martes, 31 de diciembre de 2013

Beni


-Síi, Ariel... acabo de llegar a mi casa...- Contestó Eduardo a la persona del otro lado de la línea, una vez que descendió de su vehículo, encaminándose a la puerta principal de su hogar.- ...ahora mismo estoy por ir a buscar esos papeles, no te preocupes!!- Dijo el abogado, con suficiencia en su voz, dirigiendo sus pasos a toda prisa hasta su despacho. Sin embargo, Eduardo estaba agotado aquél día. No se había sentido muy bien en la mañana y la cabeza parecía querer reventarse. Encima de todo, tenía dos reuniones en la tarde.
Cuando llegó a su despacho, suspiró pensando que ni se había detenido a ver si sus pequeños estaban en la sala. Pero cuando estaba por retroceder, la voz del teléfono se hizo escuchar con impaciencia.
-Me urgen esos papeles, doctor!!! Lo estaré esperando a la tarde en su oficina.-Dijo.
-Está bien. Te veo en la tarde entonces.- Expresó Edú, dando por terminada la llamada.
Eduardo decidió ponerse a buscar en ese mismo momento los papeles para dejarlos listos y  poder, al fin, disfrutar por lo menos unas horas de la paz del hogar y así se fue hasta su escritorio, pero cuando quiso mover la silla ejecutiva, se percató del tierno bultito escondido detrás del respaldo del mueble. 
-Mi pichoncito, qué haces ahí, tesoro?!- Le dijo papá al más pequeñito de sus hijos, cuando lo encontró acurrucadito atrás del sillón.
-Me etoy econdiendo, papito...-Respondió Benicio, asomando apenitas los ricitos de su cabeza.
-Escondiéndote?!! Y de qué, bebé?!!- Tal vez estuviera jugando a las escondidas con Leandro, pensó Eduardo, pero la carita de Benicio no tenía la picardía típica que lo caracterizaba a la hora de jugar. Algo le decía que su hijito se estaba escondiendo porque sentía... miedo? Uhmm... y de qué?! Bueno, lo primero era sacarlo de allí.
-Ven aquí, tesorito. El piso está un poco sucio, mi amor. No quiero que ensucies tus manitos.- Le dijo Edú, sonriéndole un poco. Apartó la silla y se sentó, acomodando a su mococito sobre sus rodillas.
-Qué hacía mi principito escondido, eh?! Están jugando a las escondidas?! A Lean le toca buscar?- Le preguntó, intuyendo que no era por eso que el bebé estaba oculto y no se equivocó porque Ben movió lentamente su cabecita en negación.
-Ah, no?!- Se hizo el inocente.- Y qué hacías?! Uhm?..... Estabas buscando algo?!... Uhmm... Tal vez el tesoro que tengo escondido aquí mismo?!- Dijo con una voz llena de complicidad y misterio que atrajo de inmediato la atención del pequeñito.
Benicio abrió sus lindos ojitos celestes tan grandes que su padre podía verse reflejado en ellos y, con mucha emoción, el nene preguntó-Tienes un techoro, papito?!!- Su hijito sonó tan dulce que Edú se quedó mirándolo tiernamente. CLARO QUE TENÍA UN TESORO!!! Bueno, tenía tres!! Pero ese que tenía sentado en sus piernas en ese momento era el más preciado.
-Sí, mi cielo. Papá es un hombre afortunado!- Le respondió, besándole la frente.
-Puedo vedlo?!! Pol fis, pol fis!!- Preguntó todo ilusionado.
Eduardo miró hacia todos lados como buscando intrusos en la habitación aún cuando sabía que solamente estaban ellos dos, y le dijo en modo de secreto -Te lo dejo ver, pero con una condición...
-Chíiii, qué condichión?!- Dijo entusiasmado Benicio.
-Me tienes que prometer que mamá no se enterará, sino nuestro tesoro corre peligro....- Contestó el papá, guiñando el ojo a su niño.
