía y su padre decidió que no podía seguir así, ya que se terminaría enfermando.
“Te vuelves a casa”
“ÉSTA ES MI CASA”  le gritó.
“No. Ésta es mi casa. La tuya está en Santiago, con tus hijos”
“NO TENGO CASA, NO TENGO NADA…” ya eran gritos desesperados “…NO TENGO MUJER, NO TENGO MADRE, NO TENGO NI SIQUIERA A MI HIJO. Y AHORA O TENGO NI A MI PADRE” le dijo con desprecio, al creerse echado de casa.
Gonzalo lo tomó por los hombros y lo zamarreó brusco.
“Siempre tendrás a tu padre, hijo. Porque lo tienes, éste no dejará que te lastimes más”
“yo no te importo, déjame en paz” se soltó bruscamente y trató de apartarlo. Gonzalo, sin saber cómo, le soltó soberana nalgada en el traste.
“a mí no me apartas, James Javier” eso le revolvió un poco la guata a James. Hacía años que no escuchaba sus dos nombres con ese tono; pero él no estaba para eso.
“tú me apartaste primero” dijo, desafiándolo. Sabía que su padre no tenía la culpa de nada pero era el único con quién se podía descargar, sin perderlo para siempre. Y él necesitaba gritar y patalear.
“Hijo”
“Apártate ya, dijiste todo lo que tenias que decir”
dijo, corriendo o mejor dicho, intentando correr a su padre.
“James Javier” Gonzalo parecía haber rejuvenecido 20 años y estar frente a su desobediente hijo menor.
“no querías que me fuera?! Eso es lo que pretendo hacer, y olvídate de mí para siempre!!” y como no lo había podido correr de su camino, lo empujó con más fuerza y Gonzalo vio negro y olvidó la edad de su hijo y que todos estuvieran presente. Tomó a su hijo de un brazo y lo arrastró hasta su habitación. Los hermanos no dijeron nada, solo agradecían que sus hijos estuvieran afuera ayudando a guardar todo en el auto de James y cerraron la puerta de la casa.
“James ya viene” le informaron a Eric.
Mientras en la habitación de Gonzalo, James aún no reaccionaba a lo que pasaría. Su mente le decía que tenía que salir corriendo, pero su cuerpo no obedecía; se dejó poner sobre las piernas de su padre, cerró los ojos y se mordió el brazo para no gritar, Gonzalo al ver eso le bajó el pantalón de buzo.
“suelta el brazo o te bajo todo” le advirtió, y ante esta amenaza soltó su brazo y se abrazó a una almohada,
“lo siento, papá. No debí hacerlo… no tienes que pegarme” pero no hizo ni un intento de salir de ahí.
“yo creo que si”
¡ZAS! ¡ZAS ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS ¡ZAS!
“no me vuelvas a empujar, James”
¡ZAS! ¡ZAS ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS ¡ZAS!
“no, papá!! Nunca más!!! Lo siento” hacía grandes esfuerzos para no llorar.
¡ZAS! ¡ZAS ¡ZAS!
“llora, tesoro, llora”
“No puedoooooo más, papá. No puedo más”
“ya, mi tesoro”
“por qué no me avisaron, papi? Por qué?!!… Yo me hubiese venido”
“por eso mismo, tesoro. Tu mamita no quería… estabas pasando por mucho, tesoro. Tenías que pelear por tus hijos”
“pero papi, era mi mami… buaaaaaa”
“lo sé, mi corazón, y ella fue muy feliz de que hubieses podido venir con tus dos hijos, si te hubiésemos dicho antes, habrías perdido tu oportunidad con Matías y eso habría sido devastador para todos, más para tu madre”
“buaaaaaaaa… papá, me duele tanto” el llanto de James se escuchaba hasta el auto, Eric tuvo que sujetar a Matías y a él mismo para no entrar; no sabían qué pasaba, pero el llanto de James era desgarrador.
“James necesita llorar a mamá” explicó Gonzalo, el mayor de los hermanos.
“pero está llorando muy feo” digo Maty, abrazándose a su padre.
“pero esta con su papá, tesoro. Tu padre está con tu abuelo”
“papi… pero no quiero que James sufra así” le dijo, con lagrimas en los ojos… “y si se quiere quedar?… Papá, no quiero que mi papá se quede aquí”
“no lo hará” dijo Gonzalo, quien salía con su hijo abrazado, que por más que se había lavado la cara era inútil, porque seguía llorando.
James no se despidió de nadie; no podía. Aún estaba aturdido de dolor.
Gonzalo sentó en el auto, le puso el cinturón como hacía con sus nietos más pequeños y le dio un beso en la frente.
Se despidió de Matías, de Fernandita y de Antonia. Fue donde Eric y lo abrazó con fuerza.
“gracias” sabía que no era necesario pedir que cuidara de su hijo porque ya lo estaba haciendo.
“es un buen hombre… él no tiene la culpa de lo que hizo Margaret… y es el padre de mi hijo”
“Eres el mejor hombre que he conocido” le dio un beso en la frente como había hecho con su hijo, “eres parte de mi familia ahora” Eric sonrió… Cuando llegó la demanda de que le querían quitar a Matías, pensó que se quedaría solo en la vida y ahora tenía una familia más grande de lo podía contar.

3 comentarios:

  1. vaya que gran dolor el de este hombre

    ResponderBorrar
  2. Pobre James!!! Por cuántas penas tuvo que pasar! Y todo por culpa de esa..... grrrrr....
    Suerte que la vida sabe recompensar y a él le está devolviendo con creces porque además de un hijo, le dio un gran amigo como lo es Eric!!!! =D

    Camila

    ResponderBorrar
  3. WAOOOO .... esa.... .que daño le hizo al pobre...

    ResponderBorrar