-Jijiji...-Se rió entre dientes, asintiendo. Y papá abrió el primer cajón de su escritorio para sacar una caja de alfajores de chocolate, cubiertos con pedacitos de frutos secos y con mucho dulce de leche en medio... la debilidad de todos en aquella casa!!
Benicio ahora tenía una linda sonrisa en sus labios y papá sacó dos alfajores, uno para el nene y otro para él.
Ambos golosos estuvieron muy entretenidos comiendo el dulce, hasta que Eduardo recordó los papeles que tenía que buscar y cuando al fin los tenía, miró a su hijo y le preguntó:
-Por qué estabas ocultándote aquí, mi cielo?!! Qué pasó?!!!- 
Y la carita sonriente de Benicio cambió nuevamente al recordar qué hacía detrás del sillón.
-Y? No le vas a contar a papá?- Preguntó ante el silencio del niño.
El pequeño negó con timidez.
-Por qué, bebé?! No confías en papá?!- Cuestionó con la mirada herida, lo que animó al chiquito a hablar. No le gustaba ver así a su papá.
-E que chi te cuento, tú también me vas a pega...- Contestó con los ojos brillosos de las lágrimas que querían caer.
Eduardo abrió grande los ojos. Ese 'también' significaba que alguien le había pegado a su angelito. Pero qué atrevimiento!!
-Te pegaron, mi bebé?!- Ben asintió.- Quién mi amor?!
-Mamita!- Contestó, con un adorable pucherito.- Me hicho achí...-El niñito emuló el golpecito que su mami le había dado más temprano en su colita.
-Uyyy...- Dijo Edú, con cara de espanto- Y por qué la mamita te hizo así?!!-
Pero antes de que la inocente criatura pudiera dar una respuesta, Elisa entró como una fiera a la oficina.
-Por Dios del cielo, Benicio.... qué gran susto me has dado!!! No te dije que te quedaras en tu habitación?!!... Dios Santo, te estuve buscando por todos lados!!!- Sonó más disgustada de lo que en realidad estaba. Eli estaba más que nada asustada.Había dejado al pequeño, castigado en el rincón de su dormitorio mientras ella intentaba calmarse para no asesinarle las nalguitas, pero cuando regresó, no encontró a su niño y se desesperó buscándolo por todos lados, temiendo que se hubiera salido a la calle.
-Ven aquí!- Exigió Eli, acercándose hasta la silla donde estaban padre e hijo.
-Nooooo... mamiiii, po favol!!!....-Suplicó el pequeñito- Papiitooo... sálvameee!!!- Gritó, acurrucándose entre los bazos de su padre.
-Ningún "sálvame", jovencito!... Y tú, nada de apañarlo ésta vez Eduardo!!! -Le reclamó a su marido, cuando lo vio apretando a su bebé entre sus brazos, mientras que con una de sus manos cubría el traserito del niño. 
-Sabes lo que hizo tu hijo?!!- Eduardo la miró interrogante. Elisa inspiró, tratando de calmarse. Lentamente fue acercándose hasta sus dos amores.- Recuerdas que hoy Leandro tenía cita con el dentista?- Edú asintió, masajeando la espalda de la garrapatita que se aferró más a su abrazo.-Bueno, no pude dejar a Benicio en la guardería porque nos informaron de una epidemia de paperas, así que lo llevé conmigo a la consulta....
El abogado la miraba atento, pensando qué podría haber hecho la criaturita para que Eli se hubiera puesto así de seria. 
Pero cuando escuchó las palabras ´Benicio- solo- y calle´, casi le da un paro.
-Que qué hizo?!!!- Preguntó Eduardo, apartando a su bebé de su pecho.
Benicio ya lloraba suavecito.
-Lo que te digo, Amor. No sé en qué momento se me escapó de la mano!!! Me dijo que quería ver los pececitos que tiene el dentista a la par de la recepción, yo le dije que luego lo haríamos y cuando me doy la vuelta para llamarlo, ya no estaba....-El bebé vio la cara de su papito transformarse rápidamente y parecía más enojado que mamita...Sin dudas, aquella mañana, su colita no iba a sobrevivir a su sana aventura de explorador.
-Lo encontré en la calle, a punto de lanzarse entre los autos!!!... Si no fuera por una señora que lo tomó del brazo antes de que se le ocurra cruzar corriendo, yo no sé qué sería de él...- Eli no pudo seguir más. Estaba temblando, toda llena de angustia. Si bien habían sido sólo dos minutos los que perdió de vista a su ángel, ella había sentido como si fuese una eternidad.
-Benicio...-Y Benicio empezó a llorar más fuerte. 
-P-papiiit-to.. snif snif...n-no m-me pegueeeesss.... buaaaaaaa!!!
-Shhh.. hijito! No soy yo quien va a castigarte, mi cielo, sino tu mami...- Le dijo y el pequeñín sollozó desconsolado, enroscando sus bracitos al cuello de papá.-
-Escúchame, bebé... escucha, por favor!- Eduardo masajeaba la espalda de su niño, haciendo círculos para que se calmara.- Sabes por qué tu mamita te va a castigar?!!- Y Ben contestó entre hipos y balbuceos.
-Po-poque... m-m-me pol- me polté maaaaaaal... snif snif ummmgg.. buaaaaa
-Así es, mi cielito. Porque no le hiciste caso a tu mami cuando te dijo que esperaras, porque te alejaste de ella sin decirle nada y tú sabes bien que cuando sales con mamá o papá, debes permanecer a su lado, así no corres peligro, mi chiquito... y además porque quisiste cruzar la calle solito!! Sabes que eso está prohibido para ti, verdad?!!- Eduardo hablaba con calma, para que su nene entendiera por qué su mamita iba a darle nalgadas. No quería que sintiera que eran injustos, después de todo su bebé tenía tres añitos. Ben era muy pequeño y no querían que pensara que cuando su mami o su papi le daban palmadas era porque no lo querían, sino todo lo contrario. Porque lo amaban muchísimo, querían que aprendiera que hay cosas que no se deben hacer y que cuando las haces, hay consecuencias, además de enseñarle que debía ser más responsable con su propia vida.
-Por eso tu mamita tiene que darte unos chirlos, así la próxima vez sabes qué es lo que no debes hacer...entiendes, hijo?!!- Benicio asintió, con la carita escondida en el pecho de su padre. 
-Shh... te amamos, bebé! Por eso no queremos que te suceda nada malo... Y, aún cuando te ganes unos azotitos en la colita, nunca dudes que te amaremos siempre!!!- Eduardo apretó con delicadeza el cuerpecito de su tesorito contra su pecho y luego Eli se acercó para retirarlo de sus brazos.
-Ven, cariño. Vamos a terminar con esto de una vez, si?!- Y Elisa se fue del despacho rumbo a la recámara del niñito, con Benicio llorando suavecito, recostado en su hombro.
Una vez que estuvo en la habitación del nene, se sentó en su camita y lo acomodó sobre sus piernas, dejando la colita redonda a disposición para recibir la dosis de nalgadas que había decidido. 
Sin añadir una palabra más, mamá estrelló dos veces su mano blanca contra las más blancas nalguitas de Benicio, quién lloró más fuerte, prendiendo sus manitos a la pierna de Eli.
-Buaaaaaaaa.... nooo, mamiiitaaaaaaa.... buaaaaa
Elisa, con un nudo en la garganta y un gran dolor en el pecho, decidió aplicar un recordatorio un poco más severo ésta vez y procedió a aplicar un golpe más en cada cachete del bebé que gritó desesperado, como si lo estuvieran matando.
-PLAAAAAFFF....PLAAAAAFFF...-Resonó fuerte la mano de mamá.
-No vuelvas a intentar cruzar la calle solito, Benicio. Nunca más!!!- Dijo mamá, y el nenito respondió entre sollozos
-Buaaaaaaaaaaa... nooo, mamita!! Lo chiento!!!, nunca más mamiii... Auuuuu... dueleee.... buaaaaaaa... mamii mamiiiii...
-SHHHHhhh.... Ya mi solcito!! Ya pasó, mi niño...-Susurró ella, subiéndole el pantaloncito, cubriendo las dos manchitas rojas que adornaban la colita del angelito.
Eli se puso de pie, acomodando al bebé entre sus brazos, con la cabecita apoyada en su hombro, paseándolo por la habitación para que se calmara.
-Te amo, mi niño lindo...shhhh shhhh...-Le consolaba ella, arrullándolo.
Benicio en respuesta se aferró más a su cuello y empezó a calmarse, hasta que los sollozos fueron sólo sorbos, y Eli empezó a cantarle para que se calmara.
-Arrorró, mi niño... arrorró, mi sol...- Hasta que Ben al fin se durmió.
Eli, continuó acunándolo entre sus brazos hasta que estuvo segura de que su bebé estaba profundamente dormidito. Luego lo puso en la cama y lo arropó para que descansara.
Cuando salió de la recámara, vio a su esposo, apoyado contra la pared del pasillo, esperándola.
-Cómo está Benicio?!!- Preguntó preocupado.
-Está bien. Lo dejé durmiendo. Y tú?! Estás bien, cielo?!!
 Edú tenía una expresión cansada y Eli notó signos de temperatura en él cuando le dio un beso en la mejilla.
-Cariño, estás enfermando?!!- Le preguntó.
-N-nooo, noo. Cómo crees!! Es sólo que... aaachuuusssss...-No pudo controlar un estornudo. 
-Sí, cómo no!! Vamos a la cama, cariño. Voy a llamar al doctor, tal vez necesites una inyección...-Dijo ella con una sonrisa picarezca al ver la cara de espanto de su maridito.
-Noooo, Eli... mi amorcito, ten piedad de mí... sólo necesito de tus mimos y verás que me pongo bien...-Elisa y Eduardo se abrazaron cariñosamente, y luego, la mujer se soltó y le dijo a su esposo- Ve a descansar, cariño. Pediré que nos suban el almuerzo... -Y lo impulsó con una palmada en el trasero.
Edú puso un pucherito, pero se fue sin protestar... al parecer Eli sí tendría que llamar al médico esa tarde... 
Ni modo, si tocaba inyección, ella estaría  para consolar a su tesoro así como lo había hecho con Benicio.... Uffff... suspiró, pensando que el trabajo de una madre  y de una esposa nunca estaba completo!


3 comentarios:

  1. CASSY: Me has ganado el alma con este corto (dicho con lágimas y mocos incluidos)!!!...Hay pero que lindo!!!...¿Qué y ya se acabó? Otra, otra, otra!!!

    Me encantó el Angel también y el de Duncan, escribe mas seguido de ellos que tu eres una fábrica de genealidades!!

    Feliz 2014 nena linda, ya te he dicho unal mil veces como me gusta tus escritos aunque me tienes abandonada una serie y ya sabes a cual me refiero!!

    Espero que este año, el sol brille sobre tu cabeza y no dejes de recibir muchas bendiciones, se te quiere y eso ya lo sabes también. Cuidate y que disfrutes a lo grande la vida!!

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  2. Me lo puedo comer a Beni es que es un amor el niño
    escribe más seguido por fis

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  3. Estafaaaaaaaaaa exijo una segunda parte mira que el padre no se salva del pinchazo que se creen torturaran solo a mi pobre bebito noooooooooo a Eduardo le toca poner el poto para le pinchazo sino ZAS ZAS para él

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